Viniendo de un país donde la estética de lo público no se cuida tanto, pues el ámbito de lo que a cada uno le incumbe suele acabarse a la puerta de casa, me admira ese tesón. Yo, que no hago nada en mi jardín, no dedicaría mi tiempo a plantar flores en el seto de delante de mi casa, pues hasta mi propio jardín es "fácil de cuidar", como me dijo una vez una fanática de las plantas que pasó por mi casa, lo que fue una forma educada de decirme "pero cacho vaga, planta algo". Me impresiona que alguien tenga el deseo de consagrarse a una labor así, como forma de pasar el tiempo, o a lo mejor hasta se trata de una especie de narcisismo, al deleitarse en su propia imagen, en este caso la que da a todos los que pasan por allí. Si eso que hace, que se ve, es tan bonito, me pregunto cómo será su jardín privado, el que no se ve. O es más espectacular aún o a lo mejor está descuidado, pues ése no se ve, mientras que el otro sí. A lo mejor es eso. En cualquier caso tiene su mérito y hay que reconocérselo.
lunes, 31 de agosto de 2009
Pasión por las flores
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