jueves, 2 de julio de 2009

Los mercados

Algo que me encanta en Alemania son los mercados. Curiosamente son en el exterior y no existen los mercados como los nuestros en España, cubiertos, y con los diferentes puestos al lado los unos de los otros. Aquí son ambulantes, es decir, que los puestos vienen por la mañana para las horas del mercado y luego se van. Al llegar a Hamburgo me pareció raro que precisamente en un país tan frío, los mercados sean todos fuera. Pero están equipados para todo tipo de temperaturas: cuando llueve ponen unas lonas todo alrededor y cuando las temperaturas son muy bajas, unas estufas. Son camiones o vehículos prepararados para abrir uno de los lados y despachar y van con su refrigeración correspondiente. Los controles son tan estrictos, que está todo limpísimo y diciéndo "cómeme". En cada barrio hay un mercado una o dos veces a la semana. Y los mismos puestos van otros días a otros mercados, con lo que si conoces unos cuantos, verás muchas veces los mismos puestos. Eso me ha pasado a mí, por haberme mudado un par de veces de casa. Pensé que no se iban a dar cuenta, pero como el trato es bastante personal si vas a menudo, me preguntaron que qué hacía en ese otro barrio. El mercado es un lugar en el que me parece que hay más cordialidad que en otros sitios. A los niños les suelen dar muchas cosas: que si una salchicha aquí, un plátano allá, caramelos en otro, y casi te llegan comidos a casa; es uno de los pocos sitios donde son muy amables con los niños.

Hay un par de mercados especialmente bonitos en Hamburgo. Indudablemente el mejor es el Isemarkt, situado en el barrio de Eppendorf, entre dos estaciones de metro, los martes y los viernes. El metro va por arriba, sobre un puente, y el mercado debajo, con puestos a la derecha e izquierda. La idea es genial, pues no te mojas cuando llueve. Es un mercado larguísimo y venden de todo. Hay hasta una librería ambulante, un puesto de caramelos muy conocido y también el puesto de pescado más largo que he visto en mi vida. Es un mercado muy turístico, pues viene en todas las guías de viaje sobre Hamburgo.

Una cosa curiosa es que aquí no se pide la vez y es algo que me llama mucho la atención. Ni siquiera hay una expresión en alemán para decir esto. La gente va llegando y se coloca de izquierda a derecha, en fila. No necesitas intercambiar ni una palabra con nadie, que es de lo que se trata, pues te colocas detrás del último, y es imposible colarte. El contacto visual es policiaco, yo misma también, puesto que no se me cuela ni uno. La verdad es que me parece muy cómodo el no tener que abrir la boca hasta que te toca, y al llegar en España a la cola de un mercado, o mejor dicho al revuelto de mujeres hablando muchas veces entre sí, me siento incómoda, y me pregunto si el "¿quién es la última?" es más bien una toma de contacto y la forma de entablar conversación y pasar el rato, ya que las conversaciónes son buenísimas: "es que venía a por un poco de queso, pero del curado, porque a mi hijo no le gusta otro". "Pues yo me voy a llevar unos chicharrones". Y me río. Menos gracia me hace cuando voy con mi madre: "Es que está aquí mi hija, que vive en Alemania, y es que allí no hay esto y lo otro, y por eso lo iba a comprar", y yo mirando a mi madre con cara de "por favor, no des tantas explicaciones". Aquí no hay que darlas y yo ya no estoy acostumbrada. Como mucho te despachas con el vendedor y eso si quieres, pues lo normal es no hacerlo. Pero también existe el gracejo, como en todos los sitios, y una frase típica que te dicen al atenderte para que no se cuele nadie es: Sind Sie zusammen?", 'van juntos ustedes?', y una vez al ir con mi marido y decir que sí, un vendedor respondió: aber immer noch?, 'ah, ¿pero todavía siguen juntos?'. Y también me ha pasado al ir sola, que al preguntarme si iba junta con el de detrás en la cola, alguno haya dicho "no, pero me gustaría". Y es que cualquier forma es válida para establecer contacto, hasta en los mercados de todo el mundo.

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