viernes, 23 de octubre de 2009

El Isemarkt y Eppendorf

El mercado más bonito de Hamburgo es el Isemarkt. Todos los martes y los viernes lo ponen por las mañanas, de ocho a dos, debajo del puente del metro en la Isestraße, entre las estaciones Eppendorfer Baum y Hoheluft. Como va de una estación a otra, se puede decir que es el más largo de Hamburgo, con casi un kilómetro, y acabo de leer que de Europa (a los hamburgeses les gusta despuntar). Está siempre lleno, y es una manera estupenda y colorida de pasar una mañana de viernes tan gris y fría y, encima de vacaciones, como hoy. Es ésta una rara costumbre, la de poner los mercados al aire libre en Alemania, pero el Isemarkt, salvo por el fresquito que te entra por los lados, es como si al menos estuviera techado.

Es difícil ir y no traerte bolsas llena de comida. La variedad es inmensa, y muchos puestos ofrecen productos dignos de tiendas de delicatesen. Aparte de comida, los puestos de flores y plantas son un placer para la vista, y hay una tienda de libros, todo tipo de artículos de regalo, ropa, y todas las golosinas y chocolates que uno pueda imaginar. Se puede ir temprano, desayunar allí, y luego al mediodía comerte la salchicha en alguno de los puestos que hay, aunque también te puedes comer la salchicha a las 8 de la mañana pues siempre hay hambrientos que se las comen a esa hora, y seguir luego con los dulces.

Por si fuera poco, Eppendorf, el barrio donde tiene lugar el mercado, es uno de los más atractivos de Hamburgo. Muchos dicen que ahí no vivirían ni locos, por el "caos" en el tráfico, por no poder aparcar en ningún sitio. Pero pregúntenme a mí. Si se tarda un poquito en aparcar y hay que andar un poco... ¿qué es eso comparado con el placer de estar en la ciudad y tenerlo todo tan a mano?, con lo que a los urbanitas criados en ciudades más caóticas nos encanta la ciudad. Además de lo bonito que es ese barrio, con los pisos antiguos tan señoriales, y a pesar de estar en el centro, como siempre en Hamburgo hay árboles por todos lados. Es un buen barrio para ir de compras callejeando, para a los que no nos gustan los centros comerciales y preferimos entrar y salir de tiendas pequeñas, aunque no compremos nada (o sí...).

Como dice un amigo mío, todas las ciudades son iguales, y una vez que has aprendido eso, es muy fácil reconocer un barrio de Salamanca, Chueca, o Lavapiés en todas. Por esta analogía Eppendorf es como el barrio de Salamanca, aunque menos estiradas sus gentes y menos pijerío, pues aquí el buen nivel salarial desvía muchas veces a ecologismo e intelectualidad modelo "anti-todo". Chueca sería St. Georg, el barrio gay de Hamburgo. Lavapiés sería St. Pauli, el barrio más castizo. Pero además tenemos el barrio de los ocupas y antisistema, el Schanzenviertel, que por desgracia también se está volviendo algo pijo, lo que aquí llaman "Latte-Macchiatisierung" del barrio, por esos cafés modernos y tan iguales que aparecen por todas partes donde ya no se bebe café sino caffe latte, o latte macchiato y se comen muffins, bagels, o scones. Por eso me siguen gustando tanto los sitios tan auténticos y únicos, como el mercado de Eppendorf, pues aunque también te puedas beber un latte macchiato y comer un muffin, sigue siendo un lugar tan hamburgués.

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