domingo, 23 de agosto de 2009

A Natalia

Hay momentos en los que una madre pierde los nervios. Por ejemplo cuando se lleva por enésima vez un buen susto por una caída de su hijo. Hoy ha vuelto a ocurrir. Saltando de una cama elástica, Natalia se ha chocado con un niño mayor que ella y ha salido despedida al suelo. Ha sido al recoger a su hermana de un cumpleaños. Como aquí los jardines de las casas parecen parques de atracciones, mi primer grito cuando han vuelto a casa (yo no estaba en el lugar del crimen) ha sido: "nunca vamos a poner nada así en el jardín". Como si sólo ocurrieran los accidentes por saltar en una cama elástica. Yo nunca tuve ninguna en mi "jardín" de Carabanchel, pero sí que fui una cabra loca y me daba siempre golpes y tuve buenas caídas.

Pero esta vez ha sido más seria la cosa. Ha vuelto del hospital con el brazo izquierdo inmovilizado en cabestrillo, con una de esas vendas modernas de hoy día. Diagnóstico: fractura del cuello del húmero, que no se ha roto del todo, como les suele ocurrir a los niños por tener todavía los huesos tiernos. Se rompen en parte, por dentro, y quedan enganchados por la pielecilla que los recubre, según he aprendido hoy. Además esto me sirve para ampliar mi vocabulario en alemán: Grünholzbruch, se llaman estas rupturas, literalmente 'ruptura de astas verdes', cual árbol joven. No conocía la palabra. Los términos médicos alemanes son completamente transparentes, y al final he aprendido a manejarme mejor con ellos que con los nuestros en español, que en realidad son los científicos, en latín. Por eso puedo brillar muchas veces en los médicos, cuando les suelto el término médico proveniente del latín en vez de la traducción "al cristiano" que hacen aquí.

Con Natalia no ganamos para sustos. No sé si es por su carácter soñador o por aventurera. El primer año se lo pasó durmiendo, y no se la oía. De hecho me olvidé de ella una vez en el maxi-cosi, al recoger a la hermana de la guardería. Pero cuando empezó a andar recuperó, y desde entonces no he ganado para sustos. Caídas desde lo alto lleva unas cuantas, hasta ahora con buen fin, salvo chichones espectaculares, magulladuras y heridas impresionantes. Fracturas de huesos no había tenido hasta hoy. Y eso que siempre me he temido lo peor. Como dice una tía mía: "algo más para contar". Luego nos reiremos del percance. Ahora tengo todavía un buen tembleque en el cuerpo. Pero es una niña con un encanto fuera de serie. Hoy se metió a los médicos en el bolsillo. Y siempre consigue que al final te rías de las cosas que hace, porque les da un toque de comicidad único. Pero Natalia, ya vale...

No hay comentarios:

Publicar un comentario