miércoles, 20 de octubre de 2010

Puntos suspensivos

Estoy muy emocionada por todas las muestras de cariño. Agradezco todas y cada una de ellas. Hoy me he levantado huérfana de blog, y al leer los titulares de la prensa y mirarme en el espejo tenía otra vez montones de ideas..., y me picaban los dedos, como se dice en alemán, esa lengua que amo tanto. Reitero lo que ya sabía, que este blog ha sido todo un éxito personal, y lo que más lamento es perder la relación diaria que me permitía tener con mis lectores, tan interactiva, incluso en silencio. Que cierre este proyecto tiene miras de futuro. Necesito mirar hacia delante, y habrá más proyectos. Lo aseguro. Le ruego a todo el que quiera que le informe cuando tenga alguno preparado, que me mande un correo a mi dirección, ma_elena.fernandez@yahoo.de, y avisaré a todos cuando ponga en marcha otra cosa. Pero ahora, necesito mi tiempo. Muchos lo han entendido.

Y este último párrafo se lo dedico a mis hijas: mi motor y mi alimento. La mayor no estaba esta mañana de acuerdo cuando se ha enterado de que dejo este blog, pues es tan peleona y tozuda como yo. Pero la pequeña, que es tan soñadora como yo y tiene una lógica que hace reír a cualquiera, antes de anoche, al leerle "La Cenicienta" en plan de "cachondeo", pues el cuento serio ya nos lo sabemos y lo dejamos de leer hace mucho, me soltó ante la imagen de Cenicienta bailando con el príncipe: "No entiendo como ésta sabía bailar cuando llegó al baile, si durante el día no hacía otra cosa que limpiar". Pues de eso se trata, recórcholis.

martes, 19 de octubre de 2010

Ha sido un placer, blog

Podrá parecer un sinsentido pero no lo es. Es algo que vengo meditando desde hace días y ayer volví a pensar con gran fuerza en ello; hoy no pensaba escribir e iba a reflexionar. Pero ya está decidido lo que ya sabía que iba a hacer cualquier día de estos. Me despido de todos los que me han seguido, conocidos y desconocidos, y les doy las gracias, porque ellos me han ayudado a mí a ser yo. Este blog ha sido uno de los proyectos que con más cariño y tesón he realizado en toda mi vida. Pero es el momento de guardarme esa energía y tiempo para otros "proyectos". Lo dejo en un momento en el que menos que nunca me faltaban ideas (algunos se reirán), pero precisamente por ello necesito parar, porque me absorbe demasiada energía, que, sinceramente, necesito para otras cosas. En mi vida va a haber cambios y necesito concentrarme en ellos.

Nada me gustaría más que haber aportado algo, de la forma que sea. Para mí ha sido un gran éxito personal tener este blog. Y por eso le doy a él las gracias. Siempre he dicho que yo le necesitaba a él pero no él a mí. Y gracias a él he sido más yo que nunca. Estaré ahí por si alguien me necesita. Nunca me han gustado las despedidas. Hasta siempre.

lunes, 18 de octubre de 2010

Ser niños

"Me propuse leer un libro infantil que me mandó el autor, y lo leí algo. Pero lo dejé rápido, ¡de lo mucho que me enfadé! Os digo también por qué. ¡Tal señor quiere que los niños que leen su libro se crean que están siempre de buen humor y que no saben ni lo que hacer de tanta felicidad! El muy falso hace como si la niñez estuviera hecha de masa de pastel de primera categoría.
¿Cómo puede una persona adulta olvidar su juventud por completo, de manera que un día de repente ni siquiera se acuerda de lo tristes e infelices que son los niños a veces? (Yo os pido al respecto de todo corazón: ¡No olvidéis vuestra infancia nunca! ¿Me lo prometéis? ¿Palabra de honor?
Da igual si uno llora por una muñeca rota, o porque posteriormente pierda a un amigo. En la vida nunca se trata del motivo por el que uno está triste sino sólo de cuánto se aflige uno. Verdaderamente las lágrimas de los niños no son ni más pequeñas y con bastante frecuencia pesan más que las lágrimas de los mayores. ¡Que no haya confusiones, señores!". Erich Kästner, Das fliegende Klassenzimmer, 'El aula voladora' (1933) [mi traducción].

Ayer leí estas palabras, al cumplir la promesa que le he hecho a mi hija mayor de que todos los libros que se lea para la clase de literatura me los leeré yo también. Se trata de un libro juvenil delicioso, conocidísimo en Alemania, todo un clásico, como el resto de las obras de Erich Kästner, autor alemán que murió en 1974. Mi hija me leyó este párrafo hace días en alto, y me llenó de emoción el detalle de que sepa ver el mensaje del autor en el prólogo del libro, la ironía y seriedad, y en el que cuenta de la historia que va a narrar.

Y hoy, al ver las lagrimitas de mi hija pequeña mientras desayunaba, que no eran más que por el madrugón que se había pegado tras dos semanas de vacaciones y volver hoy al colegio en horas intempestivas, y ver a la otra que antes de irse a las siete y diez de la mañana ya me había puesto la cabeza loca con todos sus pensamientos matutinos, por los dolores de tripa que tiene cuando está nerviosa, y por el susto que me dio el otro día, pensé que efectivamente es muy duro ser niño. Creo que todos firmaríamos esto, y decir que la niñez es un camino de rosas es, como dice Erich Kästner, una desfachatez. Yo recuerdo muchas lagrimitas mías de pequeña por cosas que parecerán ahora tonterías, pero que entonces eran tragos muy gordos. Y hoy, la pequeña decía que no sabía por qué lloraba, pero asintió al preguntarle yo si era por tener sueño y no saber ni cómo tenía el cuerpo. Yo, que también estaba muertita de sueño, le he dicho que lo entiendo, y que entiendo sus miedos a volver al cole, tras dos semanas, con lo dura que es la vida de un pequeñín, que nadie se lo imagina.

Media hora después se bajó del coche tan campante, como si fuese un día normal, porque es un día normal.

domingo, 17 de octubre de 2010

Salvados, pero no de la carroña

Para mí hay ciertas noticias que se basan en los hechos, y todo lo demás no me interesa. Ejemplo: 33 mineros atrapados en una mina en Chile, 69 días en total; consiguen sacarlos a todos. Hasta ahí comprendo la información, el interés, el milagro incluso, y la admiración hacia ellos por tener la entereza de aguantar en condiciones de higiene infrahumanas tanto tiempo en la oscuridad, tras el que muchos quedarán probablemente tocados para el resto de sus vidas. Por eso, de la noticia he seguido lo básico, y todo lo de alrededor me parecía y parece superfluo, y no he leído nada. Pero aunque no quieras te meten la "información" en titulares y estaba claro lo que iba a pasar: la novia del minero que espera que éste le proponga en matrimonio como había anunciado abajo (ay, amiga, vete tú a saber si ahora con la exclusiva de alguna entrevista se hace rico, y te deja plantada; pero entonces tú podrás vender la exclusiva, alégrate), las dos mujeres, mujer y amante de otro minero, peleándose fuera de la mina a la espera y ahora; luego las historias de que si éste es más fuerte que el otro, los enfermos, o qué sé yo. Y ahora se lanzan todos los que pueden sacar tajada sobre los hombres, en un momento en el que estarán confundidos, perdidos, y que tardarán en asumir y reubicarse en la realidad. La prensa amarilla y todos los buitres carroñeros vuelan alrededor, y muchos mineros serán tan imbéciles como para prestarse al juego. Al fin y al cabo habrá mucho dinero en juego, y como para desaprovecharlo, tras lo vivido, y con un futuro incierto, pues me imagino que muchos no querrán volver a pisar la mina (yo no lo haría). Y los chilenos y el mundo espera noticias, lo más podridas posible, porque el espectáculo ha de seguir. Es vergonzoso, y desería que nos librasen de la que se nos avecina. Entiendo que los mineros quieran cobrar por entrevistas y vender su experiencia, pero si todo se basase en lo vivido, en cómo aguantaron, para tratar de mostrar algunos valores humanos decentes, sería hasta positivo. Pero una vez acabada la noticia la prensa seguirá generando noticias, investigando, preguntando a esas mujeres enfadadas y a los parientes que esperan sacar tajada también, y que declararán todo tipo de incongrueces con tal de ganar ellos también. Nadie debería leer esas noticias, a nadie deberían interesarle. Pero me temo que no es el caso. Y lo malo, repito, es que aunque no queramos nos enteraremos de los detalles. Qué asco.

sábado, 16 de octubre de 2010

"Me gustan los libros pero no leer"

Mi hija pequeña tiene respuestas para todo. Por fn lee, pero no tanto como a mí me gustaría. Digamos que tiene libros, los hojea, y me dice mil veces "me aburrrrrrrro", demonstrándome que ya pronuncia la "r" como cualquier español del "terruño", y al recordarle yo durante estas dos semanas de vacaciones escolares que podría leer, ante tanto aburrrrrrrrrrrimiento, me dijo que si no lee es porque no le gusta, y entonces le dije que para qué se pide libros a veces: "Bueno, es que me gustan los libros pero no leer". Como siempre, me hizo reír. Parece yo, que voy comprando libros cada año convencidísima de que me los voy a leer todos, algún día, ... porque me gustan los libros, y también leer. Como me gustan los platos fuertes, ahora llevo nada menos que desde julio leyendo los Buddenbrooks, la novela de Thomas Mann de la saga familiar de Lübeck, y voy por algo más de la mitad, algo que disculpo diciendo que tiene casi 700 páginas y que la leo en alemán, y que es un libro de tomo y lomo, nunca mejor dicho. Thomas Mann la terminó con 25 años. Casi 30 años después, cuando le concedieron el Nobel de literatura, el jurado argumentó que era básicamente por esa obra. Y me lo creo. Quien sea capaz de escribir una obra así con esa edad, puede descansar la pluma para el resto de su vida, algo que no hizó Thomas Mann, del que Hemingway dijo que podría haber sido un gran escritor si no hubiese escrito los Buddenbrooks. A mí me tiene maravillada por el lenguaje, la descripción de la época, mismo de la ciudad, Lübeck y sus alrededores, los personajes tan bien estructurados, definidos, algunos repelentes, otros fríos como debía ser la vida en la época en esa alta sociedad. Y noche tras noche, cuando consigo centrarme en ese mundo de Lübeck de la segunda mitad del siglo XIX, vuelvo a maravillarme, a pensar que sólo unos elegidos son capaces de escribir un Quijote, un Cien años de soledad, unos Buddenbrooks, y que en comparación muchas obras son papeles rellenos.

Y pienso que hay que empezar, desde pequeñitos a inculcar el gusto por la literatura y los clásicos. En mi periplo por la literatura alemana, he descubierto también baladas y poemas de los que les hacen (o mejor dicho les hacían) aprender a la gente en el colegio antes, como a nosotros algún romance que yo todavía recuerdo de carrerilla ("Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tu naciste, grandes señales había). Aquí son de Goethe, Schiller, Fontane. Me quedo con el "Herr von Ribbeck auf Ribbeck im Havelland, ein Birnbaum in seinem Garten stand...", de Fontane, o de Goethe "Wer reitet so spät durch Nacht und Wind? Es ist der Vater mit seinem Kind". Y por eso estoy encantada con que mi hija mayor haya empezado en el instituto con un libro magistral para la literatura infantil: Das fliegende Klassenzimmer, de Erich Kästner (El aula voladora), un clásico en Alemania, como leer Platero y yo (admito que a mí de niña este último me pareció un tostón -probablemente debería leerlo ahora para apreciarlo- pero quizá lecturas así fueron la piedra angular para leer libros "densos", como dice un amigo mío que se ríe de mis lecturas).

Pero el otro día conseguí lo que parecía inalcanzable: que mí hija pequeña leyese en silencio un buen rato. La mayor ya le cogió hace tiempo el gusto a la lectura, y devora libros: no doy abasto a llevarla a la biblioteca y sacar y devolver libros, algo que hago encantada. La otra saca alguno, lo hojea y lo devuelve. Leer es un rollo, dice. Pero anoche, leyendo las tres juntas Manolito Gafotas que hacemos menos de lo que me gustaría, la pequeña dijo "anda, Carabanchel, donde vive la abuela". Y descubrimos a un personaje descrito como que "se despistaba y se quedaba embobado mirando farolas; él es un gran observador de cosas que no tienen ningún interés". Y le dije: "Mira, Natalia, leemos porque siempre hay alguien que expresa mejor que nosotros lo que nosotros pensamos, porque esos personajes de los libros están en la vida real". Y la mayor y yo nos reímos, porque Natalia es capaz de ensimismarse con el aire, con cualquier mosca que pase. Y a la vez es capaz, como hizo hace un par de meses, cuando apenas empezaba a escribir, de llegar a casa del cole y escribir literatura: "Es war einmal ein Mädchen, die war traurig, weil die Jungs sie geärgert haben", 'Érase una vez una niña que estaba triste, porque los chicos le habían fastidiado". El tema es la esencia de la literatura, y conservo el papel como prueba. A lo mejor consigo que le acabe por gustar el leer. Seguiremos en ello.

viernes, 15 de octubre de 2010

Claro que hay cacos en Alemania

Al enterarse de los desperfectos de mi coche, algunos me han dicho sorprendidos "Vaya, también hay cacos en Alemania...". Por supuesto, aquí ocurre lo mismo que en todas partes: atracos, robos, destrozos, robos con o sin violencia, de todo. Pero sí que en general la vida diaria es mucho más segura. No vas por la calle pensando que en cualquier momento te podrían robar el bolso o la cartera, vas más relajado. Yo lo noto nada más llegar a España, que llego con la despreocupación de aquí, es decir, bolso abierto, o la tentación de dejar cosas en el coche, como hago aquí, y enseguida la gente me dice que cierre el bolso, me previenen, y lo mismo respecto a dejar algo en el coche a vista de nadie. Yo aquí voy con el bolso abierto, y nunca me han robado nada, dejo cosas a la vista en el coche, y no me han quitado nada. Bueno, lo del coche ya no lo puedo decir muy alto, pues el otro día me rompieron la luna en Düsseldorf. Sin embargo no se llevaron nada, lo cual me sorprendió, y hay dos posibilidades, o los pillaron en plena acción y se fueron, algo extraño pues era en una calle muy solitaria, o verdaderamente los destrozos fueron por puro vandalismo, pues me podían haber quitado mismo el navegador, que dejaron allí, algo viejo, al igual que el coche. Düsseldorf es el sitio de Alemania donde más lunas de los coches rompen, confirmado por el taller de reparación; quizá no es de extrañar en una ciudad grande, moderna y rica, con mucho Mercedes y demás coches de lujo, pero ésos los hay en toda Alemania, hasta en los pueblos. Y Hamburgo y Bremen son las ciudades donde más bicis se roban, decía el periódico el mismo día del ataque a mi coche. Yo no tengo bici, pero sé de varios casos. Pero también sé de bicis aparcadas sin candado, y que nadie quita. También sé que me he dejado el coche alguna ocasión sin cerrar y que no ha pasado nada, e incluso  me he dejado en varias ocasiones las llaves de casa puestas en la cerradura por fuera, y no me di cuenta hasta bastantes horas después, y no pasó nada. Vivimos sin rejas en ventanas a nivel del suelo, sin muros cerrando el paso a la casa, incluso a mi jardín puede acceder cualquiera, entrando entre los setos. Fuera hay muebles del jardín, mi vecina tiene una buena mesa de ping-pong que sería muy fácil robar. Y la única que parece pensar en esas cosas soy yo, pues a veces parezco neurótica por preocuparme por si esto o lo otro está fuera. Mi vecina deja las bicis a menudo en el jardín sin candados. Y sí, por supuesto que sé de casos de robos aquí, pero ni mucho menos en comparación con lo que ocurre en España, donde oyes continuamente que si a fulanito le han robado la cartera, a menganita el bolso, a otro la cazadora de cuero, o el coche, o mismo un paraguas que dejes en un sitio, desaparece a la mínima. Aquí me he dejado paraguas en alguna tienda o consulta del médico, y he vuelto días después, y allí estaba.

En España me agobia esa sensación de que en cualquier momento te podrían quitar algo. Luego te acostumbras, y vas relajado, porque si no no vives, pero definitivamente la seguridad ciudadana es mucho mayor aquí. Pero por supuesto que hay cacos. Como en todas partes.

jueves, 14 de octubre de 2010

La HafenCity

No voy casi, porque no me cae a mano, pero tras no haber ido desde hace mucho a la HafenCity, el nuevo barrio de Hamburgo, me ha sorprendido hoy. La primera vez que lo vi, hace tres años, me pareció muerto, sin vida. Es normal, porque los primeros inquilinos acababan de mudarse a sus modernísimos apartamentos, probablemente una mezcla de yuppies, solteros, parejas sin hijos, y gente moderna con dinero, pues los precios no le permiten a cualquiera comprar vivienda ahí. Pero tres años después, parece que la vida ha entrado a la HafenCity. No hay marcha nocturna, eso ya lo comprobé hace tiempo un viernes por la noche, pero de día hay mucho movimiento. Muchas empresas se han mudado ya hacia la modernidad de Hamburgo: Unilever o SAP, entre otras. Pero lo que le ha dado mucha vidilla al conglomerado de ladrillo y todo tipo de arquitectura moderna, canales, barquitos, paradas de autobús, y grúas y más grúas por todas partes, es la cantidad de gente que trabaja allí, aunque ésos se van por la tarde, pero sobre todo las tiendas, restaurantes, y una guardería y un colegio cuyo recreo está en el tejado del edificio, nada para los niños que tengan vértigo, y complicado para jugar a la pelota... que como se les caiga a los chavales... aunque teniendo en cuenta que vivimos en Alemania, no estará permitido jugar a la pelota. Asunto solucionado.

Ahora mismo viven 1.500 personas en los barrios existentes (hasta barrios tiene la zona), y de día trabajan 6.000 allí, con lo que cabe dudar si los niños que van a ese colegio sean niños que vivan en la HafenCity, sino probablemente sus madres los dejen allí mientras trabajan, pues es una escuela para todo el día, algo que casi no existe en Hamburgo. Allí hay necesidad, parece, algo es algo.

Y así, de la nada, le han quitado espacio al río Elba, se han cerrado terrenos, y junto al puerto, en un enclave privilegiado, ha salido un barrio céntrico de la nada. El metro llegará en 2012, aunque ya lleven demasiado tiempo construyéndolo. Pero el metro tardó 20 años en llegar al aeropuerto, así que ahora van "rapidito".

Y siguen y siguen construyendo. Y lo que falta. Para el que le interese seguir leyendo, http://www.hafencity.com/en/home.html, pues ahora viene mi visión, que es menos objetiva, por supuesto:

Así de avanzada está la Filarmónica, la nueva sala de conciertos para la orquesta de ídem. En opinión de la mayoría, innecesaria y un despilfarro pues el presupuesto se ha multiplicado a lo largo de las obras. ¡Pero qué más da el dinero!, si se necesitan un par de milloncejos más, se sacan de donde no hay, pues va a quedar bonita, ¿verdad? Y si se cierran bibliotecas, o no hay dinero para otras cosas, da igual, que para eso es un edificio de prestigio de arquitectos de renombre, y nos va a quedar muy chic.

Una de las calles más estupendas. Parece una maqueta, de lo perfecta que es. Y en esos pisos vive gente. Son los primeros que construyeron.

Ésta es una de las calles más recientes. Aquí hay tiendas, restaurantes, y eso de que tiene vidilla... vamos a dejarlo, pero esto es Alemania, y las calles están así frecuentemente, a mitad del día, por muy moderno que sea el barrio.

La terminal de cruceros, donde en temporada alta de viajes en barco, llegan toneladas de viajeros ávidos de ciudad. Esto no es el Caribe, ni las islas griegas (miren el cielo), pero vienen turistas en crucero. Faltaría más, que para eso tenemos un río que parece un mar, y uno de los puertos más importantes del mundo.

Las obras siguen y seguirán. Parece Berlín en sus mejores tiempos.
  
Y lo más feo de la HafenCity, el ViewPoint, o plataforma donde subirse y ver lo de alrededor. Es una birria y no tan alto como parece o debería ser, pero se ve bastante, y me permitió tirar todas las fotos. Probablemente el artefacto acabe luego o en la chatarra o como pieza de museo, si es que no lo rebautizan para ver cómo se deteriora el barrio si llegan inmigrantes, y caen los precios de la vivienda en la zona, lo cual no se cree nadie, ninguna de las dos cosas. Pero y lo chulo que está quedando el barrio, chirimbolo incluido.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El mito de las autopistas

Cada vez me gustan menos los viajes en coche. La autopista alemana está llena de camiones y coches cualquier día de la semana, y a cualquier hora. Los atascos son espectaculares a veces, y en muchos casos debidos a las obras. En ningún país he visto obras en la autopista que duren tanto, y no en uno o dos kilómetros o tramos cortos, sino que preparan 60 km de obra a la vez, y montan la obra bien montadita: señalización, pivotes, las líneas amarillas, haciendo de los carriles veredas estrechísimas en los que tienes que mantener los nervios cuando van camiones gigantes a tu derecha. La autopista alemana es un mito, pues eso de que se puede correr es cada vez menos. Tampoco es que quiera ir a 200 km/h pues no me gusta y me da miedo y pienso que 140 km/h son suficientes... pero digo que es un mito pues entre lo llenas que están, la cantidad de tramos de obras que hay, y el mal estado del asfalto en ocasiones, es imposible ir a más de 100 km/h a veces. Ayer, en la información del tráfico estuvieron dando información de atascos durante un montón de rato: que si la A1, la A42, la A nosécuántas, ...un martes cualquiera, estaba atascada por todas partes, atascos de 6 km, 10 ó 20 km. Yo he pasado estos días por las autopistas de tres países, y me quedo con las holandesas. El pavimento está en mejor estado, no hay obras, pues o las arreglan por las noches, o de manera concentrada en un fin de semana, y abogo por darles el título mítico de autopista por excelencia y quitárselo a las alemanas, que viven de su fama del pasado y que ya no son lo que eran. Pero cada uno tiene su especialidad: los holandeses son expertos en radares, controles de velocidad, y peseteros como son, han inventado un sistema estupendo: hay carteles que te indican que controlan los tiempos de conducción, es decir, registran tu matrícula en un tramo, y luego en otro, y si has tardado en llegar menos de lo calculado, te mandarán la multa automáticamente a casa, pues aunque no te hayan pillado in fragranti, está comprobado que has ido más rápido de lo permitido. Y las autopistas belgas son las de los baches, las del asfalto que produce un sonido particular, pero están tan iluminaditas, que da gusto, ideales para los que no nos gusta conducir en la oscuridad de la noche.

Pero "la obra" está ahora en la A1 entre Hamburgo y Bremen. Esta autopista lleva 2 años en obras para ensancharla a seis carriles en un tramo de 72 km. La envergadura es enorme, pues para ensancharla en un carril a cada lado hay que mover hasta la base de puentes. Curiosamente esta obra la está realizando por primera vez una empresa privada y a finales de 2012 deberá estar lista ("deberá"). Ir de Hamburgo a Bremen era posible hace muchos años en una hora. Hoy día puedes tardar una hora, dos, tres, o cuatro. Dependiendo del día, la hora, o del atasco.

Pero al ver aquí tanto kilómetro de obras por toda Alemania, siempre me parece que están profesionalizadas, pienso que las empresas que venden los pivotes para delimitar las obras o la pintura amarilla, se deben forrar. Creo que se pasan demasiado tiempo organizándolo y montándolo todo, como diciendo "como vamos a estar siglos de obras, que queden bonitas y bien puestas". Es increíble. Aquí tienes la sensación de que se hace todo para que dure una eternidad, no sólo el resultado sino que con el proceso ocurre lo mismo. Mi amiga de Bruselas me comentaba que a la puerta de su casa los belgas pintan el paso de cebra una vez al año, con spray de pintura, y que no dura más que un año, que se borran las líneas, pero vienen cada año y lo vuelven a pintar. Aquí, para pintar un paso de cebra o unas rayitas te cortan la calle no sé cuanto tiempo, viene el ingeniero y mete luego tal capa de pintura que durará mucho más, pero no sé si a la larga una cosa u la otra es más efectiva. Desde luego que para la vida diaria tanta envergadura es menos práctica, pero a veces en Alemania me da la impresión que la vida diaria no es lo que cuenta, sino el resultado muy a largo plazo, por lo que nos pasamos la vida echando pestes y mosqueados. Falta ese "hagamos una chapucita por aquí y listo", no siempre conveniente, pero a veces bastante sano.

martes, 12 de octubre de 2010

Sol y añicos


Se puede ver...


...desde diferentes perspectivas...

...pero desde una u otra...

...sigue siendo el Atomium.

Se puede ver desde diferentes ángulos...

...pero seguirá siendo...
...la Gran Plaza
Se mire como se mire, incluso montones de veces, hay lugares únicos y reconocibles. Otros los son menos para el mundo, como la Place Jourdan, en la que los expertos en Bruselas esperamos pacientemente la cola para comernos unas patatas fritas.

Bruselas es siempre tan encantadora, y he podido regresar de manera espontánea estos días. El domingo amaneció soleado sobre el Atomium, y ayer también sobre la Gran Plaza y la Place Jourdan.

Pero hoy el día ha amanecido así en Düsseldorf:
soleado, pero amenazante. En fin, Düsseldorf, ciudad que me ha sorprendido, no tiene la culpa. Y yo ya no me altero por estas cosas materiales, sino por otras. Nunca me habían hecho destrozos en el coche. Me encantan las metáforas, y me siento tentada de hablar de los añicos. Pero es muy tarde.

lunes, 11 de octubre de 2010

Volver

Existen esos lugares que siempre nos acogen cuando estamos desvalidos, esos sitios a los que retornar pidiendo asilo, o exilio. Existen lugares de los que nunca debimos partir, aquellos a los que siempre querríamos retornar, aunque ya no sea posible salvo brevemente. Existen sitios en los que se nos cae algo la losa que llevamos encima, en los que la carga es menos pesada o en los que parece leve. Existen lugares a los que conducen todos los caminos. Para otros se rompieron los puentes, y no es posible volver. A otros sin embargo, sí que puedes regresar, pues te devuelven lo mejor de ti y los puentes vuelven a existir y si no existen tú los volverías a montar, en cuestión de segundos, porque siempre deseas un retorno. A otros, aunque te sea posible volver, ya no lo quieres, porque no puedes.

Existen sitios donde tú eres más, porque eres parte del aire, del paisaje, de los adoquines. En otros te sientes como un cuerpo extraño, fuera de lugar. Y lo mismo con los que te rodean. Hay personas con las que los puentes existen, aunque no las veas. Nunca se destruirán. Y si las vuelves a ver, eres parte de aquel mundo otra vez. Porque ese mundo eres tú mismo.

Sin embargo, han pasado más de tres años y nada parece igual. Han pasado bastantes meses, y todo parece igual. Han pasado pocos meses, y todo es lo mismo.

viernes, 8 de octubre de 2010

La protesta de los eremitas

Llevo media vida en este país, y aunque fuese entera, me seguiría sorprendiendo. La gente sabe movilizarse, sabe canalizar su mala leche. Ejemplo: el proyecto llamado "Stuttgart 21", las obras de una nueva estación central que los ciudadanos de Stuttgart rechazan, por costosa, porque no les hace falta esta estación nueva que cuesta billones, y que encima se lleva por delante a tantos árboles. Llevan meses protestando, y ayer el notición: anunciaron que se paralizan las obras mientras duren las negociaciones, algo que los responsables rechazaban hasta ahora, aunque hoy parece que no es así, y hay una gran confusión. Pero lo mejor es que ayer también, por la mañana, dieron orden de parar la tala de árboles por descubrir que en ellos vive un escarabajo no muy común, el Juchtenkäfer, 'escarabajo eremita' en español, menudo nombrecito. Yo no conocía ni a uno ni a otro de estos bichitos: ni a los alemanes ni a los españoles. Y esta especie podría parar lo que cientos de manifestantes llevan meses queriendo parar. Pero si se paró una reforma escolar en Hamburgo, a base de mucho cabreo, firmas y referéndum, lo de la estación es pan comido, y encima con la ayuda de un ejército de escarabajos. Vi no hace tanto que el semanario Der Spiegel llamaba a la Alemania actual la "Dagegen-Republik", la 'República que está en contra de todo'. Y verdaderamente las masas tienen fuerza aquí: saben organizarse y consiguen lo que parecía inalcanzable. Y si hay que buscar escarabajos se buscan. O ranas a las que cruzar la calle.

Es muy raro en Alemania oír noticias de no prohibir algo porque en este país las noticias suelen ser siempre de prohibiciones y no de no-prohibiciones. Y por eso me sorprende la decisión de esta semana del sistema de transportes de Hamburgo, HVV: han anunciado que se podrá seguir bebiendo alcohol en el metro y autobús de Hamburgo. Esta semana mencioné que es muy normal que algunos vayan bebiendo sin control en el metro. Nunca me había parado a pensar que estuviese permitido, pero claro, si no lo hubiese estado, no lo hubiera visto tantas veces. Y sin embargo creo que al metro le haría bien esa prohibición. Pienso que hay montones de sitios para beber, ¿pero en el metro? La imagen es nefasta. La única multa por beber es de 15 € pero tan sólo si algún viajero alcoholizado molesta a otros viajeros, pero no por el hecho en sí. Pero la protavoz de la HVV dice que una prohibición sería una medida "drástica" y que no ven motivo alguno para fastidiarle a nadie su "Feierabend-Bier", 'la cerveza a la salida del trabajo', si la bebe de forma pacífica. Lo malo es que los que van en el metro con la lata típica de cerveza de medio litro no son los que la beben de forma pacífica, y muchos van gritando y metiéndose con otros viajeros, por no hablar de las botellas o latas que dejan en los asientos o por el suelo, además de lo pegajoso que está todo en muchos casos. Ahora que mi hija va sola en metro, me da algo de miedo, la verdad. Ella ya me ha contado que ha visto a varios borrachos ... Pero no se prohíbe, lo cual también es una decisión, cómo no.

Pero lo que no está prohibido y yo pensaba que sí, pero lo va a estar desde este invierno es conducir con neumáticos de verano en invierno. Como todo el mundo los cambia por el miedo de que si ocasionas un accidente sin llevar neumáticos de invierno el seguro no pagaría, pensé que era obligatorio, aparte del  peligro en sí. Son de esas no-prohibiciones consensuadas que se convierten en prohibición de facto, ya que aquí es muy fácil "convencernos". Pero el ministro de transporte anda moviendo el asunto y se prohibirá lo que parecía prohibido, está claro.

Curioso país éste, de normas consensuadas o no. Hasta los escarabajos eremitas cuentan, y salen de su anonimato y vida ermitaña si hace falta, con tal de parar lo que sea, y está bien saber que me puedo poner como una cuba en el metro si me da la gana, pero que con tal de que cambie los neumáticos de mi coche todos los inviernos, seré una ciudadana ejemplar.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El bosque, patrimonio de todos

Los bosques alemanes son mucho, y hay muchísimos, por todas partes. El bosque es parte de la vida diaria de los alemanes: pasean por él, pasean al perro por él, corren o montan en bici a través de él, y es facilísimo tener uno o varios cerca. Yo tengo aquí uno bien hermoso, por el que corro. Cuando lo cuento en España o los que lo saben, me dicen que tenga cuidado, y me preguntan que si no me da miedo correr solita por él. Pero no; me siento segura. Las primeras veces, con mi mentalidad española de que en cualquier sitio te pueden atracar o hacer algo, entré con miedo. Pero ya no. Ahora me dan miedo los perros que andan sueltos, pero desde que sé que los dueños se sacan el carné de "conducir" perros, ya no (aunque no me fío de ninguno... perro o dueño). Y es espectacular ver pasar las estaciones en los bosques: correr sobre caminos llenos de babosas (eso ahora), sobre alfombras de hojas (eso en un par de semanas, ya está comenzando), o sobre la nieve; y la frondosidad y el color te dicen también en qué estación estás: desde el verde joven de la primavera de las hojas recién salidas y que me parece tan bonito, al más oscuro del verano, al ocre y marrón del otoño, y a las ramas peladas de hojas durante los (demasiados) meses del crudo invierno.

Los árboles más extendidos son los robles y las hayas, aunque admito que no me fijo mucho, pues me parecen todos iguales; para mí son todos árboles, sin distinción. Pero el otro día leí en el periódico que la Unesco podría meter en la lista de Patrimonio de la Humanidad a los bosques de hayas alemanes, en concreto cinco parques nacionales, de hayedos naturales. Los árboles más alemanes son el roble, la haya y el tilo; y a mí el tilo, salvo por el paseo de Berlín, Unter den Linden, la calle que va de la Puerta de Brandemburgo hacia arriba, en el este de Berlín, me dice poco. En Berlín me fijo en los edificios, en la gente, y no en los árboles. Y aparte de no distiguir una hoja de otra, por mucho que me inunden en otoño mi casa y yo acabe echando pestes por tener que quitarlas, tampoco distingo árboles. En alemán se dice que a veces no se ve el bosque de tantos árboles como tiene, y es una expresión que me encanta: es como decir que lo más obvio lo tienes delante de las narices, pero ves tan sólo lo individual y no el conjunto.

En el bosque por suerte no hay que quitar hojas, aunque capaces serían de hacérnoslas quitar a los ciudadanos, igual que a la puerta de casa,  pero yo creo que en ellos limpian los caminos. Pasas de correr sobre lechos de hojas a ver que un día las han retirado. No hace tanto me encontré con bambi, mientras corría. Un cervatillo chiquitín, que se quedó parado más tiempo de lo que yo esperaba. Y a veces pienso que me podría encontrar con  Hänsel y Gretel o cualquier personaje de cuento. ¿No piensan que el bosque es un personaje de cuento en Caperucita, Hänsel y Gretel, Blancanieves...? No es de extrañar que sean cuentos alemanes. El bosque es algo mítico y ha inspirado a poetas, escritores, pintores, sobre todo del romanticismo alemán. Becquer iba por los mismos derroteros, pero aquí no hubiese parado de escribir sobre el bosque como escenario, lo aseguro; por eso el romanticismo alemán es tanto en todas las artes: pintura, literatura, música. Mismo las óperas de Wagner, y sin tener yo idea del tema, me suenan a bosque.

Algo que he tardado años en descubrir, es que muchos espacios naturales con el nombre de Wald, 'bosque', son en realidad sierras o sistemas montañosos: el Bayerischer Wald, Teutoburger Wald; mismo el Scharzwald, que nosotros llamamos Selva Negra, es el 'bosque negro' literalmente, pero en realidad es una sierra llena de árboles. Qué confusión.

Yo creo que sin la influencia humana Alemania sería un bosque cerrado, pues desde la también mítica Autobahn, el otro bosque de asfalto y coches, ves a los lados bosquecitos por aquí y por allá. Creo que es el paisaje por antonomasia de este país. Yo he sentido poco la llamada del bosque, y si no fuera porque me puse a correr, ni lo habría pisado. Una lástima si no lo hubiera hecho.

martes, 5 de octubre de 2010

Dos cervezas, por favor

Cualquier alemán que no sabe español, sabe pedir una cerveza. Muy orgullosos te lo dicen el primer día de clase: "dos cervezas por favor", porque seguro que en las vacaciones las piden de dos en dos, para que les cunda más. Cualquiera que venga a estas tierras y quiera pedir una cerveza para sí mismo y su compañía, probablemente, necesita la misma frase, pero en alemán: "Zwei Biere, bitte". Yo la practico las pocas veces que voy por St. Pauli de copas y pido para mí y normalmente para mi amiguete compañero de noches de cerveza en la Reeperbahn, mejor dicho, él cervezas y yo una y el resto agüita, coca cola, tónica, pues mi debilidad hacia el alcohol es menos que la repulsión de tener que volver a casa en transporte público, con lo malísimo que es aquí cuando no vives en zona céntrica o bien comunicada.

Y siempre me suelo tomar una Astra. Más hamburgués y "sanktpauliano" no existe. Y me encanta la botella: la forma es culto. Se distinguiría hasta sin etiqueta. No obstante si la bebo no es porque sea la cerveza que más me guste (ni que yo fuera experta...), sino porque como digo me encanta la botella, y es como cuando compro una botella de vino: elijo de acorde al diseño de la etiqueta, de la botella en sí. Los primeros tragos de Astra entran muy bien, pero para el final siempre me queda el momento "yek", pues tampoco es que esté tan buena. Es más bien la cerveza para los colgados de la noche, de los fans del St. Pauli, y de la Reeperbahn. Pero yo no concibo una noche por esa zona sin tomarme una, por el gustazo de tener una botella entre las manos, pues se bebe así, sin vaso.

 

La etiqueta lo dice: "Elaborada con amor en el corazón de Hamburgo".

Hoy he comprado una donde no lo he hecho nunca: en el supermercado, qué sosa. Había cajas enteras, pero como a mí sola una me duraría una eternidad, he sacado una botellita, y me he comprado una individual. Teniendo en cuenta que una abuela delante de mí se ha comprado una botella de aguardiente y un paquete de cigarrillos, creo que puedo demostrar que sólo bebo cuando tengo que beber, aunque sea para hacer estudios de blog. Pero a lo mejor la abuela escribe también un blog, y quería fotografiar la botella de aguardiente. Nunca se sabe.

Astra pertenecía antes al grupo cervecero Bavaria, y se producía en el mismo St. Pauli, pero en un mundo de fusiones ahora pertenece al grupo Carlsberg y la elabora la otra fábrica de Hamburgo, Holsten, la otra cerveza de la ciudad, ésa para los más colgados aún. Es la que se ve en el metro, en latas de medio litro, de la mano de los que no hacen otra cosa que beber cerveza todo el día ...

Y la otra cerveza del norte que quería presentar  es la Flensburger Pilsener, o la "Flens", como se conoce familiarmente. El sonido al abrir el tapón es inconfundible. Viene de Flensburg, la ciudad más danesa de Alemania, al lado de la frontera. Y ésta es más refinada y para otros momentos. Por supuesto que hay más, mismo en el norte de Alemania:  Becks, la de Bremen, o Jever, de la región de Frisia, ésta última de gusto algo más amargo.

Pero no es cuestión de hablar de las miles de marcas que hay, y de los muchísimos tipos de cerveza, ya que mi lema no es la exhaustividad sino mi visión norteña del tema, y eso teniendo en cuenta que no soy la persona adecuada para comparar sabores o marcas. Aún así, en España me da pena cuando te sirven una caña toda pingando, con el vaso empapado por todo lo que se ha vertido. Aquí el tirar una cerveza requiere su tiempo, y nunca te la servirían así, y el beber una cerveza tiene algo de rito sagrado. La temperatura no es lo fría que le gusta a un español. Muchos alemanes se echan las manos a la cabeza cuando van por el mundo y beben cerveza. Sin embargo, en Mallorca o donde sea la piden, y la beben. Y la globalización existe. En mi supermercado venden desde hace mucho botellas de San Miguel, así que alguien las comprará, digo yo.

lunes, 4 de octubre de 2010

Castigados

Van Gaal ha castigado hoy a sus jugadores sin la visita obligada al Oktoberfest, la fiesta de la cerveza de Múnich. Que perdieran ayer contra el Borussia Dortmund 2-0 fue el colmo. Y hoy, en vez de ir, han tenido que entrenar. Es el peor comienzo de liga del Bayern. Y el que no se lo cree es el Mainz (Maguncia), el club que lleva ganados todos los partidos, y que ha derrotado al mismo Bayern, y que ha comenzado mejor que nunca.

Otro castigado es De Jong, por haberse cargado la pierna de un jugador ayer, tras la patada que le propinó a Xabi Alonso en la final del Mundial. La Federación Holandesa de fútbol aparta al jugador de las competiciones internacionales. Una buena noticia.

Otra buena noticia es la concesión del Premio Nobel a Robert Edwards, el "padre" de los bebés probetas, gracias al que han nacido multitud de niños en el mundo. Pero lo que es un castigo para el mundo es el Vaticano, que critica el premio. No les parece ética la manipulación de la vida. Los que hemos pasado por esas clínicas sabemos que sin esa ayuda de la ciencia muchos como yo nos hubiésemos sentido castigados doblemente por nuestra infertilidad. Y como según el Vaticano todo es pecado, menos muchos excesos cometidos por la iglesia, que son debilidades o errores humanos, pienso que deberíamos celebrar todos los premios que les sacan de quicio.

La constructora alemana Hochtief lucha contra la opa de ACS, la empresa que preside Florentino Pérez. Hasta los bancos alemanes (ni que estuviesen tan sobrados) prometen ayuda para que no sucumba. Y dicen que no se quieren dejar comprar por una empresa española que creció gracias a fondos de la UE. Toma órdago. Hoy, los empleados han recibido con abucheos al enviado de ACS.

El PSM castiga a Zapatero votando en contra de su candidata. A lo mejor, con un candidato como Tomás Gómez, los madrileños castigarían a Esperanza Aguirre. Es de desear.

Ayer, el presidente alemán, Wulff, dijo en su discurso de celebración del 20 aniversario de la unidad alemana que el islam pertenece a Alemania. Hoy un pastor protestante de Hamburgo ha declarado que eso no puede quedar así, dicho tal cual; ni aunque lo diga el Bundespräsident. Sigo pensando que la iglesia debería quedarse calladita en muchos temas.

Los Verdes suben en las encuestas tras la decisión de prolongar el funcionamiento de las centrales nucleares alemanas, y beneficiándose del mal momento de la coalición en el gobierno alemán entre CDU-CSU y el FDP.

¿Y quién tiene la culpa del solomillo dopado que se comió Contador? Ahora no se sabe si hay que castigarle a él o al que engordó la ternera con inyecciones, pues a la pobre vaca no se la puede castigar. En cualquier caso, yo quiero un solomillo así para el día de antes de mis carreras, por si acaso. Lo malo es que el daño ya está hecho, por muy inocente que sea Contador. Y sinceramente, yo no me acabo de creer lo del solomillo.

Vacaciones en casa

Iniciamos dos semanas de plácidas vacaciones en pleno mes de octubre. Son las de otoño, tocaba, parece. A mí todavía se me hacen demasiado tempranas, pues el curso lleva tan sólo seis semanas en marcha y justo ahora era cuando los críos le habían cogido el ritmo, y los que han cambiado de colegio necesitan un par de semanas para situarse y ahora tienen otro parón; se me hace prontísimo. Sigo sin verle la gracia al sistema: seis semanas en verano, y el resto repartido a lo largo del año: dos en octubre, dos en marzo y una en mayo. Navidad se queda corta, pues el 3 o así empieza el cole otra vez, y Semana Santa, salvo los festivos no hay vacaciones. Y todo el año haciendo malabares con los horarios, y conciliar... ¿qué es eso?

Esto favorece solamente a los que tienen tanto dinero como para poderse ir todas las vacaciones, y estos defienden a ultranza cada día libre. Conozco a familias que en éstas se van a Florida, en las de marzo a esquiar, en las de mayo a alguna isla de por aquí, y en verano donde sea. Solamente el viernes salieron de Hamburgo en avión casi cien mil personas de camino al sol. Y los que viajan todas las vacaciones, te dicen que no, que necesitan tanta vacación, por supuestísimo, sobre todo los niños, claro, agotados como están... Mi vecina me decía el otro día que está estresadísima de hacer tanta maleta; otra cosa sería que me dijera que no le guste hacerlas, pero agotada por irse tanto de vacaciones...!!! Ahora está en Marbella, la pobre. Me da una pena... A mí no me agota hacer maletas para irme por ahí. Me agotan otras cosas. Me imagino que más agotados están los que nunca tienen vacaciones.

Pero por lo demás no le veo la gracia al sistema, pues uno no se puede ir siempre. A mí estas vacaciones a lo largo del año me vienen muy bien para ir a ver a mi familia a España, pero no siempre se puede. Mi economía no me lo permite esta vez, y son malos tiempos para muchas cosas.

El periódico de ayer sacó un especial "vacaciones en Hamburgo" y yo lo leí con detenimiento, por lo que me atañe esta vez, y no con menos escepticismo. Recomendaban a los hamburgueses, por ejemplo, irse alguna noche a algún hotel dentro de la misma ciudad, y ver la ciudad con ojos de turista. Encima cachondeo. Como yo llevo 20 años viendo esta ciudad así, no le veo la gracia, aparte del gasto innecesario. Para eso me voy mismo a Bremen (bonita ciudad, por cierto). Y luego vienen los "planazos": todos los parques de animales de toda la región... ya veo por donde van... "Haga que sus hijos sean felices una vez más", pero a mí no me provocan ninguna mala conciencia. Tengo alguna conocida que al comienzo de las vacaciones escolares se sienta con sus hijos y hace un plan para no desaprovechar el tiempo y escriben detalladamente cuáles son los objetivos y planes para las vacaciones: desde organizar una estantería a irse a la piscina. Yo no valgo para esas cosas e improviso, pues además siempre digo que hace mucho que dejé de pensar que por tener a tus hijos de la ceca a la meca les haces ningún favor. No puedes ir hoy a la piscina, mañana al zoo, pasado al museo, y organizarte las vacaciones así (o al menos yo no, ...me da algo). Tus hijos aprecian algo, pero se cansan de todo, y al final lo que quieren es estar en casa, jugando, como hacen las mías ahora mismo mientras yo escribo estas líneas, y les parece una tortura todo lo que sea culturizarles demasiado. Y los "planazos" acaban por ser una tortura para mí.

Aunque algo habrá que hacer, pues ahora mismo empiezo a oír voces, gritos... la primera trifulca de la mañana. De qué me quejo, pues es casi mediodía. Y al fin y al cabo en la vida diaria saldrían dentro de una hora del cole, así que tanta diferencia no hay. Aún así, me remito a lo que decía siempre mi madre: "¡bendito colegio!".

domingo, 3 de octubre de 2010

Reunificados en domingo

Hoy más que nunca aplica el comentario de una compañera que tuve hace muchos años, que siempre decía al volver al trabajo después del 3 de octubre, el Día de la Unidad Alemana, que tal evento histórico se quedaba deslucido con tan sólo un día de fiesta, que merecería lo menos dos. Por lo que hoy, que cae en domingo, más aún. Aquí no se pasa ninguna fiesta que caiga en domingo a un lunes. Ni incluso cuando se celebran los 20 años de la Alemania unida. Pero entre la crisis, y el hecho de que la reunificación ha costado más de dos billones de euros, y que muchas heridas siguen abiertas, mejor dejarlo así, tal cual caiga.

Este año le toca a Bremen la celebración oficial donde se reúnen los políticos, y donde los Estados Federales hacen campaña de sí mismos, su economía, gastronomía o lugares de interés. La celebración comenzará con una misa, prueba de que Alemania no es laica. Ayer, Nena dio un concierto, aquella de los "99 Luftballons", 'los 99 globos', la canción que también se oyó en España en los 80. Y por la tarde unas dos mil personas se manifestaron en contra de la Alemania unida con el lema "Ningún día para la Nación - Ningún día para Alemania", y hubo los enfrentamientos correspondientes con la policía.

Al año que viene habrá más suerte, y caerá en lunes. Hoy, domingo, la fiesta pasa desapercibida, salvo por todo lo que uno lee en la prensa, los reportajes en televisión que vuelven a sacar las imágenes históricas todos los años. A mí ya me lo parecen, pues tienen ese tono sepia de otra época. Y tanto recordatorio sirve para hacernos ver que una nación no se reunifica todos los días, y que esto no es gratis... Todavía quedan además muchos resentimientos del oeste hacia el este, por lo que "nos han costado", del este hacia su pasado de régimen totalitario, con las todavía muy presentes actas de la Stasi que muestran que cualquiera era espiado por todos. Nadie se libraba, y con la precisión alemana todo era documentado, y ahí quedan esos montones de papeles para la historia. Hoy en televisión volverán a dar una película que recomiendo para comprender esa porción de las miserias humanas, "La vida de los otros", con un inolvidable Ulrich Mühe como protagonista. La película ganó el oscar a la mejor película extranjera en 2007, y es una de esas películas que se te mete debajo de la piel, como se dice en alemán, unter die Haut.

Queda mucho camino por recorrer, y muchos 3 de octubres por celebrar. Pero sigo pensando que todos los alemanes pueden estar muy orgullosos de lo logrado. Y de forma pacífica. Antes hablaba con mis hijas en el desayuno del día de hoy y le explicaba a la pequeña, a la que la fiesta deja indiferente, que es el cumpleaños de Alemania y que qué le regala a su país de nacimiento. Yo le he dicho que yo ya le he regalado al país algo: dos niñas maravillosas.

sábado, 2 de octubre de 2010

Ya se van

Las grullas se van. Llevo toda la semana observando bandadas de pájaros en el cielo, sobre todo gansos y grullas, en su vuelo en forma de V. El invierno acecha. El bajón de las temperaturas ha sido enorme esta semana, los días son cada vez más cortos, y ellas deben saber que para estos meses que se nos vienen encima, mejor que se larguen a otras latitudes. A España por ejemplo. No necesitan equipaje, ni aviones, y probablemente sepan por anticipado el día de su marcha, como si tuviesen el pasaje comprado.

Y vuelan y vuelan los miles de kilómetros hasta el sur de España. Durante el día se orientan por el sol, y de noche por las estrellas. La más fuerte es la que vuela delante, en el "pico" o ángulo de la V. Y cuando está cansada, la segunda le releva. La de delante es la que más esfuerzo tiene que poner, pues las otras se benefician del impulso de las alas de la que va delante, del aire que produce a su favor. Pero la que dirije vuela por sí sola.

Les gustan las zonas húmedas, las marismas, los pantanos, los humedales. En verano se deben encontrar en el norte de Europa en su salsa, y en invierno se bajan a las mismas zonas, pero donde las hay con temperaturas más agradables y sol. Lo sorprendente es que siempre van y vuelven al mismo sitio. Para ello deben recordar algo de los lugares donde viven. Me gustaría saber qué: un árbol muy frondoso, una torre de una iglesia, quizá algún edificio especialmente feo.

Y vuelan y vuelan, noche y día. Está comprobado que hacen alguna parada, como en la Laguna de Gallocanta, entre las provincias de Zaragoza y Teruel. Algunas se quedán ahí todo el invierno, otras siguen hasta Extremadura y Andalucía, y otras hasta Marruecos. Y así, año tras año las grullas se van durante el crudo invierno, para volver en primavera, como los jubilados nórdicos que se retiran de la misma manera.

No soy muy afín a la naturaleza, pero estos fenómenos me maravillan: esos instintos tan programados, ese calendario interior. Que tengan todas un buen viaje y un apacible invierno con sol, que no es poco.

viernes, 1 de octubre de 2010

¿Qué cantamos?

Los viernes por la mañana estoy todavía bajo los efectos de la música, im Rausch, como se llama en alemán a todo tipo de embriaguez, borrachera o el aturdimiento de algo que te deja levitando. Siempre digo que no soy nada musical, lo cual no es broma en un país tan musical. Cualquiera va al concierto de música clásica, a la ópera, cualquiera toca un instrumento (mi próximo antojo, tocar el clarinete... y cuando a mí se me mete algo en la cabeza..., pero esto es un proyecto a largo plazo, sin prisa), o muchos cantan en un coro, todos saben solfeo, y todos tienen una cierta cultura musical que yo no tengo. Pero anoche me dijeron mis alumnos en mi clase más cantarina, a los que he tocado la fibra sensible pues ahí canta hasta el apuntador, que no se creen que no sea musical. Primero empezamos con "La camisa negra", luego pasamos a "Corazón partío", y después a "Me gustas tú" de Manu Chao, esta última elegida adrede en la lección con la expresión "me gusta/n", pues yo canto por la gramática, que conste. Y ya me estoy haciendo una lista de canciones según temas. Tengo una de condicionales: "Si pudiera olvidar todo aquello que fui, ... no dudaría en volver a reír...". Esto ya es gramática de avanzados, el condicional de la irrealidad. Pero anoche, antes de mandar a mis alumnos otra vez dos semanas de vacaciones, cantamos "Vente pa' Madrid", uno de mis himnos, porque esta vez no me voy ni pa' Madrid ni pa' ningún sitio y me voy a chupar dos semanas en casita con mis hijas, "tan a gustito", viendo llover. Pero como sigo con Ketama, comento que hace muchísimos años los vi en un concierto en Hamburgo en una sala pequeña en St. Pauli, y todavía recuerdo el "Vente pa' Madrid" cantado en plena Reeperbahn. Supo más auténtico que nunca, a mí y a los muchísimos españoles que había por allí. Pero anoche también. A mis alumnos les encantó, y fue la monda oírles cantar que el primo Joselín se tuvo que ir de Getafe a Alicante sin poderlo remediar (por cierto, Getafe existe en el mundo, gracias al fútbol).

A mí un día me van a echar del trabajo, con lo que me ha costado encontrarlo, pero debemos ser la clase más cantarina de todo Hamburgo. Y busco "himnos", canciones que sean esencia de la música en español; no tienen que ser mi música, aunque muchas lo sean. Tengo programada para más adelante el "Mediterraneo" de Serrat, por lo que significa. Si me pongo antológica podría cantar el "Dónde estará mi carro", pero no es plan. Y ando encuestando a españoles estos días: ¿Qué canciones son esenciales en nuestra música? Se admiten sugerencias.

Me encanta cuando la gente me sugiere que oiga ciertas cosas, pero como con muchas otras cosas, sé rápidamente si me gustan o no. Como con todo, me admiro de la gente que tiene tan buen criterio y gusto musical. Conozco concretamente a una persona que saca de debajo de las piedras las canciones más maravillosas que uno pueda imaginar. Y yo, vaga como soy para buscar música nueva, necesito a gente así. Y si no tengo fuentes, no me entero de nada. No me suelo arriesgar a oír cosas nuevas. Y como en la actualidad hay lo menos 400 canciones que no puedo escuchar, oigo poco. Mis hijas están entrando en la edad musical, con Lady Gaga y el "Waka Waka" de Shakira, y lo que nos toque ... Y actualmemente yo escucho mucho a un grupo alemán del que escribiré próximamente y que me está salvando en esta sequía de inspiración y fase de intolerancia anímica musical.

Porque la música es el lenguaje universal que todos entendemos, es, como todos sabemos, una de las bases del aprendizaje del lenguaje de los niños. Las madres les cantan a sus hijos de manera instintiva. Yo siempre les canté mucho de bebés a las mías, y me aprendí todo el repertorio infantil alemán, como parte de mi socialización infantil en este país, pues hasta con eso se aprende, y las canciones infantiles dicen mucho de la cultura. Aquí los niños cantan a los animales del bosque, a los árboles, al bosque mismo. Y cuando mis alumnos nuevos me miran con cara rara cuando anuncio el primer día de clase que en mis cursos se canta, los que me conocen sonríen y me miran con complicidad como diciendo "Ya cantarán". Y aseguro que cantan todos. Hasta los menos musicales, como yo.

Anoche, al salir de clase, me encontré con una profesora de francés con la que he hablado varias veces últimamente y a la que recomendé cantar con sus alumnos, y la vi salir contentísima: les había metido nada menos que "La vie en rose", de Edith Piaf. Yo he cantado a Brel en las clases de francés, el famoso "Ne me quitte pas", otro himno, belga, no francés. A mí me la metieron para aprender el futuro, de lo llenita que está de este tiempo. Las canciones son gramática pura y dura y yo ahora voy a la caza del imperativo, del subjuntivo, y de lo que sea ("Bailando, me paso el día bailando, y los vecinos mientras tanto, no paran de molestar. Bebiendo, me paso el día bebiendo...", una de gerundios). Ahora caigo en que a pesar de las muchas clases de alemán que he tenido, nunca he cantado en clase, una lástima. Como un día me ponga a enseñar alemán, se va a enterar el mundo, pues el alemán, contra lo que pueda parecer, es una lengua muy musical. Que me gusta y me fascina creo que está claro, ¿pero cantado...? Es genial para la música, por lo rítmica que es, es estupenda para los raps. Pero nadie duda de la musicalidad de este país, que tiene además a Händel, Brahms, Beethoven y todos esos, que no necesitaban ni letra de lo buenos que eran, pero yo de esos no entiendo nada y me dicen poco. Porque no hablan. A mí me gusta lo dicho, lo cantado, porque la música está bien, pero si lleva palabras... es literatura, cultura, y otra manera de expresarnos y de aprender.