martes, 7 de julio de 2009

De la tontería de los padres de hoy día

Como me estoy preparando mentalmente para la reunión de padres de hoy, estoy pasando revista a las muchas a las que he acudido ya. Son momentos en los que tengo compasión con los profesores, pues lo que tienen que aguantar es mucho ... muchísimo. Desde los padres que exigen y exigen a los que critican y critican. Los hay a los que todo les parece mal, con quejas de por qué pusieron tal pregunta en el examen, que eso no fue justo, o por qué tienen que montar y desmontar los niños los potros y las colchonetas, que eso quita tiempo de la hora de deporte, que es de por sí demasiado corta. O he oído a madres de niños diciendo que se favorecía en el trato a las niñas, lo que creó dos bandos bien definidos con mucha animosidad durante mucho tiempo en la clase: "madres de niños" contra las "madres de niñas"; la guerra estuvo servida. "Es que a las niñas las tratan mejor", me dijo una vez una como reproche ("envidiosa", pensé). U otra vez en la que debido a la temporada de piojos que sufrió el colegio, a la propuesta que hizo alguien de controlar regularmente las cabezas de los niños, una madre se puso histérica y dijo: "Yo no consiento que a mi hijo le toque nadie la cabeza". Son situaciones que me encantan, y le dan colorido a estas reuniones que más bien parecen un tribunal de cuentas, y yo me acabo por reír a carcajadas, si es que a veces no me da un paro cardiaco.

En otra reunión, hace varios años, empezaron a susurrar unos cuantos: "¿Habéis visto la tripa incipiente que tiene la profesora? Seguro que está embarazada". Efectivamente, lo anunció, y la pobre tuvo que justificarse por haber elegido tan mal momento: "Es que Ud. no puede dejar ahora a los niños...". O este año, una dijo que no le parecía bien que los niños hubieran dejado de hacer manualidades para Navidad o Semana Santa, que ella se alegra de ese regalito que le trae el niño del colegio y que al niño le hace ilusión esconderlo, la intriga, la emoción (vamos, a mí casi se me saltan las lágrimas...). La profesora, curada de espanto, con una sonrisita irónica dijo, "vale, haremos algo", pero debió pensar lo que yo: ¡que son niños de 9 y 10 años y que ya son mayorcitos para muchas cosas!

En fin. ¿Qué me deparará la reunión de hoy? Teniendo en cuenta que es por la escolarización de mi hija pequeña, se tratarán temas existenciales. ¿Cuánta gente de mi familia puede venir a la Einschulung? (La Einschulung es en Alemania tan importante como la primera comunión: es el primer día de colegio y los niños llevan un cucurucho típico lleno de regalitos; más sobre este tema en su momento). ¿Tendrán los niños de primero, en tan tierna edad, esa cosa tan horrorosa llamada deberes y que les rompe su tierna infancia después de que tienen que pasar por ese trago tan traumático como es ir al colegio? Los profesores tranquilizarán y dirán que no, que no habrá deberes en primero, pues los pobres ya tienen suficiente con estar de ocho a una, ay no, los de primero tienen clase de 8.30 a 12.30 y a muchos los recogen ya a esa hora, pues la media hora de antes y de después, que es momento de juego es demasiado para el pobre niño. A la última hora de clase se les irá adaptando durante los dos primeros años. Tranquilícense, padres superprotectores. Habrá terapia para todos. En fin, como si no hubiera asistido a ninguna reunión de padres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario