domingo, 25 de octubre de 2009

Vida nocturna

Por suerte Hamburgo es una ciudad con vida nocturna y bastante animada en algunas zonas. Pero es justo eso: en algunas zonas. Hay que saber adónde ir. Por lo bien que me lo he pasado en muchas ocasiones, hasta altas horas de la madrugada en sitios llenos de gente, sé que es posible estar toda la noche por ahí, pero al volver de Madrid, siempre me parece que falta ambientillo. El viernes por la noche me pasó algo así. A las ocho de la tarde en un bar de una zona animada no había más que dos parejas más tomando una copa, y eso que era la happy hour, y las copas costaban todas 5 euros. Y a las once y media de la noche, fuimos a la HafenCity, el barrio nuevo de Hamburgo, buscando un sitio para tomar la última y buscando marcha, que esperábamos encontrar por ser un lugar de moda. No había ningún sitio donde tomar nada, y por la calle no iba nadie más que nosotros. Pensé: "Viernes noche, en uno de los lugares proclamados como la modernidad pura". Así se compra cualquiera un piso en la HafenCity y te haces moderno, pues puedes dormir como un lirón, ya que salvo pisos y oficinas, y algunos cafés y restaurantes que abren sólo de día, no hay nada, y estás en un lugar tan privilegiado y encima sin que te molesten. Pero tras haberlo visto en varias ocasiones sólo de día, con todas las obras por todo los edificios que siguen construyendo, con turistas y la gente que trabaja por ahí, por la noche me pareció soso sosísimo, como una ciudad fantasma.

Reconozco que al caminar por el centro de Madrid, pienso en la gente que vive ahí por el efecto contrario: ¿Podrán pegar ojo por las noches? La gente camina por Madrid a altas horas de la madrugada hablando alto, como si fuera mediodía, y para nada entiendo el fenómeno del botellón, aceptable hasta cierto punto en ciertos sitios, pero insufrible en muchos casos, y no por ello prohibido, como ocurriría en cualquier otro país de Europa. En Madrid me sorprende a veces el silencio de la mañana. Probablemente tu vecino se irrite si tú haces ruido con la aspiradora una mañana de domingo y no le dejes dormir la borrachera de la noche anterior, pero por la noche el ruido de la música a todo meter, y la gente gritando por la calle ha de ser aceptado, pues para eso es España, con lo bien que nos lo pasamos a todas horas. Como siempre, el término medio sería lo adecuado. Ni como aquí, que la gente no tolera nada, ni que los niños griten y jueguen en las zonas comunes de los pisos entre la una y las tres de la tarde: "Das Lärmen der Kinder ist untersagt" ('El ruido de los niños está prohibido'), es el cartelito que aparece en edificios, y que siempre me hace pensar si se podrá apagar el ruido de los niños apretando un botón.

El viernes me dieron ganas de apretar algún botón y que por resorte salieran las gentes a la calle a hacer ruido. "Es viernes por la noche", pensé, "salgan de sus casas, diviértanse, hagan ruido". Pues no. El único ruido era el de mis botas al caminar, y por suerte no salió nadie a mandarnos para casa, a nuestro barrio silencioso cual lugar balneario, donde salvo los perros con sus dueños (observen el orden: sin perros, las personas no saldrían), no pasea nadie. Y bares desde luego que no hay ninguno. El "vámonos a tomar una cañita al bar de la esquina", no existe, pues hay esquinas con casas, pero no con bares. Este verano me sorprendió en una terraza de un restaurante en el centro de Hamburgo, cuando a las diez y media de la noche el camarero vino a anunciarnos a mis amigas y a mí que a las once, o tendríamos que entrar al interior del local o irnos, pues si no tendrían problemas con los vecinos y por consecuencia con la policía. En ese momento me sorprendió, pero luego pensé "¿y si fueras tú la que duerme arriba y al día siguiente te tienes que levantar a las 6.30 de la mañana ...?" Era entre semana así que nos fuimos a las once. Pero el viernes, a las once y media nos vinimos para casa. La próxima vez planearemos mejor, e iremos a sitios donde sabemos que hay marcha, pues no la hay en cualquier parte, y se trata de ir sabiendo y no a ciegas. Porque la diferencia es ésa: en Madrid puedes salir e ir improvisando tu noche, y aquí no. Así que no me quejo y en cuanto me cambie el chip, en unos días, volveré a apreciar que en Hamburgo hay marcha; sólo tienes que saber dónde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario