miércoles, 13 de octubre de 2010

El mito de las autopistas

Cada vez me gustan menos los viajes en coche. La autopista alemana está llena de camiones y coches cualquier día de la semana, y a cualquier hora. Los atascos son espectaculares a veces, y en muchos casos debidos a las obras. En ningún país he visto obras en la autopista que duren tanto, y no en uno o dos kilómetros o tramos cortos, sino que preparan 60 km de obra a la vez, y montan la obra bien montadita: señalización, pivotes, las líneas amarillas, haciendo de los carriles veredas estrechísimas en los que tienes que mantener los nervios cuando van camiones gigantes a tu derecha. La autopista alemana es un mito, pues eso de que se puede correr es cada vez menos. Tampoco es que quiera ir a 200 km/h pues no me gusta y me da miedo y pienso que 140 km/h son suficientes... pero digo que es un mito pues entre lo llenas que están, la cantidad de tramos de obras que hay, y el mal estado del asfalto en ocasiones, es imposible ir a más de 100 km/h a veces. Ayer, en la información del tráfico estuvieron dando información de atascos durante un montón de rato: que si la A1, la A42, la A nosécuántas, ...un martes cualquiera, estaba atascada por todas partes, atascos de 6 km, 10 ó 20 km. Yo he pasado estos días por las autopistas de tres países, y me quedo con las holandesas. El pavimento está en mejor estado, no hay obras, pues o las arreglan por las noches, o de manera concentrada en un fin de semana, y abogo por darles el título mítico de autopista por excelencia y quitárselo a las alemanas, que viven de su fama del pasado y que ya no son lo que eran. Pero cada uno tiene su especialidad: los holandeses son expertos en radares, controles de velocidad, y peseteros como son, han inventado un sistema estupendo: hay carteles que te indican que controlan los tiempos de conducción, es decir, registran tu matrícula en un tramo, y luego en otro, y si has tardado en llegar menos de lo calculado, te mandarán la multa automáticamente a casa, pues aunque no te hayan pillado in fragranti, está comprobado que has ido más rápido de lo permitido. Y las autopistas belgas son las de los baches, las del asfalto que produce un sonido particular, pero están tan iluminaditas, que da gusto, ideales para los que no nos gusta conducir en la oscuridad de la noche.

Pero "la obra" está ahora en la A1 entre Hamburgo y Bremen. Esta autopista lleva 2 años en obras para ensancharla a seis carriles en un tramo de 72 km. La envergadura es enorme, pues para ensancharla en un carril a cada lado hay que mover hasta la base de puentes. Curiosamente esta obra la está realizando por primera vez una empresa privada y a finales de 2012 deberá estar lista ("deberá"). Ir de Hamburgo a Bremen era posible hace muchos años en una hora. Hoy día puedes tardar una hora, dos, tres, o cuatro. Dependiendo del día, la hora, o del atasco.

Pero al ver aquí tanto kilómetro de obras por toda Alemania, siempre me parece que están profesionalizadas, pienso que las empresas que venden los pivotes para delimitar las obras o la pintura amarilla, se deben forrar. Creo que se pasan demasiado tiempo organizándolo y montándolo todo, como diciendo "como vamos a estar siglos de obras, que queden bonitas y bien puestas". Es increíble. Aquí tienes la sensación de que se hace todo para que dure una eternidad, no sólo el resultado sino que con el proceso ocurre lo mismo. Mi amiga de Bruselas me comentaba que a la puerta de su casa los belgas pintan el paso de cebra una vez al año, con spray de pintura, y que no dura más que un año, que se borran las líneas, pero vienen cada año y lo vuelven a pintar. Aquí, para pintar un paso de cebra o unas rayitas te cortan la calle no sé cuanto tiempo, viene el ingeniero y mete luego tal capa de pintura que durará mucho más, pero no sé si a la larga una cosa u la otra es más efectiva. Desde luego que para la vida diaria tanta envergadura es menos práctica, pero a veces en Alemania me da la impresión que la vida diaria no es lo que cuenta, sino el resultado muy a largo plazo, por lo que nos pasamos la vida echando pestes y mosqueados. Falta ese "hagamos una chapucita por aquí y listo", no siempre conveniente, pero a veces bastante sano.

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