Soy asidua visitante de exposiciones, pero nunca en ninguna he oído a la gente reírse a carcajadas al contemplar lo expuesto. Y yo no he podido evitarlas al ver la famosa "Jodelschule", la escuela donde se aprende el lenguaje de las canciones tirolesas: . Un ama de casa acude a este cursillo, pues quiere tener su propio diploma de algo, y estar preparada para cuando los hijos crezcan y se vayan de casa y ser útil para la sociedad. El profesor realiza un dictado y corrige a los alumnos cuando los "holeri dedudeldi" o "diridiri dudeldi" no son correctos. O la archiconocida historia del señor todo estirado que le está haciendo una declaración de amor a la no menos seria candidata, y están en un restaurante y el le dice, "mírame a la cara y escucha lo que te voy a decir" y ella no hace más que mirar al trozo de espagueti ("Nudel") que tiene sobre el labio, y él no es más que un pedante que recrimina al camarero que la taza está sucia y lo que es peor, que hay un trozo de espagueti en el café.
Y es que como dice Loriot: "Heiterkeit ist ohne Ernst nicht zu begreifen", o lo que es lo mismo, la gracia no se entiende sin la seriedad. Entonces, si los alemanes son serios, la conclusión es que a pesar de todo tienen su humor y lo que es mejor, a veces (aunque por desgracia no siempre en la vida diaria), saben reírse de sí mismos.
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