martes, 8 de junio de 2010

Despilfarremos

Hamburgo es un ejemplo de lo que se emplea el dinero en este país rico pero endeudado hasta arriba. Hamburgo construye su Elbphilharmonie desde hace un par de años, un edificio de prestigio que cierra un extremo de la HafenCity y que será la sala de conciertos de la Filarmónica de Hamburgo. No se necesita. Hamburgo tiene una opera, una sala de conciertos, y la construcción está suponiendo un escándalo tras otro para la ciudad. Desde el comienzo, los costes se han ido multiplicando, siendo ahora un 86% más de lo calculado en un comienzo, y ya vamos por 500 millones de euros... que podían haber sido invertidos en otras cosas más importantes (¿educación, por ejemplo?), y los ciudadanos nos tiramos de los pelos. Mientras tanto en esta ciudad rica cierran museos porque no hay dinero para mantenerlos, como se ha anunciado hace poco, de educación mejor no hablar en un sistema basado en el apoyo de las familias que van a hacer de manera voluntaria trabajos de jardinería o de mantenimiento de las instalaciones (yo misma he pintado columnas en el colegio el año pasado) y que suple la falta de personal (e interés) con voluntariados absurdos, y hay zonas de esta ciudad rica donde los niños van sin desayunar al colegio (esto confirmado por una amiga mía que es profesora y a la que un día se le ocurrió llevar pan de su casa, porque era imposible que los alumnos se concentrasen en clase e increíblemente dio en el clavo, en una de las ciudades más ricas de Europa).

Alemania anunció ayer recortes, porque el país está en la bancarrota. Y si aquí estamos así, imaginemos otros países de Europa. Cuando el canciller Gerhard Schröder introdujo su Agenda 2010 de recortes, fue criticado. Cuando la derecha llegó al poder, se siguieron con esas reformas e incluso se intensificaron. Pero seguimos en las mismas, y sin embargo salvemos bancos que han invertido donde no debían y empresas de prestigio que fueron mal gestionadas, pero dejemos que se hundan las familias, que se recorten los subsidios de los más pobres, y sigamos construyendo en Hamburgo la Filarmónica, calculemos el dinero que se ha tirado ya en la reforma escolar que no sabemos siquiera si tendrá lugar, por el referéndum que habrá en julio y que podría pararla porque muchos han juntado firmas bajo la premisa: "Si usted está a favor de un buen sistema escolar, firme aquí". ¿Pero es un buen sistema escolar el que a los 10 años hace ya una criba tan brutal entre los niños y en el que salen las diferencias económicas en muchos casos? Si hacemos una radiografía escolar en este país, un barrio acomodado tendrá más porcentaje de niños en el instituto que las zonas de trabajadores. Pero claro, siempre lo hemos hecho así. Los "listos" pierden por estar con los "torpes", dicen. Sí, ya vemos. Con este sistema perdemos todos, tarde o temprano.

Aquí el Kurzarbeit, jornadas reducidas para no echar a la gente, ha salvado por suerte muchos puestos de trabajo, pero los problemas de base siguen siendo los mismos: despilfarro en la seguridad social en algunas prestaciones, y recortes en otras que son necesarias. Pero el gobierno de Merkel no ha aprobado ayer hacer pagar más a los que más ganan. Mejor recortar por abajo, claro, es más fácil. Alemania tiene que ahorrar 80.000 millones de euros. Y la Filarmónica de Hamburgo es un ejemplo del despilfarro de un país que ha vivido demasiados años creyendo que se podía financiar todo, hasta lo innecesario, cueste lo que cueste.

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