domingo, 31 de enero de 2010

Ocupas

Pues sí que está la vivienda y el clima como para desperdiciar una casita así. Cuando le compré a mi hija una casita para los pájaros del jardín, y mi padre la colgó fuera, nadie pensó que se iba a meter ninguno, y alguno se rió de mi ocurrencia de urbanita, y de la elección del sitio, "pues ahí no se mete ni un pájaro, ya verás". Pero hace una semana descubrimos que un pajarito silvestre la ha elegido como su vivienda este invierno, y probablemente haya puesto huevos y se quede un tiempo ahí. Mi hija se puso contentísima hace una semana cuando vio al pajarito meterse, y llevamos toda la semana observando sus idas y venidas. Menudo chollo para él, y encima con la ha caído todo el día. Sigue nevando en Hamburgo, y ya quisieran muchos encontrarse una casa así, y sin hipoteca, ni nada.

Y de un pajarito, hemos pasado otro, y hoy durante el desayuno, mis hijas hablaban de los cucos. Como aquí los niños saben mucho del comportamiento animal, ellas saben que las hembras de los cucos ponen los huevos en los nidos de otros pájaros, los hospederos, que incuban los huevos de los cucos como si fueran propios, y alimentan a las crías como si fueran suyas también, y luego los cucos recién nacidos tiran los huevos de los otros hermanastros fuera del nido e incluso a estos ya vivitos y coleando y se hacen con toda la atención de la madre. Son aves parásitas de puesta, y se trata de uno de los muchos comportamientos anómalos en la naturaleza, basados en ese instinto de supervivencia en todas las especies, y de que cada uno hace lo que puede para sobrevivir, incluso con malos trucos. En alemán hay expresiones concernientes a los cucos, y canciones infantiles que hacen alusión a ese comportamiento, y aún así acabo de ver que fue elegido pájaro del año 2008. O sea que ni siquiera su parasitismo les quita su reconocimiento.

Así que menuda suerte tiene el pajarito al que le hemos proporcionado la vivienda entonces, aunque ahora pienso que suerte la nuestra de que no nos eche a nosotros de nuestro hogar, y con la que está cayendo.

sábado, 30 de enero de 2010

EU English?

¿Piensan Uds. que para ser comisario en la Unión Europea hace falta saber inglés? Para los que opinen que sí, aquí está la prueba de que no. Como estas cosas a veces pasan inadvertidas hasta que empiezas a leer o escuchar algo sobre el discurso que pronunció ya en diciembre Günther Oettinger, el nuevo comisario de Energía en la Unión Europea, antiguo presidente del estado de Baden-Württenberg y que gracias a la red está alcanzando notoriedad más que nacional un mes después. Yo misma lo propago ahora, pero por parecerme un escándalo que personas designadas al dedillo, pues en este caso fue así, y por contentar a amigos del partido, no parezcan cumplir ni siquiera lo esperado en la "oferta de empleo". En el discurso no se entiende nada lo que dice, pero en otras declaraciones intercaladas en el video anuncia que "Englisch wird die Arbeitssprache", que el inglés será la lengua de trabajo a todos los niveles en un futuro. Y él sabrá mucho de lo que habla.

Como lo bueno de estas cosas no es el discurso en sí, sino los comentarios sobre él, me hacen mucha gracia palabras tan agudas que han surgido ahora para comentarlo, como Spätzleenglisch ('inglés de los Spätzle'). Los Spätzle son unos fideos muy gordos típicos de la zona de Stuttgart, la aportación culinaria de Baden-Württenberg junto con las Maultaschen. Es la zona que cumple los clichés de los alemanes trabajadores, donde se encuentran empresas como Mercedes y Porsche. Son los alemanes trabajadores y ahorrativos por excelencia (tacaños, dice la gente). Se dice por ejemplo, que los escoceses son Schwaben que emigraron... y el dialecto, el Schwäbisch, es muy peculiar. Por eso el discurso, suena más a ese dialecto alemán que a inglés, pues si el alemán de esa zona es difícil de entender, al mezclarlo con el inglés, ya imposible.

Así que entre el inglés que habla Westerwelle, el ministro de Asuntos Exteriores, o llamado "Westerwave", en una traducción divertida por su "buen" inglés, y ahora el del comisario alemán en la UE, no parece que saber inglés sea un criterio para puestos tan internacionales. Como dice uno de los comentarios escritos en YouTube: "sank ju for trävelling Deutsche Bahn", imitando el inglés tan alemanizado que se oye en los trenes alemanes, Bahnenglisch, como lo denominan tan agudamente. Que conste que no pienso que haya que saber inglés, o idiomas extrajeros, pues no todo el mundo tiene la suerte de poder aprenderlos. Pero a cierto nivel y para ciertos puestos...

viernes, 29 de enero de 2010

Trauma infantil

Cómo puede ser tan malvada una madre, y quitarle a su hijo durante años la ilusión de tener un lindo conejito. La otra mañana mi hija mayor volvió a sacar "el tema". Había soñado que tenía el conejo que viene deseando hace años y se levantó con la resaca de tal sueño, y entre el anhelo de tenerlo y la energía matutina que tiene siempre, me empezó a machacar con el tema del que hemos "hablado" tantas veces. Muchas de sus amigas lo tienen: en el jardín, en el garaje o incluso en la habitación. Y se puso peleona otra vez: "Mamá, dime un buen motivo para no tener un conejo, y si es un buen motivo, lo acepto". Y yo, que llevamos lo menos tres años hablando del tema dije:
  1. Porque no
  2. Porque no quiero tener animales
  3. Porque seguro que luego es mi trabajo
  4. Porque viajamos de vez en cuando y no quiero tener que molestar a nadie con el pestiño del conejito

Pero ésos no son motivos según ella. Soy una malvada, dice, y como tal, le digo que en realidad con el motivo número 1 basta, que no hacen falta más explicaciones. Volverá a pasársele, en lo que será una tregua hasta la próxima batalla. Aún así se fue al colegio toda dolida, y sin despedirse de mí. Al mediodía se le había pasado. Además, me explica siempre que no hay que tener sólo un conejito, sino dos, porque si no se mueren de soledad. "Mira tú", digo yo siempre, "mejor entonces ninguno, y así no sufren". Y luego tengo que escuchar todo tipo de detalles sobre la vida y milagros de los conejos, pues mi hija tiene mucha experiencia de tratar con ellos en casa de su mejor amiga, que tiene dos, claro, que encima la conocen nada más verla y que se dejan agasajar por ella. Y me jura y perjura que ella se ocuparía cien por cien del animalito, y yo "sí, porque yo, salvo comprar comida, no iba a hacer nada, y a lo mejor ni eso". Pero como soy una madre avispada (y realista) sé que el trabajo recaería en mí (limpiar la jaula o poner la comida). Que lo tengo oído a muchas otras madres que cayeron en la trampa. Pero además es que no.

Hace poco mi hija pequeña vino contando una historia para no dormir. El pobre conejito de una amiga, que estaba en el jardín junto con sus seis amigos o parientes conejos, desapareció dejando un rastro de sangre por el jardín y baldosas. "Ha sido un zorro, mamá, dice mi amiga", y efectivamente, la madre de la amiga (o del conejo) me comentó que el conejito no había vuelto, y que hay un zorro en el bosque que tienen enfrente de casa. "A lo mejor es que el conejito se hizo daño y el zorro le ayudó", me dijo mi hija, y yo "sí, seguro". Me quedé con las ganas de explicarle que no sólo los animales se comen a los conejos. Pero preferí dejar el tema... para que no se haga vegetariana, y para no ser yo más malvada aún.

jueves, 28 de enero de 2010

No parece que haya fiesta

Al final no han permitido la fiesta sobre el Alster este fin de semana, a pesar de estar completamente congelado. La consejería del Medio Ambiente no ha dado permiso a la fiesta oficial con los puestos de Glühwein y salchichas. Se puede pisar, dicen, pero el hielo no está preparado para la avalancha de gente. Se marcarán las partes en las que no se debe pisar. Así que se celebrará a medias, pues los puestos de salchichas y de vino caliente no se pondrán en el hielo, si no en los caminos de alrededor. En total 10 puestos, ni uno más ni uno menos, no hay que exagerar, no sea que se atraiga a demasiada gente, que irá de todas formas, ya que llevan todos demasiado tiempo emocionados por la fiesta que podría ser y no será.

Yo, en realidad, tras lo que estoy sufriendo este invierno por el frío, no tenía muchas ganas de ir y celebrar, pero ahora menos aún, si encima no hay fiesta oficial. Me he vuelto más papista que el Papa en estas cosas y sólo piso si me dan garantías, y si los alemanes no dan permiso a la fiesta no me fío. Pero conozco a gente que dice que irá este fin de semana a patinar. O sea que no está permitido, pero los dispositivos de seguridad estarán preparados como lo harían "oficialmente": habrá policías alrededor y bomberos por lo que pudiera pasar. Pero dejan una cosa muy clara, el que pasee encima del hielo, lo hace por su cuenta y riesgo, porque en realidad no se ha abierto al paso de manera oficial. Pero se puede pisar... ¿En qué quedamos entonces?

Curiosa esta fiesta que no lo es en realidad, demasiado sui géneris para mi gusto. Ahora dicen que a lo mejor el fin de semana que viene... Y así llevamos unas cuantas semanas. Tras la decisión hay opiniones para todo: que si otra vez las autoridades son demasiado precavidas y vuelven a aguar la fiesta, que aunque no permitan la fiesta, que no sirve de nada, pues oficialmente se puede pisar. Pero con lo que no podría estar más de acuerdo es con los que critican cómo la ciudad no ha quitado el hielo como es debido de muchas calles, en las que desde hace semanas es peligrosísimo conducir y aparcar. Por supuesto que me parece bien que se preocupen de si el hielo no soportaría a cientos de miles encima. Pero parece que les da igual la situación de las aceras y las calles. En otros países no se andan con tonterías y quitan la nieve por todas partes. Y por otra parte leo en el periódico de las multas que están poniendo a los ciudadanos que no quitan la nieve de la puerta de su casa, de hasta 500 euros. El control vecinal que tanto nos gusta aquí.

Así que habrá que improvisar otras actividades. Acabo de aprender que existe una nueva: Zeugnis-Shoppen, las compras por las notas. Hoy y ayer se han dado las notas en todos los colegios, y el centro se inundará mañana de chavales con dinero en el monedero para comprarse algo por el esfuerzo realizado desde comienzo de curso hasta ahora. Me lo ha dicho mi alumna, que es a lo que dedicará el día de mañana, sin colegio. Los teléfonos de ayuda psicológica para los que han sacado malas notas están también trabajando estos días. Así que pueden llamar primero para desahogarse por las malas notas, luego se van de compras con el dinero que les dan a pesar de no tener muchos unas notas nada espectaculares, y luego se meten en el Alster a pasear, aunque no haya fiesta, y se compran el vinito en la acera y se lo toman encima del lago helado, en el que en teoría no se puede celebrar. Mmmm.

miércoles, 27 de enero de 2010

65 años...

... de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, y momento de recordar, de conmemorar la tragedia. Alemania se muestra muy respetuosa con su pasado, y no puede ser de otra manera. Desde 1996, el 27 enero de cada año es el día de recordar a las víctimas del Nacionalsocialismo. Y en un día como hoy, se han puesto coronas, ha habido actos oficiales en Auschwitz y discursos en Alemania. No hay que olvidar. Demasiados genocidios se han cometido en el mundo como para olvidarnos de ninguno. El nazismo debería haber supuesto el fin de los horrores, pero por desgracia siguió Camboya o Ruanda entre otros.

Sigue siendo un tema muy delicado para la sociedad alemana. Por una parte sienten y han de sentir el sentimiento de culpa, y por otro, como no hay nada excusable de esa época, todo pronunciamiento sobre esos años tan negros de la historia de Alemania ha de hacerse con mucha precaución y cogerse con pinzas. A las generaciones posteriores a la guerra, sobre todo los nacidos en los 50/60, les machacaron en el colegio de tal manera que muchos han salido aborrecidos del tema, si bien admiten por supuesto que no es para menos. Amigos míos me han contado de la carga que supuso esa sensación de culpa. De ir de jovencitos haciendo interrail por Europa y ver que en los albergues juveniles de Francia u Holanda les trataban peor por ser alemanes que a los otros jóvenes europeos, o cómo en muchas familias había heridas y temas tabús de los que nadie hablaba.

Y por eso nadie puede olvidar, y pienso que no se debe. Se pueden visitar los campos de concentración y percibir, de una manera aséptica, el horror vivido allí. Yo he estado en Bergen Belsen, cerca de Hannover, donde murió Anna Frank concretamente. Todavía recuerdo la sensación al ver las fosas comunes donde hay enterradas miles de personas, al pasear por los edificios y ver la exposición permanente. No se oculta nada, y no se embellece nada. Todo está ahí. Puedes ver muchos ejemplos concretos del horror, con nombres y apellidos, y caras. Hamburgo tiene también su lugar de los horrores, Neuengamme, que no era un campo de exterminio, sino de "trabajo", y su lema era "Vernichtung durch Arbeit" ('aniquilación a través del trabajo'), cínico donde lo haya. En comparación, la frase de la entrada de Auschwitz "Arbeit macht frei", 'El trabajo libera', parece suave. Hace poco robaron esta insignia, en algo que me pareció tal sinsentido por no imaginarme a nadie que quisiera tener eso en su casa. Pero los hay. Volvieron a recuperar el cartel de la entrada, y ha vuelto a su lugar.

Otro sitio de los horrores que he visitado es Plötzensee en Berlin, una cárcel donde se realizaron 3.000 ejecuciones de los condenados a muerte por la "justicia" nazi, y a donde fueron a parar muchos alemanes involucrados en la resistencia contra el nazismo, entre otros muchos los implicados en el atentado fallido a Hitler el 20 de junio de 1944. No se me olvidarán jamás los ganchos que todavía cuelgan del techo, como los de los carniceros para colgar las piezas de carne, y muchos de los documentos expuestos, tipo: "Fulanita fue declarada a muerte por traición al Führer, en un jucio que tuvo lugar tal día y tal hora, y cuyos gastos le pasamos a continuación. Por la ejecución le añadimos tal cantidad, que le rogamos pague hasta tal día", enviados a los familiares de los condenados; la perfección de la maquinaria permite que existieran todos estos documentos.

El día que liberaron Auschwitz no se acabó el horror, pues se siguieron matando a personas en otros campos de concentración. Mismo en el de Hamburgo, Neuengamme, murieron el día de la liberación de Auschwitz 45 personas. Pero fue el comienzo del fin. Luego empezó el calvario de los alemanes que tuvieron que salir huyendo de las partes de Polonia liberadas por los rusos y de otras zonas de Europa, un capítulo muy ignorado de la historia, por ser lo que vino después del horror de los horrores, y por tanto para muchos justificable. No se acabaron las víctimas ese día. Pero fue un gran día.

martes, 26 de enero de 2010

Helado y bien helado

Ya está. Se congeló. Juzguen la foto y vean. Cientos de temerarios no pudieron esperar más el fin de semana pasado y se subieron al Alster, al lago de Hamburgo, a pesar de que las autoridades no han dado paso todavía. Ayer, cuando fui a verlo y tirar fotos, había unos cuantos patinando. Pero grima me dio ver a un padre con su bebé en brazos, paseando tan tranquilo sobre el hielo. Sólo con pensar en que se rajara el hielo y cayera con su bebé me puse nerviosa, pues había poca gente para ayudarle (y entre ellas yo, y poca gana tenía yo de pisar el hielo). Pero el placer de caminar sobre el hielo le debió de parecer tan inmenso que no se pudo quedar en la orilla mirando, y ni siquiera por el bebé.

Hoy he leído que probablemente den permiso oficial mañana, y que esta vez se lo están pensando mucho. En 1997 bastaron 15 cms de espesor para permitir la fiesta, pero ahora piden 20 cms. Cada vez se pone más difícil celebrar, hasta en el hielo. Se trata de que el agua no tenga burbujas, y por eso los 20 cms, para que estemos seguros todos. Porque la que se le viene encima al Alster es una buena. Hamburgo tiene 1,8 millones de habitantes, y si no van todos, podrían ir casi todos este fin de semana, pues si la última vez fue en el 97, quién sabe. Así que no hay que perdérselo. Los patines para patinar sobre hielo se están agotando, leo ahora. ¿Venderán algunos con el arte necesario para patinar? Esos me harían falta a mí, pues no sé patinar sobre el hielo. Atención a los hospitales. Conozco tres mujeres que se han roto la muñeca o algún brazo por una caída en el hielo al patinar. Y esas sabían, y son las que tratan de convencer a las torpes como yo de que es muy fácil y que es algo que hay que hacer.

Estos días pienso en la expresión alemana auf dünnem Eis ('sobre el hielo fino'), que se utiliza mucho para aplicarlo a los momentos en los que te mueves en terreno peligroso en ciertas situaciones o momentos de tu vida. En inglés también existe, me dijeron hace poco: thin ice. Y el domingo el titular era "Hamburgueses sobre el hielo fino", y eran cientos, en una especie de recriminación por subirse sin estar permitido. Los titulares del fin de semana serán "Cientos de miles de hamburgueses celebran encima del hielo", y la diferencia será ese permiso oficial, que tampoco te libra de si en el momento en el que camines tú por un punto determinado del hielo se resquebraje a tu alrededor y caigas. Al menos ahí tendrás a los servicios de emergencia preparados para salvarte, o cientos de miles te podrán sacar. Pero si caes sin que esté permitido pisar, ahí será tu culpa, y sólo tu culpa. Pero aún así algunos arriesgan estos días, en solitario, y sin temor a nada. La diferencia es entre sentir miedo y no sentirlo, pues el hielo ya está preparado para todo, para los solitarios y para las masas. Y si no tienes la sensación de que arriesgas ni siquiera lo haces.

lunes, 25 de enero de 2010

A Sofía

Lo sabía. Sabía que en Sofía se puede confiar. Porque todo lo que tiene de terca lo tiene de sensata. Si hay alguien capaz de sacarme de mis casillas es ella, pero siempre me vuelve a sorprender, con su madurez y capacidad de análisis.

Desde que nació nos demostró su carácter. Siempre ha sido una mezcla, entre lo tranquila y sosegada que es, capaz de dormir ya como bebé de mes y medio toda la noche seguida, como por la mala leche que siempre ha tenido, capaz de cogerse unos berrinches de los que no me olvidaré en toda mi vida. Los hay antológicos, como las veces que ha ido en el carro berreando por algún motivo de lo más tonto, y no gritando un poquito, sino que incluso conseguía que se asomara la gente a la ventana. O las veces que se tiraba al suelo gritando, como una vez en la droguería, donde me montó una de campeonato, por una piruleta a la que se le rompió el palo, y al salir y decirme que quería montarse en el caballito de la puerta, le dije que no, y se volvió a tirar al suelo. A todo esto yo estaba embarazada de ocho meses, y como no me daba la gana ceder, una señora que pasaba por allí me dio los 50 céntimos para que la montara. Al decirle yo que no era por el dinero, sino porque no le iba a premiar por sus berrinches, me dijo: "Cójalos, pues no está Ud. como para no ceder, y así no cede, pues le dice que soy yo la que invita". Y pensé en el "deus ex machina" de las obras de teatro, la deidad o personaje que aparece y soluciona el problema de la trama. Y Sofía es capaz de montarte un buen montaje teatrero ella sola y solucionarlo ella solita también en el momento en el que en su cabecita se vuelven a encontrar los cables que habían perdido la conexión durante minutos, horas o días. Es tozuda como nadie, pero si decide que en ese mismo segundo se le pasa la tozudez y que se acabó el cortocircuito, se seca las lágrimas, y vuelve a ser el personaje tranquilo. Es como Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, pienso siempre, y llevo años diciendo que cuando entre en la adolescencia, me voy de casa... Bueno, es un decir, pero me voy preparando mentalmente para una buena, tras la que saldrá airosa, como siempre.

De una fantasía y creatividad impresionante, se levanta ya por las mañanas llena de energía y te pone la cabeza loca: que si "hay que hacer esto o lo otro, mamá", y a esas horas intempestivas te salta con temas de lo más peregrinos. A la vez es tan ordenada y tiene su habitación tan perfecta, que su perfeccionismo se extiende a veces al resto de la casa, y me empieza a organizar mis cosas, algo que yo le agradezco mucho ... hasta el momento en que no las encuentro. Pero también tiene una paciencia infinita con su hermana, una desorganizada de lo peor que hay, cuya habitación ha ayudado a colocar mil veces, y yo vuelvo a admirarme por ello; de su tesón, y de que aunque diga mil veces "Natalia, ya no te voy a ayudar nunca más", siempre lo vuelva a hacer.

Y de la misma manera es muy observadora, y te salta con comentarios sobre el mundo que te dejan patidifusa. Tiene un sentido del humor muy agudo, y sabe contarte las cosas de manera que las vives como si hubieses presenciado lo que te cuenta. Las profesoras me lo dicen siempre: cuando Sofía habla, todos escuchan en clase, porque Sofía siempre dice cosas importantes o interesantes. Y sabe mediar en peleas y conflictos, me dicen (y yo pienso: "menos cuando son conmigo..."). Desde bien pequeñita ha tenido muy buena mano con sus amistades. Hasta ahora no me ha traído ningún niño o niña a casa que me haya parecido ni salvaje ni maleducado, y normalmente tras esos niños hay detrás familias muy agradables, y algunas madres de sus amigas se han convertido en mis mejores amigas.

Por todo esto y más sabía que podía confiar en ella, en que tomaría la decisión adecuada con sus nueve añazos, y cuando confirmó su decisión de hace una semana de ir al instituto más lejano, y dando como motivos cosas que yo pensaba pero que no le había dicho, me dejó anonadada. La miré, y se me cayeron las lágrimas, y la abracé. Y le dije que estoy muy orgullosa de ella. Y que siempre lo estaré. Seguiré luchando con ella, pero sé que esa cabecita tan bien amueblada le llevará por el buen camino en la vida. Y yo, como madre, no puedo más que apoyarla, y acompañarla y hacerle sentir que lo que ha conseguido hasta ahora es su tesón y trabajo, y no el mío. O sí. Porque seguiré luchando por ella. Toda la vida.

sábado, 23 de enero de 2010

La glacialización de Hamburgo

Por fin llegó ayer el paquete. Hace poco, en un momento de debilidad o de cordura, pedí a través de internet un anorak de esquí, para poder soportar mejor las temperaturas glaciales, y ahora por fin podré ir a esquiar (ni loca, y tras este invierno menos aún), y eso que no he ido ni iré nunca, pues yo asocio el término vacaciones con temperaturas bastante sobre cero, pero en vista a que este invierno polar no se va a acabar nunca, me rindo, tras 20 años casi. Estoy hasta los "..." (no sé qué decir sin que baje el nivel de este blog) de la nieve, del hielo y del frío. Pero tras seis semanas enteritas de nieve y hielos estoy harta; harta de escurrirme, harta de patinar con el coche. Esta semana me he quedado encallada dos veces con el coche. La primera fue una de estas situaciones en las que dices, "ya está, aquí me quedo para siempre", pues el coche se me quedó atravesado en mitad de la calle, y por suerte la idea de que ninguno podría circular en ninguna dirección me hizo respirar tranquila, pues alguien me ayudaría. Como era a la puerta del colegio, una madre que me conoce se me acercó y me ayudó a empujar; luego empezaron a llegar niños de cuarto curso, de la clase de mi hija, y unos diez niños empujaban también, y nada; llegó otra madre, y nada. Ésta me empezó a dar instrucciones, tras lo que yo, toda serena, le di las llaves del coche, para que apretara ella el acelerador y el embrague como me estaba explicando, pero ella tampoco lo consiguió; llegó un padre de un compañero de mi hija, y la otra se bajó de mi coche y le dio las llaves a él, y con ayuda de una esterilla de goma, y más habilidad que nosotras, me lo sacó. Y yo "gracias, gracias, es que soy española, y esto es demasiado", y me fui maldiciendo el clima. Dos días después me quedé otra vez atravesada, en la calle paralela, y salvo los improperios que lancé en el coche, y mis hijas otra vez asustadas, estaba tranquilísima. Alguién me salvaría. Esta vez tuvo la gentileza un empleado de correos, que se bajó de su furgoneta (si no no hubiera podido continuar su labor), y ambos empujamos, y con suerte rápida esta vez.

Pero me volví a casa toda indignada, pues aquí pagamos muchos impuestos para todo, pero salvo en las calles anchas, no quitan la nieve de ninguna otra, con lo que ya, tras las seis semanas que lleva toda tan bonita y tan bien puesta, se ha convertido en un hielo peligrosísimo. Aún así la gente sigue diciendo que qué bien que por fin tengamos un invierno decente. Sí, maravilloso y preciosísimo.

Encima ayer me enteré de que tenemos más nieve que en Austria. En Salzburgo, al pie de los Alpes, tienen menos este año. Esto es la glacialización, que lo digo yo. ¿No hablaban del calentamiento del planeta? Será en todos lados menos en Hamburgo. Así que hoy me he estrenado toda chula mi anorak de esquí, y de seguir así se me pediré las botas de esquiar, pero para ciudad también, y luego los pinchos esos de los que me hablaban ayer que se ponen a las zapatillas de correr, para no tener que hacer la pausa tan grande que estoy haciendo este año. Seguiremos adaptándonos al medio. Y el Alster, el lago de Hamburgo, sigue sin helarse. "No hace el frío suficiente", dice la gente, y yo les digo que encima sufrimos para nada, que si al menos se helara, me podría emborrachar con Glühwein y comprarme ¡por fin! tras casi 20 años los patines sobre hielo, y aprender a patinar, justo lo que necesito para romperme el brazo o la pierna que no me he roto todavía, pese a haberme caído ya un par de veces estas semanas. Quién da mas.

viernes, 22 de enero de 2010

No saben la que se les viene encima

"Hala, que nos traigan un poco de basurita atómica", fue lo que pensé ayer al escuchar la noticia de que Yebra ha aprobado presentarse como lugar para acoger el almacén de residuos nucleares. No saben la que se les viene encima. Deberían informarse antes de decidir una cosa así, no sólo por el peligro que suponen los residuos, sino por la que se puede montar.

Me explico: aquí en Alemania se organiza una buena cada año cuando trasladan los residuos nucleares desde Francia a Gorleben, el cementerio nuclear en Baja Sajonia que se eligió en 1977 por ser zona de poca densidad de población y más que evidente que también por su cercanía a la frontera con la antigua Alemania Democrática (para fastidiar en su día). El transporte se realiza en tren desde la central nuclear de La Hague de Francia a Gorleben, y en el camino empiezan los incidentes: activistas que se ponen en las vías para evitar el transporte (en 2004 murió un joven de 23 años, al que por supuesto nadie mandó encandenarse a las vías). Pero las imágenes nos acompañan cada año; lo que cuesta todo, mejor no pensarlo, por los dispositivos de seguridad y efectivos policiales para mantener las manifestaciones y protestas alejadas del transporte. Al final llega siempre el castor (acrónimo para "cask for storage and trasport of radioactive material"), el contenedor o contenedores que se quedan almacenados en esta zona, y esto un año y otro año. Al ser una región de minas de sal, desde que se comenzó con el almacenamiento de los residuos radioactivos en Gorleben se sigue investigando, ...que si sí es peligroso, que si no. Ahora hay una moratoria, para seguir analizando, discutiendo, y decidir si el terreno, por la sal, es adecuado o no, y el último transporte se realizó en 2008, hallándose en la zona un total de 91 contenedores.

En España en la sesión plenaria del ayuntamiento de Yebra para la aprobación de la candidatura se produce el enfrentamiento de los dos bandos, muy a la manera española, y hay gente sosteniendo un sí en sus manos, y otros sus pancartas en contra. Por supuesto que si se producen residuos radioactivos, hay que almacenarlos en algún sitio, de eso no cabe duda. Y por supuesto que hay otros intereses económicos de los pueblos que se ofrecen. Aunque a lo mejor no tienen por qué preocuparse, porque quizá nadie proteste por esto en España una vez instalado todo; se pegan ahora, y luego ya está. Pero ayer me chocó ver las imágenes de los vecinos enfrentados, unos diciendo que sí y otros que no. Aquí, los que están a favor se callan, pues la mayoría está en contra de una cosa así.

Aparte de Yebra hay más municipios posibles para el almacén "temporal" (ni se lo creen ellos que será temporal). Si son inteligentes, se lo dejan ahora al que lo ha aprobado ya. Es una de estas noticias con las que me salta el dispositivo con una lucecita roja diciendo que es una muy mala idea. Cómo se les ocurre.

jueves, 21 de enero de 2010

Sin cabeza

El Museo de la Historia de Hamburgo ha perdido la cabeza... la de Störtebeker, concretamente su cráneo. Como a Störtebeker sólo le conocen los hamburgueses tengo que explicar que se trata de un pirata, no como los que hay hoy día que piratean en internet todo lo habido y por haber, sino un pirata de los de toda la vida. Klaus Störtebeker hacía de las suyas en el Mar Báltico y el Mar del Norte, y les enseñó a las ciudades de la Hanse hace 600 años quién mandaba en los mares de por aquí. En el siglo XIV les sirvió primero de apoyo en las guerras contra Dinamarca, que dominaba toda la región, y los piratas fueron clave en el fin de la hegemonía danesa de la zona y en la liberación de Estocolmo del acoso al que estaba siendo sometido.

Pero después, esa transitoria amistad con las ciudades hanseáticas se volvió enemistad otra vez, cuando Störtebeker y los suyos, llamados Likedeelers, que significa repartir a partes iguales, volvieron a atacar sus barcos. Los frisios, que estaban a la greña con la Hanse, les acogieron en su territorio, y por eso fueron los beneficiarios de esa "repartición" a partes iguales, concretamente en la ciudad de Marienhafe, donde vivían y compartían el botín con sus habitantes. Pero la Hanse atacó de nuevo, y Störtebeker buscó refugio en la flota holandesa, siendo apresado después en una batalla frente a la isla de Helgoland.

El 20 de octubre de 1401 fue decapitado en Hamburgo. La leyenda dice que le concedieron el "honor" de salvar de la muerte a los otros condenados ante los cuales pudiera caminar tras haber sido decapitado (¡menuda escena!). Y la leyenda dice que caminó delante de 11 reos, hasta que el verdugo le tiró delante de las piernas el bloque de madera donde fue decapitado. Otra leyenda dice que le pusieron la zancadilla. Y otra que las autoridades no cumplieron la promesa, y decapitaron a todos.

La calavera apareció en 1878 en unas excavaciones realizadas en el sitio donde fue ejecutado y expuesta en el museo como la calavera del pirata. Pero ni está demostrado que sea de él, pues ni los estudios realizados en 1999 dejaron claridad, salvo que la fecha corresponde a la segunda mitad del siglo XIV, ni el análisis del DNA ha dado ningún resultado concreto. Pero la pieza es una de las más vistas del museo, aunque curiosamente nadie se dio cuenta del robo hasta el 9 de enero. Y como no hay indicios de haber usado la fuerza en el robo, seguramente haya sido sustraída en las horas de apertura del museo, y nadie la ha echado de menos debido, dicen, a que junto con la calavera hay más objetos expuestos (yo pienso que a lo mejor es que no es tan importante). El museo ofrece una recompensa al que recupere la calavera. El valor en el mercado no es considerable, al no saberse si es la cabeza la auténtica, pero es el valor sentimental, digo yo, o sea, todo una milonga.

Siempre me ha llamado la atención que la estatua de Störtebeker que hay en el puerto, ahora en la HafenCity, mire con desdén hacia un lado, con las manos engrilletadas. Ni ha sido un héroe para Hamburgo ni el Robin Hood que les enseñan a los niños en las escuelas que fue. Me lo dijo ayer mi hija toda convencida, que lo ha dicho la profesora, y lo que dice la profesora va a misa. Pero menuda pieza debía ser Störtebeker. Y aunque el robo de la "pieza" museística no sea el de las joyas de la corona, ni tan sonado como el del cuadro de "El Grito" de Munch en Oslo, el objetivo es recuperar el cráneo, y mantener la leyenda, que es de lo que se trata. Que para eso tenemos nuestras celebridades.

miércoles, 20 de enero de 2010

Bauchgefühl y la razón

Bauch = 'estómago', Gefühl = 'sentimiento'

Los alemanes tienen Bauchgefühl, ese presentimiento que les dicta su estómago a la hora de tomar decisiones, un instinto que les exime de grandes comeduras de coco. Me parece una buena metáfora para expresar algo que en realidad no puedes explicar: el por qué te decantas por una cosa y no por otra, no de una manera irracional sino porque tienes la sensación de que es lo mejor y así lo presientes, o ni siquiera te paras a pensar en ello.

A mí me hacen reflexionar estas palabras o conceptos que no existen en mi idioma o al revés. Nosotros no tenemos Bauchgefühl, de la misma manera que los alemanes no sienten "vergüenza ajena", algo que sólo sentimos los españoles. Me encanta ese concepto tan español de avergonzarnos por lo que hacen los demás, de sentir nosotros esa vergüenza que no siente la gente por cosas que en nuestra opinión deberían sentir (atención a la superioridad moral). En alemán no existe ese concepto y yo se lo explico a veces a la gente, con poco éxito, ya que me miran con cara de decir, "pero mira que sois retorcidos".

Quizá los alemanes necesiten ese Bauchgefühl porque son muy analíticos y rigurosos en todo lo que hacen. Pienso que no es casualidad que el país haya dado tanto filósofo y tanta ingenieria para exportar. Y ese decidir "porque sí", porque se lo dicta el cuerpo, les libera de explicaciones que dar, incluso a sí mismos. Ayer hablaba yo de ese Bauchgefühl con alguien, y decía que es cierto, que nuestras sensaciones ante ciertas decisiones nos (pre)dicen mucho de lo que va a venir después, y le decía yo a esta persona que el Bauchgefühl es también retrospectivo: que te das cuenta de que en los momentos en los que por otros motivos no lo escuchaste deberías haberlo hecho también. Anda que no se habrán escrito libros de psicología sobre este tema, o llenado páginas de revistas con temas "debí haber hecho esto o aquello". Pero como yo digo, hay que hacer caso a los idiomas, grandes sabios en expresar ciertos conceptos que no necesitan explicación, pues lo son en sí mismos.

Volviendo a la vergüenza ajena, acabo de encontrar que existe el término Spanish shame ('vergüenza española') para explicar este concepto, y que se utiliza en psicología, lo cual me deja anonadada. Eso para que no digan que no aportamos ideas interesantes al mundo. Pero sorprendentemente los holandeses también sienten ese concepto, al que llaman plaatsvervangende schaamte, 'la vergüenza que sientes en el lugar de alguien'. Me siento tentada a decir que seguro que se debe a nuestra estancia en Flandes hace siglos, pero eso es tan arriesgado y de poco fundamento como tratar de quitarles a los holandeses esa parcelita de mala sangre que tienen su derecho a tener, como nosotros. Porque la vergüenza ajena tampoco hace daño a nadie pues el que "debería" sentirse así, no siente que tú lo hagas en su lugar, y él sigue convencido de hacer lo adecuado. Así que todos felices.

En cualquier caso yo me he propuesto atender más a esa vocecita interior, que normalmente no se equivoca aunque a veces molesta demasiado, porque es el más sano juicio que nos queda en muchas ocasiones, y la base de toda razón.

[Puntualización posterior a la publicación: al parecer ya se conoce el término alemán fremdschämen (avergonzarse de lo ajeno), como verbo, y Fremdscham (vergüenza ajena) como sustantivo. No está muy extendido, me dicen, y otras personas a las que he preguntado dicen no conocer la palabra. Los resultados en Google hablan por sí solos: 67.000 resultados del término alemán, frente a los 703.000 del término en español. Tenemos más tradición de avergonzarnos ajenamente, eso está claro, pero ya está en la lengua alemana. Gracias por la información.]

martes, 19 de enero de 2010

En Winterhude también nieva

Hoy he vuelto a Winterhude, el segundo barrio en el que viví en Hamburgo, antes de mi escapada bruselense. Fueron cinco años en total y la época que yo denomino "qué bonito es mi bebé". Fueron años de pasear el carrito del bebé, primero una niña, luego la niña y una tripa, y luego otro niña en el carro, y la otra caminando. Y habré pisado cada acera y cada rincón de la calle Mühlenkamp y alrededores (hice poca vida nocturna, la verdad, sino vida de parque infantil).

Para mí es uno de los mejores barrios de Hamburgo para vivir. Tiene mucho encanto, pero a la vez es normal. Parece un cosmos en sí, pues tiene desde las calles elegantonas, a zonas de trabajadores y aspecto de barrio de lo más normal. En una de esas calles normales vivía yo, pues las hay "anormales", sobre todo Bellevue, con vistas al Alster y sus mansiones que cortan la respiración. Es que el barrio lo tiene todo. Y por eso la mezcla de gente es interesante: desde los finolis, a gente mayor que sigue residiendo en los pisos alquilados donde entraron en los años 50, a los nuevos pobladores, como estudiantes y familias jóvenes, como éramos nosotros cuando vivíamos en él. Por eso he vuelto hoy a observar la de madres que había con carros de bebés, justo como yo era una de ellas hace unos años, antes de dar el salto a la Haus im Grün ('la casa en lo verde'), como se dice en alemán, ni que Winterhude y en general todo Hamburgo no fuera verde.

El barrio te permite todo: desde darte un buen paseo por el Stadtpark, uno de los parques más grandes (reconozco que nunca lo hice salvo con visitas...; me atraía más pasear el bebé por el asfalto), a darte un paseo en canoa por los canales, o sentarte a tomar un café en una terracita, viendo pasar a todo tipo de gente, hacer unas compras, tomarte unos estupendos helados sentados en las escalerillas de una heladería que hay y entorpecer la entrada de los vecinos, que te miran con cara de odio al entrar y salir de su casa. Pero hasta eso te lo puedes permitir en un barrio así, y no en otros. Acabé por saludar a gente por la calle (otras madres con críos, claro, que conocí en el parque). Es zona de restaurantes, de tiendas pequeñas curiosas, y excelente para pasear. Que se lo digan a mis padres, que disfrutaron muchísimo de la zona en los paseos que se daban con bebés o sin ellos.

Pero como muchas de las familias jóvenes que residen ahí, cuando el piso se vuelve pequeño, tienes que salir, pues por ser una zona tan apetecible, son muy caros los alquileres o comprar un piso con más de dos dormitorios. Y entonces te planteas salir. Yo salí a regañadientes de Winterhude, ante la imposibilidad de comprar algo más grande allí. Pero reconozco que era mi zona, un barrio en el que me podía mover andando a todos sitios, algo que me encanta, y con posibilidades de transporte público soñadas en esta zona donde vivo ahora. ¿Por qué lo hice? Porque al final te adaptas a todo (o no...). Pero hoy, al volver a callejear por mi zona (¡y sin carro de bebé!), añoré esos años urbanitas, los mejores que he pasado en Hamburgo. Hoy he tratado de encontrarle alguna desventaja a la zona: no hay aparcamiento, dirían algunos, es ruidoso, dirían otros (bah, yo soy de Madrid, diría yo, y no es nada). La única desventaja que le vi hoy es que también nevaba.

lunes, 18 de enero de 2010

A los Jaimitos del mundo

Todos los niños tienen un Jaimito. Es el muñeco sin el cual no se pueden dormir, y que llevan a cuestas cuando están cansados o mohínos. Es importante para la desesperación de los padres, que no sean demasiado pequeños, porque facilita su búsqueda por toda la casa. Mi hija mayor se decidió por un Mickey como su muñeco favorito, por suerte de un tamaño relativamente grande, por lo que siempre ha estado visible, incluso demasiado, pues en los aviones y en todas partes llama la atención como si fuera su hijo.

Pero Jaimito es bastante más pequeño y escurridizo. Los que conocen a mi hija pequeña saben que Jaimito es un miembro de la familia. Se lo compré yo cuando nació, y tenía música, al tirar de la cuerda. Pero como lo llevaba enganchado de su mano a todas partes, Jaimito sufrió un accidente: se le cayó una vez al bajar del coche, y allí se quedó, y cuando nos dimos cuenta, lo encontramos machacado en el asfalto, pues le había pillado un autobús. Hubo que hacerle una operación de urgencia y destriparlo, es decir, sacarle el mecanismo musical, hecho pedazos, y el pobre quedó hecho una pena tras el accidente. Pero todavía aguanta lo que le echen, pues de esto hace un par de años ya.

Después de eso, Jaimito estuvo desaparecido durante meses. Se perdió desde mayo a noviembre. Sabíamos que estaba en algún lugar de la casa, pero como mi hija era experta en dejarlo en cualquier sitio y no acordarse después dónde, desapareció un buen día, y ni siquiera supimos cuál fue. Una prima mía recordará cuando nos visitó en Bruselas con sus tres hijos, que puse una recompensa como premio para el que encontrara a Jaimito, pues llevábamos un mes a su caza, y pensé que nadie mejor que críos para encontrarlo en algún lugar perdido. Así que cinco niños se hicieron a la búsqueda atraídos por la recompensa, y nada. Y todavía pasarían varios meses hasta que una mañana de noviembre, a las siete de la mañana, al mover una caja de zapatos de debajo de la cama, apareció, tan fresco. La alegría fue inmensa, y creo que casi me alegré yo más. Y desde entonces, sus desapariciones no han durado más de un día o dos, y reconozco que me intranquilizan mucho, y por eso no paro nunca hasta que lo encontramos. Jaimito tiene por eso terminantemente prohibido salir de casa, salvo si se trata de ir de viaje, y para ello va metidito en la maleta, y sólo puede salir en el avión o en el coche, o sea, en sitios cerrados. Porque no hay que correr riesgos.

Si recuerdo ahora todo esto, fue porque anoche, al acostar a mi hija, buscamos a Jaimito en la cama, algo que hay que hacer con frecuencia. Ella decía que estaba allí seguro, que no lo había sacado en todo el día, y allí apareció. Le recordé la vida y milagros de Jaimito, y se reía, y me dijo que para todo lo que ha sufrido el pobre, que está pero que muy bien. La verdad es que se conserva muy bien, con su felpa gastada en algunas partes, sus zurcidos, las tiras raídas. Así que Jaimito es famoso en el mundo entero, con sus idas y venidas a España y a todas partes. Hasta ha supuesto un ejercicio de fonética para más de algún alemán, incapaces de pronunciar una "J" como la nuestra, sino suave, como la "H" en alemán. No lo hice aposta. Fue el primer nombre que se me ocurrió cuando lo compré, pues me pareció un "Jaimito". Así que en esta casa es conocido cuando yo digo que algo tiene más vidas que un Jaimito, o le digo a mi hija que si conoce el cuento de "Natalia y los siete Jaimitos". Y se parte de risa. Yo creo que Jaimito también.

domingo, 17 de enero de 2010

Todo es relativo

Vamos a comenzar la sexta semana con la sensación de vivir en el Polo Norte. Parecerá que aquí siempre es así, pero no lo es. Añoro ahora meses de enero pasados con lluvia, y temperaturas sobre cero, y es que todo es relativo. Seguimos luchando contra los elementos, llamados viento, nieve, hielo, frío y congelación. Lo que siempre parece algo transitorio se está convirtiendo en vida diaria este durísimo invierno. Y los centímetros de nieve siguen creciendo. Esta mañana de domingo no doy crédito a mis ojos otra vez, pues ha amanecido nevando, y siguen cayendo copitos y más copitos. En los hospitales no dan abasto a poner escayolas en brazos rotos o piernas. Yo podría haber sido una candidata a una ayer, pues me resbalé de nuevo, y me hice bastante daño. Así que si conseguimos acabar el invierno sin ninguna escayola, será todo un éxito. Con poco se conforma una ya.

Y en el periódico nos recuerdan de nuevo que los ciudadanos somos responsables de quitar la nieve de las aceras. Existe una ley llamada Wegegesetz ('ley de los caminos'), y no sé por qué me extraña que esté tan bien definidita. Esta ley dice que hay que limpiar lo menos un metro de anchura del camino o aceras y las escaleras en su totalidad. En las aceras está prohibida la sal, para no perjudicar a los árboles, y por eso solamente se puede echar arena. Pero, atención, nadie es responsable de los carriles de bicicleta, en los que no hay que retirar la nieve (ahí se puede matar la gente, y en muchos casos los niños que van al cole en bici). El hielo hay que quitarlo de inmediato. Toda la nieve que caiga a partir de las ocho de la tarde, o si nieva a partir de esta hora, hay que quitarla hasta las 8.30 de la mañana del día siguiente, y los domingos y festivos hasta las 9.30. Y hay que retirarla de manera que no entorpezca el tráfico, ni obstaculice los carriles bici, las paradas de autobuses, ni los cubos de la basura. Tampoco puede concentrarse la nieve alrededor de farolas o semáforos. Y cuando se derrita la nieve, en ese caso la responsabilidad que tenemos los ciudadanos es de que la canalizacion no esté obstruida para que el agua fluya.

En fin, ni que nos relajáramos. Para eso existen otras cosas, como el arte, y el asueto de un domingo en el que volveré a salir a circular y luchar contra los elementos para ver un par de exposiciones, y decirme que a pesar de todo la vida sigue y que peor estarán en Laponia, y sin comparación en Haití. Pienso mucho estos días en el caos en el que se encuentran tras el terremoto. Un país sin ley. Y nosotros con leyes para todo, incluso para nimiedades.

viernes, 15 de enero de 2010

Decisiones: para bien o para mal

Así me gusta. Hay que saber dónde están las prioridades. Desde que la Consejería de Cultura anunció que el Public Viewing durante el Mundial 2010, o lo que es lo mismo, la retransmisión en pantallas gigantes en la calle de ciertos partidos de fútbol, se trasladaría este año al estadio del Hamburgo, dejando de verse en el Heiligengeistfeld, la esplanada que hay en St. Pauli, las protestas han sido enormes. Si hay algo que admiro en este país, es que la gente sabe protestar. No se callan por nada, y me da siempre la impresión de que saben cómo conseguir algo mucho mejor que la gente en España, donde muchas veces sólo nos queda el recurso de la pataleta. Esto es un ejemplo sin importancia (o sí, pues se trata de fútbol...), pero en otros asuntos es igual.

Heiligengeistfeld es una esplanada gigante muy céntrica, y donde se pone el Dom, el parque de atracciones ambulante que tiene lugar en Hamburgo tres veces al año. A pesar de estar tan metido en el centro de Hamburgo, es un espacio tan grande que da para que se junte mucha gente (la Plaza de Colón en Madrid es pequeña en comparación). Y encima tiene la ventaja de estar metido en St. Pauli, como barrio donde continuar la juerga la tarde o noche del partido. Por el contrario, el estadio del HSV, el equipo de Hamburgo, está muy a las afueras y mucho peor comunicado con transporte público. Además tiene su lado problemático el asunto: muchos fans del St. Pauli no se meterían en el estadio del HSV por mucho Public Viewing que haya, mientras que el otro sitio está en su barrio, aparte de que es territorio neutro al no estar dentro de ningún estadio.

Los motivos argumentados para el cambio eran las protestas de los vecinos por el escándalo organizado, y eso no ocurriría en el estadio, donde no hay viviendas colindantes, al estar metido en un parque. Así que el tema lleva ocupando bastantes titulares en las últimas semanas. Pero hoy han anunciado que no, que no se trasladan las retransmisiones, y que todo seguirá como hasta ahora. A mí ni me va ni me viene dónde echan los partidos, pero sí que pienso que puestos a elegir, mejor donde hasta ahora, así que comprendo que hayan protestado y la alegría que va a suponer para muchos el no traslado. Lo que me sorprende es la unanimidad de los partidos políticos en esta protesta y que haya sido un asunto "de estado". La pregunta es si los políticos y la gente es capaz de rasgarse las vestiduras con otros temas por los que nadie protesta, como por las horas lectivas que quitan en los colegios a la mínima, aprovechando cualquier comienzo de vacaciones, o fiesta de carnaval o proyecto escolar. Ahí nadie llama a la Consejería de Educación a protestar, mientras que por el fútbol la avalancha de protestas ha sido enorme.

Así que ya sabemos lo que va a pasar con el encuentro de moteros de las Harley Davidson, los Harley Days, celebrados también en St. Pauli, y que quieren sacar de la ciudad porque Hamburgo será en 2011 "Capital ecológica europea" (European Green Capital), todo un título que hay que ganarse a pulso y tanto motero emitiendo tanto gas no cuadra . Pero no se trata de eso. Está muy bien que se respete el silencio, el ecologismo, pero si en algo ha ganado Hamburgo desde que llegué hace 20 años, es en que la ciudad se ha vuelto algo más festivalera y animada con el paso de los años, y al prohibir todo tipo de encuentros y fiestas volveríamos a la "tranquilidad" de antaño.

Ahora leo algo con lo que no puedo contener la risa ya: respecto al Schlagermove, el desfile que hacen en verano con camiones con música a todo meter y gente bailando encima tendrá lugar; esa es la buena noticia; pero hay cambios... en vez de dar dos vueltas, los camiones darán sólo una vuelta al recorrido de 2,9 km, también para evitar ruidos a los vecinos de la zona, y en vez de 76 camiones habrá 48. Eso sí, aumentará el número cabinas de aseo en el trayecto y de los vehículos para limpiar las calles. Esto es Alemania.

jueves, 14 de enero de 2010

No hay comparaciones posibles

Si de por sí un terremoto ya es un susto, no debe haber comparación entre vivirlo en un primer mundo o en el tercer mundo. Lo de ayer en Haití no se puede expresar con palabras. Tantas decenas de miles de muertos de golpe se dice rápido, pero eso demuestra que se trata de uno de los países más pobres del planeta. Qué injusto es el mundo. Hasta el índice de sobrevivir a las catástrofes naturales es menor cuanto más pobre sea el país en el que vives.

Yo viví un terremoto en 1987 en Los Ángeles, de una intensidad de 6,1. Para mí, que no había sido nunca testigo de ningún terremoto, fue un buen susto, y estaba a punto de levantarme cuando a las ocho menos cuarto de la mañana empezó un estruendo que no olvidaré jamás y todo daba sacudidas. Tardé un buen rato en reaccionar, aunque el "buen rato" serían segundos, que se hacen eternos en ese momento. Yo salté de la cama y a los gritos de mi tío me puse debajo de la puerta, bajo el marco, que es por lo visto lo que hay que hacer, o debajo de una mesa o algo que te resguarde de lo que se te pueda caer encima. Y cuando paró la pesadilla, vino el silencio, un silencio sepulcral. Sales a la calle, y miras lo que ha pasado. Por allí sólo había alguna tubería rota, pero nada más. En California, preparados como están para seísmos, las casas, hechas de madera, se sacuden como cajas de cerillas, pero todo suele quedarse en pie. Murieron seis personas. Y todavía se permitieron la gracia, uno o dos días después, de empezar con la venta de camisetas con el emblema "I survived the earthquake Oct. '87" ("sobreviví el terremoto de octubre 87"), algo que me pareció de mal gusto, y más cuando todavía tuvimos un par de temblores los días posteriores y me quedó algo de psicosis para el resto de la estancia allí. Cada vez que se movía algo me paraba un par de segundos a pensar si no sería un terremoto.

Y como cada punto más en la escala de Richter supone una magnitud diez veces mayor, uno de 7,3 grados y en un país como Haití debe ser el fin del mundo. Con demasiados problemas por resolver, una pobreza extendida a un 80% de la población, viviendas infrahumanas, y el no haberse repuesto aún de otras catástrofes, esto hace suponer que la devastación sea total. Ahora se mandará ayuda humanitaria, y se repetirá la misma historia de siempre: durante unos días nos acompañarán las imágenes, para desaparecer en el olvido y dejarles a ellos solos otra vez con la tragedia, una más de las muchas que tienen y de la que probablemente ya no se recuperen.

miércoles, 13 de enero de 2010

Aturdida

Este mes estoy algo aturdida por lo siguiente: al estar mi hija mayor en cuarto, el curso que viene pasará al instituto, llamado aquí Gymnasium. He tardado años en acostumbrarme a que nuestros gimnasios no tienen nada que ver con los de aquí, llamados en ese "alemán" que tanto nos gusta hoy día Fitnessstudio o Fitnesscenter. Los Gymnasien son la forma de enseñanza secundaria requerida para ir a la universidad. Aquí, al terminar cuarto de primaria, se realiza una criba entre los alumnos y se les da lo que se llama la "recomendación", die Empfehlung, de ir a un tipo de enseñanza u otro. Las otras posibilidades son la Hauptschule y Realschule, cuya enseñanza y titulación prepara a los alumnos para otro tipo de profesiones sin título universitario o para el sistema de Ausbildungen ('aprendizajes') tan bien montado que existe aquí desde siempre.

El mes de enero, con las notas de la primera evaluación es el momento en el que dicen "tú sí y tú no" a los niños de cuarto, aunque en realidad los padres pueden meter a su hijo en el instituto en contra de lo que digan los profesores, pues la decisión final la tienen ellos, aunque con ello les hagan un flaco favor a sus hijos. Ha sido un tema poco discutido durante muchos años hasta que llegó la reforma aprobada por el gobierno en coalición de Los Verdes con la CDU, y que posiblemente será dirimida si convocan el referendum para el que han conseguido firmas suficientes. Esta reforma, que consistiría en dejar a los niños dos años más en la escuela primaria, hasta los 12, no sería en mi opinión nada negativa, en contra a lo que diga la mayoría. Hay niños a los que les falta un "hervor", y pienso que teniendo diez años negarles ya muchas posibilidades cuando a lo mejor esos dos años pueden resultar muy fructíferos en el desarrollo del niño es bastante injusto, y más en una sociedad en la que el nivel educativo de los niños se basa en el de los padres. Pero debo ser una de las únicas que piensa así y que no firmó, pues además en muchos casos se recogieron firmas bajo la premisa "si usted está a favor de una buen sistema educativo firme aquí".

Y ahora viene el motivo de mi aturdimiento: hay que elegir instituto. Lo que parece una cosa sencilla no lo es, y más si a todos los otros padres y madres a tu alrededor parece irles la vida en esta decisión. Y este mes todos los institutos ofrecen jornadas de puertas abiertas en los que presentan su oferta, sus actividades extras, sus instalaciones, y vas con tu hijo como posible cliente. Son todos institutos estatales, y aunque los planes de estudio son iguales para todos, uno tiene una mayor oferta musical, otro está especializado en ciencias naturales u otro en idiomas. Ayer acudí a la jornada de puertas abiertas de uno, y podías hojear hasta en algunas carpetas de los alumnos, algo que yo no hice por parecerme una intromisión en su intimidad, aparte de que la "intimidad" eran ejercicios de matemáticas que yo ya ni sé hacer ... Así que fui de las pocas que se dio una vuelta rapidita con la niña, y más que nada por saber dónde está el instituto, ya que ahora, a la hora de elegir, todos están mucho más lejanos y peor comunicados de lo que parecía a primera vista. Con lo cual queda la opción más sencilla: mandar a tu hijo al más cercano, con lo cual te ahorras el pensar en otras cosas. "Ya, pero ese es muy rígido", dicen muchos, "no son nada pedagógicos cuando surgen problemas con los críos", dicen otros, "sólo vale para los niños que son muy straight" (otra palabra muy "alemana" usada aquí mucho en este contexto), y entonces, esa misma persona que te dice eso, te recomienda que lo lleves a tal instituto, porque allí son muy cariñosos con los niños. Otro criterio tan poco ponderable para mí como que me digan que en otro las aulas están pintadas de un color concreto.

A mi hija ahora mismo nada le parece excesivamente lejano, yendo además montadita en el coche conmigo, y no habiendo tenido que luchar todavía con nieves y hielos ella sola como los que tenemos desde hace 5 semanas, y con un sistema de transporte público que deja mucho que desear. "La mejor escuela para mi hijo" es una publicación que vi en el otro día en la librería aprovechando la coyuntura de estas fechas. Creo que voy a dejar a mi hija elegir. La creo capaz de tomar una decisión sabia, y decidirse por el más cercano por motivos tan comprensibles como que fulanita va a ir allí también, o mismo por el más lejano por las posibilidades musicales que ofrece.

Pero entretanto habrá un maratón de jornadas de puertas abiertas para toda la familia y tardes de información para los padres, lo que a cuatro institutos posibles, hace 8 citas "importantes" este mes. Porque no quieres hacer como si no te quitara el sueño la decisión, porque se trata del futuro de TU hijo. Como si yo pensara que el futuro de uno depende absolutamente de haber ido a un colegio u otro y no de muchos otros factores.

martes, 12 de enero de 2010

Vuelta al trabajo

Siempre leemos noticias que nos producen estupor. No serían noticia si no fuera por lo macabras que son. Unas semanas antes de Navidad, en un espectáculo con cena y actuación de un domador de tigres que hay en el zoo de Hamburgo, los tigres atacaron al domador en pleno espectáculo, al caerse éste al suelo y reacionar los animales en ese momento según su instinto: se avalanzaron sobre él y le hirieron gravemente, tras lo cual ha estado en coma unas cuantas semanas. Le dieron el alta el sábado, y el domingo volvió al trabajo. La noticia me causó pavor porque yo misma estuve ahí, en ese antiguo edificio del zoo, con las jaulas gigantes, viendo un espectáculo parecido hace años, en la fiesta anual del banco donde trabajaba. Durante el espectáculo que yo presencié hubo un percance, desagradable para el que le tocó, pero completamente inofensivo. Uno de los tigres orinó encima de un espectador, un empleado de banca encorbatado, que estaba sentado al lado de la rejas. Aunque esto produjo las risas de las casi 500 personas que lo presenciaron, me imagino que al que le tocó no le hizo la menor gracia, y yo, sentada algo más alejada como estaba de las rejas, me alegré de que no me hubiese tocado, pues no fue poco además... Por eso, cuando me enteré del domador atacado por sus tigres, me pareció dantesco el espectáculo y pensé en la suerte que tuvimos de que el tigre sólo hiciera sus necesidades.

También en Hamburgo hubo otro caso sonado hace un par de años. En Jungfernstieg, una de las calles más importantes, al pie del Alster, una familia de artistas, precisamente sobre la cuerda floja y a grandes alturas, montaron su espectáculo en plena calle como parte de las fiestas para la inauguración de la calle tras las obras realizadas. Uno de los postes que sujetaba la cuerda se rompió y un joven de 20 años cayó y se dio un golpe en la cabeza contra otra barra que sujetaba el montaje del espectáculo, y quedó colgado de otra cuerda a muchos metros de altura, con todo el público viéndolo desde abajo. Estuvo en coma mucho tiempo, y tardó en poder volver a trabajar, pero ya hace tiempo que retomó su trabajo. La llamada del deber.

Menudos trabajos, de alto riesgo, pienso, pero para estas personas deben ser tan rutinarios como volver a un despacho. Yo no me imagino no tener miedo después de una cosa así. Al domador le dieron el alta el sábado y el domingo actuó en Augsburg y recibió las ovaciones del público. Que no le pase nada. Aunque ahora tengo que pensar en los que no pueden más con el estrés del trabajo, o los que sufren acoso de los compañeros, o no duermen por si se quedan en paro: esos no salen en el periódico, ni tienen muchas veces una segunda oportunidad. Lo que hace la fama, para bien o para mal.

lunes, 11 de enero de 2010

El bufón del país

Lleva días haciendo de las suyas otra vez. No es que yo siga ni lo que dice ni lo que hace, pero uno no puede escapar a Dieter Bohlen aunque quiera. Al abrir el correo electrónico, por ejemplo, en las noticias breves de la página salta a menudo: "Dieter Bohlen ha dicho ... u hecho", o en la panadería, el montón de periódicos Bild lleva demasiados años conteniendo muchos titulares sobre Dieter Bohlen como para no saber de su vida y milagros a todas horas. No hay manera de perderse algo. Los últimos días todo va por los comentarios que ha hecho en el programa Deutschland sucht den Superstar (DSDS), y no voy ni siquiera a investigar qué ha dicho esta vez, porque da igual. Este programa, DSDS, la Operación Triunfo alemana, no se acaba nunca, más que seguro que por estar implicado Dieter Bohlen.

Nuestro personaje no es quizá conocido en el extranjero por su nombre, ¿pero si digo que era el rubio de Modern Talking... el que parecía tocar la guitarra, o la sujetaba en cualquier caso, y que se hicieron famosísimos en toda Europa con esas canciones que se te metían en la cabeza para no salir jamás? (hoy me ha vuelto "You're my heart, you're my soul", socorro).

Desde entonces ha seguido produciendo canciones para otros, y con éxito, y desde 2002 es jurado en DSDS, donde suelta comentarios que dejan mucho que desear y que son los que llenan las portadas del Bild-Zeitung y sirven para divertimiento nacional (ojo al dato, el programa del sábado lo siguieron al parecer casi 7 millones de telespectadores). A mí me asustan estas cosas, que la gente se divierta oyendo a Bohlen decirle a los participantes comentarios tan palurdos y completamente por "debajo de la línea del cinturón" como se dice en alemán (unter der Gürtellinie). Acabo de hacer la prueba, y en Google, metiendo como búsqueda "Bohlen Sprüche" ("comentarios Bohlen") salen 116.000 resultados, y para hablar con conocimiento de causa, pues nunca he visto ninguno de esos programas, he leído algunos ejemplos, como "A mí me salen sonidos parecidos pero de otros orificios", dicho a uno de los intérpretes del programa, u otros hechos en otros programas: "A la única mujer a la que he escucho es a la del GPS", o mismo "No hay nada más que ver de dónde vienen las personas antes de tratar con Bohlen y dónde están después", dicho por él mismo. Pero que lo digan las mujeres que han estado con él, equiparables a la ex de Jesulín.

Pues tan sonada como su carrera o más lo es su vida privada, y la de titulares que ha dado: desde su boda con Verona Feldbusch, que duró un mes, y que a ésta (otro personajillo de este país), le ha dado ya para toda su vida, y lo que le dará..., a otras más que no voy a enumerar. Su autobiografía, redactada por una periodista del Bild-Zeitung fue un éxito de ventas sin precedentes para algo de tanta calidad e interés general, pero ¿si comento que la primera edición fue parada por la de querellas judiciales de otros personajes que aparecían en el libro, como por ejemplo Thomas Anders, su compañero de Modern Talking?, la cosa entonces gana en interés.

En fin, Dieter Bohlen. El bufón e histrión del país. Yo creo que de tonto no tiene ni un pelo..

domingo, 10 de enero de 2010

Ruhr 2010

Una de las capitales de la cultura europeas de este año no es una ciudad, sino una región: la Cuenca del Ruhr. Ayer fue inaugurado el comienzo de este año cultural en Essen, como ciudad representante del conglomerado de los 53 municipios que forman esa región alrededor del afluente del Rin. Para mí es una de las zonas alemanas por excelencia, pues el norte se sale en mi opinión de muchos de los tópicos alemanes, y Baviera es, por así llamarla, la Andalucía de Alemania, es decir, la región que representa los clichés y lo que uno espera de ella. Y el Ruhrgebiet, o la Cuenca del Ruhr, representa esa Alemania industrial y motor de la economía del país durante muchos años. Es la zona de los trabajadores de las minas, de las fábricas, y una a las que más inmigrantes llegaron durante muchas décadas atraídos por la demanda de la industria, minas de carbón y fábricas de acero.

Es la mayor región metropolitana de Alemania, pues lo curioso es que las 11 ciudades grandes que la forman están pegadas las unas a las otras y es difícil ver dónde acaba una y empieza la otra. En esa zona hay un nudo de autopistas en el que perderse es facilísimo, y probablemente sólo la gente de allí sepa manejarse en ellas y saber si Dortmund, Duisburg, Bottrop o Essen están al este u oeste, o algo al norte o sur. Con los 5,3 millones de habitantes que forman este área urbana, sólo Paris y Londres tienen más habitantes que la Cuenca del Ruhr.

A la zona se la conoce también popularmente como el Pott, el Ruhrpott (un Pott es un cacharro donde meter un líquido), y existe en las últimas décadas una sensación de orgullo con esa denominación. Una amiga mía de Essen dice que es un Pottkind, una hija del Pott, y con eso justifica que por nada del mundo viviría en otro sitio en Alemania, para desgracia de su marido de Hamburgo, que como hanseático se cree que Hamburgo es la mejor ciudad de Alemania (y del mundo) para vivir. A los que no les diga mucho la zona, probablemente algunos de sus equipos de fútbol sí, como el Borussia Dortmund, el Schalke 04 (de Gelsenkirchen), o el VfL Bochum.

La transformación de la zona ha sido espectacular en los últimos años, convirtiendo las antiguas fábricas o minas abandonadas en centros culturales pioneros en arte y otras actividades culturales, como el Zollverein en Essen, que fue el lugar de la inauguración de ayer y que forma parte de la lista de monumentos de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El tema de la capital cultural es "Wandel durch Kultur", es decir, la transformación a través de la cultura, y más apropiado no podría ser el tema de la capitalidad cultural, de acuerdo a la imagen que ha adquirido la zona en los últimos años, pasando de ser una zona gris y sin color a tener una de las ofertas culturales en cuanto a museos, teatros y ópera más grandes de Alemania.

Y verdaderamente el Ruhrpott tiene sus hijos. El más conocido es Herbert Grönemeyer, uno de los cantantes más famosos en Alemania. Ha compuesto en las últimas décadas canciones pertenecientes a este país como las de Serrat pertecen a la cultura musical española, aunque con otro estilo de música, y por eso no es de extrañar que ayer fuera el encargado de cantar en la ceremonia de inauguración el himno que le han encargado componer para la ocasión. Hace años compuso una canción a su ciudad natal, Bochum, que equivaldría a que alguien le cantara Bilbao o Manchester, ciudades que también se han lavado la cara en los últimos años y de cuya importancia cultural ya nadie duda.

En todos los países hay zonas infravaloradas, que tienen que luchar contra los estereotipos o la imagen que por mucho que quieran no se pueden quitar. Aunque la Cuenca del Ruhr dejó hace muchos años de ser una zona plenamente industrial, sigue teniendo esa imagen. Por tanto espero que la capitalidad les sirva para demostrar que son algo más que eso, o, aunque sólo sea, para mejorar sus infraestructuras. Como en todas partes en Alemania falla, por ejemplo, un buen servicio de trasporte público, con precios carísimos para unir una ciudad con otra estando tan pegadas como están, y en la que prácticamente uno sólo se puede mover en coche. Y por eso las dos autopistas que la atraviesan parecen simbólicas.

No es de extrañar, por tanto, lo que tienen planeado para el 18 de julio: la A40, una de las dos autopistas que atraviesan la región de este a oeste y viceversa, será cortada al tráfico en ambas direcciones. En un lado circulará gente en bicicleta, patines, o cualquier vehículo sin motor, y en el otro lado se pondrán 22.000 mesas con sus bancos correspondientes como las que se ponen en las fiestas de la cerveza en Alemania y habrá escenarios y más actividades para celebrar.

Cuando solicitaron la candidatura, al ser la primera vez que se trataba de una región y no de una ciudad, nadie creyó en que les concedieran el título. Pero ha sido así, y pienso que será muy positivo para la región, y no para una ciudad concreta. Suele ser una zona de paso, de camino a algún sitio por las autopistas alemanas. Yo misma no conozco casi nada de ella, salvo la vez que estuve en Dortmund y creo que será el momento de pararse.

sábado, 9 de enero de 2010

Daisy

Lo de hoy no tiene precedentes para mí. Siempre he pensado que el peor tiempo posible es lluvia con viento, pero hoy me he dado cuenta de que no, de que es nieve con viento lo peor de lo peor. La borrasca Daisy ha traido la tormenta de nieve que estaba anunciada, y a los muchos centímetros de nieve que teníamos, se han sumado otros muchos a lo largo del día. El conducir se está convirtiendo en algo muy dificultoso, y eso que aquí en teoría estamos acostumbrados, pero lo de la teoría me la aplico yo. Antes me he pegado un buen susto cuando al frenar, el coche ha avanzado unos metros más, por suerte sin que haya ocurrido nada.

Ahora mismo, mientras escribo esto, escucho los vientos huracanados que conozco normalmente del otoño, de las tormentas de aire, pero no del invierno, y la de ahora va acompañada de la nieve que cae y de la nieve que vuela en todas direcciones. Lo anormal es que toda Alemania entera esté bajo la nieve. Normalmente nieva en una zona u otra, pero no en todo el país. Y los aires huracanados hacen que la nieve cubra las calles o carreteras y no se vea al conducir. Hay una isla no muy lejos de Hamburgo, Fehmarn, en la que los pueblos están incomunicados entre sí. El viento hace que la nieve se amontone donde no debe, si de por sí es ya un incordio por todas partes. Durante todo el día he visto a la gente quitando nieve con las palas gigantes de las aceras de delante de sus casas. No es afición sino obligación del ciudadano. Si no lo haces te pueden poner una multa. Numerosos despertadores suenan entre semana a horas más intempestivas aún porque las aceras deben estar despejadas antes de las ocho, y cada uno es responsable de su trozo. Los fines de semana, algo más permisivos los unos con los otros, no parece que tengamos horas de quitarla, pero se quita igual.

Oigo en las noticias que podemos hablar de suerte de que Daisy haya venido en un fin de semana. En un día de diario hubiera sido mucho peor. Ya llevamos en total cuatro semanas de ola de frío . Y parece que seguirá nevando.

viernes, 8 de enero de 2010

Ya veremos

Anoche me apunté a Facebook, tras más de año y medio pensándolo. Como se dice en alemán, tengo langen Atem, ('respiración larga') es decir, aguante y paciencia, sobre todo cuando es para pensar. Pero llevo meses decidiendo que me acabaría por apuntar un día u otro, tras haber recibido montones de invitaciones, haber ignorado todas y haberme tenido que justificar unas cuantas veces por ser tan tozuda. Y esta semana pensé que de ésta ya no pasaba. Y anoche pensé que de ayer tampoco, y por tanto ahora no hace ni 24 horas que soy miembro de la comunidad "feisbuquiana". No sé, no sé. Mi corta estancia no me ha maravillado hasta ahora. Y dudo de si voy a aguantar mucho.

La verdad es que es el sitio perfecto para cotillear sin ser observado. Existen dos tipos de miembros (aunque seguro que más): los que cuentan de todo u opinan de todo, y otro de los que están pero no hacen nada o casi nada. He visto algunos perfiles en los que pone el nombre, y luego "mujer, casada" y nada más de información, ni foto ni nada. Pero con apellidos tan normales como los míos, eso te dificulta saber si el tal Fernández, Müller o Meyer es el que tú estás buscando. O sea que tampoco le veo la gracia a estar y no poner nada de nada sobre ti.

Así que me apunté y de momento busqué a tres amigas, dos de ellas las que más me han insistido hasta ahora. Como cuando me acosté todavía no me había respondido ninguna, me fui a dormir pensando en el bochorno que sería si nadie quisiera ser tu amigo. Eso sí que sería un papelón. Por suerte esta mañana esas tres aceptaban mi amistad, y tenía además tres peticiones sin yo esperármelo. Yo no sabía quién era una de ellas..., y por suerte, por la foto, me he acordado. Como me daba apuro he dicho que sí a la amistad. Pero luego casi me he arrepentido de haber sido tan rápida, pues aparece en la lista equiparada con amigas de verdad, y parece que tiene la misma categoría, pero no. Y esa persona puede cotillear en mis datos. Bueno, en realidad todos pueden cotillear en mis datos, aunque no es que me importe, pues sólo he puesto datos que no me importa revelar, y sé que yo puedo restringir el qué puede cotillear qué persona. O sea que los tiquismiquis como yo, pueden poner mil opciones diciendo tú sí, tú no, tú esto sí y tú esto no, algo que no voy a hacer, pues no es una energía que quiera usar en esto. Desde que tengo blog, además, le he perdido bastante miedo al ciberespacio, algo que me ha venido muy bien, con lo cual tampoco tengo (tantos) problemas con ello... Así que anoche pasé un rato divertido mirando fotos más que nada, sobre todo de gente a la que hace más de 20 años que no veo. Al mirar, por ejemplo, en las listas de los amigos de mis amigos, aparecen sorpresas, como sus hermanos, a los que recuerdo de niños o jovenzuelos del barrio, pero que no he vuelto a ver. Y en ese sentido es gracioso. O si buscas a alguien al que perdiste la pista hace mucho, y que quisieras contactar otra vez también. Antes he visto, por ejemplo, que la maravillosa profesora de francés que tuve en Bruselas y a la que le perdí la pista, está. Sería una buena idea contactarla.

Por eso, no estoy criticando algo que me parece una opción divertida de pasar el rato, pues yo tengo mi blog para ello. Pero no me veo en las redes sociales; creo que no va conmigo, porque me lo tomo demasiado en serio. La base de mis reticencias a apuntarme es la misma que la de mi reserva a continuar. Sin embargo, no quiero ser tan negativa y me voy a dar unos días. Sólo por seguir pensando, pero ahora en vivo y con conocimiento de causa.

jueves, 7 de enero de 2010

Pequeñas inconveniencias

El frío que tenemos en la actualidad tiene, aparte de causar retrasos en los aeropuertos y otros medios de transporte, otras consecuencias. Por ejemplo: que nos quedemos sin sal para echar en las calles. Aquí de todas formas no echan sal así a lo bestia, sino una mezcla de sal y arena, porque aunque la sal es lo que más hace derretir la nieve no es buena para el medio ambiente, así que no me extraña que no lo sea para el corazón. Llevamos días oyendo que se estaba acabando la sal, pero ayer, por suerte, llegó al puerto de Hamburgo un barco cargado de ... sal de Marruecos, porque en vistas de la que se nos avecina, es decir, la hecatombe de nieve que pronostican para el fin de semana, no estaríamos preparados si no. Así que podemos respirar tranquilos.

Otro problema: se han agotado los trineos en las tiendas. Aquí, el que no tiene trineo, se lo compra en una de éstas, así que los que no se hayan dado prisa, se han quedado sin uno. Ayer pensé en el idilio que encima vivimos con este tiempo, tan insoportable en mi opinión. La clase de mi hija se fue durante las horas de clase (no me parece bien) a tirarse por unas cuestas con el trineo (me parece peor: ¿quién piensa en posibles brazos o piernas rotas?). Mi hija, a la que le sale (rara vez pero alguna) la vena española me dijo que se congeló y encima se hizo daño en una pierna. De todas formas, qué ganas tienen las profesoras de llevarse a casi 30 críos de 9 ó 10 años a hacer el loco y con la posibilidad de que alguno se rompa algo. Pero en fin, hay que disfrutar. Más disfruté yo, cuando vi el cuadro tan idílico: 30 trineos aparcados en la puerta, y sobre todo cuando me tocó cargar a mí con el bicho hasta el coche. Otra madre me sonrió algo cabreada al meter el suyo en el maletero: "Lo que hace una por los críos". Y yo: "Y que lo digas. ¿No podrían dar matemáticas en esas dos horas?", añadí.

Más problemas: mi coche se está pelando. El otro día, el del servicio de lavado automático se pegó un buen susto. Salío el coche peladito por ambos lados del parachoques de atrás, dos trozos, tamaño de un melón bien hermoso. La climatología, acompañada de la sal que echan, ha hecho que la capa de pintura que le dieron hace un par de meses se haya pelado como la piel después de unas quemaduras por el sol. Pero ojalá fuera por el sol y el calor... que se me derritiera el coche, vamos, ¡lo preferiría!

Y para colmo ayer me resbalé a la puerta de mi casa. Pegué tal patinazo que aterricé en el suelo, aunque por suerte sin romperme nada, y volví a maldecir a la climatología y a todos los que desean nieve en el invierno. Qué me expliquen su lado práctico para la vida diaria. Ni en foto le veo el encanto. Anoche supe para más inri de dos accidentes de trineo: un padre iba cojeando por un desgarro muscular por caerse del trineo con sus hijas, y una me contó de alguien que conoce con dos codos rotos, por un accidente de trineo. Y yo les dije que me estaban dando la razón.

Encima ahora leo que los barquitos del Alster podrían fastidiar el placer de pasearnos por el hielo en dos semanas, con las ganas que tengo yo (bueno, es un decir), ya puestos a sufrir tanto por el frío. De momento el espesor de la capa de hielo es de 5 cms y para darlo libre a la fiesta son necesarios 20 cms, que de seguir así, podría ser en dos semanas. En el artículo que acabo de leer se lamentan de que en los "últimos 20 años" (¡qué suerte!, son los míos como hamburguesa) sólo ha ocurrido en tres ocasiones, la última en 1997. Ah, claro, los "inviernos suaves", pienso yo. Llevo años oyendo las quejas de que los inviernos ya no son lo que eran (snif). Y en inviernos como éste pienso en el cambio climático, que evidentemente existe, pero no sé, no sé...

miércoles, 6 de enero de 2010

ELENA

De vez en cuando en este país saltan noticias a los medios de comunicación que tardo en captar y en saber en realidad de qué se trata. Con ELENA me ha pasado lo mismo. Llevo días oyendo hablar de ella, y pensando que qué habrá hecho la pobre para que la critiquen tanto desde su entrada en vigor el 1 de enero. Y esta vez la tal ELENA no soy yo. "ELENA" significa "ELEktronischer EntgeltNAchweis" ('comprobante electrónico de remuneraciones'). Es el nuevo registro central de datos para toda Alemania que lleva ese nombre, al que todos los empresarios deben proporcionar los datos de los ingresos de sus empleados, además de muchas otras informaciones, y esto atañería a 40 millones de empleados. Pero los sindicatos, políticos y encargados de la protección de datos, un tema siempre sensible en Alemania, critican el nuevo sistema. Parece ser que se almacenarían datos que no podrían ser utilizados para nada. O sí. Porque el patrono, a la hora de rellenar los datos, tiene que indicar también, por ejemplo, si un trabajador que ha participado en una huelga, lo ha hecho de manera "legítima" o no. Y ahí empiezan las interpretaciones. Además de la participación en huelgas, también se incluirían las horas en las que se falta al trabajo o los avisos o toques que se les dan a los trabajadores...

La idea de tal sistema es tener a partir de 2012 una forma rápida y sencilla de tramitar subsidios de desempleo o de vivienda, o las ayudas a las familias y todo en base a la información grabada en una tarjetita con el chip que contenga toda la información. Por supuesto que no dudo de que a la hora de conceder o negar ciertas ayudas, muchos de los datos tendrían repercusión.

Cuando llegué a Alemania hace 20 años, me sorprendió mucho lo avanzados que estaban en el tema de la protección de los datos. Recuerdo habérselo contado una vez a una amiga española que me entendió que decía "protección de los gatos", y me hizo gracia, como índice de lo avanzados que estábamos en España en ese tema a comienzos de lo 90. Aquí ha saltado la alarma estos días, y es un tema que enciende a la gente, y con razón. Como he visto a gente aquí alterarse por tener que dar información como su dirección o teléfono para la lista de la clase en el colegio, no me extraña que sea un tema candente. Lo bueno de Alemania es que estas cosas trascienden, pues me imagino lo que se hará en otros países, mismo en España, con desconocimiento de la gente. Pero aquí se intenta igual, y veremos la que sale de ésta. De momento ayer anunció la ministra una revisión del caso.

Y encima ayer nos enteramos de que una de cada dos tarjetas de débito ha dejado de funcionar, por un error de programación, ya que el chip de las tarjetas no reconoce el cambio de año. Por suerte la mía sí que ha entrado en el 2010, y no se encuentra entre los 20 millones de tarjetas bloqueadas. Así que mientras uno pueda gastar o sacar dinero, todo parece funcionar.

Ahora habrá que preocuparse por los gatos, de cómo estarán pasando estos días de frío, aunque con lo gordos que están aquí por vivir como reyes, y nunca mejor dicho en el día de hoy, seguro que no es un problema. Anuncian que en dos fines de semana podría estar helado el Alster, el lago de Hamburgo, y eso sí que sería motivo de fiesta, porque lo dan libre al paso de la gente, de los chiringuitos de salchichas y de Glühwein (el vino caliente que está malísimo pero que cuando estás congelado te calienta los cascos). Y esta Elena que suscribe esto pisará entonces el hielo con cientos de miles más. Porque si los alemanes dicen que se puede pisar, es que se puede pisar. Palabra de honor, pues ya ha ocurrido dos veces en mi existencia hamburguesa. Pero si se congela o no, ... ya veremos.

martes, 5 de enero de 2010

Pre-Reyes y la ilusión

Para mí el día de hoy fue siempre más emocionante que el día de Reyes, pues para un niño, la ilusión es la espera, y estar dudando de si le traerán lo que tan ansiadamente se pidió y todavía recuerdo el no pegar ojo ese día, y despertarme a las seis de la mañana por si ya hubieran venido. También recuerdo pillar in fraganti a mi madre poniendo los juguetes encima de los sillones del comedor. Yo era la que despertaba a mis hermanos al grito de "ya han venido". La noche de Reyes es mágica, y para hacer más soportables los nervios existen las cabalgatas. Aunque no recuerdo haber ido a ninguna, hoy día las hay por todas partes. Esta mañana me ha hecho gracia oír en la tele que la retransmisión es a partir de las seis y media de la tarde. A esa hora los niños alemanes están cenando para estar a las siete en la cama. Si hubiera cabalgatas serían a las tres de la tarde.

A la vez me he acordado de una cosa que me hace gracia en España y es que los regalos se abren en pijama, con la cara sin lavar, algo que aquí sería impensable, pues hay que hacerlo a la luz del árbol y todos vestidos y arreglados. Pero en España somos así, a lo práctico, y hala, se abren los paquetes en ayunas y sin vestir y luego, tras el roscón (siempre lo echo de menos el día 6) se sale de paseo con el carrito de las muñecas o con el coche teledirigido. Siempre me río con el telediario del día de Reyes, cuando muestran a la familia típica en pijama abriendo los regalos, y luego a los niños paseando los juguetes por el parque. Aquí, con este frío no se pasea ningún juguete, y menos con la oscuridad de la noche, pues se dan por la tarde.

En el mismo informativo hablaba una psicóloga que le iba mostrando a la reportera en unas grandes superficies que los juguetes son sexistas, que a las niñas se les enseña a ser madres, a lavar y a ponerse guapas. Si yo pienso que mi juguete favorito era mi Nancy, vestirla y desvestirla, hacerle vestidos yo misma, y que luego además tuve el maletín de peluquería de la señorita Pepis (y la ilusión que me hizo), mientras que mi hermano tenía el Exin Castillos y el Scalextric... puede ser. Pero y lo que me gustaba a mí mi Nancy, y coserle vestidos. ¿Existe sexismo a la hora de regalar a los niños? Seguro. Yo le compré a mi hija mayor un cepillo de barrer en pequeñito, cuando me insistía en barrer con el mío, para que me dejara en paz. Y ella tuvo una época de princesa que le duró tres años. Qué bochorno pasé cuando en el bautizo de mi sobrino en Madrid, durante la comida se puso debajo de la mesa a cantar como Cenicienta mientras limpiaba el suelo con una servilleta usándola como bayeta. Yo nunca he fomentado estas cosas, pero tampoco las he frenado, y si le gustaban las princesas, por qué no. Qué más da con lo que juegue, con tal de que juegue. La hermana, sin embargo, nunca ha tenido esa fase rosa hortera de tiara y zapatos de tacón, y en las jugueterías siempre le han atraído más los garfios, las espadas o las pistolas. La misma educación, pero niñas tan diferentes, y por eso he cumplido los deseos de esta última de tener la armónica que se pidió, que toca como un muchachillo, unos walkie talkies, dinosaurios y cosas así.

Bien, bien. Hasta aquí he conseguido no escribir sobre el reportaje que aparece en El País de hoy titulado: "Discriminada por mujer y (más aún) por madre", cuando al leerlo esta mañana supe que era mi tema del día. Pues no; pero propongo como regalos de Reyes de cara a un futuro juegos para niños y niñas de entrevistas de trabajo de tipo como conseguir que a un hombre le pregunten en una entrevista de trabajo que qué hace con sus hijos cuando no tienen colegio o están malos. Empiezo a pensar, hastiada como estoy del tema, que estos debates tampoco nos hacen ningún favor a las mujeres (y madres "aún"). Por supuesto que hay mujeres que ganan igual que los hombres por los mismos puestos, por supuesto que hay mujeres en puestos de alta dirección hoy día, con hijos, pero más sin ellos. Pero por supuesto que hay discriminación. Y que todo no se puede, ya se sabe. Que me lo digan a mí. Pero yo lo quiero todo: la Nancy, el juego de la Señorita Pepis, los hijos, y el trabajo que me satisfaga. Me lo pido, porque es el día 5 y aún me queda la ilusión.

lunes, 4 de enero de 2010

El despertar

Todo vuelve a la normalidad hoy tras la rutina navideña. Como a todo, uno le acaba por coger hasta lo rutinario a los días sin horarios, en los que lo mejor es levantarse cuando a uno le da la gana. Hoy, al ver a mis hijas irse al cole a las ocho menos veinte, que fuera noche cerrada, ver la nieve por todas partes y sentir el frío, me ha parecido presenciar una estampa surrealista, como de vivir en Laponia, y que te venga a buscar el trineo con los perros, para llevarte a tu sitio de labor. Mi primer pensamiento ha sido "a quién se le ocurre que haya colegio hoy". Eso nos pasa por no vivir en Schleswig-Holstein, Baja Sajonia, o mejor aún en Baviera, donde el día de Reyes es fiesta, y todavía tienen esta semana de vacaciones. En los estados del norte, aunque no sea fiesta, todavía no hay cole esta semana hasta el jueves. Pero en Hamburgo, donde no se hace ninguna concesión, y menos a un católico, hoy es el día de despertar con despertador otra vez y volver a la realidad.

Pero todo tiene sus ventajas. Estoy saturada de ver decoración navideña, aquí instalada desde noviembre, aunque sé que en cualquier momento en las tiendas nos venderán la decoración de Semana Santa (sí, aquí se decora también en Semana Santa) y empezará el despliegue de huevos de chocolate. Siempre se dice que las liebres de Pascua de chocolate son el "reciclado" de los Papás Noeles de chocolate que sobraron de la temporada navideña, así que por eso han desaparecido ya de los supermercados, para volver reconvertidos en cualquier momento.

Y como con todo, cada uno tiene su despertar. Una de mis hijas salta como por resorte de la cama, y antes de que sonara el despertador ya estaba vestida, cuando yo todavía no me había movido de la cama, y ella ya estaba a mi lado, narrándome como siempre sus ideas y proyectos para el día. La otra todavía no se había inmutado y, tan remolona como su madre, se levanta lenta lenta, apurando hasta el último segundo y ha dicho que le parece muy mal no poder dormir más, y que no sigan las vacaciones. Creo que no es difícil adivinar quién es quién. Y yo, he tardado todas estas horas en despertarme, a pesar de llevar ya más de cuatro levantada y hacer que hago. La nieve sigue sin derretirse, no se oye nada (¿pondrán silenciadores en la calle?), pero despertamos al nuevo año, los mañaneros sin dificultades (a los que envidio), y los noctámbulos aceptamos nuestro sino. Habrá que salir a la nieve y al frío. Qué pereza.

domingo, 3 de enero de 2010

In eigener Sache...

... o lo que sería lo mismo, en lo que atañe a este blog, anuncio malos tiempos para la lírica. Bueno, no sé si serán malos, pero sí que podría haber un cambio de aires. Ayer me anunció mi mejor amigo alemán y que lee este blog, que lleva tiempo conteniéndose para expresar críticas respecto a las cosas que escribo, y me amenazó con un ataque frontal. Le animé a hacerlo (aunque con la boca pequeña, claro...). En serio, este blog es ante todo mi punto de vista sobre la vida en Alemania basada en mis experiencias como extranjera, como española y como persona que conoce a fondo ambas culturas; creo que también soy crítica con aspectos de España, o al menos eso espero (él dice que no está equilibrada la crítica; y acepto su crítica: quién ha dicho que yo quiera ser equitativa al repartir). En segundo lugar esta página es mi lugar de creatividad, es decir, mi vena "artística", por así llamarla, me hace irme por los derroteros que me placen, y ante todo no trato de ser objetiva con nada, pues todo se basa en MIS observaciones y mi perspectiva. El título lo dice todo: "En la cuerda floja". Así es como me siento desde siempre: haciendo equilibrios para no caerme, tratando de unir ambos extremos, llegar de un lado a otro, aunque simplemente de "estar", de mantener el equilibrio. Es difícil. Y los que vivimos entre varias culturas, nos perdemos de vista a nosotros mismos en algún momento. Por eso, este blog me está ayudando mucho a mí misma a encontrar mi visión del mundo, de todo lo que me rodea, aquí y allí, y que para nada trato de imponer a nadie. Son mis apreciaciones personales.

Anoche, por ejemplo, me decía que no he de ser tan crítica con el tiempo, y me lo decía en serio, mientras caía una nevada del copón, estábamos a -5° C, y mi coche estaba cubierto por la nieve. A él le encanta ese tiempo, y yo le dije que no, que lo siento, que no le veo la gracia, y que es MI derecho escribir en este blog que estoy hasta las narices de que ayer a las dos de la mañana volviera a caer la nevada del siglo, que llevo casi tres semanas sin poder correr o corriendo malamente, por los hielos y las temperaturas tan gélidas. Y que es mi derecho quejarme si me place. Le remití a otra amiga mía española, junto a la que mis críticas climatológicas no son nada.

Pero en cualquier caso acepto el envite e incluso le animo a hacerlo (aunque con la boca pequeña...). Adelante.

viernes, 1 de enero de 2010

2010 - habrá que despejarse

Jornada de resaca, de acidez de estómago y de cansancio. Quién nos mandará pasarnos todos los años. Pero yo voy entrando en calor, no por las temperaturas (la máxima de hoy -1°C, la mínima, -4°C), sino tras haber reducido la ingesta, una breve siestecilla e irme mentalizando -ni que fuera difícil- de que el 1 de enero es un día completamente normal. Y éste lo es como todos los días de Año Nuevo: caseros, con todos los miembros de la casa bien lentos, y aquí ya con la certeza de que con el día de hoy se acaba la Navidad. El lunes empieza el cole otra vez, y en cualquier momento podemos retirar el árbol (yo aguanto hasta Reyes por inercia, porque aquí los Reyes no existen). Será porque encima vivimos en una república.

Con resaca comienza también la presidencia de turno de España en la Unión Europea: resaca de crisis, de paro y de un año difícil. Con la presidencia española pienso en cuando vivía en Bruselas, pues me tocó seguir de cerca la presidencia de turno alemana en 2007, y como probablemente conocía a casi todos los alemanes de Bruselas, me contaron muchas historietas durante este período. A la llamada de tal responsabilidad llegaron muchas familias para trabajar ya durante el año anterior, y luego durante la presidencia y los meses posteriores, con la resaca. La ciudad se llenó de eventos alemanes, como una exposición de pintura muy interesante que hubo en el Musée des Beaux Arts, o mismo en la plaza que hay delante de la Comisión montaron un espectáculo de luces de unos artistas alemanes. Sinceramente, no recuerdo qué gano la Unión Europea tras esa presidencia, y seguro que tenían una agenda como la que tienen ahora los políticos españoles... Conservo una bolsa azul con el emblema de la presidencia, y ahora ya he visto en la tele que nuestros colores son el rojo y el amarillo, cómo no. Habrán imprimido el logotipo en blocs de notas, bolsitas, tacitas... lo que cuesta todo esto. Yo, gracias a una amiga cuyo marido estuvo muy implicado en la presidencia alemana, conservo de todo... Se trata de hacer Europa palpable para los europeos, o al menos para los que trabajan en ella, sus amigos y conocidos.

Espero que salga algo productivo de la presidencia española. Los objetivos, según he leído, son ambiciosos. El momento desde luego es especial, tras la ratificación del Tratado de Lisboa, y la creacción de la nueva cúpula europea, y convendría aprovecharlo para algo. Pero todo se andará. Seis meses tampoco es tanto tiempo como para cambiar el mundo y todos somos realistas.

Nos conformaremos con minimizar sustos, como el que yo acabo de superar ahora mismo, el primero del 2010. Tras llevar escrita gran parte de esta entrada, desapareció, y pensé que se me había borrado sin querer. Iba a poner una especie de obituario por la entrada que no hubo de ser, pero el programa, que la guarda automáticamente de vez en cuando, me ha salvado. A veces se puede confiar en la informática y no en nuestra destreza, empañada por la resaca. Seguiré despejándome.