jueves, 16 de julio de 2009

Ir en bici

Esta mañana he presenciado un accidente terrible, o mejor dicho sus consecuencias. Iba en coche y al llegar a un cruce había una persona tumbada en el suelo llena de sangre, sin moverse, y de rodillas a su lado un hombre llorando. La bicicleta estaba tirada en el suelo, el coche a un lado de la calle. Empezaron a pararse vehículos para ayudar. Yo continué pues por ir con niñas, no creo que hubiera sido una gran ayuda, además de que mis hijas quedaron impresionadas por lo que vieron.

Pero desde entonces no se me va de la cabeza la imagen. Hamburgo es una ciudad en la que se puede ir perfectamente a todos sitios en bici. La ciudad es plana, hay carriles bici por todas partes, y en general funciona la convivencia entre coches y bicis. Pero hay veces en las que pienso que es demasiado peligroso. Como conductura a cuatro ruedas y nunca a dos, pues no sé montar en bici, siempre que se me mete un ciclista sin mirar pienso que aunque él tenga la culpa y yo no, lo peor me podría pasar sería pillar a alguien, y si fuera un niño sería un dolor que no podría soportar. Se cometen muchas imprudencias por ambas partes: ciclistas que van por el lado de la calle donde no deben, o van sin luces en la oscuridad del invierno, o conducen sobre el hielo de la calle cuando estamos a bajo cero, o van muchachitos con bicicletas demasiado grandes para ellos tambaleándose de un lado para otro, y hay coches que salen demasiado rápido de garajes o calles sin mirar si viene una bici. Conozco a gente que ha tenido terribles caídas con la bici, y luego me tratan de convencer a mí de que aprenda.

Para mí es demasiado tarde. O lo aprendes de niño o mejor dejarlo. Mi hermano nos trató de enseñar a mi hermana y a mí. Él, gran deportista desde pequeño, desistió al ver que una vez, al no poder yo frenar la bici, me salté y la dejé irse sola cuesta abajo ... No le hizo mucha gracia, claro. Aquí los niños comienzan desde bien pequeñitos a montar, y muchos ya saben con tres y cuatro años. Y empiezan a ir al cole en bici y a la puerta se ven montones de bicicletas aparcadas. En tercero o cuarto les hacen un examen de bicicleta y les entregan el carné correspondiente. Pero yo sigo viendo a muchos muy inseguros, y otras madres me miran como si fuera una exagerada por no dejar a mi hija ir sola en bici atravesando cruces de mucho tráfico. Para mí no se trata de saber o no saber montar en bici, sino de tener la madurez y la visión de conjunto necesaria. Al que han pillado hoy era una persona adulta, y como en todo, peligro hay por todas partes y la mala fortuna te juega una mala pasada por estar el segundo equivocado en un sitio determinado.

Llevo años justificándome por no saber montar: "Es que en España en mi época no aprendíamos", "Es que la bici no es un medio de transporte en España". Aquí las familias hacen excursiones todos juntos en bici, organizan incluso vacaciones en bici, haciendo cada día bastantes kilómetros. Yo llevo años rechazando todo tipo de invitaciones a recorridos en bici. Y mis hijas alguna vez se han quejado: "Nosotros nunca podremos hacer una excursión en familia en bici", algo que a mí no me causa ningún trauma, la verdad. Pero lo mejor fue la cara de mi suegra, holandesa, cuando se enteró de que yo no sabía montar. Para un holandés, es algo incomprensible, siendo Holanda el país por antonomasia de la bicicleta. Empezó a reírse a carcajadas y dijo que eso había que arreglarlo. Y así seguimos, sin arreglar ese "problema", como muchos otros.

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