jueves, 27 de agosto de 2009

El mejor metro del mundo

Como el metro de Madrid no hay ninguno, de eso no me cabe duda, y si alguien conoce alguno mejor, que me trate de convencer de ello, que le será difícil. En los casi 20 años que llevo fuera de Madrid, siempre que he vuelto me he encontrado con estaciones nuevas, prolongaciones de líneas, y en muchos casos remodelación de estaciones o andenes, trenes modernos, y miles de motivos para volver a sorprenderme, además de la rapidez y facilidad de llegar a todos los sitios en él. Que conste que no es orgullo metrero, aunque podría, pues mi abuelo, que trabajaba en el metro de Madrid, trabajó en la construcción de las primeras líneas. Y mi padre trabajaba en el metro también, con lo cual hasta los 18 años viajé gratis encima.

En Hamburgo hay metro, y aunque es extenso, como lo es la ciudad, no llega a cantidad de barrios, como por ejemplo, al mío. Nos encontramos entre dos líneas de metro, ambas demasiado lejanas como para ir andando. La frecuencia de los trenes deja mucho que desear, y salvo en horas punta y en las líneas principales, siempre me ha resultado incómodo cogerlo. Por ejemplo, una situación muy normal es que parte del tren vaya a un sitio y otra a otro, como ahora con la línea que va al aeropuerto (genial para los turistas que no entienden alemán, y aunque creo que lo ponen en inglés, también los hay que no lo entienden). O que un metro vaya hasta el final de la línea, pero el siguiente no, con lo que si te metes en uno así, te tendrás que bajar y esperar al siguiente, y eso no supone como en Madrid una espera de dos o tres minutos, sino de 10 minutos en la mayoría de los casos, y en fines de semana más. Salir por la noche en transporte público es una incomodidad. Aquí la gente te dice que Hamburgo tiene un metro estupendo. Lo siento, no. Es demasiado caro, el servicio pésimo, la inversión en infraestructura es mínima, y cuando hacen una estación, como la del aeropuerto, que fue inaugurada en diciembre pasado (!), hacen gala de haber hecho algo fuera de serie (la estación llevaba muchos años hecha, pero por falta de interés por parte de la ciudad, o dinero, han tardado los casi 20 años que llevo yo por aquí en abrirla). Así que no veré nunca la llegada el metro a mi barrio.

Nosotros somos tan simples organizando, que con comprar un billete sencillo o uno de diez viajes nos conformamos. Aquí no. El servicio de transporte público tiene organizada una red de zonas, tarifas, y horarios que no la entiende nadie; a mí me cuesta, y pienso en los pobres turistas que se desconciertan ante la máquina con todas las tarifas según zonas, billete individual o en grupo. Cuando les digo a los alemanes que en Madrid por menos de un euro te puedes pasar todo el día montando en metro sin salir de la red y hacer miles de transbordos, les parece inaudito. Más inaudito me parece a mí el hecho de que aquí se pague más yendo a un sitio u otro, por desgaste de asiento un rato más, me imagino. Es como si ir a Sol costase tres euros, y a Cuatro Caminos cinco. Así que, salvo en raras ocasiones, el metro no es alternativa de transporte aquí para mí, y por desgracia para el medioambiente, me he convertido en conductora a todas horas. Y me pesa, pues a mí me gusta mucho ir andando y en metro a los sitios, aunque aquí no lo parezca.

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