sábado, 22 de agosto de 2009

Campaña electoral desganada

Estamos viviendo una campaña electoral desconcertante. Al volver de las vacaciones, me esperaba que la campaña electoral empezaría con fuerza en cualquier momento. Pero dos semanas después no parece ni haber arrancado y mi impresión personal está siendo constatada por sondeos y noticias. Teniendo en cuenta que faltan 36 días para las elecciones, me sorprende la desidia general: de los votantes, de los partidos y de los medios de comunicación. Sólo vemos encuestas: que si uno de cada dos alemanes ni siquiera sabe cuándo son las elecciones, que si sólo a un uno por ciento de los encuestados les parece interesante la campaña, y la frase repetida siempre durante cada campaña y durante los cuatro años de cada legislatura, el "si las elecciones generales fueran este domingo los resultados serían..." tiene como resultado un 37 % más o menos para la CDU y un 22 % para el SPD. Aunque yo no puedo votar, sí que sé cuándo son las elecciones y por eso me choca que a la gente parezcan no interesarle y que a los políticos les falte el entusiasmo esperado.

Pienso que esto se debe al Gobierno de coalición de los dos grandes partidos. Llevan cuatro años gobernando juntos, con Merkel (de la CDU) como canciller y con Steinmeier (del SPD) como Ministro de Exteriores y vicecanciller, y ahora de cara a las elecciones vuelven a ser rivales. Algo tan poco creíble como que Zapatero y Rajoy gobernasen a la par y de repente fuesen rivales otra vez (con esto pienso en las diferentes culturas y en las diferencias hasta en hacer política, pues aquí sí que parece posible). Y respecto a los temas, no parece interesar demasiado la gestión de la crisis, con decisiones acertadas como el fomentar el Kurzarbeit (la reducción de jornada) en vez de echar a los trabajadores, o con haber ido, en mi opinión, demasiado lejos con las ayudas para salvar a los bancos. Es como si con el Abwrackprämie (como el plan Renove) hubieran contentado a la gente, que con cambiar de coche hoy, se siente satisfecha para tirar cuatro años más. No parecen interesar la situación del empleo, tras anunciar a bombo y platillo la semana pasada que Alemania ha salido de la crisis (habrá que creérselo), ni el papel de las tropas en Afganistán, ni las políticas sociales. Durante años de lo que se ha tratado es de quién se atreve a meter mano a lo intocable, es decir, a recortar gastos en Sanidad y los muchos privilegios ganados en los años de las vacas gordas. Ni el anuncio del candidato socialdemócrata, Steinmeier, de crear cuatro millones de empleos hasta el 2020, parece haber impresionado nada, ni que la mitad de su gabinete pudiesen ser mujeres (soy partidaria de que el puesto se lo lleve quien más méritos tenga, independientemente de su sexo; mejor hagámos algo en las políticas sociales para poder conciliar, algo en lo que Alemania está a la cola en Europa). Esta semana hemos oído que, según la revista Forbes, por cuarto año consecutivo Merkel sigue siendo la mujer más poderosa del mundo. ¿Será esto la campaña?, me pregunto.

Pero el toque histriónico lo ha puesto la "candidatura" de Horst Schlämmer, un personaje ficticio creado por Hape Kerkeling, el que yo considero el mejor humorista alemán de la actualidad. Con su campaña "Isch kandidiere" ('presento mi candidatura', con el isch en vez de ich ('yo'), pronunciado de la manera típica de la cuenca del Rin) ha resultado ser hasta creíble para mucha gente y sondeos le daban un 18 % de los votos con su partido HSP (Horst Schlämmer Partei - 'Partido de Horst Schlämmer'). Realidad y ficción se entremezclan en esta campaña. La realidad es que el 27 de septiembre los alemanes irán a las urnas, y me atrevo a vaticinar una baja participación. Al fin y al cabo se votará al candidato "Steinmerkel", del que muy agudamente habla el periódico de hoy. Continuará.

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