lunes, 30 de noviembre de 2009

22 horas de sol

Necesito acabar el mes de noviembre transmitiendo al mundo que en Hamburgo este mes de noviembre que acaba ahora hemos tenido 22 horas de sol. Eso no hace ni dos días en total. Así que no es de extrañar que aquí falte el calor humano, y que la gente sea tan áspera a veces. Muchos parece que se han quedado cortitos de sal (o de sol). En fin. Qué cruz. Lo malo es que diciembre no es el mes que se caracterice por su luz y calor. Salvo el de las bombillas...

El reciclaje hasta enero de 2011

Colecciono papel. Le tengo mucho respeto a todo lo escrito, y voy acumulando todo lo habido y por haber: periódicos, revistas, folletos, catálogos. Voy recogiendo de todas partes el papel cuya razón de ser es que la gente lo coja. Y hasta que no lo echo un vistazo, no tiro nada. Tengo unos montones de periódicos que no son normales, que crecen en base a las siguientes reglas: a) yo nunca tiro un periódico sin leer, por muy antiguo que sea (he llegado a tener algunos conservados un año lo menos; cualquier día me llaman de una hemeroteca); b) todo lo impreso, tiene interés para mí, y aquí entra de todo: folletos turísticos, programas de conciertos, programación de cine, etc. Raro es cuando me encuentro muchos de estos unos cuantos meses después.

Pero igual que leo, reciclo, y por eso, cuando dejaron de recoger el papel amontonadito al borde de la calle, y hubo que pedir un contenedor de tapa azul a la ciudad, me pareció excesivo poner un cubo entero de 240 litros, para llenar en un mes. Pero lo lleno. Y a veces meto a mi hija pequeña dentro para que salte y lo pise para que quepa más. Y como tengo que repartir lo que tengo en las próximas recogidas de papel, hoy me he quedado muy tranquila, cuando, tras vaciarlo le han colgado a cada cubo un papelito con las fechas de recogida mensuales hasta enero de 2011. Planificación alemana. Ahora sé que lo recogen la próxima vez el 29 de diciembre de este año, pero también el 27 de diciembre del año que viene. Y que hasta el 24 de enero de 2011, tengo tiempo de deshacerme de todo, en 15 veces. Porque si no lo podría hacer mi familia, que me ha puesto varios ultimátums: o lo tiras hasta tal fecha, o si no cuando vuelvas de España habrá desaparecido el montón. O mis padres dicen cada vez que vienen: "Seguro que la próxima vez que vengamos sigue ese montón igual". Y yo ni caso. A mi ritmo. Con lo que contribuyo al reciclaje de papel.

Hoy me acordaba de la frase de mi tío de América, con el que pasé un año: "Hay que leer, leer y leer, aunque sea pornografía", y yo añado, "guardar, leer y reciclar".

domingo, 29 de noviembre de 2009

Sin metáforas

Ésta soy yo en la cuerda floja y no metafóricamente sino de verdad. Hoy he estado en un museo de esos de la ciencia que explican hoy día a los niños todos los fenómenos del universo. Universum, así se llama este centro de Bremen. Nada en especial, y menos para los poco interesados como yo en los fenómenos normales pero para mí "paranormales" de la ciencia. Pero lo mejor fue la exposición exterior, con diversos puntos para experimentar al aire libre. Al ver la cuerda floja, he salido disparada, y me he subido. Nada fácil, como me figuraba, y eso que ésta estaba a unos 30 centímetros del suelo, o sea que ni red hacía falta. De todas maneras, para caerse daba, y para reflexionar. Sobre lo otro tan demostrable empíricamente (por qué hay olas en el mar, por qué se producen los sedimentos, cómo erosionan las gotas de agua ...) no hay mucho que reflexionar, o al menos yo no lo hago, pero sobre nosotros mismos y nuestra fragilidad como seres humanos sí. Y de lo difícil que es mantener el equilibrio.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Adviento

"Advent, Advent, ein Lichtlein brennt, (Adviento, Adviento, una lucecita arde)
erst eins, dann zwei, dann drei, dann vier, (primero una, luego dos, luego tres, luego cuatro)
dann steht das Christkind vor der Tür" (entonces está el niño Jesús a punto de llegar, - lit. delante de la puerta).

Todo el mundo conoce esta cancioncilla aquí. Mañana comienza el tiempo de Adviento, y se encenderá la primera vela de la corona de Adviento, y como dice la canción seguirá una más cada domingo, durante cuatro en total. Yo, antes de venir a Alemania, no había oído la palabra Adviento más que con connotaciones religiosas, pero aquí, donde la Navidad es sobre todo una fiesta pagana, la gente se desea los días antes de cada domingo un "feliz primer Adviento". A mí me sorprendió mucho tal deseo, como si te dijeran "feliz segundo domingo de Cuaresma". Y te lo dicen en el mercado, o en la panadería o en cualquier sitio. Lo que te están deseando es que te sientes tranquilamente delante de la velita y reposes, te comas unas galletitas, o un trozo de Stolle (un bollo de pasas típico para estos domingos), y si eres "lo más", que leas junto con tu familia cuentos de Navidad (antes se leía la biblia). Yo sé de gente para los que estos domingos son lo máximo, y de hecho no hay mayor imposible que tratar de quedar un domingo de estos. Te dirán que ya tienen todos los domingos ocupados con planes, tomando café con unos o con otros o con otras actividades de Adviento.

Pero los que tienen mucho trabajo estos días son los bomberos. El número de incendios asciende, por la cantidad de velitas que se quedan mal apagadas o desatendidas en algún momento. Ha habido muertos en ocasiones, y entonces yo pienso que menudo besinnlichen Advent, otro adjetivo tan alemán como gemütlich, porque además de acogedores, estos domingos son besinnlich, días en los que meditas sobre ti mismo, con serenidad, y miras en tu interior, pero tanta Besinnlichkeit o contemplación interior es mala, porque si te olvidas de la vela, mal asunto.
Feliz primer domingo de Adviento a los que celebren y cuidadín.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Dimisiones y solidaridad mal aplicada

Aparte de un jefe del Ejército y un secretario de Defensa (ayer) puede dimitir un ex ministro de Defensa y actual ministro de Trabajo (hoy). Franz Josef Jung, el que era ministro de Defensa cuando se produjo el ataque en el que participaron las tropas alemanas el 4 de septiembre en Afganistán, en el que como se sabe ahora murieron 142 personas, entre ellos civiles, es (o era hasta hoy) el actual ministro de Trabajo en el nuevo Gobierno de Angela Merkel. Ha durado un mes en su puesto actual, pero dimite por el puesto anterior. Me parece apropiado, pues la participación de Alemania en Afganistán es más que dubiosa, y más si como se demuestra ahora han ocultado que hubiera víctimas. Que tuviera que ser el periódico sensacionalista Bild el que desvelara ayer la noticia es más que triste, y que el Gobierno haya mantenido oculta esta información mismo entre ellos, peor aún, pues el actual ministro de Defensa dice que se enteró el miércoles. Pero tengamos en cuenta que el bombardeo ocurrió un par de semanas antes de las elecciones alemanas, y que la mayoría en el país está en contra de la presencia alemana en el conflicto afgano, y como se ve ahora, la labor no es tan humanitaria como la pintan a veces. Lo tranquilizador es que en Alemania al menos ruedan cabezas, mismo a posteriori, y no como en España, donde los menos se van cuando se tienen que ir, ni en el momento en que tendrían que dimitir, ni después. Todavía nadie ha rendido cuentas por defender el ataque a Irak basándose en que hubiera armas de destrucción masiva. ¿Viviremos ese día?

Otra noticia que ocupa la actualidad estos días en Alemania es la sentencia dictada por el tribunal de Hacienda de Baja Sajonia según la cual el "impuesto de Solidaridad" es inconstitucional. Este impuesto, el Solidaritätszuschlag, se estableció en Alemania en 1991 de manera "provisional" para financiar los costes de la reunificación alemana. Por supuesto que lo provisional, se convirtió en definitivo, pues tras 18 años seguimos pagando un 5,5 % del impuesto sobre la renta, y en la actualidad el gobierno recauda a través de él 12 billones de euros, que desde hace mucho tiempo ya no se utilizan exclusivamente para mejorar las infraestructuras en la antigua Alemania del Este. Una avispada asesora de impuestos de Baja Sajonia, que no sabía cómo reducir el pago de impuestos de su cliente (en Alemania la diferencia entre bruto y neto es más o menos la mitad, siendo los solteros sin dependientes a su cargo los que más pagan), recordó que Baja Sajonia buscaba un "demandante prototipo" para la cantidad de 1000 euros, que es lo que le retenían al año para este concepto al hombre que ha demandado. Y el tribunal le ha dado la razón. Esto va a traer consecuencias, pues ahora tendrá que decidir el Tribunal Constitucional de Karlsruhe, pero basta con que digan que es constitucional, para que siga todo como está. La cuestión es si tras 18 años se debe seguir hablando de "solidaridad", sobre todo cuando ese dinero no se dedica a eso, y cuando Alemania ya está más que reunificada y verdaderamente no hay tantas diferencias en cuanto a infraestructuras entre el oeste y el este. Probablemente una parte de lo que pagamos como "solidaridad" vaya a Defensa ... Y justo hoy el jefe de la OTAN ha pedido más tropas para Afganistán. En qué mundo vivimos.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Ni visto ni agradecido

De todas las tareas que uno puede hacer, las de la casa son las más ingratas y si hay alguien que piense lo contrario, que levante tímidamente el dedo, pero seguro que será alguien que no las realiza. Son necesarias, pero no por ello tienes la sensación de haber logrado algo, pues nunca acabas, y parece que estás metido en una espiral, pues tras haber planchado la última camisa, por ejemplo, tienes las siguientes recién lavadas o por lavar. O según has limpiado las ventanas, vendrá tu hijo, y pondrá las manazas como huella "aquí estoy yo". Porque son trabajos que nadie ve ni agradece. Todavía no he oído que a nadie le digan: "Pero mira qué relimpias te han quedado las ventanas", o "Los cuellos de las camisas te han quedado esta vez de miedo", "pero cómo brillan los suelos", "y vamos, ni una mota de polvo". No, el estado de las cosas es ése, parece, ¿será su estado natural? Aunque como dice una amiga mía, también se puede limpiar lo menos posible para que el marido no se acostumbre y se queje cuando todo no está perfecto.

Recuerdo la mala leche que se le ponía a mi madre cuando yo era niña, sobre todos los domingos por la mañana, quizá por la sensación que comprendo ahora muy bien de que todos los días son iguales y de que nunca acabas. Empieza por el "¿qué comemos hoy?" ("ay, qué aburrimiento con la comida", decía mi madre), y sigue por el "ggggg, la nevera está vacía", o "el suelo estaba recién fregado y me han entrado los críos con las botas llenas de barro, los mato...". Porque si encima tienes hijos parece que las tareas se duplican. El suelo recién limpio, estará lleno de migas al instante, o te volcarán el zumo. Son las leyes de un guión no escrito pero infalible.

Siempre digo que si al final del día alguien me pregunta "qué has hecho hoy" diría, "nada". Pero el "nada" es lo siguiente: recoger lo que la marabunta deja por medio (desayuno, ropas, cama), quitar el barro de los zapatos, llenar y vaciar máquinas (menos mal que las tenemos; el inventor de la lavadora y el fregaplatos se merecen el Premio Nobel de la Paz), doblar ropa que milagrosamente para el resto de los habitantes de la casa aparece en los cajones correspondientes. Pero las alarmas te saltan cuando alguien de casa te dice: "Pero no tengo calcetines en el cajón", o "¿Cómo puede ser que no hay Actimel de vainilla en la nevera?" Son momentos en los que recapacitas y empiezas a realizar experimentos: como esperar a que en la nevera no quede nada de nada (yo lo he hecho: y un día era "vaya, no queda mermelada de melocotón", y yo "NO". "Huy, no queda Gouda", y yo "pero quedan otros quesos", y así hasta que dejaron de protestar y empezaron a comer lo que había. Pero el mejor experimento que he realizado es el siguiente: había una botella de agua de plástico vacía debajo de la mesa del comedor. Al ir a agacharme (está comprobado empíricamente que yo he sido durante mucho tiempo la única que se ha agachado en esta casa, por un instinto innato) pensé: "Vamos a ver cuántos días se queda la botella ahí debajo". Y efectivamente, pasaron los días, hasta cinco (!), y porque no pude más y durante una cena dije: "Gente, ¿es que nadie ve la botella de debajo de la mesa?", y todos "nooooo". Nadie ve que normalmente eres tú la que recoge lo que por arte de magia aparece en sitios que no corresponden, y nadie devuelve a su sitio. Con mi hija mayor estoy realizando otro experimento: por las noches, al desvestirse deja la ropa sucia tirada en la litera de abajo. Le he dicho que ya no la llevo más al cesto de la ropa sucia. Que cuando no tenga ropa limpia en el armario, que entonces a lo mejor se da cuenta de que lo tiene que hacer. Pero el montón de encima de la cama aumenta por momentos... Debe ser que la casa es el reino de los ciegos o de los que quieren serlo.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cómo regalar a niños y mayores

Prevengo de una moda que podría llegar a España. Las listas de boda es algo que se practica en España desde hace mucho. Pues aquí existen también las "listas de cumpleaños" para los cumpleaños de los niños. A alguien se le debió de ocurrir y se ha propagado como la pólvora. Los niños que celebran su cumpleaños van a una juguetería y eligen los regalos que quieren tener. Les dan una cestita, y ellos la van llenando bajo el asesoramiento de sus madres, que vigilan que no metan regalos demasiado caros (10 ó 12 € máximo, una ley no escrita que todo el mundo conoce). Cuando invitan a sus amigos, en la invitación ponen: "Mi lista de cumpleaños está en la juguetería XY". La primera vez me pareció rarísimo, pero reconozco lo práctico que es ir y decir: "Quiero un regalo para fulanita", y que te saquen la cestita y elegir algo sin tener que romperte la cabeza. Y así lo hice ayer, pero lo simpático fue cuando la vendedora me dijo: "Coja usted este libro. Para la niña era muy importante tenerlo, y nadie lo ha comprado hasta ahora". A mí estas cosas me tocan la fibra sensible, y claro que lo compré, teniendo en cuenta que debí ser la última que se pasó por la tienda (tres horas antes del cumpleaños...), además de que salvo dos cosas más no quedaba nada en la cesta. Así que aparte de no tener que pensar qué comprar, tuve que pensar menos aún gracias a una vendedora despierta y con un corazón de oro.

Los mayores lo hacen de otra manera para sus fiestas; o te dicen lo que quieren o te ponen en la invitación: "Como quiero arreglarme el jardín, me pido dinero. Por favor meterlo en la hucha que habrá a la entrada"; o "como tenemos de todo, nos pedimos dinero para cambiar los muebles del comedor". Todo esto es verídico. Lo del dinero tiene aquí su puntito decoroso, y por eso hay que justificar para qué se quiere, no sea que alguien se piense que es para pagar las copas o la comida. Así que hay que mantener la distancia y que no se vea abiertamente, y es por lo que se mete en las huchitas o cajas preparadas, para que lo toquen las menos manos posible. Como ocurre en las pocas bodas aquí en las que explicitamente desean que se les regale dinero (si no expresan ese deseo aquí no se da dinero en las bodas), se "envuelve", y lo adornan, para que no parezca dinero. Para la boda en la que pedían dinero para los muebles, yo lo metí en un sobre con una tarjeta y listo. Pero, como siempre, entre lo que yo hago y el estándar hubo diferencia, ya que la gente apareció con unos paquetes tan emperifollados que parecía que iban de carnaval, con una fantasía sin límites: desde el dinero camuflado colgando de una botella de champán, a ramos de flores hechos con los billetes doblados en forma de abanico y envueltos luego con papel celofán, o una "tarta" hecha con toallas enrolladas con los billetes metidos como si fueran las velitas.

No sé cómo será hoy día en España, pero recuerdo que el día de mi boda mi madre era la encargada de recoger los sobre con el dinero. Parecía una mamma de la mafia, con su bolso, y el novio no hacía más que sufrir: "¿Y si le roban el bolso?". "Estos alemanes (holandeses)", pensé, "qué desconfiados". Lo mejor fue al día siguiente al hacer cuentas: "mira, que rata fulanito, habiendo dado tantas pesetas y viniendo tres!!!". Situciones impensables en Alemania, pues aquí hay ciertos temas que nunca trascienden: ni lo que ganas, ni a quién votas, ni qué te ha regalado nadie.

martes, 24 de noviembre de 2009

Cuando los cisnes se van a invernar

Hay profesiones que me encantan. Por ejemplo, la de las muchachas que dan besitos y el ramo de flores a los ganadores en la Vuelta Ciclista o en el Tour. Si les preguntásemos: "¿A qué os dedicáis, chicas?" no creo que respondiesen "Somos 'besadoras' de los ganadores". Otra de mis profesiones favoritas es la de los reporteros que se dedican a seguir a un deportista, por ejemplo la reportero que sigue todos los pasos de Rafael Nadal e informa sobre todo lo del tenis, y habla por lo bajinis cuando retransmite desde un partido.

O se puede ser Schwanenvater ('padre de los cisnes'). Se trata de una profesión reconocida y admirada en Hamburgo. Sale a relucir dos veces al año, una en tal día como hoy, cuando se informa en los medios de comunicación de que el responsable de los cisnes del Alster, el lago del centro de Hamburgo ha llevado a los más o menos 120 cisnes que hay en él, metiditos en una barca, al lugar donde invernan todos los años, y otra en primavera, cuando los vuelve a soltar por todo el lago. Uno piensa que los cisnes viven ahí porque sí, que nadan por donde les da la gana, y que les da igual si es invierno o verano. Pues no: en invierno, cuando empiezan las heladas, sus vidas pueden estar en peligro, y ahí entra en juego Olaf Nieß, cuyo nombre conoce todo el mundo en Hamburgo, y como su padre, los protege y los lleva a la parte "más calentita", en uno de los laguitos laterales, entre los canales, donde no se hiela el agua, porque además tienen una bomba de agua que lo impide. El "padre de los cisnes" heredó el trabajo de su padre, que lo realizó durante más de cuarenta años, así que es una tradición familiar. Desde 1818 la ciudad de Hamburgo paga por esta labor a un funcionario, porque la leyenda dice que mientras haya cisnes en el Alster, Hamburgo seguirá siendo una Ciudad Libre y Hanseática (vamos, algo así como lo de los monos de Gibraltar). Qué haría el mundo sin estas curiosidades. A mí me encantan.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Los mercados de Navidad

Estos días abren los mercados de Navidad, la esencia de las calles alemanas en esta época del año, instalándose en las plazas más importantes de las ciudades, en calles peatonales o en zonas de tiendas. En Hamburgo los he visto crecer por todas partes, pues cuando llegué había sólo dos, si no recuerdo mal. Poco poco, han ido tomando cualquier barrio donde paseen compradores navideños, para ampliarles la oferta y proporcionarles el espíritu que te dicen que tienes que tener estos días. Es prácticamente imposible librarte de tanta celebración y al final, acabas sucumbiendo al encanto de estos mercados. Porque lo tienen.

Venden desde todo tipo de productos de artesanía (de cristal, de madera, de fieltro), dulces típicos de estas fechas, la artesanía típica del Erzgebirge del este de Alemania (los Montes Metalíferos, cuyo nombrecito en español nunca había oído). Pero lo mejor es pasearte por ellos sin gastar y si soportas las masas probar la oferta culinaria: desde las consabidas salchichas y las cervezas, al Glühwein (el vino con especias), calentito para entrar en calor (para el que le guste, a mí no...); y luego hay fritangas de todo tipo: sartenes gigantes con revueltos de cebollas y champiñones, y los buñuelos típicos, manzanas asadas con canela, etc. Si no entras en calor entre el gentío, lo habrás conseguido tras tomarte un par de vinitos calientes y comerte un par de estas bombas repletas de calorías. Los fines de semana están llenitos de gente: yo me quedé varias veces atascada hace años con el carrito del bebé y me resultó casi imposible salir.

El más bonito es el de la plaza del Ayuntamiento de Hamburgo, ideado por el Circo Roncalli, y es el más apto para nostálgicos y amantes de la Navidad: un trenecito circula encima de las cabezas de la gente, en unas vías enganchadas a las casetas, hay un carrusel de esos nostálgicos, un café como los de Viena, y una caseta de Käthe Wohlfahrt, en la que si consigues entrar, saldrás espantado de la gente que hay dentro comprando todo tipo de decoración navideña.

El público de los mercadillos varía según la hora del día. Al mediodía salen los hambrientos de las oficinas a comer algo por allí, con sus trajes y corbatas, por las tardes es muy normal tomarse el Glühwein con los compañeros antes de irse a casa. Y según la zona, varía el estilillo de las cosas que venden. El de Ottensen tiene aspecto multikulti, como la zona. Por supuesto que en todos se vende mucha horterada, y decoración tipo "anti-consumo", que es consumo igual, pero no digan que si es algo hecho en fieltro, madera, lino, o materiales todos naturales, que no te sientes mejor que comprando algo "Made in China". Desde que he visto los mercados de Navidad alemanes, me cuesta pasarme por el de la Plaza Mayor de Madrid en Navidad y ver tal despliegue de cutrería, y objetos de plástico con luces estridentes y artículos de broma tan desagradables. Sólo se salvan las figuritas de los Belenes, y para los que les guste ese estilo.

Como la oferta ha ido creciendo para todos los gustos y necesidades, el año pasado descubrí un mercado de Navidad que no conocía: el de St. Pauli. En pleno Reeperbahn, la milla del pecado, como se denomina aquí a la zona, hay uno con las casetas típicas pero en el que te recibe la figura de un Papá Noel con un látigo. En los puestos venden una oferta navideña distinta, como consoladores de madera de abeto (... a los que por suerte les quitan las agujas de las ramas) y muchos otros juguetitos "artesanales". Se trata de mantener la tradición en cuanto a los materiales navideños, incluso en los regalos más originales.
Animo a quien pueda hacer una escapada, a darse un garbeo por alguna ciudad alemana en estas fechas. Es imposible no contagiarse y comer, beber o comprar... lo que sea.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Stressige Vorweihnachtszeit

El trasiego navideño típico de estos días antes de que comience el Adviento, que en Alemania es parte de la Navidad, me hace pensar en los que no pueden participar de tanta opulencia (que aquí también los hay, aunque parecen estar muy escondidos). En Alemania se vive muchísimo la Navidad, y no me refiero al hecho de juntarse con familiares y amigos, algo que se hace como en cualquier país, sino a toda la parafernalia que se organiza en cuanto a decoración, actividades, y dulces y más dulces. No hay más que darse una vuelta por el supermercado: Papás Noeles de chocolate de todos los tamaños, las galletas típicas (Spekulatius), mazapanes de todas las formas y sabores, Lebkuchen (los panes con especias tan típicos de Alemania), Baumkuchen (el bizcocho cubierto de chocolate cuyo interior es como los anillos de un árbol), todas las chocolatinas que colgar de los árboles de Navidad (sí, aquí cuelgan dulces de los árboles: me imagino a los niños comiéndolos al vuelo), y todas las galletitas típicas tipo Zimtsterne, Vanillekipferl, y más y más y más; montañas y montañas de calorías por todas partes. Debe ser una tortura para los golosos. A juzgar por las toneladas que se consumen me pregunto si la gente no hace otra cosa que comer comer y comer.

Los mercados de Navidad están ya montados y abrirán en dos días. La decoración navideña lleva tiempo puesta. Las tiendas se vienen abajo con la oferta navideña recondándote que tienes que hacer felices a los tuyos. Mi hija pequeña me recuerda cada día que no puede esperar hasta recibir sus regalos, y que por qué no es ya Nochebuena (es el día que se dan aquí los regalos).

Las floristerías tienen ya expuestas sus "obras" particulares. Aquí es muy normal comprar todo tipo de decoración hecha con ramas de abeto, acebo, velas, bolas de Navidad, y sobre todo las coronas de Adviento, con sus cuatro velitas (más sobre este tema el primer domingo de Adviento). Hoy pasé por una floristería donde no se podía ni entrar de lo llena que estaba. Al pasar, vi de refilón que, como en todo, la moda está presente: este año se lleva el lila o morado. Y cada año se discuten aquí las modas para la decoración del árbol, las nuevas tendencias... aunque al rojo no lo desbanca nadie. Reconozco que al acabar la Navidad no puedo ver nada de este color.

Por todas partes te venden las coronas de Adviento, o mejor aún: todo lo necesario para hacerte una. Porque aunque la puedas comprar hecha, lo mejor es hacerla uno mismo, como las tartas, las galletas, o la decoración navideña. Porque todo lo que hagas tú te hace sentirte mejor contigo mismo, o es lo que te hacen creer, y así lo vives más, o menos, según se mire.

Hoy en el mercado me he agobiado de ver a la gente cargar con las coronas de Adviento, con las ramas para hacerlas. Se respira estrés en el aire. Es el llamado Vorweihnachtszeit: Weihnachten es la Navidad, y el prefijo vor- es 'lo de antes'. Esas son las cuatro semanas antes de Nochebuena, que aquí se viven con un trajín sin igual, y esta semana que queda, es como yo la llamo la Vorvorweihnachtszeit: la "ante-ante-Navidad". Tardé años en comprender lo del stressige Vorweihnachtszeit, 'la ante-Navidad estresante', como llaman aquí a estas semanas. Hoy, en el mercado y en las tiendas, he vuelto a entender lo que es. Y yo, como todos los años, ¡con estos pelos!

viernes, 20 de noviembre de 2009

¿Habrá discurso?

Ahora que leo que la FIFA rechaza la repetición del partido Francia-Irlanda, en el que claramente Henry "metió mano" y con ese gol Irlanda ha perdido la clasificación del mundial, pienso que a lo mejor ahora Trapattoni vuelve a hacer unas declaraciones como las que dieron tanto que hablar en Alemania en 1998, cuando era entrenador del Bayern. Ahora, como entrenador de la selección irlandesa, se ha pronunciado sobre el error del árbitro, y ha pedido que se utilicen las imágenes televisivas para que los árbitros vean claramente esas jugadas. Sin embargo, me sorprendió verle tan moderado, y lo mismo debió pensar la Alemania que asocia el nombre de Trapattoni a ciertas frases y a los nombres de jugadores que mencionó en la antológica conferencia de prensa que tuvo lugar tras varias derrotas del Bayern. Como entrenador, tuvo que rendir cuentas, algo muy normal en estos casos, pero el discurso no fue normal; empezó comedidamente para alterarse el solito poco a poco y acabar realizando uno de los discursos en lengua alemana que quedarán en los anales de este país. Con su acento italiano y dando todas las patadas a la gramática y a la lengua alemana habidas y por haber, expone su punto de vista: con jugadores lesionados, y otros que juegan como si fueran "botellas vacías", así no hay quien gane un partido. Él no tiene la culpa de que varios jugadores estén siempre lesionados, y menciona varias veces a Strunz (Struuuuuuunz), Basler y Mehmet. Equipos italianos no ficharían nunca a jugadores así. Y mientras habla y grita, da golpes a la mesa, algo que aquí sólo se puede permitir un italiano, por la imagen temperamental que tienen (o los españolitos...). Para concluir, pronuncia la célebre frase: "Ich habe fertig!" ('Tengo listo' en vez de decir 'Estoy listo'). Esta frase se ha repetido hasta la saciedad y ha pasado a formar parte del catálogo de frases que todo el mundo conoce y cuyo origen todo el mundo sabe, y se ha utilizado en política, en publicidad y sobre todo en el lenguaje coloquial.

Esa conferencia de prensa tan humana le dio al fútbol el toque que necesitan esos equipos que parecen estar subidos en un pedestal, y Trapattoni se ganó las simpatías de todo el país, al pronunciar un discursito de tres minutos y medio, que por ininteligible es una de las declaraciones más inteligentes que ha habido jamás sobre el fútbol. A lo mejor hoy con la sentencia de la FIFA sale el Trapattoni que toda Alemania conoce. Quizá el fútbol lo necesite.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Sacar tajada

Europa es ese entramado de instituciones, donde el reparto de los puestos de prestigio sirve para demostrar que no somos un grupo sino países individuales que luchan por sus intereses particulares. Las reuniones de hoy para elegir al presidente de la UE muestran que sigue habiendo un eje franco-alemán, muy actual además por las buenas relaciones entre Merkel y Sarkozy, que boicotean juntos a ciertos candidatos y defienden al suyo, al belga van Rompuy, cuyos méritos parecen buenos: haber puesto orden en Bélgica tras el caos que duró más de un año tras unas elecciones que dejó al país sin gobierno. Éso hay que reconocérselo, que haya conseguido gobernar lo ingobernable. Los méritos de otros candidatos: Tony Blair formó parte del Eje de las Azores; no creo que merezca por ello la presidencia de la UE. También tenemos a Balkenende, ese buen chico holandés, que también apoyó la guerra de Irak y bajo cuyo mando el país votó un no a la Constitución Europea, algo muy respetable por otra parte, pero que no le avalan como tal europeísta. También podría tocarle a Juncker, el primer Ministro de Luxemburgo. Curiosa la puja de los países pequeños. Ya puestos, pienso que se lo deberían dar algún país como Estonia, Letonia o Lituania, que con una candidata letona, Vike-Fraberga, está entre los elegibles, pues me temo que la tajada que negociarán los otros "grandes" no será pequeña. O que se lo den a alguna de esas mujeres que se manifestó ayer en Bruselas delante de la Comisión Europea con corbata y bigotes pintados reclamando una mayor igualdad para las mujeres en los puestos de más responsabilidad de la UE. Demasiados intereses nacionales, para algo que es supranacional. No se trata ni de sexo, ni del país, ni del partido político: que elijan al más apto, pero que no se rijan por el "yo te doy si tú me das". Las negociaciones serán duras, pero mañana o esta noche tendremos la foto de los elegidos para la Presidencia y como Alto Representante. Y todos parecerán felices, y algunos se reirán para sus adentros: "no hemos conseguido el puesto, pero ...".

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lo que da un día ... y medio año

Acabo de caer en la cuenta de que llevo medio año escribiendo este blog. Ha sido a raíz de pensar que siempre se me ocurren temas o ideas sobre los que escribir, pues hoy he pensado en unos cuantos y he estado dudando sobre cuál elegir. Así que ninguno. Admito que nunca pensé que mi vida y observaciones me fueran a dar para tanto, pues la verdad es que nunca he tenido que luchar con una página en blanco, aunque tampoco se trata de eso, sino de divertirme. Abro la pantalla, y empiezo a escribir. A veces ya tengo esbozado el artículo en la mente, mientras que otras lo escribo, pero se me queda cojo en alguna parte: entonces lo cierro y lo retomo cuando la inspiración me permite acabarlo de una manera que me satisfaga. Lo bueno de escribir es la soledad del hecho. Nadie te dice mientras lo haces si está bien o mal. Pero en mi caso me encanta oír de mis lectores si les ha gustado un tema u otro. Al fin y al cabo, el escribir es un ejercicio de narcisismo: te abres al exterior y a la vez buscas la complacencia contigo mismo y de los demás. Si no hay protestas, es como si fueran cumplidos. Y si las hay, te hacen reflexionar. "Rectificar es de sabios", me recordó una amiga que me hizo pensar sobre algo que escribí una vez, y razón tenía y por alguna crítica he corregido ciertas entradas. No hay nada malo en equivocarse.

Así que hoy podría escribir de la primera tempestad del otoño, que nos lleva acechando desde el mediodía. Eso significa, que el río Elba podría subir e inundar todo el puerto. En un día así te puede ocurrir que estés cenando en un restaurante de la zona y el camarero vaya mesa por mesa diciendo que el que tenga el coche aparcado a la orilla del río, que se apresure a quitarlo... Llevo toda la tarde oyendo las sirenas de los coches de bomberos (se estarán inundando muchos sótanos por lo mucho que llueve). Y en España empiezan en pedir las iglesias para que llueva, me ha dicho antes mi madre por teléfono. Ah, y en las mismas, la gente ya no se da la mano como gesto de la paz, por miedo a la gripe A. Eso le contó una conocida a mi madre el otro día. Yo alucino: negarle a otro cristiano tu mano por miedo a un virus. Así se pierde la fe...

Otro tema sería que me he quedado anonadada (o no) porque la recogida de firmas para convocar el referéndum que pararía la reforma educativa aprobada en el gobierno de coalición de Hamburgo ha tenido éxito: han presentado 182.122 firmas (61.834 eran suficientes). Ya comenté en este blog que a juzgar por el tesón y organización (y oposición a la reforma), lo conseguirían. Ahora una de dos: o paran la reforma antes de tiempo para evitar más "daños colaterales" (en los colegios ya andan preparando la reforma desde hace dos años), o tendremos un referéndum en el mes de julio próximo que parará la reforma definitivamente, pues los hamburgueses están en contra, como han demostrado, y por mucho que la CDU y los Verdes se hayan puesto de acuerdo en esto, si los hamburgueses están en contra ... ¡qué es eso de hacer una reforma escolar con la oposición de tanta gente que ha desafiado a vientos y diluvios para recoger firmas!

Otro asunto: los bancos alemanes han cancelado más de 100.000 tarjetas de crédito, entre ellas la mía, por el robo de datos a una empresa del sector en España (ay, en España tenía que ser). A mí me la anularon estando yo todavía en Madrid (yo pensé que era un mal truco de mi marido, cuando me dijo que no podía usarla...). Pero a la vuelta, me dieron una nueva. Se trata de tarjetas de crédito utilizadas en España en los últimos dos meses, y turistas alemanes hay muchos en España.

Y ahora empiezan los problemas serios: "Uli, Dani y Ralf suman juntos 30 años de edad. Uli y Dani tienen juntos la misma edad que Ralf. Dani tiene la mitad de años que Uli. ¿Qué edad tienen estos niños?". Como soy incapaz de solucionar ahora mismo este problema del libro de matemáticas de cuarto de primaria, le he dicho a mi hija que me pregunte cuando tenga ejercicios de gramática, que mi mente de letras no da para tales problemas. Bastantes otros tengo yo ya, como que acabo de oír hoy también que el "guardaniños" del colegio, esa palabra alemana ominosa llamada Hort, se retrasa dos meses más (que más da ya si se lleva retrasando toda la vida). En vez del 1 de febrero lo abrirán el 1 de abril. Las obras se retrasan porque han encontrado una tubería de gas en las excavaciones. ¿Por qué en este país todo lo que sea organizar una cierta infraestructura para que las madres puedan trabajar, aunque sea malamente, se encuentra siempre con tantas dificultades? Me voy a poner a juntar yo firmas para que no exista el höhere Gewalt, es decir que además de tenerme que pelear con el resto de las madres y el sistema no tenga que pelearme con problemas de fuerza mayor.

Todo esto en un día... Y lo que no cuento.

martes, 17 de noviembre de 2009

Sanear la sanidad

Hoy he leído en El País que los españoles son los que más van al médico de Europa. Considerando que nadie va al médico para pasar el rato y menos sabiendo lo llenas que están las consultas de la Seguridad Social, un 40 % más de visitas que la media europea es mucho, y eso que Alemania, país donde se realiza bastante medicina preventiva, y donde los hipocondriacos son legión, no se debe de quedar corta. Pero aquí se han tomado en los últimos años medidas para reducir las visitas, y me temo decir que ha sido a base de hacernos pagar más. El sistema aquí está basado en el pago al seguro médico de la elección de cada uno (antes era por gremios -metalúrgica, funcionarios, etc.- pero desde hace bastantes años se puede elegir, pues lo que cubren y las cuotas de pago difieren). Según lo que uno gane te descuentan tu aportación de la nómina. Y una medida impopular que se tomó hace 6 ó 7 años fue que en la primera cita al médico por trimestre, se paguen 10 €. Si no vas no pagas, claro. Luego te dan un recibo como comprobante de que has pagado, y para cada cita que tengas con otros médicos, tienes que ir a donde pagaste los 10 € y esa consulta te hará el volante. Si no, los has de pagar otra vez. Exentos están los niños, al igual que por estos no se paga por las medicinas. Y sinceramente, a pesar de las quejas, el sistema funciona, y a la perfección. Los médicos están perfectamente equipados, y cualquier médico de cabecera te puede hacer un electro, una ecografía, análisis de sangre, de orina, y más pruebas que te evitan tener que ir más veces. Además aquí se puede ir directamente al especialista, sin necesidad de ir primero al de cabecera.

En España, donde primero hay que ir al médico de cabecera, que te manda si es necesario al especialista, que te mira, y te manda a otro a hacerte una radiografía o ecografía, y después tienes que ir otra vez con los informes a tu médico de cabecera, entonces no es de extrañar que sólo con estas idas y venidas se llenen las consultas y que el sistema se colapse. Que te hagan una ecografía, cuyo resultado te comentan tres semanas después no tiene mucho sentido, al igual que una prueba de orina que no te analizan al instante tampoco vale de nada. Por eso, en España, me da también la impresión que en los ambulatorios se "adivinan" los diagnósticos, y si no se diagnostica bien, la gente tiene que volver: más consultas llenas otra vez, pues en vez de ir una vez para lo mismo, vas dos o tres. Tampoco tiene mucho sentido que para que te den recetas de algo que está claro que necesitas, que tengas que pedir cita. Aquí llamas a la consulta, te las preparan, y cuando vas a recogerlas te las da la enfermera. No tienes que entrar al médico.

Es muy loable la universalidad del sistema español, pero de seguir así el déficit será cada vez mayor. El que todos los jubilados tengan medicinas gratuitas, me parece excesivo. Hay jubilados que cobran pensiones o tienen patrimonios que ya quisieran muchos mileuristas. ¿Pero quién le mete mano al asunto? Son muchos votos... Si pienso en el precio de los medicamentos, es mucho más bajo en España que en Alemania. La parte que paga el paciente por ellos también (vale, los sueldos son mayores aquí, y Alemania es uno de los países más ricos del mundo). Pero aquí el sistema es más equitativo: el que más tiene más paga, y de esa manera se tira del carro de los que no pueden. Pero por desgracia están reduciendo prestaciones, también para los que no pueden pagarlas. La ecografía anual que hacían antes en el ginecólogo te la hacen ahora si la pagas de tu bolsillo (40 €), las ecografías de mama también, al igual que los empastes en el dentista, que antes cubría el seguro, y más cosas. El fallo aquí es que el sistema sigue cubriendo prestaciones que no debería, y otras fundamentales las están quitando. Aquí se critica y se critica, y la única que parece estar contenta soy yo, que he tenido experiencias estupendas en cuanto a rapidez, buenísima atención y porque han cubierto cosas para las que en España tienes que estar mucho tiempo en las listas de espera, o irte a la privada. Precisamente eso es lo que creo que va a ocurrir en España: se irán cargando poco a poco la sanidad pública, y cada vez se irá más gente a Sanitas u otras sociedades de seguros. El sistema necesita una reforma urgente, y empieza con que el que pueda pagar, que pague más. Y a lo mejor una mejor medicina preventiva, y una mejor explicación de que por ejemplo no por cada catarro hay que ir al médico (no siempre se necesita un antibiótico), llevan a un uso más moderado del sistema. Ningún sistema es perfecto, pero me quedo con Alemania en cuanto a la sanidad, que es siempre lo que nombro en primer lugar cuando me preguntan que qué es lo que más me gusta aquí. En esa misma línea iban mis pensamientos ayer al ver diluviar y contar en un cruce tres farmacias, y al volver a preguntarme que por qué diablos hay en Alemania tantas farmacias, pensé que como parangón en España hay sol y por cada farmacia por lo menos un bar. Son concepciones diferentes de la vida.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Hacer el español

Me lo paso muy bien en las reuniones en las que voy de española. Es un papel que no me cuesta nada jugar. Ayer tuve una tarde muy amena, con dos familias más, gente que sabe que yo soy muy distinta, y por eso funciona la cosa y nos reímos un montón. Se trata de defender los clichés: ellos los suyos y yo los míos.

Y en la conversación se suceden los ejemplos. Comienza con la planificación de las vacaciones. Una de las parejas comentaba que YA tiene reservadas las vacaciones del verano que viene, y todo para ir tres semanas a una isla alemana donde probablemente se congelen y llueva todo el tiempo. Mi pregunta: "¿Y hay tantas cosas que hacer en Amrum durante tres semanas?". Miradas misericordiosas hacia mí: "Tú no sabes lo bien que se está ahí cuando hace buen tiempo". Y yo dije que justo eso: "cuando hace buen tiempo..." En el sur de Francia pasaron tanto calor este verano, que "necesitan" un verano fresquito la próxima vez (valiente deseo, teniendo todo el invierno por delante como tenemos). Les he dicho que se compren un traje de neopreno. Y por supuesto que tienen reservadas las vacaciones de esquí ya desde el mes de agosto. Genial no tener que pensar ya. "¿Y tú esquías?", me han preguntado. Y yo: "Yo no voy a ningún sitio de vacaciones donde tenga que empaquetar sólo ropa de invierno". Aparte de que todavía no sé lo que voy a hacer en las próximas vacaciones, y menos en las de después.

Las españolas tenemos la imagen de "ordeno y mando". Somos una especie de Carmen con un cuchillo en la boca. A mis comentarios tajantes, hay a menudo un "Huy, si lo dice una española". Estereotipos... Lo difícil que sería el mundo sin ellos. Nos dirigen y ayudan en nuestra vida diaria, y más a los que vivimos fuera de nuestro contexto. Y nos sentimos diferentes en base a otros clichés que tenemos de los demás. Es como los chistes: iba un italiano, un alemán, un inglés y un español, ... y cada uno actúa de acuerdo a lo esperado. Los españoles somos los bordes, los que nos reímos de todos, los que echamos mucho por la boca. Es curioso ser el español, y no hay mejor manera de sentirlo que cuando eres el único entre varios de otra nacionalidad, pues en tu país no te percibes como ente nacional. Ahí entran en juego otros estereotipos: los madrileños, los catalanes, los castellanos... o los hamburgueses, los bávaros, los berlineses... En el fondo da igual. Es lo mismo en todos los lugares. La pregunta es si primero está el estereotipo o la actitud, o al revés: si nosotros somos bordes y chulitos porque está escrito que así sea. O si los alemanes se lo toman todo tan en serio, porque si no este país se iría al garete. Porque hay cosas que no funcionan aquí, aunque pocas, admito. Esas concesiones no se hacen.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Un respeto

A raíz del suicidio del portero de la selección alemana Robert Enke se está hablando toda la semana sobre las depresiones. En que cómo este hombre tan joven no pudo salir del agujero donde se encontraba, a pesar de que estaba en tratamiento, a pesar de no estar solo, y de tener buenas expectativas profesionales de cara al mundial en Suráfrica. El domingo estuvo en la portería, en el partido de su equipo contra el Hamburgo, y nadie podía sospechar que al día siguiente se iba a tirar al tren.

Parece que tenía planeado con antelación el día en que lo iba a hacer. Ahora todo el mundo opina: sus compañeros de la selección, que no habían notado nada; su manager; su psicólogo; hoy su padre. Parece que nadie sospechaba nada. Hasta su terapeuta pensaba que iban por buen camino. Pero él no podía más y listo. Cuando una persona de 32 años decide poner fin a su vida, es una tragedia para él y para sus familiares, porque me imagino que a éstos les queda la duda de si hicieron todo lo que pudieron para ayudarle, y eso es una guarrada, quedarse con ese remordimiento. Pero me da pena para el muchacho que ahora su muerte esté dando para tanto titular de prensa. No creo que eso fuera lo que él quería.

El otro día leí que en Alemania se tira al tren una persona cada tres días. Estos casos no aparecen en la prensa para no dar ideas a más gente, justificaban en el artículo, sólo los de los famosos. Pero yo pienso que es porque el suicidio es un tema tabú. Las depresiones no lo son, pues todo el mundo habla de ellas, y hoy día parece tenerlas cualquiera, pues se banaliza mucho al respecto, ya que en la vorágine diaria, todos están en algún momento de su vida "depre". Pero hay que distinguir, entre estar en una mala fase o entre haber perdido toda la esperanza y no querer seguir adelante. Es muy triste esto último. Ahora incluso hay voces que reclaman psicólogos para los futbolistas. Sólo hay tres equipos que los tengan en Alemania, escuché el otro día. Entonces en cada profesión debería vigilarse a todo el mundo con lupa, y mandarle a terapia a la mínima, pues todos tienen estrés, todos tienen miedo de que los echen, de no cumplir las expectativas. Leo ahora que en Alemania hay cuatro millones de personas con depresión (de 80 millones). ¿Mucho o poco? Depende. Si todos estos no tienen ilusión de seguir, entonces son demasiados. Si siguen luchando, entonces es tan sólo una cifra. Pero no olvidemos que se trata de una enfermedad, y no de algo elegido.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Y venga lluvia

Como el lenguaje se adapta muy bien a las necesidades del medio, el alemán tiene muchas palabras para denominar los diferentes tipos de lluvia y se utilizan todas, como la lluvia misma:
  • Sprühregen: es una lluvia finita, de gotitas pequeñas, como si te estuvieran echando agua con un vaporizador o spray, y a veces la sensación que tienes es ésa, de no ver nada.
  • Nieselregen: es como la de arriba, finita, una llovizna, pero no lleva la palabra sprühen, o sea, que no tienes ese efecto vaporizador, pero con ambas te mojas igual.
  • Dauerregen: lluvia de larga duración, de intensidad constante, puede ser días ... o semanas ... o meses...
  • Starkregen: sin tener en cuenta el tiempo que dura, se trata de la intensidad, es una lluvia muy fuerte, como cuando llueve a cántaros, y también puede durar...
  • Platzregen: un chubasco que te cae de repente, en el lugar donde te encuentres, y en el norte de Alemania el chubasco te encuentra o sorprende en cualquier momento, mismo tras haber hecho sol diez minutos antes, ¡vaya si te encuentra!
  • Gefrierender Regen: es la lluvia que se convierte en hielo al entrar en contacto con el suelo, que está a bajo cero. Una pesadilla.
  • Eisregen: con esta lluvia ya caen las gotas a una temperatura inferior a 0°C, pero siguen siendo líquidas, y por eso es lluvia, y si el suelo está a bajo cero se hiela también, pero no necesariamente. Ésta y la anterior son terroríficas para el tráfico, porque se patina.

Lo mejor es cuando tienes diversos tipos en un día. Hoy hemos empezado con la lluvia finita, tipo Nieselregen, y ha ido subiendo la intensidad. Ahora tenemos la lluvia continua, la Dauerregen, que nos durará probablemente todo el fin de semana... lo cual teniendo en cuenta que llevamos tres semanas y media en las que sólo hemos visto dos días el sol, no me extraña que haya oído un montón de veces el término November-Blues, el blues o melancolía que te da el mes de noviembre. La sensación es la de estar en lluvia continua con intervalos a otros tipos de lluvia. Una que me encanta a mí es la lluvia con viento. La de paraguas que se me han roto a mí aquí en Alemania, y es la lluvia en la que lo lleves o no lo lleves, te mojas igual. Un fenómeno curioso: cuanto más tiempo llevas aquí, menos lo usas. Yo ya me he acostumbrado a mojarme directamente, y a aceptar que no hay peinado que valga. Es lo más cómodo: tú y la humedad permanente. Lo malo es que los que nacen aquí se acostumbran a tanta lluvia, y les parece normal, porque tampoco les gustaría tener todos los días sol, dicen ... Bueno, fácil decirlo cuando no se tiene otra opción, así que adaptan el lenguaje y listos. Problema solucionado.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Nuestra seguridad como ciudadanos

Ayer, al hacer algo de zapping descubrí un programa de televisión que tenía olvidado: "Aktenzeichen XY ungelöst". Lo vi un par de veces cuando llegué a Alemania, al curiosear un poco en el alma del país, pero lo dejé de ver por el mal cuerpo que me ponía. Hace poco una amiga mía, al contarle yo que corro por el bosque, ella me dijo que no se atreve a meterse en él a hacer walking "por haber visto demasiados programas de Aktenzeichen ungelöst". Mi respuesta fue que esos programas no hay que verlos.

Anoche, sin comerlo ni beberlo, por el efecto hipnótico que tiene el programa, lo vi a trocitos (seguí zapeando a otras cadenas, pues a mí no me engancha). Se trata de un programa en directo de la televisión pública (para la que encima pagamos; en Alemania desde siempre pagan todos los hogares una cuota para la radio y televisión estatales. Ventaja: no hay anuncios; desventaja: con tu dinero hacen esos programas que aterran a la sociedad). En vivo y en directo, presentan todo tipo de crímenes perpretados en los últimos meses: atracos con uso de violencia, asesinatos o violaciones. Y para darle más realismo a la cosa, hacen "peliculitas" donde actores escenifican los hechos: ayer una mujer a la que en el bosque un desconocido la acompañó un trozo para luego sacarle una navaja, atarla a un árbol y violarla (la violación no la mostraron, claro); o unos ancianos, a los que unos sádicos atracan en su casa y golpean, y se acaban encerrando los pobres en el cuarto de las escobas, donde por miedo se quedan metidos nueve horas hasta que llega la hija y los encuentra llenos de sangre (se ve mucha sangre en la "fictiva" reconstrucción de los hechos); o el atraco brutal por la noche en la recepción de un hotel, en el que encañonan al recepcionista en la frente. Todo esto lo muestran, con el ensañamiento y alevosía que seguramente hubo en el momento del crimen. Luego, tras cada "presentación" sale el comisario encargado del crimen, y piden, junto al conmiserativo presentador del programa, todo tipo de pistas. Cualquiera que sepa algo, que llame al número tal y tal, y en el mismo estudio de televisión se ve a personas atendiendo las llamadas en directo. Se ofrecen recompensas por todo tipo de pistas que lleven a encontrar a los malhechores.

Teniendo en cuenta que el programa lleva en antena desde ¡1967!, (la fórmula es conocida en Alemania: una vez al mes, para no desgastarse, ... y para dar tiempo a aclarar casos), y como han atrapado a mucho maleante, hay que reconocerle su éxito. Pero... veo mucho peligro en un programa así: por dividir la sociedad entre el bien y el mal, los maleantes y los ciudadanos de bien, todos en sus casas a la hora de mayor audiencia jugando a policías y avisando "creo que mi vecino podría ser el asesino"; y porque lanza en mi opinión descripciones peligrosas de los sospechosos, como "tipo de aspecto 'mediterráneo'". Si hay una palabra que me indigna es ésa: südländisch, que vengo observando en la prensa desde hace muchos años para referirse a gente de pelo oscuro, de piel morena, y ahí entra todo el que no sea rubio y que sea "sospechoso" de ser del "Sur de Europa", como la palabra dice (süd = 'del sur', ländisch = adjetivo de 'país'). Cualquiera que no es rubio, puede ser südländisch, y tiene carga peyorativa, y más si lo utilizan en un programa así pues el público seguirá asociando con tal adjetivo a mucho delincuente. Otra descripción usada ayer: "que tenía acento de Alemania del Este...", u otras típicas: "que habla gebrochenes Deutsch" ('alemán roto', como se dice aquí del alemán que hablan los extranjeros que no lo hablan bien). Palabras o descripciones neutrales en otros casos, cobran en este contexto aspecto de conjuro, capaz despertar odios.

Prefiero que dejen la labor policiaca a los policías mismos, pues muchos de los ciudadanos que ayudan a resolver tales misterios se vuelven jueces, pero hay que andarse con ojo en las zonas donde el mundo parece in aller bester Ordnung, como dijeron ayer ('en su orden perfecto', 'idílico'). En estas zonas es donde se abusa de niños, donde se ve pornografía infantil en internet, donde se maltrata a las mujeres, ... pero qué bien que ayudo a encontrar a un criminal. No sé, "Sigan seguros", "Bleiben Sie sicher", fue la frase de despedida de ayer del programa, que a mí me inquieta más de lo que me tranquiliza.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Todo lo que se puede celebrar un 11 de noviembre

Dos cosas me parecen muy curiosas cada 11 de noviembre en Alemania: que tenga tanta importancia el día de San Martín, y que hoy comience la temporada de carnaval. Cada 11 de noviembre a las 11 horas y 11 minutos se da por abierta la "quinta estación del año", como se denomina aquí al carnaval. La primera vez que vi en la tele a la gente disfrazada en noviembre, esperando el anuncio de que ha comenzado y gritando de alegría, pensé que estaban todos locos. Pero acabo de leer, ay qué traquila me quedo, que en realidad no se puede decir que sea todo ese tiempo carnaval, sino tan sólo el pistoletazo de salida para los preparativos. De todas formas, me parece surrealista el despliege de festividades el día de hoy en las zonas carnavaleras (en la cuenca del Rin).

Y hoy es San Martín, y con ello me vienen las cancioncillas a la cabeza: "Sankt Martin, Sankt Martin, Sankt Martin ritt durch Schnee und Wind..." o "Laterne, Laterne, Sonne, Mond und Sterne", por haber ido demasiadas veces con mis hijas con las comparsas típicas. Los niños hacen en las guarderías y colegios los farolillos que llevan ese día (otra razón para hacer manualidades). Se puede llevar el farolillo colgado de un soporte de plástico con una bombillita, todo Made in China, pero los alemanes, defensores de la autencididad de los materiales prefieren un palito de madera con un alambre con el que los niños se pueden sacar muy bien un ojo, y que la vela de la Laterne sea auténtica. Pero no teman, en cada desfile de San Martín hay un camión de bomberos preparado para lo que pueda pasar. A los niños les encanta el evento (o es lo que se piensan los adultos), el salir a esas horas de la noche (a las cinco o las seis es noche cerrada). Yo más bien lo veo como sigue: si vives en una zona con tanta naturaleza, lo normal es que les encante meterse por bosques, y con la oscuridad de la noche te vas metiendo por barrizales y pasas mucho frío (suele llover). Encima las velitas dichosas se van apagando cada dos por tres (ja, yo siempre llevo el palito de plástico con pilas para cuando me harto de la vela ...). El niño se empieza a cansar, y te pregunta que cuando se acaba. Tú vas pendiente de que no se te caiga al arroyo o se caiga en un agujero cubierto de hojas, o que se le vuele el farolillo o se prenda fuego (ocurre: he visto varios arder). Cuando por fin llegas al punto donde escenifican la leyenda de San Martín, te acabas de congelar, como el pobre con el que, según cuenta la leyenda, San Martín comparte su capa: San Martín va montado a caballo, vestido de romano, se encuentra con el pobre que está helado (como yo), y con su espada corta su capa a la mitad y la comparte con él. Todos cantan felices y luego reparten los panecillos típicos de San Martín. Lo normal es que de tu pan des trocitos a otros, o cojas los que te den. Reconozco que el año pasado, no me comí el trozo todo manoseado que me dio un niño ... Este año, con la gripe A, probablemente haya cartelitos diciendo "Prohibido compartir". De todas formas, este año es el primero en siete en el que me libro de salir con el farolillo. Las ventajas de que tus hijos crezcan.

A todo esto es muy típico comer ganso por estas fechas el Martinsgans, como se llama. Yo con lo del ganso me acuerdo de los cerdos, y de la expresión española "A todo cerdo le llega su San Martín". Nunca, ni por haber crecido en un país católico he conocido la historia de San Martín hasta que llegué aquí, y aquí es como la Navidad, pues no tiene matices religiososos; es parte del happening otoñal. Pero cuando me sentí algo friqui fue en Bélgica, cuando el día 11, convocados por el colegio alemán, desfilamos todos por el bosque de Tervuren y los belgas nos miraban, como si fuéramos una secta. A mí me dieron ganas de cantar "Hare krishna, hare krishna, hare, hare, hare krishna...". A todo esto en Bélgica el 11 de noviembre es fiesta: es el día del Armisticio. Curioso me pareció estar en un país en el que la I Guerra Mundial está todavía tan presente. Y allí los veteranos de la guerra rinden homenaje a los caídos, en ciudades como Ieper y la zona de las brutales batallas, donde impresionan los cementerios abiertos que impregnan el paisaje.

Cada uno celebra lo que puede, menos los gansos y los cerdos. Para que no digan que el 11 de noviembre no tiene su jugo ...

martes, 10 de noviembre de 2009

En todo hay crisis

A los que nunca hayan oído hablar de Flensburg, les cuento que es la ciudad alemana más al norte, al lado casi de la frontera danesa. Fue parte de Dinamarca hasta 1864, y de hecho todavía hay una minoría danesa en la zona. Es por tanto la ciudad más danesa de Alemania y la sensación nórdica allí lo es más si se piensa que todavía más para arriba vive más gente (confieso que me cuesta aceptar que la vida en estas latitudes no se acabe en Hamburgo, y que haya vida más allá). Flensburgo es conocida especialmente por tres cosas:

  • por tener la central donde están registradas todas las penalizaciones por el carné por puntos, algo que existe en Alemania desde 1974;
  • por la cerveza Flensburger Pilsener, conocida familiarmente como "Flens", con su cierre como las botellas de la Casera de antaño, algo que les hace mucha gracia a los españoles que caen por aquí;
  • por la empresa Beate Uhse, que fundó la primera tienda de artículos eróticos del mundo en Flensburg en el año 1962.

Beate Uhse fue una mujer pionera en todo. Primero fue piloto, hasta 1945, llevando aviones reparados de un sitio a otro y pilotándolos como doble en películas. Como durante la ocupación militar de Alemania tras la guerra no pudo seguir ejerciendo de piloto, descubrió el "hueco a rellenar en el mercado", die Marktlücke, y se hizo empresaria. Empezó imprimiendo información sobre métodos anticonceptivos y en 1951 fundó una empresa de venta por correo de preservativos y libros sobre estos temas, productos denominados como de "higiene en el matrimonio". Tras abrir el primer Sexshop del mundo en 1962 sufrió constantes denuncias por atentar contra la moral y buenas costumbres, y hasta le negaron ser miembro del club de tenis de Flensburgo, probablemente mucha gente que seguro que compraba en secreto algunos de sus productos. Una persona mayor me contó una vez hace muchos años, que compraban los preservativos por catálogo, en Beate Uhse, pues más vergonzoso era ir a la farmacia, y que les daba bochorno pensar que el paquete fuera a ser visto por los vecinos. Pero creo que era discretito, pues si no cómo hubiera tenido tanto éxito el negocio.

En 1999 la empresa empezó a cotizar en bolsa, algo que fue muy sonado en Alemania. Beate Uhse murió en 2001, a los 82 años. Quedan sus tiendas en muchas ciudades, sigue la venta por catálogo, hoy día también en internet. Por eso ayer, al leer que la crisis afecta hasta a la empresa Beate Uhse, no pude evitar pensar que mal asunto si hasta la gente ahorra en estas cosas. Además de haber cerrado algunas tiendas, los pedidos han disminuido muchísimo en Alemania y Francia desde el verano, bajando el resultado en un 90 %. Ahora esperan que el negocio navideño repare los daños. Se ve que cuando hay crisis, hay que agudizar el ingenio, y ahorrar en herramientas y volver a lo "básico". No obstante mi recuerdo a Beate Uhse, como pionera en muchas cosas, y por ser una de las figuras más interesantes que ha dado este país en años muy difíciles. Sobrevivirán, de eso no me cabe duda.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Y cayó hace 20 años

Ni siquiera cuatro meses antes de su caída parecía que el muro de Berlín fuese a ser derribado y podría haber seguido ahí 20 años más. Eso me pareció en julio de 1989, al entrar en el Berlín dividido, y pasar la frontera de la Friedrichstrasse, y ver la Puerta de Brandemburgo, que estaba en la parte este, justo detrás del muro. Subida en las escaleritas colocadas en los puntos emblemáticos para ver desde "fuera" del muro todo lo de dentro, la sensación era de estar ante tierra de nadie, y vislumbrar un mundo desconocido, de gentes encerradas por un muro. Pero se podía pasar al otro lado como turista, y me impresionaron los edificios antiguos tan espectaculares pero tan grises y deteriorados, con marcas de balas por todas partes. Recuerdo la zona de las cruces de los que murieron al cruzar el muro, que todavía sigue en la parte oeste, y en especial la cruz por Chris Gueffroy, que murió abatido por los tiros con tan sólo 21 años en febrero de ese año, al tratar de cruzar al otro lado. Por eso, cuando me enteré de la caída del muro, me acordé de ese chico, que murió prácticamente a mi edad de entonces: "Si se hubiera esperado un poco", pensé. Pero quién lo iba a saber.

Lo sorprendente fue la forma tan pacífica de cómo sucedió todo. Ahora se habla de que todo fue "error", que el permiso para poder salir de la República Democrática Alemana se basó en la frase titubeante "a mi parecer, entra en vigor ... inmediatamente, en el acto", pronunciada por Schabowski. E inmediatamente la gente empezó a salir, tan fácil como eso, y ni muro, ni alambradas de espino, ni los tiros habituales de la guardia froteriza impidieron nada. De ser todo el resultado de "un error", esto demuestra la forma tan chapucera de tomar decisiones políticas y que al final no se trata de ideologías, si no en muchos casos de interpretación y fantasía...

Un grave error fue lo que ocurrió la misma noche pero en 1938, en la llamada noche de los cristales rotos. Rara coindicencia que dos 9 de noviembre tengan tanta carga histórica para el país, uno muy negativa y otro muy positiva. La historia se sucede en ciclos. Lo que parece increíble se hace realidad en cuestión de segundos, ya sea por quemar sinagogas o por pronunciar una frase que parece banal. Y el mundo sigue su curso, y pasan 20 años, y se conmemora lo que llegó de manera inesperada. El muro cayó, y los 20 años transcurridos desde entonces han sido muy positivos para Alemania. Pero no hay que olvidarse de lo mucho que queda por hacer, sobre todo en las mentes de la gente, que es lo más difícil de unir. Y conviene tener muy presente el pasado, para mirar hacia delante y no repetir errores. Por eso recordemos que hubo un muro y celebremos que ya no está.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La brutalidad del silencio

Menudo peliculón. Rara vez sale uno del cine con esta sensación y anoche me ocurrió. "Das weiße Band" ("La cinta blanca") del director austriaco Michael Haneke sorprende. El tráiler daba pocos indicios y más bien parecía una película con demasiada tragedia y personajes estereotipados. Pero no: desde la primera imagen te engancha una historia que tiene muchos matices pero tan bien presentados que no puedes olvidar ninguno de ellos durante toda la película; la sensación de intriga y el ritmo tan adecuado se mantienen, a pesar de que dura 144 minutos de los que ninguno se hace largo. Al comienzo pensé que sería imposible mantener ese ritmo tan bien logrado, y mi escepticismo hacia la película despareció, pues no decepciona en ningún momento.

La acción transcurre el año antes de la I Guerra Mundial, en un pueblo protestante del norte de Alemania donde la moral y las reglas reinantes encorsetan a todos. El cura protestante y otras figuras del pueblo determinan las "buenas costumbres", y la educación de los niños es fría y bestial. El subtítulo de la película "Eine deutsche Kindergeschichte" ('Una historia infantil alemana') da indicios de que los niños son en realidad los protagonistas de la historia, y a la vez se mantienen por detrás siendo los adultos los que determinan, ordenan, fustigan, abusan y maltratan, pero ellos se escapan a todas las reglas, y crean las suyas, en silencio ...

Y así se suceden misteriosos acontecimientos, que nadie sabe explicar. La mano de los niños está detrás, como se empieza a sospechar con las miradas que se lanzan entre ellos, la amabilidad sospechosa de la líder, y de la manera en que mismo a los espectadores se le escapan esos niños tan pérfidos pero víctimas a la vez. La cinta blanca que les ponen para recordarles que se tienen que comportar de acuerdo a las normas no consigue más que atarles a un silencio que produce pavor. La película empieza con una frase de la voz en off que narra los hechos, algo así como que esta historia se puede ver como explicación de mucho de lo que pasaría después en este país. Tema sensible, arriesgada tesis. Pero yo la trasladaría a cualquier país: todo tipo de educación reprimida, abusiva, y moralista sin límites, produce víctimas pero a la vez verdugos. La religión tan extremista ahoga y envenena a la gente. La atmósfera recreada en ese pueblo del norte de Alemania, es para mí un ejemplo de otros muchos. A la mente me vino "Los Santos Inocentes".

Muy acertado me parece el silencio durante toda la película. No hay música, ni siquiera con las letras del comienzo y del final. Está rodada en un blanco y negro que resulta extraño, y ese silencio impuesto e autoimpuesto por todos, que no quieren ver, se masca en el ambiente. Silencios que ahogan, pero que no reprimen, como las cintas blancas. Muy bien merecida Palma de Oro en Cannes este año.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Sábado sin "Wetten, dass...?"

Hoy toca Wetten, dass...?, el programa de entretenimiento de la noche del sábado alemana. No lo echan todos los sábados, sino una vez cada dos meses o así; si no no habría quién lo aguante, teniendo en cuenta que está en antena desde 1981. Lo ideó y presentó en los primeros años Franz Elsner, pero desde 1987 es Thomas Gottschalk el que lo presenta. Nadie puede decir en Alemania que no lo ha visto en alguna de sus emisiones. Yo hace muchísimo que no lo veo, pero alguna vez no pude resistir, tan sólo por el despliegue de estrellas que aparece en cada programa, y porque es un programa que más bien sirve como "barómetro" de cómo está el nivel cultural del país (aporta poco, la verdad). La idea es la siguiente: gente normal se inventa una apuesta, que realiza en el plató de televisión en directo, y los "padrinos de las apuestas", las celebridades que se sientan en el sofá junto a Thomas Gottschalk, dicen si se creen que la persona va a conseguirlo o no. De no acertar, el famoso tendrá que hacer algo desagradable como pago: ya sea cantar o bailar algo concreto, o cualquier cosa ridícula que le ponga en un aprieto (da vergüenza ajena). Además hay actuaciones en directo de tipo Robbie Williams y Lady Gaga (hoy).

Recuerdo haber visto apuestas tan raras como un tipo que conocía todos los himnos nacionales de todo el mundo. Le pusieron unos cuantos, y los acertó todos, y los cantaba emocionado. Y siempre hay una apuesta tipo "James Bond" que se realiza en algún sitio exterior con avionetas, camiones, coches o lo que idee la gente. Luego hay una apuesta de la ciudad en la que se realiza el show (va cambiando cada vez), y Thomas Gottschalk lanza su apuesta a la ciudad: "¿A que no sois capaces de juntar al lado del ayuntamiento a 100 pares de mellizos que bailen el charlestón?", por poner un ejemplo que sería muy posible.

La sensación después de haber visto el programa un par de veces es que siempre son los mismos invitados, famosos tipo Frank Beckenbauer, Michael Schumacher, Claudia Schiffer, Heidi Klum, Boris Becker y los actores más famosos alemanes: Senta Berger, Götz George o Mario Adorf. Mi impresión se ha confirmado: según Wikipedia algunos de estos personajes han aparecido hasta seis veces. Hace años que no lo veo, pues me parece aburrido y repetitivo. Pero lo curioso es que el programa da para muchas noticias los días de antes y sobre todo para los días después. El Bild-Zeitung se hace eco muchas veces de los "escándalos" que se producen en el programa: que si Thomas Gottschalk, el presentador, se ha pasado con alguno de los invitados, o ha cogido mucha confianza con alguna de las despampanantes damas, o si alguna apuesta fue un timo. También me ha llamado la atención que un par de ediciones de verano hayan sido realizadas en directo en Palma de Mallorca, en la Plaza de Toros, lo que indica el poder ($$$) que tienen los alemanes en la isla. En España se copió la fórmula del programa, con el "¿Qué apostamos?" que nunca vi, al igual que en otros países, pero en ninguno se mantiene. Me imagino ahora que en España siguiera todavía el Un, dos, tres. De niña me encantaba, pero hay que evolucionar... Prefiero irme al cine esta noche, como de hecho voy a hacer.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Protestar, sí, pero...

Cada país tiene su forma más típica de protesta, aunque se practiquen otras también. Al oír ayer en la radio belga que ningún tren circulaba en el país durante 24 horas por una huelga convocada para protestar porque quieren separar el sector de mercancias de la red general, me acordé de la cantidad de huelgas que hubo en el tiempo en el que viví en Bélgica. "En grève" ('en huelga') es un cartelito frecuente que los belgas, bien hermanados con los franceses en esta costumbre, cuelgan a menudo. Alguien me contó una vez de una visita a París en la que se quedó sin subir a la Torre Eiffel porque el personal de los ascensores estaba en huelga. Hasta ésos, pensé. Siempre he admirado la capacidad de los franceses de ponerse en huelga por todo, y los belgas me sorprendieron por lo mismo. Ni cortos ni perezosos dejaron ayer paralizado todo el tráfico de trenes en todo el país. Parecerá leve al ser un país pequeño, pero se ven también afectados los trenes de alta velocidad a Londres y a París, desde Alemania también, y el país se encuentra además de vacaciones escolares esta semana, o sea que el caos fue total.

Los alemanes organizan sobre todo Volksbegehren (peticiones de referéndum). Ahora mismo se están recogiendo firmas en Hamburgo contra la reforma del sistema educativo ya aprobada por el extraño gobierno de coalición entre Los Verdes y la CDU. Con el eslogan "Wir wollen lernen" ('Queremos aprender') se deben recoger en esta campaña por lo menos 61.834 firmas hasta el 17 de noviembre (han comenzado el 28 de octubre) para poder convocar en julio un referéndum que pararía una reforma que ya está aprobada (!). Esta es la manera alemana de hacer las cosas: se organiza toda la infraestructura de gentes que recogen firmas, los sitios, llegan e-mails a través de la asociación de padres del colegio, y de esta manera se paran leyes o se introducen otras nuevas. Recuerdo una iniciativa popular que hubo hace poco con el nombre "Más democracia" para que precisamente haya más posibilidad de referéndums: o sea que recogieron firmas en un Volksbegehren, para que haya aún más Volksbegehren, tan lógico como eso. Yo no he firmado contra la reforma educativa en Hamburgo, porque no creo que sea negativa, y porque mi experiencia de otros países me hace ver que hay otras posibilidades que la única practicada aquí desde hace muchos años, pero capaces son de juntar las firmas necesarias y pararlo todo, a juzgar por el tesón de los participantes.

En España se organizan sobre todo manifestaciones, algunas tan multitudinarias que hasta informan de ellas los medios de comunicación extranjeros, como la última contra la ley del aborto. Hasta a mí me han pedido cuentas por ella, pues a muchos les parece inaudito. A mí me lo parece también, al igual que las convocadas otras ocasiones "por la familia". Manifestarse "a favor de" la familia (quién puede estar en contra) es tan extraño como manifestarse por el derecho a la vida de los no nacidos (si no han nacido no hay que defenderles de nada). Ah, pero es la "familia católica" a la que se defiende, cuando está más que demostrado que hay otras formas de familias posibles. En España creo que se confunden a menudo los objetivos, o se monopolizan los temas, que se manipulan para sacarles su jugo político. O se gastan energías en acciones absurdas, que es lo que he pensado en Madrid las veces que me han abordado por la calle para que firme "contra el cáncer de pecho" o "contra el sida". Me niego a poner mis datos en ninguna lista para decir que estoy en contra de algo de lo que no se trata de estar en contra o no. La enfermedad es una tragedia para el que le toca, pero no son los demás los que tienen que estar en contra, que es muy fácil. De la misma manera contra o a favor del aborto han de estar las mujeres que deben decidir si siguen o no adelante con un embarazo, y para eso no son los demás los que deben manifestarse y negarles sus derechos como personas. Por supuesto que éstas son protestas ideológicas, pero por eso admiro a los que protestan y se manifiestan por cosas "prácticas". Me pregunto dónde han estado las movilizaciones contra la burbuja inmobiliaria y la economía del ladrillo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Titulares o publicidad?

Hace semanas leí un artículo de Maruja Torres en El País que me hizo mucha gracia, porque hablaba de algo que yo pienso a menudo. Los titulares de las noticias de la prensa no tienen desperdicio, y muchas veces no hace falta leer más e incluso es más divertido leer sólo los titulares e imaginarse el resto, que es lo que hago yo en muchas ocasiones. Por ejemplo, uno de ayer en El País: "Yo no hablo cuando llevo zapatos planos", citando a Esperanza Aguirre. O todavía me resuena en la mente otro del mismo periódico que no tiene desperdicio: "El Vaticano afirma que los curas no son pedófilos, sino efebófilos", o el simple de ayer "Delgado Obama".

Otros prometen: "Un grupo de empresas francesas recibirá currículos anónimos para evitar la discriminación" o "Los estudiantes daneses podrán usar Internet en los exámenes". O el de hoy en el Hamburger Abendblatt llama la atención y es en sí un reclamo publicitario para leerlo: "Die Herbertstrasse der Winkerkrabben". La Herbertstrasse es una calle en St. Pauli, en la zona de la prostitución, donde sólo pueden entrar hombres y las mujeres están expuestas en escaparates. O sea que el titular dice que es la Herbertstrasse de un tipo determinado de cangrejo. Y con un titular así, uno lee el artículo; es así, está "científicamente" comprobado. Porque si no interesaría menos leer que científicos australianos han descubierto que las hembras de ese tipo de cangrejo se prostituyen como pago a los machos que les protegen de los intrusos. La investigación surgió porque querían saber por qué estas hembras se defienden tan bien de los hombres a pesar de tener las tenazas tan pequeñas. Y han descubierto que cuando eligen pareja, para sus momentos de intimidad se retiran a sus aposentos, es decir a la cueva, pero que cuando realizan el sexo como pago, lo hacen en la playa, a caparazón descubierto. Interesante. Exhibicionismo del poder. Con o sin tenazas, con o sin zapato plano. Lo único es que si nos ponemos "científicos" el artículo habla de otra cosa que el titular, pues no es que las hembras estén expuestas todas sexys esperando a que vengan los clientes. Y luego citan la tan consabida frase de Bertolt Brecht de "La ópera de los tres peniques": "Erst kommt das Fressen, und dann kommt die Moral" ('Primero viene el llenarse la barriga, y luego la moral". Vamos a ver: como en todos estos temas, creo que se mezclan los conceptos. Existe una cosa llamada supervivencia, y ¿la moral es la de quién?: ¿la de los cangrejos que se dejan pagar con sexo el no atacar... o la de los articulistas que no saben muchas veces ni de lo que están escribiendo y ponen titulares como reclamo publicitario? Ah, otro de ayer en el Abendblatt: "Die Deutschen wollen mehr für Weihnachtsgeschenke ausgeben". ¿Habrán pagado los comerciantes por este 'Los alemanes quieren gastar más en regalos de Navidad'?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Noviembre

Todos los años me sorprende el mismo fenómeno. Nada más empezar el mes de noviembre, se llena el calendario. Empiezan a organizarse todo tipo de encuentros pre-navideños. Aquí la Navidad empieza antes, al celebrarse el Adviento, con lo cual el último fin de semana de noviembre nos metemos de lleno en la temporada navideña. Y estas semanas de noviembre son el momento para tratar de relajar esas cuatro semanas de Adviento en las que la gente está estresada celebrando y preparando la Navidad. Entonces, muchas cenas con compañeros de trabajo, o en el club de deporte, o actividades en los colegios, se realizan ya este mes. A la gente le gusta tener la agenda controlada y no que ésta les controle a ellos.

Quizá también es porque noviembre es el mes más triste en Alemania. Es gris donde lo haya. Entre todas las hojas en el suelo, la lluvia, en muchos casos el viento, y la falta de luz y sol, hace que todos deseemos esa explosión de luz que supone la decoración navideña en el mes más oscuro del año, y mientras tanto tratemos de pasar el rato. A las cuatro de la tarde ya tenemos la sensación de que son lo menos las siete. Y como se madruga tanto y todo empieza tan pronto, mi pregunta es siempre que por qué tanta prisa en la vida diaria, y más en estos meses tan oscuros, con lo bien que podríamos dormir una horita más.

Es pasar la hoja del calendario y ver noviembre y pensar ya en la Navidad, en las compras navideñas, en lo que vas a hacer en Nochebuena y Nochevieja. Ayer vi como ya están poniendo las luces en el centro comercial, cada año antes, pienso, pero claro, los dulces navideños los venden desde el 1 de septiembre. Y eso que todavía nos queda San Martín, con el Laternelaufen (más sobre este tema el 11 de noviembre) y tenemos que concluir el otoño, tan alabado y celebrado aquí. Yo miro mi calendario, y ya tengo mi encuentro anual (navideño en noviembre) con mi antiguo departamento de trabajo. A finales de mes tenemos el famoso encuentro con los farolillos (Laterne) en el colegio, con la "fiesta de la manzana" organizada por las maestras de primero. La manzana es la fruta estrella en Alemania (en este clima tampoco nos da para mucho más que para peras y manzanas; vale, y la fruta del bosque en verano), y en el otoño las manzanas dan mucho juego. Van a hacer tartas de manzanas con los niños y las degustaremos un viernes por la tarde (papelito del otro día a los padres: "por favor, necesitamos ayuda de madres para la mañana del jueves anterior para hacer tartas y compotas de manzana", - ¿no iban a hacerlas las maestras con los niños?). Y empieza la época de las manualidades, que en realidad es todo el año, pero en estos meses la gente agudiza el ingenio para decorarse la casa y entretener a los niños (menos yo). Nuestro 'hacer manualidades' se dice aquí con una sola palabra: basteln (el lenguaje economiza donde hay necesidades vitales). Y tras hacer los farolillos, se "manualiza" todo tipo de decoración navideña, pero es que, si miro por la ventana, algo habrá que hacer...

martes, 3 de noviembre de 2009

Que no cunda el pánico...

Empieza a haber algo más de pánico aquí por la gripe A, que aquí se sigue llamando gripe porcina. Ayer empezó la campaña de vacunación en Hamburgo, y recomiendan a los grupos de riesgo ponerse la vacuna. No la ponen los médicos de cabecera sino que hay que ir a los sitios determinados por la consejería de sanidad. Con lo reacios que suelen ser los alemanes a las vacunas (aquí hay bastantes niños no vacunados de nada), hay mucha necesidad de explicar por qué es conveniente ponérsela. Hasta ahora han muerto 6 personas en Alemania por la gripe A, pero 3 de ellas el viernes, y una de ellas una mujer completamente sana, que no presentaba ninguna otra patología. Y han saltado las alarmas. En cuestión de días se han multiplicado los casos. Y de repente hay más gente que quiere vacunarse. La semana pasada ya vacunaron en Schleswig-Holstein y Bremen, con poco éxito. Pero en Hamburgo estos dos días hay bastante resonancia.

Mientras no me echen la culpa a mí de la pandemia me conformo. El viernes me tuve que someter a un interrogatorio de una madre (amiga encima) sobre la enfermedad que había tenido mi hija días antes. Yo, como a veces encima parezco boba, no me di cuenta hasta después de haberme ido de su casa de que me sometió a un interrogatorio en toda regla. Empezó preguntándome que qué tal las vacaciones en España para continuar con un Sag mal... ('Dime...') en el tonillo típico que debería haberme hecho pensar. Y el diálogo fue el siguiente:
- ¿Y se puso mala Sofía ya en Madrid?
- "Sí, tuvo una laringitis", respondí yo.
- "¿Con fiebre?"
- "Unas décimas, pero nada serio."
- "¿Y luego aquí se puso mala otra vez?" [aquí debí haber sospechado].
- "Sí, volvimos el miércoles y el sábado tenía fiebre" expliqué," y el domingo le subió a 39,5°C."
- "¿Y no la llevaste al hospital inmediatamente?", me inquirió.
- "No, le di ibuprofeno, se metió en la cama y a la mañana siguiente la llevé al médico."
- "¿Y qué era?"
- "Un virus gripal."
- "¿No sería la gripe A?", aquí ya toda indignada
- "No dijo nada de eso la doctora.", dije yo.
- "Ya, pero ¿cómo lo saben, bitte schön, sin hacer un análisis de sangre...?", enfadadísima...

Yo le dije que me fiaba, y que todos los inviernos los niños tienen virus, y fiebre, y que muchas veces se aclaran todo con autodiagnósticos de tipo "fiebre de los tres días" (yo siempre me he preguntado si existe la de cuatro). Cambié de conversación como pude y pensé en que mi hija iba a jugar en un rato con la suya, y que a lo mejor tenía miedo. Pero al irme con la suya a recoger a la mía me di cuenta de que en realidad su miedo era que yo venía de España, donde conocidamente ha habido más casos de gripe A. Y me dio rabia no haberle parado los pies desde el comienzo. Pero cuando se me pasó el cabreo, pensé que es mi sino el tenerme que justificar siempre, por ser distinta, por irme de vacaciones a mi tierra, y no a congelarme de frío en Amrum (una isla alemana del Mar del Norte), como hicieron ellos. Menos mal que antes le conté del calorcito que pasamos en España, con temperaturas veraniegas y sol, sol y sol. Envidia cochina.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Lo que se celebra y lo que no...

Es el Día de Todos los Santos sin serlo, pues en el norte de Alemania no existe esta fiesta, aunque en el sur, en los Estados Federales católicos, si es fiesta. Si en algo difieren muchísimo España y Alemania es en el tema de la muerte. Así que aquí hoy habrán ido al cementerio los que hubieran ido de todas formas, y no los que no hubieran ido en todo el año y sólo este día. Aquí, cuando más flores se venden es para el Día de la Madre, y no hoy. Eso ya es una diferencia: las flores se les regalan a los vivos por cualquier ocasión y no tanto a los muertos.

Y es que la muerte, si bien en cuanto a la pérdida es la misma experiencia para todo ser humano, no lo es en cuanto a la forma de tramitarla. Aquí, salvo de los más allegados, muchas veces no te enteras del fallecimiento de alguien hasta que no te llega una carta a casa, y eso si te llega. Es un sobre blanco, con el borde negro, y lo abres pensando que a quién le habrá tocado esta vez. Y en esa tarjetita que te envían, además de anunciarte la muerte de fulanito te invitan al entierro para tal día, mínimo una semana después de la muerte, pues aquí hay que organizar bien todo y apuntarlo en la agenda. No existen los tanatorios, con lo cual nadie se pasa ese mismo día, algo que si soy sincera, me parece muy bien. Al muerto lo meten en la nevera, y a esperar. Eso me parece muy raro, la espera hasta el entierro, pero es todo cultural, y aquí hasta se creen que necesitan esos días entre la muerte y el entierro o icineración. Y en España se hace todo rapidito: muerte, tanatorio y entierro, y al día siguiente está todo hecho, lo cual me parece lo mejor para empezar con el verdadero duelo cuanto antes. El tema de los tanatorios no lo acabo de entender, y menos los compromisos de pasarte, pues parece que hasta pasan lista y si no vas puedes hasta molestar a los allegados. Aquí, salvo para la familia muy cercana, no hay obligación de nada. Si te pasas al entierro bien, y si no también. Todos lo entienden, pues todos estamos muy ocupados. Y en muchos casos la tarjetita es sólo mero anuncio, pues no has ni de ir.

Por eso, cuando yo les cuento a los alemanes que en España, a las 24 horas te entierran, y que sin haber mandado invitaciones, se presenta todo el mundo, incluso de otras provincias, no se lo creen. Les explico que nuestra industria "post-mortem" está más desarrollada, que no hay que organizar más que lo mínimo y que cualquiera entiende que dejes todo de inmediato para irte a un entierro. Aquí tienes que planificar, elijes todo "con tranquilidad" (y mal cuerpo): el lugar de la tumba, las lecturas o discursitos para la ceremonia según sea religiosa o civil, quién va a hablar. Porque es muy normal que alguien de la familia, o varios, suban al estrado para hablar del muerto. Momentos de lágrimas pero de sonrisas también, cuando recuerdan anécdotas divertidas. Y tras el entierro se van a comer todos juntos a un restaurante el llamado Leichenschmaus (Leichen = 'cadáver', Schmaus = 'comida, piscolabis'). Eso para los que se piensen que los alemanes no tienen humor.