En algún lugar de Castilla León, con girasoles a la derecha, una autovía en estupendo estado, y mucho veraneante, mucho coche francés con inmigrantes de camino a su tierra, y los campos de Castilla que tanto me gustan. Soy de secano, y me siento mejor en estos campos que con tanta verdura a mi alrededor, ya que ésa la tengo todo el año. Atrás queda el fresquito de Cantabria, pues ayer el clima se volvió cántabro y comprendí lo que todo el mundo dice de que irte de veraneo al norte es algo muy arriesgado si quieres playa, porque de siete días, con suerte te bañas cuatro, y eso con suerte o si eres un curtido norteño, como mis hijas o mi marido, que se meten en el agua sí o sí, pero yo ayer no pisé el agua, y pasé la jornada de playa arropadita, pues el sol brillaba por su ausencia, y los playeros también, y sólo nosotros y unos cuantos intrépidos más aguantaban el viento tan fresco. Hasta los de salvamento de la Cruz Roja parecían preparados para un campamento en la montaña en vez de para socorrer en la playa.
Así que hoy, que toca vuelta, nos vamos otra vez a tierras más calidas, primero a Madrid, con el calor infernal que están teniendo, y tras una breve estancia, a Extremadura, a estar igual de "fresquitos", pero con campo, donde el calor, al menos por la noche, parece menos. Pero esto es una de estas cosas que nos cuentan a los urbanitas, para que nos creamos que en el campo se está mejor, pero a mí no me convencen, pues el sol de Extremadura se las trae.
Pero tengo que seguir haciendo fotos para un proyecto de los míos, una de esas cosas que se me ocurren de vez en cuando y que mantienen mi mente ordenada (y ocupada, que es lo mejor). Estoy haciendo fotos de imagenes de España para compartir con mis alumnos en mis clases de español, enseñar las fotos y empezar a describir, algo muy divertido en las clases y muy buen método para aprender vocabulario y reírte un rato: "¿Qué es esto?" Respuesta: un toro de Osborne, una señal del Camino de Santiago. Y así voy fotografiando estas cosas tan nuestras para hacerme mi álbum particular español (cuando pille una ristra de jamones, les tocará también, al igual que a los cerdos negros extremeños, alimentados con bellotas). Cuando lo tenga listo en mi casa, pues esos son los deberes para la vuelta, que ahora, aunque tenga ordenador e internet móvil estoy de vacaciones (no lo olviden que a mí no se me olvida), entonces compartiré algunas de estas fotos con los lectores de este blog. De momento me quedo con unas que tomé ayer en Santoña, de algo que no había visto nunca: una máquina de leche, donde pagas 40 ct y compras una botella, y luego metes un euro y te sale un litro de leche fresca de las vacas cántabras como las de la foto de la máquina, y el eslogan era "de la vaca a la boca". Me encanta. La de jugo que le voy a sacar a la frasecita y a la foto de la máquina. Y lo que disfrutó mi hija pequeña, que es bebedora compulsiva de leche, hasta tal punto que mi padre ha dicho más de una vez que nos merecería la pena tener una vaca. Pero mejor la maquinita, pues no me imagino ordeñando una vaca, yo, que mejor ordeño las teclas de este portátil en plena carretera. Con lo que esto de la internet móvil cobra hoy todo su sentido literal. Será la entrada de blog más movidita que escribiré jamás. En plena ruta.
miércoles, 21 de julio de 2010
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