viernes, 30 de octubre de 2009

¿De dónde sacan a tanto italiano?

Ayer miraba el cielo gris y la oscuridad a la hora de la comida, estando dentro de un restaurante italiano, con la música de Eros Ramazotti de fondo, los platos típicos, los camareros típicos, y pensaba en lo que es la comida italiana y lo italiano para los alemanes. La comida italiana es como si fuera parte de la gastronomía de Alemania, con platos cuyos nombres en italiano se dicen aquí como si se tratara de chucrut y la Kartoffelsalat (la ensalada de patata). Todo el mundo tiene su restaurante italiano donde se siente como en casa (o como en Rímini), donde los camareros te saludan diciéndote Buongiorno y te dicen prego cuando te sirven la comida. Observaba la llegada de la gente, el saludo efusivo, algo impensable en otro restaurante, y empecé a tarear el "Será porque te amo", que yo conozco más en la versión española y que sonaba en ese momento. En todos los restaurantes ponen las mismas canciones y estoy segura de que todos tienen la misma cinta grabada, pues son siempre las mismas. A nosotros nos llegaron muchas de estas canciones, como las de Albano y Romina Power, pero como los españoles no necesitamos como referencia un país mediterraneo, salvo para compararnos, nunca nos entró de esa manera lo italiano en nuestro país, salvo Raffaela Carrà y personajes así. Aquí lo italiano entró con los inmigrantes italianos, que hicieron mucha más mella de la que hicieron los españoles inmigrantes, que salvo por estar concentrados en algunas zonas industriales, por las fábricas donde trabajaban, ahorrar y luego regresar a España de jubilados en la mayoría de los casos o incluso antes, los italianos o se quedaron o impregnaron el país de heladerías y restaurantes.

Pero yo creo que existe la falacia del camarero italiano en Alemania: no es posible que haya tanto italiano en Alemania suficiente como para ocupar todos los puestos de trabajo de todos los restaurantes italianos que hay. Y cada vez me vuelvo a pillar mirando a los camareros con recelo y acordarme de lo que una amiga brasileña que tuve hace bastantes años decía toda indignada: "No son todos italianos. La mayoría son de otros países mediterraneos, ... griegos, del norte de África... Prueba, háblales en español y verás como no te entienden". Y ayer me pillé pensando que uno de ellos parecía marroquí, y que claro con decir prego y buongiorno, encima dan el pego. Vamos, como si me pongo yo. Otra reflexión que se me ocurre ahora mismo: ¿Por qué no hay camareras italianas? Nunca he visto a ninguna... Esto huele.

Al haberme saturado de ver tanta comida italiana por todas partes, puesto que en casi todos los bufés de las fiestas se sirve comida italiana, y como lo mediterráneo lo como en casa, no suelo ir a restaurantes italianos, y cuando salgo prefiero la comida alemana, que yo no cocino casi nunca y me parece más exótica, con lo pesada que es para el estómago. Sorprendo a cualquier alemán que va conmigo a un restaurante cuando me pido codillo y los platos más típicos. "Es que no lo como nunca..." me disculpo cuando ataco la corteza esa cuarteada que me encanta y que debe tener mil calorías. A mí me gusta la comida alemana, y en su versión más refinada que está surgiendo en los últimos años me resulta muy apetecible, y no menos que la italiana. Pero la visita de ayer ha resultado positiva: hoy ha salido por fin el sol, y el sambuca que me dio el camarero ("despeja", me dijo), me ha acabado de alejar el catarro que me lleva rondando toda la semana. Así que volveré. Aunque sea la única ciudadana de Hamburgo que no ha estado en Italia nunca y me atraigan poco estas cosas.

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