viernes, 28 de agosto de 2009

Energía positiva

Hoy es uno de esos días en los que trato de cargarme de energía positiva, pues la negativa abunda por todas partes, o al menos yo la palpo, y me he levantado con mal pie. Todo empezó anoche, cuando al volver a casa me encontré con una llamada en el contestador automático. La madre de una niña de la clase de mi hija mayor, a cuyo cumpleaños mi hija asistió la semana pasada, nos decía con voz titubeante que una de las niñas que acudió al cumpleaños tiene ahora la gripe porcina. En un principio me alarmé. Mi segunda reacción fue empezarme a reír a carcajadas, sobre todo al ver a mi otra hija escayolada y pensar "lo que faltaba". Y con la risa yo misma me tranquilicé. No hay que alarmarse antes de tiempo, y no soy de las que va a ir por la calle con mascarilla salvo si hay una pandemia y se hiciera absolutamente necesario. Una conocida mía volvió en un vuelo de Mallorca así, y me imagino a los cuatro portándolas en el avión y lo que llamarían la atención. A mí ver a gente así casi me alarma más...

Hoy en el médico estaba yo esperando plácidamente junto con mi escayolada, cuando entró en la sala de espera una madre joven con su bebé, ella hablando altísimo con unas voces exageradas, en un idioma que yo no entendía, pero curiosamente sabía lo que estaba diciendo. Era una especie de "guachi, guachi, kaki, guachi, guachi, kaki.... kaki... kaki", Vamos, que ni sin saber polaco, checo o lo que fuese, supe antes de que pusiera al bebé en el cambiador, que le estaba diciendo "¿Se ha hecho caca mi niño?" Ni que no fuera lo mismo en todos los idiomas, salvo que otros hemos hecho esas carantoñas en casa, y no en la sala de espera de una consulta, donde se puso a cambiarle el pañal, pronunciando la frase susodicha mil veces más. Yo era la única esperando, y aunque he cambiado miles de pañales en mi vida, pienso que un espectáculo así, siendo un bebé extraño, ha de ahorrársele a cualquiera.

Luego en la librería del centro comercial, al ir a pagar, mi hija se alejó de mí (por variar, la escayolada, claro). Le dije: "Quédate aquí, cariño" (yo en español, claro). La señora de detrás de mí dijo: "Carino, así no se dice, jajajaja" (ella en alemán, claro). A lo que le respondí: "He dicho cariño, con eñe, pues soy española" y se quedó totalmente cortada y entonces vino la disculpa: "Ay, es que me fascina el español, y no puedo evitar emocionarme cada vez que lo oigo...". Cuando pagué y me fui le dije "Adiós señora" y luego en alemán "Que aprenda mucho español".

Por suerte hay mucha gente que me transmite energías positivas. A todos ellos les dedico esta entrada. A los que me hacen reír. Que lo sigan haciendo.

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