miércoles, 21 de octubre de 2009

De aviones y bombas

Con un saltito de avión, estoy otra vez al otro lado. Me lo he encontrado más oscuro que cuando me fui, lo normal para estas fechas, pero tras 12 días de sol y un cielo azul espectacular en Madrid (salvo el diluvio de ayer), la luz de Hamburgo parece muy pobre, como si te hubieran puesto delante de los ojos papel vegetal a través del que mirar.

Es genial llegar al aeropuerto tres horas antes de que salga el vuelo por miedo al atasco de la mañana madrileña (miedo constatado por la vez en la que casi pierdo el avión con un bebé por el atasco de la M-30), y tener encima retraso aún, con lo cual la estancia en Barajas ha sido más larga que el tiempo de vuelo. Al menos la espera ha sido amenizada por los forofos del Atlético que se han desplazado a Inglaterra para sufrir hoy en el partido contra el Chelsea. Debe ser divertido volar así: con la camiseta rojiblanca puesta y sin casi equipaje, y contentísimos iban un rato, así que me parece loable tal labor, casi social...

Como los suizos, por mucho que digan, no son alemanes, han llegado tarde a "recogernos" a Madrid, y como mi vida alemana me contagia algo, he vuelto a constatar, que como con Lufthansa no se vuela con ninguna otra línea (hablo de las europeas, no sea que se enfaden los de Thai u otros perfeccionistas asiáticos). A la ida nos faltó el cocido, como dijo un español del avión, y a la vuelta nos han vuelto a dar los mismos bocadillos. No soy la típica española que va protestando por la comida por todas partes, pero me ha salido el orgullo alemán y mis hijas y yo nos hemos acordado del platito de pasta (¡calentito!) que todavía siguen sirviendo en Lufthansa. Mi hija pequeña, al aterrizar, me volvió a decir hoy que dónde estaban los tortellinis. Pero al menos tienen buen chocolate, y eso se agradece, aparte de la decoración tan chula con la banderita roja con la crucecita blanca por todas partes. Divertido es también el conglomerado de idiomas, al lado del cual Bélgica, con sus tres idiomas oficiales se queda corto, así que en la pantallita te lo ponen en cinco, en retrorromano incluido, y te despiden en Schwyzerdütsch, en alemán suizo: "Auf Wiederluege".

Primera noticia que leo de Hamburgo: han cortado toda una zona por haber encontrado al realizar unas obras una bomba de la II Guerra Mundial, de 450 kg nada menos. Sonará raro, pero es algo que ocurre a menudo en Hamburgo. Aquí, a nada que se hagan agujeros no aparecen restos arqueológicos importantes (los romanos no se perdieron por aquí) sino bombas que tiraron los aliados y no explotaron en la guerra (las llamadas Blindgänger, 'las que se quedan ciegas' traduciendo el término literalmente). En los casi 20 años que llevo aquí, no ha explotado ninguna de las que han encontrado, pero las medidas de seguridad son fuertes, y evacuan toda la zona y ahora se encuentra acordonada gran parte de Wilhelmsburg, un barrio muy industrial donde cayeron unas cuantas. Anuncian "retenciones" en la zona, y han cortado el metro que pasa por allí. A las siete comenzarán a desactivarla. Me imagino las obras de Gallardón, si encima encontraran bombas. La que se organizaría sería buena.

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