jueves, 1 de julio de 2010

Preparada para la vida

A una semana de que acabe el curso escolar, me doy cuenta de que a mi hija mayor están a punto de soltarla al mundo. Termina cuarto, y con ello pasa al instituto el curso que viene y las actividades de los últimos meses han ido encauzadas hacia ese fin. Primero el examen de conducir bicis, luego hace un par de semanas una yincana en el trasporte público de Hamburgo. Les dieron un plano de metro, y una hoja con tareas. Tenían que ir en grupos de cuatro e ir respondiendo las preguntas: "¿Qué año pone en la estatua de la plaza X?", y cosas así, y se pasaron toda la mañana los niños solos por Hamburgo (con 10 años), de una estación a otra, haciendo transbordo, para aprender a manejarse en el metro solitos. Y como las notas están si no dadas ya escritas, y no hay nada que se pueda solucionar a estas alturas, las dos últimas semanas de clase les están dando Sexualkunde, 'educación sexual', por la que se avecina. Llevan una semana con el tema y les falta otra, interrumpida ayer por una excursión de despedida, toda la clase juntos, antes de tomar cada uno sus derroteros de la vida. Y la excursioncita se las trajo también, y yo, cenando con mi hija no di crédito a lo que me narró.

Tras un viaje en autobús y metro a un lugar remoto en el campo (Hamburgo es remoto y tiene campo por todas partes), se juntaron con un hombre tipo explorador aventurero que durante todo el día les enseñó a sobrevivir en la naturaleza, contándoles que había pasado 5 días en la jungla en África sin equipaje ni nada. Y les enseñó a hacer fuego con dos piedras, a cómo aliviarse los picotazos de mosquitos y ortigas aplicándose el jugo de unas hojitas que había por allí; además filtraron agua "de por allí", haciendo un filtro natural ellos mismos. Ante la cara que yo puse y al preguntarle a mi hija si la bebieron, ella respondió tímidamente "bueno, un traguito, y no estaba ni muy sucia ni sabía tan mal". Y luego se asaron unas salchichas con el fuego que ellos habían encendido con las piedras pero así pinchadas en un palo sobre la lumbre, en un campamento indio, con sus tiendas y todo. Luego hicieron el indio, con todos mis respetos, pero es que es verdad, pues hicieron un ritual indio de despedida y qué sé yo qué cosas más. Y volvió a casa con los pies negros, y toda embadurnada de todas las esencias naturales, y lista para la bañera.

Y hoy siguen con la educación sexual, que hay que terminar el tema. La profe ya les ha enseñado un preservativo que han hecho hasta estallar en clase, han hablado de los órganos sexuales y de lo que se puede hacer con ellos ("jijiji", fue la respuesta de todos). Han visto un video de un nacimiento: "mamá, ¿yo salí así de sucia al nacer?, puaj, qué asco". Y ahora hablarán por separado las niñas con la profesora y los niños también, para que puedan plantear sus dudas sin sentirse cohibidos por la presencia del sexo contrario.

Así que ayer, al oír sus historias, no pude evitar pensar que ya está, que la puedo mandar con el hatillo por el mundo, pues sabe como purificar agua, asarse salchichas con fuego hecho por ella misma (vaya, no les enseñaron a cazar ni a hacer salchichas), y que ya sabe de la quintaesencia de la vida desde el punto de vista científico (lo básico lo sabía ya). Y yo sigo sorpendiéndome de un sistema escolar en el que mi otra hija, tras primero, escribe malamente, encadenando letras como puede, pero sabe mucho de bichos, animales, pero lee y escribe, aleluya. Y la otra, que a sus 10 años tiene otra visión del mundo y de la vida de la que yo tenía. Me explica cantidad de cosas para la vida práctica, y todavía no sabe lo que es tener que estudiar de verdad, pues hasta ahora ha sido un paseíto. Ahora le tocará, el curso que viene. Que disfrute lo que le queda de la buena vida que aquí se prolonga en mi opinión demasiado en infancias demasiado idílicas. Hace poco vi unos carteles delante de la clase de preescolar en los que ponía: "Yo soy yo, algo único que sólo existe una vez". Cierto, muy bueno para la autoestima, y me parece bien que vayan en esa línea, pero me da la sensación de que en primaria les reiteran continuamente eso, y el palo viene después, cuando de repente el cole se convierte en trabajo duro, y las normas las dicta la vida, y el "yo soy yo y mis circunstancias" no nos ayuda en muchos casos. Pero por si acaso, seguiré observando.

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