sábado, 29 de agosto de 2009

I survived the ABBA party

Ahora mismo me pondría una camiseta con esa frase. Acabamos de celebrar el noveno cumpleaños de mi hija, cantando con SingStar. Me horroriza organizar fiestas infantiles, y ahora que ha pasado respiro aliviada hasta el año que viene. Además aquí, como las fiestas han de tener su lado pedagógico o al menos "organizado", me resulta agobiante pensar qué hacer. Así que surgió la idea (no la tuve yo, sino mi ocurrente hija) de hacer la fiesta de ABBA. Cuando otras familias me empezaron a preguntar si los niños tenían que venir disfrazados, empecé a agobiarme y dije que no era necesario. Y hasta una ha venido vestida estilo años 70, toda mona.

La música de ABBA anima cualquier fiesta, la verdad, y hasta los más escépticos han cantado, y eso que los niños te dicen sin ningún problema lo que quieren o no quieren hacer, lo cual yo siempre respeto. Lo divertido ha sido ver la diferencia entre niños y niñas. Las niñas han sido más lanzadas, y los dos niños se han sentado primero a observar, dándonos a entender que todo era bajo su nivel. En esta edad las cosas son o cool o uncool (guay o no), como se dice aquí, y no hay ninguna otra posibilidad para describirlas. Pero he observado que los dos chicos cantaban por lo bajo, y al final de la fiesta hasta han cogido el micrófono. Lo peor es la que se organiza con cualquier cumpleaños infantil, y en eso ABBA no tiene ninguna culpa: 12 niños en total, de los cuales 10 no son tuyos, con lo que no les puedes dar un grito de vez en cuando con la misma confianza como lo harías a los tuyos. Al final te das cuenta de que todos los niños son iguales, por impacientes, avariciosos, malos perdedores, y si acaso sirve de algo esto es para ver que los de uno no están peor educados que los otros (ay, que consuelo más simple). Y en todas las fiestas es lo mismo: siempre hay el listillo, el tímido, el graciosillo, el cuentachistes y los adaptados. Como en la sociedad misma.

Al venir los padres a recoger a los niños, alguno se ha soltado algo la melena y se ha puesto a cantar ("era nuestra música" decían muchos), así que la fiesta se ha prolongado algo, pero ya me daba igual, pues en seguida cada uno a cogido a su vástago y se han ido todos. Y lo a gusto que me he quedado yo ...

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