lunes, 18 de mayo de 2009

Vacaciones

Es un lunes normal de mayo, y tenemos vacaciones escolares, es decir, los niños descansan y a las madres no nos dejan ni siquiera levantarnos algo más tarde de lo habitual. En Alemania se reparten las vacaciones escolares como sigue: seis semanas en verano, dos en octubre, dos en Navidad, dos en marzo, y una en mayo, la de ahora. Viene a ser lo mismo que en España, pero el repartirlo te hace pensar que los niños tienen demasiadas vacaciones por el agobio que supone a) o plantearte cada vez si te quedas en casa y miras por la ventana cómo no para de llover, o b) si te vas unos días, para hacer más soportable el trance. A esta repartición de las vacaciones se suman rarezas como que tras las Navidades, por no celebrar los Reyes, el colegio empiece el 2 ó el 3 de enero, o que el año en que a tu estado federal le toquen las vacaciones de verano a partir de mediados de junio te encuentres ya el 2 de agosto metida en el comienzo de curso escolar y con la sensación de que te han robado las vacaciones.

Así que planifiquemos y seamos alemanes:
  • A las vacaciones de marzo las llaman las vacaciones de esquí (como si todos esquiáramos), pero efectivamente la mayoría se va a esquiar, aunque tengan que sortear autopistas colapsadas y conducir mil kilómetros por trayecto.
  • Las de mayo son las de Pentecostés, por la proximidad de esa fiesta. Son días para irse al Mar del Norte o Mar Báltico (sí, en Alemania tenemos playas, quién lo diría), o a Dinamarca. Alquilan una casa y se dedican a pasear por playas frías y vacias, y a meterse en casa y ver llover otra vez (bueno, si hay suerte con el tiempo, las playas no están menos concurridas que en Benidorm, con lo cual tampoco apetece). Y encima hay que pagar para ir a la playa, la llamada "Kurtaxe". Ése es el motivo por el que no voy nunca. Que le expliquen a una española que haya que pagar para ir en la playa... ni que fuera el Caribe.
  • Las vacaciones de verano son las elegidas para ir al destino favorito. A los alemanes, en cuanto a sus gustos vacacionales, ya que no van a su pueblo de vacaciones, pues en muchos casos viven en él, o no mantienen vínculos familiares, se los puede dividir entre los que buscan el sol (y entre estos hay subgrupos: amantes de España, Italia, Grecia o Turquía) o los "nórdicos", que siguen eligiendo seguir viendo llover y pasar frío o por Escandinavia o al lado del dique contemplando a las ovejas pastar.
  • Las de otoño son para volver a recargar las pilas yendo a un sitio cálido, o las vacaciones para hacer senderismo, rutas en bici, o actividades en la naturaleza.
O sea que el año da para todo, menos para los que llevamos la contraria y no vamos ni a esquiar, ni al Mar del Norte, ni al Báltico, ni a Dinamarca, ni hacemos senderimo ni rutas en bici. ¿Qué nos queda? Irnos, como apátridas que somos, a nuestro país siempre que podamos para coger energías y seguir siendo distintos al resto. Porque de eso se trata.

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