lunes, 31 de agosto de 2009

Pasión por las flores

Esto es dedicación y altruismo hacia la ciudad. Es el seto que hay a la vuelta de la esquina de mi casa, por donde paso todos los días. No es un jardín privado de nadie pero sí el de la ciudad de Hamburgo, que un particular cuida con un tesón que ya quisieran muchos como yo para su jardín. En todas las calles de por aquí hay setos entre la acera y las casas, pero no he visto nada igual en todo el barrio. Durante todo el año el espectáculo es digno de revistas de jardinería, pues las flores van cambiando, como por arte de magia, según la estación del año. Teniendo en cuenta que no es su jardín sino un terreno público, me deja admirada. No hablo ya sólo del gasto si no del tiempo que le dedica, para deleite de toda la barriada. He visto a gente pararse y tirar fotos, y hasta yo he hecho alguna ahora también, porque llevo dos años maravillada y es hora de reconocerle su mérito.

Viniendo de un país donde la estética de lo público no se cuida tanto, pues el ámbito de lo que a cada uno le incumbe suele acabarse a la puerta de casa, me admira ese tesón. Yo, que no hago nada en mi jardín, no dedicaría mi tiempo a plantar flores en el seto de delante de mi casa, pues hasta mi propio jardín es "fácil de cuidar", como me dijo una vez una fanática de las plantas que pasó por mi casa, lo que fue una forma educada de decirme "pero cacho vaga, planta algo". Me impresiona que alguien tenga el deseo de consagrarse a una labor así, como forma de pasar el tiempo, o a lo mejor hasta se trata de una especie de narcisismo, al deleitarse en su propia imagen, en este caso la que da a todos los que pasan por allí. Si eso que hace, que se ve, es tan bonito, me pregunto cómo será su jardín privado, el que no se ve. O es más espectacular aún o a lo mejor está descuidado, pues ése no se ve, mientras que el otro sí. A lo mejor es eso. En cualquier caso tiene su mérito y hay que reconocérselo.

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