jueves, 30 de septiembre de 2010

Apéndice a la huelga

Uno de mis informantes me ha mandado hoy el siguiente enlace, que comparto con todos. Los chinos siguieron la huelga:
http://tetuanmadrid.blogspot.com/2010/09/los-chinos-los-que-mas-secundan-la.html

Algún día tenían que descansar...

Una independencia mal entendida

Cuando yo iba al colegio había malos, malotes. Eran los gamberros del colegio, orgullosos de ser malos. Sacaban malas notas. Probablemente sus madres se desesperarían cada vez que les llamasen los profesores del colegio, o cuando llegaban las evaluaciones. Recuerdo alguna buena trifulca. A uno de mi clase le tenían en séptimo y octavo la guerra declarada. Le rompieron las gafas varias veces. Eran malos, malísimos, y yo los evitaba todo lo que podía, y no recuerdo haber tenido problemas. Sí algo de miedo, o bastante. Pero era una cuestión de jerarquía: ellos dejaban claro que los jefes eran ellos, y si se aceptaba esa regla, sobrevivías bien.

Y hoy día es de otra manera. Los malos malísimos van de buenos buenísimos, incluso sacan notas excelentes y son alumnos ejemplares. Ya no necesitan pegar, no necesitan enfrentarse a nadie. Pero hacen daño de manera más sutil, con comentarios hirientes, aislando, cogiendo cosas de los otros y diciendo que no han sido ellos. Sus padres además, o mejor dicho sus madres, que son las que están más tiempo con ellos, se creen que sus hijos son perfectos, pues estos van contando a casa que los malos malísimos son el resto, y que ellos han actuado bien, como siempre. Los otros son los que no se saben comportar, y ellos los incomprendidos por la humanidad.

Por supuesto que como madre es muy difícil admitir que tu hijo hace perrerías en clase o a los demás, pero si pienso en la generación de nuestros padres, ellos sí que sabían hacerlo. Si ibas a casa diciendo que te habían castigado, te decían: "algo habrás hecho". Hoy día la respuesta es: "Pobrecito. No puede ser. Voy a hablar con la profesora. Se va a enterar". Y ante malos comportamientos entre niños que ni la más ciega de las madres puede ignorar, hay muchas que los ignoran. Si esta sociedad está llena de sabelotodos y gente inadaptable a nada más allá de sí mismos, advierto de que aquí está creciendo una generación de hijos de juezas, abogadas, médicos, arquitectas, todas amas de casa, dedicadas a hacer hijos perfectos, incapaces de reconocer ningún error, o ningún comportamiento inaceptable.

No envidio para nada a los profesores de hoy día. Tienen que vérselas con niños a los que les falta toda naturalidad, con padres que dominan todos los ámbitos, y que creen que sus hijos "nunca harían una cosa así". Yo soy muy recelosa cuando mis hijas me cuentan de sus problemas del cole, y a veces se enfadan conmigo pues dicen que les quito la razón, y acabamos enzarzadas en muchos casos. Yo trato de hacerles ver cuando no me parece bien lo que han hecho y por qué. Me cuentan que otros críos, por las cosas que les prohíbo, o mejor dicho, les "recomiendo", les dicen que soy muy estricta. Pero me irrita muchísimo el concepto de independencia malentendido que hay aquí: si mi hijo tiene 10 años y va solo al colegio, ya es mayor para hacer lo que le dé la gana, es decir, ir saltando de un vagón de metro a otro cada vez que para en una estación, o como hoy día llevan dinero en el bolsillo, irse comprando trozos de pizza, un bollo aquí, un pan allá, y llegar a casa con la barriga llena, y decirte que no tiene hambre, y alimentarse malamente, y a base de ir gastando, y reírse de los que como mi hija dice que prefiere no entretenerse y comer en casa porque su madre le tiene la comida preparada. Y las otras madres les dicen: "ah, eres independiente y vas solo, así que puedes hacer lo que quieras: come lo que quieras por el camino, gasta lo que quieras, salta si quieres de un vagón a otro. No pasa nada, pues eres mayor".

Y camuflan de independencia una actitud de laxitud para lo que les interesa. Es más cómodo pensar que tú hijo es perfecto, y tu educación más aún, y cuando está fuera de casa te da igual lo que haga, porque es perfecto. Y dentro de casa le controlas al máximo: te sientas con él a hacer los deberes todos los días, preparas los exámenes con ellos, les dices que tienen que estudiar 15 minutos de matemáticas todos los días, no 10, no 20, sino 15.  No puede ver la televisión o sólo tantos minutos al día, ni uno más. Pero fuera de casa son independientes, y podrá excluir y denigrar a los demás. No voy a utilizar la palabra acoso, pues eso existía antes también y lo llamábamos "tenerle manía a alguien", o "ir a por alguien", o "meterse con alguien". Hoy nos gustan los términos más psicológicos y profesionales. En realidad no se ha inventado nada nuevo y los comportamientos son los mismos, pero el peligro reside en que son los que menos te lo esperas que sean así, y consiguen machacar a quien quieran porque ellos van de mejores.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga

Dije que, de vivir en España, yo probablemente no haría huelga, así que no la hago, aunque a veces la haga de mí misma, como ayer. Tengo un amigo que me dice siempre "Tú, cuando no escribes, ... mala señal", y porque dice que se preocupa, me pide colgar en esos momentos algo así como "Chicos, hoy no escribo porque me busco y no me encuentro", o "porque mis hijas me están dando un mal día" (esto nunca es motivo para no escribir, sino todo lo contrario...). Pero entiendo este blog sobre todo como una forma de comunicarme conmigo misma, por lo que me niego a que sea un "animómetro" (término que me invento en analogía a barómetro). Y hoy, que en realidad me encuentro como ayer, escribo, porque no creo que sea un buen día para silenciar, porque en España no es una jornada normal, y aunque no vivo en España, tampoco estoy en la inopia y puedo hacer como si no fuese conmigo.

Porque además la huelga tiene repercusiones para los alemanes, y así lo han dicho en la radio. Es fácil adivinar qué: se les fastidia a muchos el comienzo o final de vacaciones, pues muchos vuelos a España están anulados. Y las vacaciones son algo sagrado. Que te cancelen un vuelo por un volcán, vale, ¿pero porque los españolitos estén de huelga? ¿Encima que nos van a costar como Grecia si les dejamos? Por eso le dieron el toque a Zapatero, cabe recordar. Ahora caigo en que nunca he vivido una huelga general en Alemania, aunque sí de ciertos sectores, y acabo de comprobar si es cierto. Efectivamente, la última huelga general fue en 1920, nada menos, durante la República de Weimar, y confirmo mis sospechas: es ilegal hacer huelga general en Alemania según la sentencia dictada por el Tribunal de Trabajo en 1955. Lo que no se prohíba en este país...

Y estos días me llegan correos de una alumna mía que está haciendo un curso en Sevilla, contándome de sus impresiones, y ayer me hablaba de su incertidumbre de si tendrá clase o no. A los alemanes no les gustan las incertidumbres, y me dice que no sabe qué hará hoy si no hay clase. Yo le digo que pasee, que observe los piquetes (le tendré que explicar esta palabra). La pobre echa de menos mi curso, y ella, que es una de las más ... no sé cómo expresarlo ... vale, pesada (no me lee; esto es nivel avanzado), una de las que llega el primer día y sin saber ni una palabra de español te dice que es facilísimo, y que por favor le expliques todo respecto al "ser y estar", que sabe que hay dos verbos, y que por favor, hables todo el rato en español en la clase; es de los que se creen que el español o cualquier idioma se aprende en tres meses. Ayer me escribió diciendo que no se entera de nada en clase, que la gramática la explican en español, y que está desesperada, pues es un intensivo. Y yo le escribo: "Cálmate, N., yo sabía que era demasiado pronto para un curso en España, pero no te dije nada pues sé que a alguien como tú no lo para nadie [no le dije que yo soy igual], y porque lo que estás haciendo tiene otras ventajas: respira aire español, coge horas de sol para las que nos faltarán en invierno, pasea por la ciudad, empápate de sensaciones, y a la vuelta seguimos con el curso, y ya verás cómo has aprendido algo". Mi experiencia es que los idiomas se aprenden a largo plazo. Lo que te parece que hoy no entiendes y que no lo aprenderás jamás, de repente, un par de meses después, te lo encuentras en tu cabeza, y dices, "ay, mira, aquella expresión",  y aunque hay que estudiar, lo forzado no te sale de manera espontánea, sino que necesita fermentar en tu mente. Un idioma ha de salir natural, sin pensar, y para eso hace falta tiempo. Y eso lo hace el aire... el ambientillo de los bares, pasar por delante de la plaza de toros, ver una huelga. Lo que sea. Me imagino que hoy es un buen día para aprender palabrotas.

Como me decía mi hermano esta mañana los bares no cierran, pues "esto es epaña". Interesante sería saber si los chinos secundarán la huelga, pues son los que abren siempre. Y si no, siempre se puede ir uno de compras a El Corte Inglés.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Desencantados

En una semana que se presenta caliente en España, me imagino que la mayoría ya tendrá decidido si seguirá la huelga general del miércoles o no. Sinceramente, por vivir fuera de España no creo que sea la más adecuada para opinar sobre si hay que hacer huelga o no, siendo una decisión además muy legítima de cada trabajador, pero sí que planteo mis dudas y reflexiones. En primer lugar me parece una huelga muy rara. Sus motivos son legítimos, pero mucho viene de atrás, y ahora mismo no creo que sirva de nada. En segundo lugar, cuando se convocó, me pareció demasiado el plazo de espera; era como decir "primero nos vamos de vacaciones y a la vuelta, en septiembre, cuando estemos todos incorporados, nos plantamos; ahora no toca". Pienso que la convocatoria tenía que haber sido inmediata, dentro de lo posible. Y en tercer lugar, si bien los motivos la justifican, pienso que los sindicatos han tenido siempre la manga muy ancha a la hora de dejar pasar reformas laborales en forma de contratos basura, y otros ajustes. Desde luego que el gobierno ha dado demasiado tiempo largas a la crisis, que estaba ahí y era más que evidente por mucho que la negaran, y ahora hay que tomar medidas, guste o no. Pero siempre son las menos adecuadas. Yo ahora mismo no sabría que hacer, pero pienso que no haría huelga, porque me parece que detrás hay muchos otros intereses.

Pero no quiero entrar en este tema, pues como digo, como exiliada soy la que menos debe opinar, pero mis reflexiones van encaminadas a otros aspectos: a lo mucho que me asusta el desencantamiento que produce la política en los ciudadanos, y no ya por el simple hecho de decir "Qué asco todo, qué mal lo hacen", sino por la pasividad a la que conduce. La gente se aletarga y piensa que todo ha de ser así, cuando no, y así pienso se ha llegado en España a la situación actual. Ya nos contaron en la clase de filosofía que Aristóteles dijo que "El hombre es un animal político", y considero que no deberíamos olvidarlo nunca. Somos parte del aparato político y social de cada país, y debemos ser conscientes en todo momento de que nosotros también participamos del resultado final: si nos enriquecemos al explotar a otros, o si somos demasiado pasivos a la hora de buscar trabajo, o si tomamos una decisión pensando que era la correcta (estudios, o lo que sea); por supuesto que la suerte juega un papel importante, o la mala suerte, si te echan, o si te quedas parado con cincuenta y tantos años, y muchas otras posibles desgracias.

Y no da igual. Nada da igual: ningún parado, ni ninguna trama de corrupción. Es triste comprobar que la política produce desencantados, cada vez más. Aquí en Hamburgo ya no sabemos si llorar o qué hacer: el nuevo alcalde propuso el otro día su plan de recortes: la mejor de las propuestas, una tasa de cultura para los turistas (ni que Hamburgo fuese París, eso es otra); pero cada persona que duerma en un hotel de esta ciudad deberá pagar ese impuesto, un 5 % del precio de la habitación añadido a éste. Teniendo en cuenta que los que vienen de fuera dejan dinero en la ciudad, no entiendo tal medida; es como espantarlos. Lo justifican diciendo que aplicarán el 25% para campañas publicitarias de la ciudad, y un 75% para la cultura. Por otra parte, en la misma conferencia de prensa anuncian el cierre de un museo en Hamburgo, sin el que se puede vivir, evidentemente, pero que tiene una larga tradición en la ciudad, el de Altona, y ponen a uno de los principales teatros al borde del cierre. Además se sigue construyendo una sala de conciertos para la Filarmónica de Hamburgo que ha resultado ser la ruina para la ciudad, pero como es un objeto de prestigio (que no necesita nadie, pero arquitectónicamente, blabla), siguen dando el dinero que sea necesario, incluso tras haberse multiplicado sus costes. A la mínima además, los políticos dejan el cargo en este país, algo que ha ocurrido en los últimos meses en varios casos, alegando "agotamiento" o "desgaste político", llevándose sus pensiones vitalicias por esos pocos años en el cargo y dejándonos a los ciudadanos con la sensación de que no han ni realizado el trabajo para el que en muchos casos fueron votados. Y luego tenemos el caso de una chica que acaba de terminar la educación secundaria con sobresaliente, y tiene plaza para estudiar química en Halle, y que debería ser el caso perfecto de integración de los que tan necesitado está este país.  Llegó con 14 años de Gana, sin saber una palabra de alemán, y ahora tiene 20 y la van a echar, pues con su mayoría de edad se convirtió en ilegal.

Probablemente si Aristóteles pensara hoy diría "El hombre es un animal desencantado por el animal político". Pero no nos lo hagamos tan fácil. Pensemos, movámonos, tanto para el sí como para el no, y no dejemos que otros piensen por nosotros. No tomemos las cosas así como nos caen porque creamos que no se pueden cambiar... Siempre nos queda alguna forma de protestar, yendo o no yendo a la huelga, o si no al menos ante las urnas. Y de esta manera yo misma me llevo la contraria y digo que sí que la huelga servirá de algo, si no se utiliza mal por ninguna de las dos posturas, o por ambas a la vez.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Un domingo criminal

Son las seis y veinte de la tarde exactamente cuando empiezo a escribir esta entrada, y ha estado lloviendo todo el santo día, y toda la santa noche. Es domingo, y en un domingo así, tienes varias posibilidades: a) pegarte un tiro, b) volverte a preguntar que qué demonios haces aquí, c) cargarte a alguien, o d) leer una novela policiaca, de las que tanto le gusta aquí a la gente, en defecto de c).

En Hamburgo hay muchos escritores dedicados a ese género literario que a mí no me gusta nada: las novelas de crímenes o asesinatos, y me pregunto por qué será. Los escandinavos son los que más tasas de suicidios tienen. Lo entiendo: si aquí a lo mejor consigues quitarte tu frustración leyendo novelas así o peor aún, escribiéndolas, más al norte, con más oscuridad aún, y encima con esos precios tan altos de alcohol, no te queda otra que la opción a). Aquí al menos puedes ahogar tus penas con cerveza y leyendo una novela así arropada con tu manta de domingo, viendo llover a través de la ventana, y te lees "Los muertos en los canales", "Asesinato en St. Pauli", "Sangre en Altona" o cosas así, y tiras para delante como sea.

Parecerá que he leído alguna novela de éstas: pues no, ni lo haré, ni loca. No me atrae nada el género. Es más, en las librerías salgo espantada de las mesas donde están expuestas novelas con esos títulos tan criminales. Debe ser que el puerto, St. Pauli, el río Elba o cualquier lugar de esta ciudad se presta muy bien para escenificar cualquier cosa de sangre y terror, y debe ser por el tiempecito dichoso. Ahora, en una búsqueda en internet acabo de descubrir que la oficina de turismo ofrece un paseo nocturno en el puerto cuya guía hace de viuda de un capitán ahogado en el Elba, y los turistas van desenmarañando la trama: el marido no murió de muerte natural, y tienen que resolver qué pasó. Me meten a mí en una visita así, y me cargo a la guía y a quien haga falta.

Pero no es casualidad tanta fantasía criminal, que lo digo yo, pues sigue lloviendo, y yo no he pisado la calle hoy ni lo haré (la alternativa era ir a ver la última película de Julia Roberts, y tras eso y salir del cine y seguir viendo llover seguro que me cargaría a alguien sí o sí. Y miro la hora, y a casi las siete de la tarde, en otros países la gente sale justo en este momento a darse un paseíto al solecito, con los suyos, y con sentarse en cualquier banco o cualquier terracita, y ver a la gente pasar, se distraen. Hoy aquí la única luz es la que hemos tenido encendida todo el día, y el aire y la niebla es lo que se denomina aquí eine dicke Suppe, 'una sopa espesa'. Me río yo de los hamburgueses cuando critican el tiempo de Londres, con su niebla y lluvia (les encanta decir que en otros sitios llueve más). Mentira. Siempre les digo que han leído mucha novela policiaca inglesa, que es todo un mito, que para niebla y lluvia, Hamburgo en otoño... y en verano, primavera, e invierno, y cuando sea necesario jorobarle a una los domingos.

Y los que no leemos novelas policiacas un domingo, o no vamos al centro en uno de los pocos (3 ó 4) domingos al año en los que está abierto todo... (qué ganas, con este tiempo...) leemos cualquier otra cosa, y miramos por la ventana, y pensamos que existe vida más allá de estos domingos tan criminales y tan anodinos, y pienso que para mi próxima vida me pido nacer o en Las Canarias, en el Caribe, o en Hawaii, donde seguro que no se escribe tanta novela policiaca.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Angekommen

Hay varias formas de llegar. Puede llegar un paquete (hoy el vestido bávaro que pedí el otro día). Pero en alemán el "llegar" puede ser también en sentido figurativo. Y así podríamos decir que hoy Raúl ha llegado, ist angekommen, es decir, que por fin con el primel gol que ha marcado con el Schalke 04 "llega", ante los seguidores del equipo y al lugar dónde está ahora, en una especie de integración en su nuevo mundo, con la actualidad que tienen ahora mismo los temas de integración. Con ese gol ha salvado a su equipo de una sexta derrota consecutiva, con el comienzo tan desastroso que han tenido todos, entrenador incluido, y me imagino que se ha salvado un poco él mismo, y el empate del resultado le habrá sabido a victoria. A mí todavía, cuando le veo con esa camiseta tan azul, me parece que va disfrazado.

Y mi dirndl, mi vestido bávaro, ha llegado hoy, cuando yo no estaba en casa, pero al llegar (en sentido literal) y probármelo he pensado en el otro sentido, en si habré "llegado" mentalmente o si será una prueba de integración. Pero como hace poco vi en una foto del Oktoberfest a una japonesa vestida de dirndl pero con un bolso de Burberry en la mano, no me creo que yo dé el pego total como bávara, y eso que no lo llevo acompañado de un abanico. Pero nada más ponérmelo me he puesto a saltar con mi hija como Heidi por las praderas junto a Pedro, agarradas las dos de las manos, como jugando al corro. Lo que hace un vestido así. Mi hija mayor se lo ha probado también y aunque le queda algo grande (no demasiado, y ella sí que parece alemana), me ha dicho que se sentía como toda una señora con él puesto. ¿Pero no se dice que el hábito no hace al monje? Aunque en alemán se ve desde la otra perspectiva: Kleider machen Leute, 'la ropa hace a la gente', se dice. Así que al menos con ese vestido puesto, me siento teutona. Lo que hace el disfrazarse.  

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ser o no estar

Cuando en las clases de español tengo que explicar la diferencia entre "ser" y "estar", siempre me acuerdo de la canción de Alejandro Sanz de "No es lo mismo", por la frase "No es lo mismo ser que estar", ... porque no, no es lo mismo, ya quisieran los que lo aprenden, ya que en otros idiomas sí es lo mismo, pues no tienen esa diferenciación. Y a ver cómo se lo vendemos, salvo agarrándonos a ciertas normas que hay para diferenciar ambos usos que el alemán, el inglés o el francés resuelven con un mismo verbo. No en italiano, que diferencia también, y los portugueses expresan el "estar" con el "ficar", así que somos los más meridionales los que diversificamos. Como me encanta simplificar y exagerar a la vez, yo siempre les digo a mis alumnos que las dificultades mayores de nuestro idioma son el "ser y estar", el "por y para", y el subjuntivo. Con eso les asusto ya en la primera lección, por la creencia generalizada de que el español es fácil, y así quedan las cosas claras: con esos tres cosas hasta los más ávidos de aprender tienen de sobra para demostrar su pericia, pues los temitas se las traen.

De la misma manera que nos dificultan el trabajo a los "mediadores del idioma" (Sprachvermittler), como se nos llama aquí de manera tan sosa a los que enseñamos un idioma, con uno de esos eufemismos que tanto nos gustan hoy día para no llamar a las cosas por su nombre. Los métodos didácticos de hoy día te dicen que tú como profesor "acompañas", no enseñas, son los alumnos los que descubren, los que experimentan, y tú "estás" ahí, no "eres", qué bonito. Y anoche, les volví a "hacer ver" el contraste: les dije que podemos ser y estar o estar o no ser, o no estar y ser, que todo eso se puede en español. Somos alumnos pero estamos en la clase, somos alemanes o españoles, pero estamos en Alemania, somos alumnos, pero estamos o no estamos en la lista (al final mi curso tiene lugar, peleona que soy cuando quiero algo). Y siempre pienso en que a saber lo que Shakespeare quiso decir con el "To be or not to be, that is the question", 'Ser o no ser, ésa es la cuestión", porque yo me pregunto si no quiso decir "ser o no estar, ésa es la cuestión", o "estar o no ser". Quién sabe. El traductor fue muy cómodo. Yo hubiese puesto una buena nota a fin de página, aclarando el jaleo. Porque eso no puede quedar así, tan simple.

Hay casos clarísimos: somos profesores, mecánicos, médicos, poetas; estamos cansados, aburridos, hambrientos; somos altos, bajos o gordos; estamos en Hamburgo, en Madrid  o en Roma; España está en el sur de Europa y Alemania está en el norte. Pero luego empiezan las dificultades: puedes ser camarero o estar de camarero, no es lo mismo; ¿y que ocurre con la soltería? ¿eres o estás soltero? Los estados civiles son, como su propio nombre indican "estados", es decir, algo variable, y los estados se expresan con "estar". El matrimonio es un estado, y por tanto se dice "estoy casado" y  no "soy casado", pero la soltería puede ser ambas cosas: "Estoy soltero" sirve tanto como "Soy soltero", que viene a ser lo mismo que decir "soy libre" o "estoy libre".

Pero no es lo mismo ser guapo que estar guapo, o ser bueno que estar bueno, o ser malo o estar malo, o ser orgulloso o estar orgulloso, o ser listo o estar listo, o ser callado o estar callado, o ser feliz o estar feliz.

Parecerán obviedades, pero no lo son. No hay nada menos obvio que el idioma. Casi es mejor no pensar él, como hacemos cuando hablamos el nuestro materno, pero el "ser" y "estar" son la base de toda filosofía. Debería crearse una corriente filosófica. A todo esto llevo varios días queriendo decir que esta semana se han cumplido 150 años de la muerte de Arthur Schopenhauer, que fue llamado filósofo del pesimismo. Vivió en Hamburgo, lo cual yo no sabía, pero se fue, para poder "ser", pues su familia quería que fuese lo que había de ser la gente importante en esta ciudad: comerciante. Pero él además de "ser", "estaba", y pensaba, y formuló su frase célebre de que "Der Mensch kann zwar tun, was er will, aber er kann nicht wollen, was er will", 'El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiere". Mmmm. Y todo esto lo explicó en base a que el mundo se rige por un principio irracional, y que la voluntad no es una decisión sino que es un impulso, y por la irracionalidad del mundo se ve siempre insatisfecha y por eso se sufre. Yo no me creo que fuese tan pesimista como se dice, pues si aplicamos su filosofía al tema que me ocupa, aprender el uso de "ser" y "estar" es querer hacerlo y por mucho que "queramos", no podemos querer lo que queremos, aunque sea posible. Aceptar eso es el mayor realismo en lo irracional. Pero somos a veces tan tozudos que a lo mejor lo conseguimos.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Un derecho belga

A veces hay titulares que a lo mejor a muchos no les dicen nada, pero que a otros muchísimo. A mí el siguiente me ha hecho reír a carcajadas. Traduzco del alemán al español: "Presos belgas en Holanda quieren mejor comida". Se remiten a la noticia de Het laatste Nieuws, el periódico sensacionalista belga en lengua flamenca, tipo Bild. Es una noticia breve, y como esto hay que indagarlo, me dirijo al original, "Belgische gevangenen lusten Hollandse kost niet", y leo la noticia. Las cárceles belgas están tan repletas que tienen alquiladas celdas en las cárceles holandesas, al fin y al cabo a un saltito del territorio, y encima con la misma lengua. Pues bien, los presos belgas se han quejado ante varias instancias por la comida para calentar en el microondas que les sirven: a la dirección de la prisión, abogados... y ahora por carta al mismísimo rey belga. La tienen que calentar ellos mismos en el microondas de la celda, y es siempre el mismo tipo de comida, envasada al vacío, hasta el pan que comen por la tarde para cenar.

Es difícil de comprender para quien no conozca la gastronomía de ambos países, pero hay mundos entre ellas. Se dice que la comida francesa es lo máximo en cuanto a fineza o calidad de los alimentos. Puede ser, pero lo mismo es la belga, pero las cantidades son mejores. No te ponen una monería en el plato, sino que te lo llenan. Es muy difícil no comer bien en Bélgica. Tienen platos tradicionales exquisitos, y encima te llenas la barriga. Saben servir en cualquier sitio bien cualquier comida, y me imagino que hasta en las cárceles... Hasta en los comedores grandes ponen comida digna de restaurante, y cuidan mucho el detalle. Los belgas tienen el paladar exquisito, y no hay más que entrar en los supermercados para darse cuenta. Aparte de otras cosas, yo echo de menos los supermercados belgas, y mi favorito, Delhaize, merecería una entrada de blog.

Pues bien, la comida holandesa es todo lo contrario: tienen algún plato típico, el stamppot, que puede estar bueno, pero digo "puede" si no es recalentado del microondas. Una vez oí a un alemán definirlo como el plato en el que meten todas las sobras (los holandeses tienen fama de tacaños, ... y no es sólo fama, lo aseguro), y lo machacan, haciendo una pasta incomible a veces. Tienen unas croquetas de carne que están muy buenas... las vleeskroketten, y lo que han asimilado muy bien, y como comida propia, es la comida indonesia, lo mejorcito del país. Pero por lo demás, habiendo ido mil veces Holanda, puedo asegurar que rara vez me haya parecido la comida nada especial: ni en bodas, restaurantes o fiestas. Y encima lo pagas o lo pagan a precios de Bocusse (exagero, por supuesto, pero la sensación en muchas ocasiones es que te están tomando el pelo). La última vez que estuve en Holanda, vi que a un amigo mío (alemán) le habían regalado un libro titulado "Dutch cooking today", y le dije "guau, esto lo tengo que leer yo ahora mismo...", pero a lo mejor es mi ignorancia. Los holandeses hacen mucho paripé a la hora de comer, pero en realidad, de los países que conozco a fondo (no son tantos), es el que menos cultura gastronómica propia tiene. El caso es que hay un supermercado maravilloso en Holanda, el Albert Heijn, que es el rey de los supermercados del país, cuya calidad en los productos es excelente. Yo siempre voy y cargo el carro, pero de galletas, crema de cacahuetes (el llamado Pindakaas, riquísimo), ciertos lácteos, como vla, yo diría que una mezcla de yogur y pudding que sólo existe en Holanda, y queso, por supuesto. Pero salvo la sopa de guisantes o el boerenkool, la col verde (que los alemanes preparan mejor, por cierto), y poco más, no tienen nada especial, y en general se les nota que les da igual comer cualquier cosa. Y los horarios son de lo más "flexibles" que existen: un holandés se come una rebanada de pan, o un pan con salchicha o croqueta de carne sacada de la "pared" como llaman a las máquinas que hay por las ciudades, donde metes dinero y te sale alguna de estas exquisiteces, recalentada, y se queda tan ancho. Y así tiran hasta la hora que sea necesaria: las siete, las ocho, las nueve, ... sin haber comido en muchos casos nada caliente. Yo no soy comilona, ni comer es mi afición o pasión, pero aseguro que en ningún país me descolocan más en cuanto a hábitos y horarios como en Holanda.

Así que el titular habla mundos: para un presidiario belga, tenerse que comer "eso" es parte de la condena. Puedo imaginar que hasta serían capaces de pedir una reducción de la pena. Además, los belgas odian a los holandeses. Y estos últimos se desviven hablando de la exquisita comida belga; no me extraña. Es un amor no correspondido. A saber cómo reacciona ahora el rey de todos los belgas, francófonos, flamencos, y presidiarios, pues la comida es algo sagrado en Bélgica, y serían capaces de incluirlo en la Carta de los Derechos Humanos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lo bávaro en mí

Lo bávaro que hay en mí me dice que otro año más me pierdo la fiesta alemana por excelencia, la de la cerveza de Múnich, el Oktoberfest. Como cada año, empieza en septiembre, porque en teoría hace mejor tiempo... Pero como no se bebe la cerveza a la interperie, sino dentro de un Bierzelt (Bier = cerveza, Zelt = tienda de campaña, carpa), podrían celebrarla en octubre y hacer honor al nombre, pues las carpas ofrecen en total sitio para cien mil personas sentadas (!). En algunas caben hasta diez mil. A mí me da rabia otro año más no haber ido nunca. Comenzó el sábado pasado, y este año se celebra su 200 aniversario nada menos, siendo además el Oktoberfest la verbena o fiesta popular más grande del mundo. En ella se beben nada menos que unos seis millones de cervezas en 17 días (siempre son 16, pero este año, por el aniversario, 17).

Lo único bávaro que hay en mi casa es esto:

Se trata de sendos saleros edición "Oktoberfest" que la marca más conocida de sal alemana saca cada año con ocasión de la fiesta. Hace dos años me compré el modelito de los rombos típicos bávaros porque me encantó la frase "O' salzt is" en referencia al "O' zapft is" con el que se abre el primer barril que inaugura la fiesta (zapfen = tirar una cerveza; salzen = echar sal). Y este año han sacado el modelito Edelweiss, la flor mítica que crece en los peñascos de los Alpes, y que está protegida. Me he hecho con él hoy mismo en el supermercardo, y si nada lo detiene, más Oktoberfeste me llenarán la despensa de sal, aunque no de salero bávaro, pues tampoco lo tengo andaluz.

Y lo bávaro en mí se está revolviendo este año. Cuando regresé a Hamburgo hace tres años, una amiga alemana me dijo: "Eso se merece por lo menos un paraguas de Chanel...". Pero un paraguas me parece demasiado profano, y este año se me ha ocurrido una cosa mejor, y el otro día estuve a su búsqueda, a través de internet, donde se puede comprar hoy de todo sin salir de tu comedor no-bávaro. Y al contárselo el otro día a mis hijas, la mayor exclamó: "...huy, y cuando a mamá se le mete algo en la cabeza...", y la pequeña dijo: "pero si parecen trajes de sirvientas..." Quiero un Dirndl, uno de esos vestiditos tan germanos con delantal, que marcan y realzan tanto la figura femenina, como proclaman muchos (bávaros). Y tienen su gracia. Bueno, si quitamos los modelitos para mujeres de sesenta para arriba, o los largos hasta los pies, o los que por los colores parecen más bien de Heidi o de "Sonrisas y lágrimas", o los demasiado cortos modelo "liebre Hefner", hoy día los hay muy sexis, muy desenfadados, y como los veo en las revistas de cotilleos cada septiembre en las consultas de médicos o peluquerías, en forma de famosas embutidas en modelos chulísimos, este año me ha dado la vena. Hasta Paris Hilton se dejó ver en uno hace un par de años. Pero como no soy Paris Hilton, mi búsqueda se vio relativizada por el precio. A lo tonto se me fueron dos horas buscando modelitos que fueron descartados todos o por ser demasiado horteras o por ser demasiado caros. Y sinceramente, para lo que me lo voy a poner... pues ponerse un Dirndl en Hamburgo es como pasear por la playa del Sardinero en vestido de faralaes. Así que el lunes hice un mini pedido bávaro: una blusa muy digna para llevar debajo del Dirndl que estaba segura que encontraría tarde o temprano, porque como dice mi hija, cuando tengo algo entre ceja y ceja... Y anoche encontré uno de mi gusto por un precio razonable, y tras un par de clics lo pedí, y me llegará por correo cualquier día de estos. Primero la blusa, luego el vestido, todo a plazos. No sé, pero le encuentro un puntito fetichista que me gusta. Y entre tanta búsqueda le he cogido también el gusto a los pantalones de cuero bávaros o tiroleses y a los corsés, y estuve a punto de hacerme un pedido super bávaro. Pero ya digo que no soy Paris Hilton.

Pero volviendo al Dirndl, he estado informándome: las solteras se hacen el lazo del delantal, que se pone delante y no detrás, en el lado izquierdo, y las casadas en el derecho. Ése es el código tradicional, que se ha ampliado en más variantes: lazo en el centro, ...la portadora es virgen, y detrás, viuda. Me imagino que una virgen en el Oktoberfest durará menos que los seis millones de jarras de cerveza, si me permiten el comentario. Pero está bien conocer el leguaje de los Dirndls... para cuando vaya con él puesto.

Hasta el 4 de octubre, cuando acabe el Oktoberfest, puedo estrenar mi Dirndl. Y si no, para cualquier fiesta de carnavales está bien (nunca voy a ninguna), ya que soy muy apañadita y amortizo bien lo que me compro. Pero ya era hora de poner algo de Baviera en esta casa, lo más folclórico que tiene este país.

martes, 21 de septiembre de 2010

El sistema de las Ausbildungen

Hace un par de días le pregunté a mi hija por el cole, que qué tal le va la vida en segundo de primaria. No suelo preguntar, pero como madre, hay que realizar algún sondeo de vez en cuando. Al preguntarle por su asignatura favorita, primero me preguntó ella a mí: "¿Asignatura... qué es asignatura?", con desprecio, como pregunta siempre cuando desconoce palabras en español. Se lo expliqué en alemán y me dijo como respuesta: "arte". Vamos mejorando, pues hace un año, a la misma pregunta me respondió: "el recreo...". Y a lo mejor el año que viene me dice que matemáticas y se hace ingeniera. Pero como todavía no se tiene que definir, estoy tranquila, porque además del arte se puede vivir, difícil, pero se puede, que me lo digan a mí.

Pero muchos que no vivirán del arte solicitan estos días un puesto de aprendizaje en las empresas que realizan el proceso de selección anual entre los chicos y chicas que han terminado la enseñanza secundaria y que desean formarse en una Ausbildung, un aprendizaje o formación profesional de dos años de duración más o menos, y que tiene lugar o en empresas grandes o también en muchas pequeñas que ofrecen estas plazas. No es comparable a la formación profesional española, que imparte sus clases en escuelas de la rama correspondiente, sino que son las mismas empresas o empresarios quienes contratan directamente a los aprendices, los Auszubildenden, y ofrecen un programa de enseñanza teórico y lo que es mejor, facilitan su aplicación práctica en la misma empresa o lugar de trabajo.

Es por esto por lo que Alemania no tiene una tasa tan alta de universitarios en comparación con la media europea. Mismo España la supera con creces. Pero en España no hay muchas alternativas a la universidad al acabar la ESO, ni tampoco de aprender de manera profesional muchas profesiones. Y desde que estudiar se puso al alcance de todos, parece que no hacerlo, pudiendo hacerlo, sea un crimen. No aquí, pues incluso muchos que pasan por la universidad después, prefieren hacer primero una Lehre, que se podría decir que es la enseñanza de una profesión, para tener algo concreto a lo que agarrarse. La más clásica es la Banklehre, el estudio para convertirte en empleado de banco, de lo mejorcito profesionalmente que ofrecía Alemania antes de la crisis de los bancos. Estos escogen y preparan a los candidatos que quisieran mantener después, lo mismo hace la industria, y aquí hay profesiones bien definidas que en otros países no tienen su propia titulación: Industriekaufmann, 'comercial de industria', Bankkaufmann, 'comercial de banca', el empleado de banco, y lo mismo ocurre en áreas muy "golosas", como la prensa. Muchos de los que trabajan luego en prensa o en editoriales, realizaron la formación pertinente, Verlagskaufmann, 'comercial de editorial', por lo que aquí es muy difícil entrar en editoriales con otras titulaciones. Y podría seguir indefinidamente: constructor de aviones ofrece Airbus, o hasta los vendedores en las tiendas tienen su aprendizaje, Einzelhandelkaufmann, o incluso para vender libros tienes que sacarte el título especializado. Y lo mismo en profesiones como fontanero, albañil, pintor, etc. Aquí no pone ladrillos cualquiera, ni tuberías, ni baldosas. Se necesita el título. Antes, casi era seguro que te podías quedar en la empresa o lugar de tu Ausbildung, pero hoy día ya no. Pero aunque no sea así, puedes avalar experiencia, aparte de que durante ese tiempo recibes un pequeño salario, ambas cosas muy positivas y que no tienes en la universidad. En general me parece un sistema muy bien estructurado y pensado, uno de los pilares del sistema laboral alemán, muestra de que este país ha sabido crear mucho empleo cualificado, y no precario, como ha hecho España.

Pero lo que es muy positivo, por formar a expertos de muchas materias, hace que el mercado laboral sea muy inflexible en Alemania, pues las ofertas de empleo van en base a esos títulos en la mayoría de las ocasiones. Veo muy ventajoso que los chavales que terminan puedan aprender una profesión y no sientan como única llamada la universidad, que en muchos países produce demasiada gente muy poco aplicable después para el mercado laboral, por el exceso, lo que hace que en España mucho titulado ocupe trabajos para los que no harían falta esos títulos universitarios, y que a su vez se pida un título universitario para cualquier cosa.

Aún así, es raro que alguien de 18 ó 20 años tenga bien claro lo que quiere hacer, y si lo sabe, el tiempo le dice si ha acertado o no. Y por eso me imagino que los que tengan que elegir aquí entre tanta profesión lo tendrán difícil. Mismo con las carreras universitarias es complicado, pero el espectro es menor y en muchos casos la nota te reduce las posibilidades. Habiendo estudiado en Alemania, si lo veo ahora en retrospectiva, pienso que quizá debí elegir una profesión más clara, que es lo que se necesita en Alemania, pues alguien como yo es difícil de encasillar: sobrecualificada para ciertos puestos, y ninguna especialización para la mayoría. Pero me he vuelto a reconciliar con mi filología, pues era lo que siempre quise hacer, y porque que me ha traído muchas otras ventajas.

Pero como no se puede hacer todo, y hay que elegir, los afortunados son los que eligen bien y encima luego están contentos años después. Pero qué es eso en realidad, pues el mundo laboral se acaba comiendo la ilusión de mucha gente. Al menos da gusto ver a esos jóvenes que tienen tan claro que quieren ser esto o lo otro y que aquí en Alemania, en la mayoría de los casos es posible.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Qué bien tener estrés posvacacional, bis

Repito lo dicho en la entrada anterior: es un privilegio trabajar. Hace un rato he recibido una llamada para anunciarme que lo más seguro es que me cancelen uno de los cursos que doy, porque no se ha apuntado gente suficiente. Es el que más tiempo he dado, para el que más he trabajado, el que más me gustaba. Así que hay personas que no tienen jamás estrés posvacacional y a las que les encantaría tenerlo. Lo aseguro.

Qué bien tener estrés posvacacional

Sí que es cierto que al ver el otro día en el apartado El Viajero, de El País, un artículo con propuestas de viaje de cara a combatir la "depresión posvacacional", estuve a punto de dedicarle una entrada en este blog a tal sandez. Pensé que en qué sociedad vivimos, que tras el privilegio de poderte ir de vacaciones, nos sentimos abatidos por tener que trabajar, y que necesitamos de nuevo unas vacaciones nada más regresar, y me acordé de los parados que ni podrán irse de vacaciones y cuya depresión no es posvacacional sino existencial. De la misma manera me parece penosa la facilidad con la que se utiliza la palabra "depresión" para cualquier chorrada, cuando la depresión es una enfermedad muy seria.

Por eso anoche, al leer esto, me agradó que no sea la única que piensa así. Vivimos en una dinámica en la que los estreses o nos los creamos nosotros mismos o nos los crean. A mí aquí ya me estresan todos los dulces de Navidad en el supermercado, y ver que hay gente que verdaderamente los compra en septiembre. Y me estresan los anuncios para viajes navideños. Y me estresan las dos semanas de vacaciones de colegio que habrá dentro de nada, cuando el curso acaba de empezar. Y me estresan la lluvia y mi tos.

Pero no me estresa que esta semana vuelvo a mi trabajo, aleluya. Sé que no soy el mejor ejemplo para quejarme de estrés laboral, pero qué más quisiera yo, lo aseguro, pues me gustaría trabajar más de lo que hago, y ése es mi objetivo. Palabra de honor. Pero no quiero escribir de mí, que bastante contenta estoy de que por fin empiezo esta semana, aunque no me hace nada de gracia que voy a trabajar dos semanas, para volver a tener otras dos de vacaciones. Repito, no estoy contenta con la situación. Pero respecto a miles de cosas, a veces me pregunto que qué ejemplos somos para nuestros hijos si nos quejamos porque tenemos que trabajar, cuando como dice el que escribe la réplica al artículo, nuestros padres y abuelos se deslomaban. Y de la misma manera, los medios de comunicación se inventan síndromes sobre los que escribir y así vendernos cualquier cosa. Los niños tienen estrés por tener que estudiar (joder, -perdón- con lo que yo he hincado los codos siempre). Aquí en Alemania existe la manía de lamentarse porque los chavales tengan que estudiar tanto, que tengan deberes, que tengan "tantas" horas de clase en el instituto. El horario de mi hija es el siguiente: de lunes a miércoles de 8 a 13.25 h, los jueves de 8 a 15.50 h, y los viernes, atención, de 8 a 12.20 h, para compensar el estrés del jueves. El cambio de primaria a secundaria te lo pintan como si se tratase de las galeras, como si a los niños se les acabase con 10 años esa tierna infancia que ya les fue estropeada yendo al colegio de 8 a 13 h los cuatro cursos de primaria. Yo hasta ahora me creía que sí, que el cambio a quinto debía ser brutal, a juzgar por los comentarios de todos, y ahora me doy cuenta de que mi hija tiene algo más de trabajo, pero pienso que es lo normal, y cuando me preguntan que qué tal, que debe estar agobiadísima, yo digo que no, porque no lo está. Está encantada de que por fin se ponga interesante la cosa. Pero me puedo poner yo a dramatizar y meterle miedo y quejarme porque tiene que hacer deberes los fines de semana, y peor aún, crearle estrés psicológico, y cualquier síntoma, como dolor de barriga o de cabeza, achacarlo al estrés.

Por supuesto que hay gente muy explotada, que gana una miseria, y trabajar no es sentirse realizado en la mayoría de los casos, pero trabajar es un privilegio, y más en los tiempos que corren. Y a través de tu trabajo formas parte de la sociedad y te permite ser un ente autónomo, y eso es lo principal, pienso, no depender de nadie. Seguro que alguien que se dedicase a combatir el estrés posvacacional, posnavideño, y todo lo que se nos ocurra, a base de viajes, acabaría diciendo que tanto viaje estresa, tanto ir y venir, ya que de lo que se trata es de quejarse. Y que conste que yo soy una experta, como todos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Por fin llegó (y pasó) el derby

Hamburgo ha tenido que esperar ocho años y cinco meses para tener de nuevo un derby futbolístico. Durante un mes la ciudad ha ido calentando motores y en el ambientillo se respiraba tensión, pues respecto al partido se hablaba sobre todo de los dispositivos de seguridad, de cara a enfrentamientos entre los violentos de ambos clubes, pues hace un par de semanas hubo ya ataques a fans del St. Pauli por parte de los ultras del HSV. Y según se ha ido acercando "el día", la ciudad se ha vuelto o azul, blanca y negra, los colores del HSV, o marrón y blanca, los del St. Pauli.

A las tres y media de la tarde ha sido el encuentro, la hora principal en Alemania para los encuentros del domingo (aquí un partido a las nueve o las diez de la noche es impensable), y por primera vez en toda la historia de la Bundesliga en el estadio del St. Pauli, el Millerntorn, pues siempre tuvo que realizarse (en las 14 ocasiones anteriores) en el estadio del HSV. El estadio del St. Pauli ha sido renovado hace poco y tiene ahora capacidad para más 24.000 espectadores. Y a los miles de policías en los alrededores del estadio y helicópteros desde el aire, se les ha unido esta vez la recién estrenada policía montada, y han pedido refuerzos no a Canadá, sino a Hannover. La idea era llevar a los fans por separado en bloque, escoltados por la policía a caballo, y así evitar que llegasen a la vez. Todo muy organizadito, hasta las bofetadas, o su prevención en los momentos clave, pues en otros son inevitables. Y lo mismo la salida: los planes eran que saliesen en bloque, primero los fans de un equipo, luego los de otro.

Los pronósticos le daban la victoria al HSV, y por gol de van Nistelrooy, pero como para fiarse de tal "planificación". El resultado del partido ha sido un empate 1:1, y por poco pierde el HSV. El St. Pauli marcó en el minuto 77 del partido, y parecía el ganador, cuando en el minuto 88 no van Nistelrooy, sino Petric, salvó a su equipo de una derrota que hubiese dado mucho que hablar. Ése es el balance futbolístico, pues el de los palos es hasta ahora el siguiente: dos heridos entre los forofos del HSV y 50 detenidos de entre las filas de ambos, y eso de momento, pues la noche será larga en el enclave más festivalero de Hamburgo, ya que el estadio se encuentra cerquita del Kiez, la zona más juerguista de Hamburgo, la Schanze, el barrio más anti-todo y transgresor, y el Karolinenviertel, otro de los barrios antisistema ... Es que hay sitios donde no se pueden evitar los palos: me imagino que esta noche, en algún lugar de la Reeperbahn, la llamada "milla del pecado", habrá algún enfrentamiento, pues el grito de guerra con el que recibieron a los extraños del otro lado de la ciudad es "Wellcome to the hell of St. Pauli". Ojalá se quede todo en este resultado tan salomónico para todos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La boda del día

Llego ahora a casa, e iba a escribir de otro tema, pero me acabo de enterar de que Guido Westerwelle, ministro de Exteriores, vicecanciller y jefe del FDP, se ha casado esta tarde. No es rara la noticia, pero sigue sorprendiendo una boda entre homosexuales, aunque no debería. Pero es una buena noticia, al igual que sea tan normal tener un vicecanciller homosexual, que se case estando en el gobierno, al igual que el alcalde de Berlín lo es, el de Hamburgo lo era (digo "era" porque dimitió como alcalde, no como gay). Y encima tenemos una First Lady tatuada, una canciller mujer, un ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, en silla de ruedas, un ex ministro de Exteriores que le dona a su mujer un riñón, otro ex ministro, Münterfering, que dimitió en 2007 como ministro de Trabajo para cuidar de su mujer enferma en estado terminal de cáncer. Tras su muerte volvió a la política, y al poco tiempo se casó otra vez, y con una mujer 40 años más joven que él...

Todo esto demuestra que los políticos son personas, y aquí me lo parecen más que en España, donde se trata más de lanzar improperios al contrario y desviar la atención de todo. Aquí además nos proporcionan noticias muy humanas, ... aunque ahora recuerdo la foto famosa de las hijas de Zapatero... y lo divertido que me pareció lo que circuló después por internet, la misma foto donde les pusieron vestidos de gitana y la rúbrica "to' arreglao".

Huy, acabo de leer otro notición: Ole von Beust, el ex alcalde de Hamburgo al que mencionaba yo arriba, podría haber dejado el cargo este verano por ser pareja de un estudiante de 22 años, que encima es un primo lejano del ex alcalde. Se dijo que era por desgaste político. Vaya vaya.

Ya vale de cotilleos... ¿de qué iba a escribir hoy?

jueves, 16 de septiembre de 2010

La vida (y el blog) sigue

Aún bajo riesgo de ponerme muy pesada con las dichosas setas, tengo que mencionar que una amiga que ha visto la foto de mi seta gigante me acaba de decir que es comestible, que es tipo boletus. Qué cosas, porque a mí, con lo asquerosita que soy, ni se me ocurriría comérmela, pero ya veo que puedo. Si es que esta tierra es muy sana, si ya digo yo que crece de todo, y el aire está limpísimo. "Bien que en Hamburgo hace tanto viento", reza un titular del periódico local de hoy. Lo siento, pero otro artículo que no me interesa, no lo leo si me vienen con ésas en el titular. Que sí, que me imagino que va de lo bien merecidísimo que tiene la ciudad su título de capital del medio ambiente, que será el año que viene (la que nos espera, y a Uds. mis queridos lectores), pues los objetivos es que Hamburgo sea más verde aún, un biotopo, y a mí estos objetivos me espantan: ¿"más" verde? Pero no olvidemos que Hamburgo ganó a Estocolmo y a Amsterdam el titulillo, que no podrán celebrar nada al año que viene, los pobres. Y yo estoy feliz con mi cultivo de setas, y pensando que me podría dar para un libro.

Ayer, ya me pareció raro leer en mi revista femenina sobre ejercicios físicos a realizar sobre una cuerda floja, y ver que además estaban sacados de un libro titulado [traduzco yo]: "Slackline - El arte de caminar en la cuerda floja", pero ahora resulta que el slackline está considerado como un deporte, sanísimo, dicen. Y al pensar que hay libros sobre todo, y gente que escribe de todo, me imaginé yo yendo con la cámara por este barrio y escribir sobre las especies de setas autóctonas (ojo, sólo de este barrio, que me encanta la especialización). Porque la cuerda floja es también mi especialización, en la vida diaria, y en este blog, y porque también lo es escribir siempre de lo mismo, ya sean setas, la climatología (uno de mis temas favoritos, pero no el que más), la situación de la mujer(madre) no(o medio) trabajadora en Alemania, y porque ayer leí que la ministra de la Familia quiere hacer que haya hombres educadores en las guarderías, una profesión plenamente femenina, porque los críos necesitan a ambos modelos profesionalizados. Pero si ni siquiera en primaria hay casi profesores (hombres). Ellos (en Alemania) sólo consideran la profesión digna a partir del instituto, a los pequeños que los eduquen y les hagan carantoñas las mujeres. En el colegio de mi hija, la única figura masculina es el bedel, y encima un antipático, por si viniese a cuento.

Y todo esto para decir que se puede escribir sobre todo: de setas, sobre (mis) frustraciones, y sobre librerías en Europa. Hace poco leí una recensión sobre un libro recopilación de las mejores librerías de Europa, un viaje bibliófilo a través del continente, y como los libros (y las tiendas) me emocionan, me hice yo mi lista imaginaria, o mejor aún, me imaginé el placer de viajar escribiendo sobre librerias y que encima te publiquen el libro. El colmo del sibaritismo. Como escribir sobre sitios de cultivo de ostras y los vinitos que te puedes tomar para acompañar (no me gustan las ostras). Se puede escribir de todo, otra cosa es que te lo publiquen, y a veces se sorprende uno en esas librerías tan maravillosas de ver lo que hay publicado. Yo sigo dándole vueltas al tema, y escribiendo de montones de cosas, pues nunca se sabe, porque a lo mejor, hasta el escribir de setas le salva a uno de algo.

Porque verdaderamente lo que yo quería decir hoy (podrían haber empezado a leer por este párrafo) es que incluso en una semana en la que estoy muy enferma y en la que me sigo preguntando el sentido de todo (hasta el de este blog), lo que tenía que salir sale, lo que tenía que decirse se dice, o teclearse se teclea. Porque las setas, la lluvia incesante, lo que dice la ministra en un país en el que la imposibilidad de conciliar no va a cambiar, las cuerdas flojas sobre las que escribir, ya sean metáforas o disciplina deportiva o incluso literatura deportiva, mis sensaciones, deseos ... todo sigue su curso.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Sopa de seta

Las setas que describí en la entrada anterior no eran nada en comparación con la que he descubierto hoy delante de casa, y si lo llego a saber, me espero a hoy. Mi sorpresa ha sido enorme y mis hijas se han quedado patidifusas al volver del colegio y descubrir tal ejemplar, igual que yo minutos antes al salir a recogerlas. Para que se aprecie el tamaño he puesto una cacerola al lado. Podré hacer sopa de seta para cenar, pues con una da para envenenar a una familia entera, y para un buen perolo de sopa. En mi vida había visto una de ese tamaño. La lluvia nos ha dado una tregua hoy, pero anuncian diluvio para los próximos días, con lo que podría crecer una de tamaño mayor aún. Pero me conformo con ésta, pues da para concluir el tema de setas para alguien como yo, a la que le traen al fresco si no fuera por lo que significa: que tenemos demasiada humedad. Aquí crece todito todo. Menos lo que yo planto.

martes, 14 de septiembre de 2010

De setas y caracoles

Mi hija pequeña es siempre experta en analizar la situación de forma contundente. Esta mañana ha exclamado: "¡Oh, no!, mira el jardín, mamá". Y yo, tras la que ha caído toda la noche (... y sigue ...) pensé que el jardín sería un pantano, y que los vecinos estarían yendo en barca al trabajo y los niños nadando al cole. Y me acerqué a mirar, toda relajada. Y su exclamación era por esto:

El cesped se ha llenado de setas que parecen la torre Agbar de Barcelona, y se han sumado a otros modelitos de setas que de ser micóloga me tendrían loquita. Luego me ha dicho que cuando vuelva del cole les dará patadas, para quitarlas. Pero volverán a salir, al igual que entre el empedrado de la puerta de casa salen hierbajos y crece naturaleza por todas partes. Que por mucho que nos empeñemos vivimos en zona anegada y mismo en este barrio enfrente de las casas hay unas fosas, como si de castillos se tratasen, por si hay inundaciones que el agua circule por allí, y aparcar a veces es estupendo pues tienes que tener cuidado de no caer en la fosa, en las que no hay cocodrilos, pero a saber.

Como desde hace un mes tengo la sensación de que me salen ancas, o aletas, o setas, poca gracia me hizo ver el anuncio en el periódico del domingo anunciando unas idílicas vacaciones de Navidad en Laponia. Debe ser muy romático visitar a Papá Noel, y sitios como Saariselka, Rovaniemi o Iso Syote, que suenan muy exóticos. El anuncio en el periódico lo pone como el no va más para hacer felices a tus hijos con actividades como guerra de bolas de nieve, muñecos de nieve, trineos tirados por huskys o por renos, moto nieves, pesca sobre el hielo. No me atrae nada nada. Entiendo que tras haber tenido un verano calurosísimo durante meses digas que qué bonita es la nieve (ahora recuerdo una cosa que circuló por aquí en internet sobre un argentino que empieza diciendo que qué bonita es la nieve en Canadá, donde acababa de llegar, para a lo largo del invierno acabar diciendo "pu.. nieve", y lo que nos reímos los latinos por aquí al escucharlo); y entiendo que te parezca idílico tirarte bolas de nieve con tus hijos, tras tres meses de sofoquina. Pero no, a mí no me verán el pelo en Laponia ni estas Navidades ni ninguna. Aunque el frío tiene sus ventajas. En una cosa les voy a dar este año la razón a los fanáticos del frío: no hemos tenido avispas este verano. Llevo 2o años oyendo quejas de que por los inviernos "tan suaves" que solemos tener por el calentamiento del planeta (vuelvo a insistir en que lo de suave es relativo), en verano nos comían los bichos, y las avispas no nos dejaban ni estar sentados fuera bebiéndonos una coca cola o peor aún, tomando café y tarta. Cierto, este año, con el invierno tan frío que tuvimos, han muerto todas las avispas, pero por el contrario no nos hemos podido sentar casi fuera, por el frío y por la lluvia. Y no habrá avispas, pero las babosas están como nunca. En España nunca vi tantas, y los caracoles normalitos, con concha, nunca me han impresionado, pero quizá por eso, por la grima que dan, las babosas tienen ese nombre tan grimoso también. En alemán se llaman simplemente 'caracoles desnudos', Nacktschnecken, porque les gusta el exhibicionismo, aunque los otros no se llaman 'caracoles vestidos', sino simplemente caracoles, Schnecken.

Pero me sorprende la facilidad que tiene la gente de olvidar: "Esto [tanta lluvia] no es normal". Idealizan. Yo recuerdo muchos meses de septiembre así, recuerdo muchos veranos así, y mi experiencia me hace no creerme ninguna milonga de las que anuncian en la radio o que la gente te dice como consuelo: "Pero octubre será soleado y dorado [por el color de las hojas]". Que no me engañan: sí, las hojas se pondrán como se tienen que poner, nos inundarán al caer (las bellotas ya han comenzado, clonc, clonc), pero lloverá, como suele hacer casi todos los octubres. Y yo dejo que la naturaleza siga su curso, que salgan setas por donde quieran salir, hierbajos entre las baldosas, arañas que hacen unas telas que hoy, por no mojarme al entrar en el coche, me llevé por delante con la cabeza. Mi vecina tocó el otro día el timbre de mi casa y me preguntó con mucha delicadeza si yo había cortado la lavanda que ella plantó a comienzo de verano. Y yo le dije que yo no toco ninguna planta, ninguna hoja, ninguna flor, ni para bien ni para mal. Y efectivamente, yo no me había ni dado cuenta de que algún aprovechado ha cortado la lavanda con tijera (ella me lo demostró, está cortada adrede, bien cortadita). Me pidió estar atenta por si veo al ladrón de la lavanda. Suena a novela. Son las historias para no dormir y misterios irresolvibles. Yo más bien pienso hoy en el Arca de Noé, por lo que pudiera pasar, y porque esa historia al menos tuvo solución.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Siempre nos queda Benidorm

"He tenido algunas oportunidades de ir a Benidorm, pero las he rechazado por miedo a que me decepcionara". Esta genial cita, que acabo de recuperar, es de Juan José Millás, y me hizo reír tanto cuando la leí, que me la anoté. Ahora me acuerdo de ella, pues mis padres andan por Benidorm, en uno de sus viajes del Imserso.

A ellos les encanta Benidorm, como a cantidad de gente. Dicen que como la playa de allí, ninguna, que como su ambiente, ningún otro sitio, y que lo hay en cualquier época del año. Los viajes del Imserso además han conseguido eso: que haya gente en muchos sitios de la costa todo el año. En Alemania no hay Imserso. Mi madre, que es muy sabia, dice: "es que los jubilados alemanes tienen más dinero que nosotros". Sí, pero no todos. Aquí hay muchos que no pueden viajar a ninguna parte, pero existen otras posibilidades, como irte a balnearios a hacer una Kur ('tratamiento'), alegando cualquier problema de salud, y en Alemania, país de muchos hipocondriacos, llenan los balnearios y dan trabajo a especialistas de todas las áreas, pues mi madre dice tambien: "Así los hoteles tienen trabajo también todo el año", "y los jubilados gastan en lugares donde si no no iría nadie en invierno". Cierto, pero lo malo de esto, como todo, es que hay abusos y que vaya gente que lo podría pagar.

Pero hoy pienso en Benidorm, y con envidia, pues tendrán calorcito, aunque es un sitio que me resulta esperpéntico, como Torrevieja. Es como Carabanchel con playa, pero que conste que ya quisiéramos los de Carabanchel tenerla. Y encima Benidorm tiene ese toque "Manhattan" que lo hace tan especial. Me imagino en el piso 50 de un hotel y me pongo mala. Ahora leo que es la localidad con más rascacielos por habitante del mundo. Ya me parecía a mí. Al menos ahí, puestos a cargarse la costa, lo han hecho con conciencia de buen clima, pues en otras partes se ha hecho lo mismo y encima para no poder ni disfrutarlo. Un sitio que me decepcionó muchísimo en la costa del Mar del Norte alemana es St. Peter Ording, cuyas playas están bien, pero el pueblo y el paseo marítimo son horrorosos, con edificios tan feos que no entiendo como lo permitieron, pues tampoco había tanta necesidad. Ah, sí, el aire del Mar del Norte, tan saludable, dicen todos. Yo más bien diría la ventisca que no te deja ni parar. Y la costa belga es otro ejemplo de horrores urbanísticos, y lo mismo otros sitios de playa en Holanda. El paseo marítimo de Schveningen tiene el "encanto" de Móstoles con playa, pero se salva por el casino y la misma arena, que si no... Es el querer y no poder.

Al menos en Benidorm pueden, y hoy siento envidia cochina, porque estoy bastante enferma, y pienso en el calorcito, en el mar, en la playa, y me encantaría estar allí, y eso que no me gusta nada. Pero es que hay momentos para todo en la vida.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La carrera que quizá no debí correr

Soy una mujer de palabra. Si en el mes de enero le digo a unos austriacos durante una cena de negocios que correré la carrera del Alster, lo cumplo. Era un grupito que estaba sentado en mi mesa y que, al comentarme que siempre vienen desde Austria a propósito para correrla, yo, que me apunto a un bombardeo, les dije que correría con ellos. Pero eso era en enero, y ahora estamos en septiembre, y ha pasado de todo. Y toda la semana ha habido varios indicios de que quizá no debía correr, entre otras cosas porque el horno no está ni para correr en equipo.

Encima a comienzos de semana me di cuenta de que al grupito se le había olvidado inscribirme. Ellos figuraban todos en la lista, pero yo no. Así que hasta el viernes no me apuntaron, con mil disculpas por haberse olvidado de mí. Al verme en internet, descubrí que encima me apuntaron como María, y no María Elena. Eso me pasa por no apuntarme yo misma, pues yo no me llamo María, por mucho que se empeñen los alemanes o austriacos. Además leí en la prensa que un keniata quería batir el récord establecido para la carrera hace dos años, y ya me estresé mentalmente, quién me manda apuntarme a algo así, sin llevar ni dos años corriendo. Luego el viernes por la noche salí por St. Pauli, pues no me pude resistir a una noche de juerga, que como madre tampoco tiene una tantas. Llegué a casa a las dos, no queriendo abusar, por la carrera, pero ayer me levanté mala: con un dolor de garganta que no auguraba nada bueno. Y así fue. Traté de frenarlo, pero mis dolores de garganta no los para ni el mayor batallón de medicinas, y en cuestión de horas tengo bronquitis. Me acosté mal, he dormido fatal, toda fiebrosa, y me he despertado peor. Pero curiosamente no se me ha ocurrido esta mañana dejar la carrera, pues ya estaba inscrita, desde el viernes... Ayer mi hermano me decía que así es la vida del corredor: que estás bien, pero el día de la carrera te pones malo, que hay que sufrir.

Y vaya si he sufrido. Han sido los 10 km más largos que he hecho en mi vida. Pero salí, corrí y llegué. Hoy me molestaron mucho los cartelitos diciendo: 1 km, 2 km, 3 km... para el 6 pensé que no se acababa nunca, y en el 9 vi a mi hija pequeña sujetando la bandera de España animándome. Y llegué. El recorrido es tan precioso como todo el Alster que tiene Hamburgo, y esta vez no por el camino de tierra sino por el asfalto de los coches, pues éramos más de 5.000. La llegada fue en un sitio muy bien elegido: Ballindamm, a orillas del Alster pequeño, y como premio la medalla que se agradece siempre tanto, luego montones de aguas diversas y bebidas de la marca patrocinadora de la carrera, e incluso una cervecita sin alcohol que también me bebí, para los bronquios....

No ha habido récord, pero tan sólo por 15 segundos (¡pobre!), y han ganado los de siempre, los keniatas, hombres y mujeres: los 14 primeros puestos de los hombres son keniatas, y las 12 primeras mujeres también, qué monopolio.

Sé que no parezco muy entusiasmada, pero es que estoy mala. Cuando llegué a la meta pensé: hoy, una de dos, o se me quitan los virus de golpe, o esta tarde estoy peor. Lo segundo es el caso, pero estoy sastisfecha, no tanto con el tiempo, pues no reduje nada mi marca de hace un año, pero la mantuve, que no es poco, y corriendo enferma. Y sin embargo estoy contenta, así que he plantado en el título de esta entrada un "quizá" porque está bien haber corrido, porque debí, y por eso lo hice. Pues corro, que no es poco.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Los monumentos

Este fin de semana se celebra en muchos lugares el Día de los Monumentos, en el que se puede acceder a muchos edificios que habitualmente no están abiertos al público. Pienso en la palabra monumento, en lo que se asocia con ella, y pueden ser muchas cosas: desde una estatua, un monolito, a un palacio enorme. Pero la definición es más amplia, como demuestra la definición dos del Diccionario de la Real Academia: "Construcción que posee valor artístico, arqueológico, histórico, etc.". Me pregunto a qué aplica aquí el "etc.", qué poco se define nuestro diccionario. Podría ser "urbano", "arquitectónico", "cultural", o más. O todo lo que de repente se considera de interés o que merece ser conservado. ¿Cuáles son los más visitados? En España sin duda la Alhambra, probablemente el que más, y a continuación nuestras diversas catedrales, como la de Santiago de Compostela, la de Toledo, o palacios, como El Escorial. Los más democráticos son los que se ven desde fuera, como el Acueducto de Segovia, la Puerta de Alcalá, y que cumplían una función urbana, como ser una forma de transportar agua, o ser una puerta colosal. En Alemania probablemente el más visitado sea Neuschwanstein, el castillo de Baviera que inspiró el de Disneylandia, aunque seguramente por el turismo extranjero, puesto que con certeza que el Reichstag, el Parlamento Alemán, lo sea en cuanto a interés nacional. Pero existen otros lugares, como una antigua fábrica, un crematorio, una antigua línea de transportes de mercancía, diversos almacenes del puerto. Y como lo obvio está ahí, hoy decidí ver lo no obvio, lo que yo no consideraría monumento. ¿Qué tal con un hotel construído a principios de los años setenta, en la estética de la década? Se trata de una torre, fea donde las haya, y el edificio más alto del centro de Hamburgo, que no destaca por edificaciones altas. Situado en el centro de Congresos, el hotel debió suponer un hito a la modernidad de la ciudad. Hace un año estuvo cerrado, y lo han dejado reluciente, por dentro y por fuera. La pregunta de los visitantes fue que por qué está considerado monumento algo tan ... feo (alguien se atrevió a pronunciarlo, menos mal). La empleada del hotel que hizo de guía dijo que por ser el único edificio alto del centro, y por tener esa estética "tan" años 70. Y yo añadiría que por las vistas que proporciona desde sus habitaciones:

Porque toda una ciudad puede ser un monumento, con su agua, sus veleros y sus torres. Porque la función de los monumentos es ser admirados, sorprender, y sin sus habitantes (o turistas) no hay monumentos, pues aquellos son los que se suben al piso 26 para hacer hasta de un edificio feo un monumento.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Los iluminados

El mundo está lleno de iluminados. Acechan por todas partes. Se creen en posesión de la verdad, y ellos son la amenaza al mundo, y no los otros, iluminados también, pero el que se pasa de iluminado sólo con la que monta, pasa a la categoría de iluminado al que deberían encerrar. Esto está ocurriendo esta semana con el loco que quiere quemar mañana, aniversario de los atentados a las Torres Gemelas, coranes, en un acto de protesta contra el islamismo radical. Ahora, tras retractarse por las presiones recibidas, vuelve a amenazar diciendo que de seguir adelante los planes de crear una mezquita en la zona cero de los atentados, que los quemará. ¿Puede un loco así hacer chantaje al mundo? Parece ser que sí, a juzgar por la que se está cociendo de cara a mañana, jornada en la que parece todo posible. Si no fuera por la que se puede organizar, me parece una noticia de chirigota, y precisamente creo que son las noticias que los medios de comunicación deberían ignorar, pues es lo que el loco pretende: publicidad e omnipresencia en los medios. Pero en temas tan sensibles como estos probablemente sea imposible no llamar la atención. Cualquiera colgaría el acto en YouTube o donde fuese, y al día siguiente, otros empezarían a quemar biblias en otra parte, que no sería lo peor ni mucho menos de lo que podría pasar.

Otro iluminado peligroso es Neira, cuya labor iluminatoria en la instutición creada para él parece haber sido tan superflua que de un plumazo no sólo le han destituido, sino que además cierran dicha oficina. Le pillaron conduciendo borracho, algo que él niega, pues dice que son las pastillas que tomaba. Está bien ser un héroe y hacer el bien cuando puedes, pero si te crees mejor que los demás por ello, la iluminación te acabará pasando factura.

Y en Alemania llevamos meses con un culebrón bastante desagradable pero carnaza para el periódico sensacionalista Bild, con la de portadas que le lleva dedicada. El hombre del tiempo de una cadena de televisión privada fue acusado de violación por su ex pareja. Fue detenido, puesto en libertad bajo fianza, y el juicio debería haber empezado esta semana. Partiendo de la base de que se trata de un litigio cuya sentencia han de dictar los juzgados y no los medios de comunicación, pena me da el que sea la víctima, pues no hay nada demostrado todavía, y de no ser ciertos los cargos contra el acusado, Kachelmann, los medios de comunicación ya se han ensañado con él de todas formas. Además, más mujeres han declarado haber sufrido abusos por su parte, dando más titulares, carnaza, o víctimas, si de hecho lo son. Pero lo peor fue a comienzos de esta semana en un acto vergonzoso el día que debía comenzar el juicio pero que fue aplazado: un "humorista" que a mí nunca me ha hecho gracia, Oliver Pocher (el mismo que está ahora con una ex de Boris, ya puestos a dar detalles que interesan siempre), se presentó a la puerta del juzgado disfrazado de Kachelmann, haciendo mofa de la situación. Y a mí me dio pena y rabia que algo tan serio como un juicio, en el que hay alguien que es una víctima, o el acusado o la que presenta la demanda, se vuelva objeto de escarnio público para gracejo de otro iluminado y sus fans.

A mí me da miedo la gente que actúa por la gracia de Dios. O por la gracia de los medios de comunicación. Al final da igual, porque peores son las masas que les idolatran.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Perros reales y virtuales

Por fin tenemos perro. O perros. Y Nintendo. Lo bueno de las maquinitas de hoy día es que hacen posible todo. Yo no quería ni Nintendo ni perro, y eran dos temas muy manidos en los últimos años con mis hijas. Cuando no conejo quieren perro, aunque a la pequeña le hacen los perros tan poca gracia como a mí. Y el tema Nintendo era asunto de estado durante muchas comidas, muchos viajes, muchas tertulias, después de ver a niños que la tenían. Pero en algunas cosas soy tan perseverante como ellas, y les dije que yo no me gastaría ni un euro en la maquinita, y entonces me decían que era muy cara, y yo que a mí también me lo parecía, y que o se la compraban ellas o nada. Así que empezaron a ahorrar, y este verano, en España se compraron entre las dos el objeto del deseo. Establecí reglas: si bien yo no he invertido ni un euro en la compra, me reservo el derecho a retirársela cuando me parezca conveniente, es decir, cuando haya peleas de si me toca a mí y tú ya llevas mucho rato con ella, o si los momentos de uso no me parecen apropiados.

Y parece funcionar la cosa, y encima cumplieron su sueño de tener un perro. Ahora les oigo de vez en cuando llamando "Lucky", "Fiona", y me cuentan que algun otro perro les ha mirado con cara de pena cuando lo llevan al hotel de perros porque se compran otro. Y yo "niñas, no seáis malas. No abandonéis a ninguno, aunque sea virtual". Lo cómodo que es el asunto, y a mí me dejan de líos. Porque si hay una relación que no funciona es el binomio perros y yo. Incompatibilidad absoluta. Esto viene de muy atrás, por un susto que me llevé siendo bien pequeña, y el trauma que me quedó. Con los años he aprendido a saber estar cuando hay un perro en mi cercanía, a no ponerme histérica, a no demostrar mi miedo, pero tengo mis normas, como no tocar a ninguno... porque no me sale. Entiendo que a la gente les gusten, y siento empatía cuando me cuentan de su sufrimiento por los animales. Me imagino el dolor que pasan cuando se les mueren. Conozco varios casos de gente que lo ha pasado muy mal. Y conozco perros monísimos: el más "guapo" el de unos amigos, el más gracioso el de un familiar, el más saltarín el de otro amigo mío, y el más grande y bueno era el de un primo mío, que se encontró a su Luca abandonada (un dogo alemán, acabo de mirar) y se hicieron inseparables. Se murió hace años y todavía se le aparece en sueños. Me lo creo todo, de verdad. De razas no entiendo nada, y sólo distingo a los pastores alemanes y a los Rottweiler, a los que respeto mucho, muchísimo. Una prima mía que tenía uno me echó en cara varias veces: "Ya sé que no subes a mi casa por el perro". Y razón no le faltaba. O peor: "Ahora ya puedes subir, que ya no tengo perro".

Pero de verdad que me esfuerzo e intento no molestar a los perros con mis reservas, pero espero comprensión. Los respeto mucho, y más a sus dueños, que los quieren y los tratan tan bien, y por respeto a ellos, me hago la valiente y hasta a veces le he pasado la mano a alguno por encima (perro, claro). Y sin embargo hay casos que son superiores a mí. Del que no me haré amiga jamás es de la perra de la profesora de violonchelo de mi hija. Y es mutuo. La muy perra me odia, y no sé si tendrá algo que ver con el amor que siento por la profesora, que como profesora es buena, pero he tenido algún rifirafe con ella por otros motivos; el animalito espera a veces escondido en el jardín cuando abro la puerta de la valla para darme luego algún susto con sus ladridos. Más de una vez se me ha parado el corazón, y eso que le tengo dicho a la dueña que cuando venga yo, que por favor lo recoja (cuando empezamos a ir mordió además a mi hija en la patorrilla: "Huy, qué raro", dijo, "debe estar asustada de vosotras, pues nunca muerde a nadie"). Y llevamos más de un año yendo y el otro día me volvió a recibir con rabia y a ladridos. Mi hija, al verme la cara y sin haber dicho yo NADA, me dijo: "No le digas al perro en alemán Scheisshund, ['perro de mierda'] que te entiende. Díselo en español." Y tardé un buen rato en dejar de reírme por el comentario, y pensé que a lo mejor es eso, que es mi culpa porque me leen el pensamiento, o porque entiendo su idioma. Será cuestión de hacerme la sueca. Normalmente funciona.

martes, 7 de septiembre de 2010

El amor

Ya podría yo hablar la lengua de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es maleducado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca.

Tan sólo una cita en el día de hoy. Más no.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Propongo...

Arranca el curso en España, "tarde" ..., porque aquí llevamos un par de semanas y empezamos a pensar en las siguientes vacaciones, que serán en un mes (ay, qué raro me parece el curso aquí). Desde España me comentan los afectados que el gasto en libros de texto es escandaloso y que hoy día la mayoría son libros en los que hay que escribir, para no podérselos pasar ni al hermano. Ya cuando veo en verano en España la parafernalia que se organiza en torno a la reserva y compra de los libros de texto, y que luego, como me pasó a mí una vez que quería un libro de lengua de tercero, me dijeron que no los vendían sueltos, que había que pedir todos los del curso y diciendo de qué colegio eres, me quedé anonadada, y respuestas así me dieron en las muchas librerías de Madrid que recorrí, incluso en las grandes, pidiendo que me lo encargasen. Y suena a mafia entre las editoriales, las tiendas y los colegios. Cuando los de mi generación íbamos al cole, los gastos en libros eran cuantiosos para familias obreras como la mía, y aprovechábamos los libros, de hermanos a hermanos. Todavía conservo uno de literatura al que mi hermano le pintó bigotes y barbas y más adornos a escritores clásicos, que luego usé yo, y luego mi hermana. Cuando descubrí ese libro en casa de mis padres hace años, forrado en papel naraja fosforito, y con las hojas sueltas, y que nadie se había agenciado, lo hice yo.

Por eso, como solucionan en Alemania la compra y uso de los libros me parece genial. El colegio se encarga de comprarlos, y a comienzo de curso se reparten entre los alumnos. Los libros son propiedad del colegio, y así va indicado, y según se abre hay unas casillitas donde van el nombre y apellido de los alumnos que lo han usado hasta entonces, y cada libro tiene unos cuatro usos, a juzgar por las líneas de la tabla. Y luego le toca a tu hijo, por lo que si el libro está desvencijado, sabes quién tiene la culpa... uno de los tres o cuatro anteriores. Les prohíben además escribir en los libros, y los ejercicios de rellenar algo los tienen que pasar a un cuaderno. Algo que me parece justo también es que como siempre tienen que comprar algún libro nuevo, o actualizar alguna edición, reparten entre cada alumno una mezcla de libros usados y nuevos, para que no tenga un alumno más libros nuevos que otro, y mi hija trajo los primeros días de clase los nuevos, para que los forrásemos, y así se reparte hasta esa tarea. Sinceramente me parece un buenísimo sistema: se ahorra papel, las familias ahorran dinero y estrés de ir a encargarlos, comprarlos, y al menos en esto no nos sablan, pues además los libros son gratis. Pusieron una cuota de 50 € a las familias que lo pudiesen pagar (la mayoría en Alemania), pero lo han quitado otra vez, pues era otra de las vacas sagradas de este país. Yo pienso que es algo que podrían dejar, para los que lo pueden pagar, repito, y preferiría que ese dinero lo invirtiesen en otras cosas, como en las instalaciones o en quitar las absurdas contribuciones de los críos en la escuela, como el llamado Fegedienst, 'el servicio de barrer', que tiene que realizar un niño cada día al terminar las clases durante toda la semana que le toca. A mi hija le tocó la semana pasada y no le digo nada, pues acato las normas, pero me parece mal. Como no quiero pensar que ésa es la única limpieza de la clase, preferiría que le pagasen una hora más a la señora de la limpieza por hacerlo algo mejor. Yo no recuerdo haber barrido nunca la clase, ni nada por el estilo. Pero el día que mi hija pequeña me dijo "ahí hemos estado limpiando con la guardería hoy", por poco me da algo: era una cuneta, debajo de un puente de acceso a la estación de metro más cercana, y en ese terraplén de bajada a las vías y hasta la verja, les pusieron a quitar basura, vidrios rotos y no sé qué más cosas a críos de 5 años, en acciones que aquí llaman "Hamburg räumt auf", 'Hamburgo recoge', y que a mí me alteran. Me parece bien enseñar civismo, pero me parece irresponsable poner a niños tan pequeños a quitar inmundicias en una cuneta donde la gente tira de todo. Por otra parte, si veo como están las calles de Carabanchel en las que crecí, no sé si sería un buen método para evitar tanta suciedad, partiendo de mi lema como ama de casa: "El que limpia no ensucia tanto, porque sabe que le toca limpiarlo a él..." o "Es muy fácil manchar cuando uno no limpia".

Pero limpiezas aparte, mejor me parece que aprendan civismo así, con los libros, enseñándoles a tratarlos bien, pues no son suyos, y desde luego que el negocio de los libros de texto en España es muy de los nuestros, con ese afán de que todo ha de ser nuevo, y despilfarrar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Qué festivaleros

Sin duda los hamburgueses son unos festivaleros, no digo que los más de Alemania, pues tanta comparación no tengo, pero sí que es cierto que no paran de organizar jolgorios y actividades los fines de semana, dejando el centro en algún sitio u otro colapsado para el tráfico, con calles cortadas por aquí o por allá. No tendrán Oktoberfest, la fiesta de la cerveza bávara que empieza en septiembre, pero cerveza se puede beber por todas partes y comer, no digamos.

Este fin de semana es el Alstervergnügen. Alrededor del Alster pequeño (el Alster, el lago de Hamburgo tiene dos partes, un lago pequeño y otro grande, separados por un puente) colocan el primer fin de semana de septiembre o último de agosto una verbena para despedir al verano, y en un puesto te puedes tomar una cervecita, en otro una salchichita, en otro una caipirinha servido por las brasileñas correspondientes que se menean mientras te la preparan, en otro algodón de azúcar, palomitas, almendras garrapiñadas, en otro patatas fritas con mayonesa, en otro los bollos típicos fritos de aquí ... y luego otra cervecita, otra salchichita, etc. Mi impresión es ésa: que se trata de comer y beber. Lo que yo no sabía es que empezó con intención cultural hace 35 años, y ya vemos a lo que se reduce la cultura con el paso de los años, pues lo más cultural que tiene la fiesta es una noria pequeña y algún carrusel para los críos.

Pero si no te basta, este fin de semana puedes ir también a la fiesta de la Schanze, el barrio más transgresor de Hamburgo y tras comerte todo lo enumerado arriba quemar un par de coches, tirar piedras contra escaparates y contra la policia y demostrar que estás en contra de todo, como ocurrió anoche. O te puedes coger tu coche antiguo, si lo tienes, e irte al Stadtpark, donde van los fanáticos de los coches a mostrar el suyo y admirar el parachoques brillante de otro modelito de otro fanático.

Y todo esto tras todas las fiestas de los últimos meses. Si no me equivoco la maratón da el pistoletazo de salida, el último domingo de abril, y luego se suceden los fuegos artificiales por la flor del cerezo, la misa de los moteros (el cura de la iglesia principal de Hamburgo, el Michel, motero él mismo, bendice a sus fieles), el festival de las Harleys en St. Pauli, la triatlón, el orgullo gay, la carrera ciclista Cyclassics, festivales de Rock en el puerto, festival de literatura este fin de semana también al sur del Elba (la frontera entre el norte y el sur para los hamburgueses). Y esto sin las numerosas regatas, el festival de los barcos-dragón, y qué sé yo qué mas. Y a todos los sitios que vayas, podrás comerte todo lo enumerado arriba (creo que se nota que tengo hambre y que no he comido todavía), y esperar a la siguiente fiesta de cualquier barrio, que las hay, claro, un fin de semana u otro.

Por supuesto que he ido al Alstervergnügen, pero hace muchos años, pues no me dice nada, y también a muchas de las otras fiestas, pero siempre son lo mismo, y he llegado al punto en el que no voy a ninguna. No, miento, el domingo que viene me apunto a una: la carrera del Alster, de 10 km, en la que participaré. Y hoy, he entrenado prontito alrededor del Alster con otros miles de los corredores que correrán también, supongo, pues estaba el Alster tan lleno de corredores, que el lago, con tan sólo los piragüistas, respiraba paz. Mientras corría echaba de menos los barcos de vela, pero en uno de los embarcaderos vi que a eso de las diez había llegado la marabunta de los que llenarían el Alster (el agua) un par de minutos después. Conociendo Alemania, habrá horarios, me imagino, algo así como las piraguas de 7 a 10, los veleros de 10 a 20 horas, y los corredores, como somos anárquicos, cuando nos dé la gana. Así que me he vuelto a casa en coche oyendo en la información del tráfico que esta calle u la otra está cortada por fiestas y más fiestas, y contenta de haberme corrido los 7,5 km en cinco minutos menos que la última vez que lo hice, en mayo, y eso que he entrenado poco y mal este verano, por el calorazo de España y por problemas de salud. Así que siempre hay algo que celebrar.

sábado, 4 de septiembre de 2010

La segunda adolescencia

El otro día lo vi claro. Una chica de unos 17 ó 18 años hace una compra mínima en la droguería. Yo hago lo mismo. Ella pone una laca de uñas roja sobre la cinta de la caja, y yo pongo uno de esos separadores que hay para entre un cliente y otro, y coloco mi compra minimalista a continuación: papel higiénico y un limpiador para el baño. Dos limpiadores... Y en ese momento lo vi claro. Esa es la diferencia entre tener 17 años y tener 40. En la adolescencia tú y tus uñas son el centro de la existencia (los que tienen uñas, se supone), y con 40 ya no puedes pensar siempre en ti misma, y una compra urgentísima en la droguería es eso: papel higiénico y un limpiador.

Y sin embargo el hecho de que te des cuenta de esa diferencia significa que aunque estés sometido a tu edad, estás mentalmente en otra fase. Ayer me lo comentó mi amiga: "¿Has leído el artículo en la Brigitte sobre la segunda adolescencia? Me acordé de ti". Cuadro en muchos artículos, no sé si es positivo o negativo, y en muchas películas, y en muchas novelas. Pero cuando leí el artículo pensé que no me había parado a pensar en que las mujeres de alrededor de 40 años estamos en una segunda adolescencia en la que nos cuestionamos todo lo concerniente a nuestras vidas, y las hormonas, ahora ya camino de la menopausia, te alteran sin provocarte espinillas, pero el proceso natural te deja patas de gallo, varices, y otras desgracias. Como soy crítica con cualquier encasillamiento me niego a aceptar que la lucha interna (o externa) ocurre porque sí, y porque somos unas inconformistas. Pienso que no hay nada de malo en ser inconformista, en tener muy claro que te faltan ciertas cosas y que por mucho que se empeñen todos, no renuncies a ello, precisamente por eso, porque tienes cuarenta y... , porque te queda mucho por delante y porque sabes que con quien tienes que seguir lidiando es sobre todo contigo misma. La autora del artículo, Ildikó von Kürthy cita un estudio cuyo resultado dice que en Alemania la edad en la que el descontento es mayor es con 42 años. Así que que nadie se dé por aludido que no viva en este país.

No dicen de género, pero serán las mujeres, pues yo creo que a los hombres les pasa lo mismo, pero más tarde. Ellos probablemente sientan que el tiempo los aparca cuando en el trabajo aparecen los más jóvenes pisando fuerte, y ellos quedan relegados a su función (última) hasta la jubilación. Y sin embargo pienso que a las mujeres nos educan de cara a estar conformes, a adaptarnos, a gustar, y con 40 años ya no queremos demostrarle nada a nadie, pero queremos estar conformes con nosotras mismas. Muchas lo están, no lo dudo, pero creo que todas se quejarían de algo al ser preguntadas: quiero dejar de ser invisible para el mundo, quiero dejar de hacer lo que todos esperan de mí y hacer lo que yo espero de mí, quiero probar lo que siempre quise hacer, quiero sentirme yo. Pues sabes quién eres tú. Eso sí que lo conseguiste, y por eso tiembla todo.

La película que vi anoche "Männer im Wasser" ('Hombres en el agua') iba, en teoría según las críticas, sobre una crisis de los cuarenta de un grupo de hombres, pero yo no la vi así. Un grupo de amigos se queda sin su lugar de entrenamiento de hockey e idean otra actividad, para demostrar que son capaces de hacer algo distinto: forman un equipo de natación sincronizada para hombres (deporte de mujeres desde los años 50, aunque comenzó como una disciplina plenamente masculina), y quieren ir al mundial masculino de ese deporte. Y ahí están, con sus cuerpos de cuarentones, y de repente descubren el placer de una pedicura, y ante todo descubren algo que les motiva y divierte. Y por eso, yo daría a todo la vuelta y diría que los 40 es esa maravillosa edad en la que todo es posible: puedes dejarte de comer las uñas y tener unas manos que ni tú misma te reconoces, puedes empezar a correr rondando esa edad y con casi 41 correr por primera vez una carrera de 20 km, puedes atreverte a ponerte lo que llevaba 15 años prohíbido en tu armario, puedes escribir un blog. Prefiero parar aquí, pues las posibilidades son infinitas, pero no es que lo hagas porque tienes 40 y quieras llamar la atención, sino porque por fin vas encontrando lo que te define y te hace sentir bien. Yo he encontrado muchas cosas en los últimos tres años y no me arrepiento de ninguna. Porque en tu segunda edad del pavo, no tienes las dudas de la primera, pues sabes que a lo mejor no lo haces bien, pero lo haces porque quieres, y porque estás más vivo que nunca, aunque a ti te parezca que no. No me digan que no soy optimista hoy, tras una semana en la que la que me arregla las uñas me ha dicho que está muy orgullosa de mí, en la que mis hijas me han dicho que les parezco muy cool, en la que aunque lloro y pataleo por las mismas cosas de siempre me digo que esta edad no vuelve y que a pesar de todo es maravillosa y que ya me acordaré cuando tenga 60 y diré, ¡ay los cuarenta, quién los pillara! Porque los 30 no los quiero pillar ya, y los de antes tampoco. Pero la cuarentena... Todo es posible. Menos lo que no lo es... no me lo recuerden. Pero yo sigo luchando. Y mientras tanto sigo probando cosas nuevas. La que tengo en mente para la próxima semana no la voy a contar, por pudor, y porque aunque tengo este blog para perder la vergüenza, entre otras cosas, hay cosas que no se cuentan a nadie. Ni con 41.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Sobre la integración

Se me acumula el trabajo. Ayer noche, según leía el periódico local se me ocurrían miles de historias para este blog, pero me quedo con dos. Una de ellas es que el Presidente alemán, Christian Wulff está en la lista de espera para obtener una plaza de guardería para su hijo de dos años. No dudo de que se la den, pero de momento la noticia tiene su impacto mediático. Qué sencillitos este Christian y su mujer Bettina, quién lo diría, pues además ha dicho él que teniendo hijos de 2, 7 y 16 años, "está uno muy cerca de los problemas de las guarderías y de los colegios, y de las cuestiones de trabajo y la familia". ¿Hablará de conciliar? Lo dice tan asépticamente que un comentario así sirve para todo o para nada, que para eso es el Bundespräsident, y él y su mujer forman una de las llamadas Patchwork-Familien, como se llaman en Alemania a las familias de hoy día que juntan hijos de varios matrimonios: la de 16 es hija de Wulff de su anterior matrimonio, el de 7 de ella, y el pequeñín es el común de ambos, y ese, el pobre, sin plaza de guardería todavía. Bettina Wulff es además la primera dama alemana que tiene un tatuaje, y la noticia fue la bomba cuando Wulff fue elegido: la más joven que ha pisado el palacio de Bellevue en Berlín (tiene 36 años) y encima tatuada. Que la profesora de mi hija sea más joven que yo lo acepto (nació en el 86), pero que la mujer del Bundespräsident también lo sea me da que pensar, pues hasta ahora el cargo estaba ocupado por mujeres tipo Barbara Bush en muchos casos. Lo del tatuaje me da igual. Se lo tendrá que tapar en las cenas representativas, eso sí. O a lo mejor eso le da posibilidades de llevar al niño a cualquier guardería de Berlín, y allí las hay estupendas para predicar con el ejemplo en temas de "integración".

Porque hay otra noticia que me sorprende más: "Mourinho wirf Özil und Khedira Integrationsprobleme vor", ('Mourinho les reprocha a Özil y Khedira problemas de integración'), y citan su entrevista en el diario deportivo as. El periódico de Hamburgo, Hamburger Abendblatt utiliza los problemas de integración como titular de la noticia en un momento muy delicado en Alemania para este tema, tras las declaraciones de Thilo Sarrazin. Como estas cosas me intrigan, me he metido la página web del diario as (por primera vez en mi vida), para leer la entrevista, y comprobar si verdaderamente las declaraciones de Mourinho son tan negativas como pone el periódico de Hamburgo, y no me lo parecen tanto, pues cierra el párrafo dedicado al tema con un "Paciencia, hay que darles tiempo", que es justo lo que ha dicho Löw al saber de las declaraciones de Mourinho. Así que todos están de acuerdo. Pero los problemas de integración vienen dados porque de español sólo saben decir "buenos días" y "hola", y de inglés un "poquitín" más..., dice Mourinho. ¡Pero si estos chicos habrán terminado la enseñanza obligatoria y poco más!, y es justo la "integración" de la que yo hablaba el otro día a raíz de la polémica de las tesis de Sarrazin. Su trabajo es dar patadas al balón, pero como se está poniendo el mercado de fútbol, van a tener que ser todos los jugadores políglotas, o si no que se lo digan a Van der Vaart, que lo tienen mareadito de aquí para allá. De todas formas, salvo van Gaal, muchos jugadores o técnicos que han pasado por España se han ido hablando muy buen español. Y el pobre Raúl y ahora también Jurado no creo que sepan decir más que Hallo y Guten Tag, y de ellos nadie habla. Ya se integrarán, ya. De todas formas, si buscan a una profesora de español para los jugadores, una servidora estaría dispuesta... Donde sea. Hasta en Noruega, el mejor país para ser madre, si no fuera por el frío, claro...

Porque hoy me quedo con las declaraciones de la Ministra de la Familia, Kristina Schröder, que presenta cifras: la conciliación entre familia y trabajo les es a muchos alemanes más importante que una bajada de impuestos o la reforma del sistema social. Para eso no hace falta hacer encuestas, yo ya lo sabía. Y las cifras cantan: 84 % de las mujeres interrumpen su carrera profesional por tener hijos frente a un 10 % de los hombres. Y con esas cifras pide mayor flexibilidad en los horarios laborales, una Unternehmenskultur ('cultura de empresa') dispuesta a aceptar que horarios reducidos no significa menos rendimiento. Sí, todo necesario, pero no pide horarios ampliados de colegio, y una "integración" en la cultura alemana de la mujer como trabajadora y no como madre, pues en este país, una vez que tienes hijos, eres sólo eso.

Noticias y más noticias. Ah, otra, pero del periodiquito del cole de mi hija pequeña: a partir de este curso escolar se eliminan a las Milchmütter (las madres que sirven leche en los colegios). Se han dado cuenta de que la escasa demanda no justifica ya tal preciada labor. Eso sí que es una buena noticia. Vamos mejorando.