viernes, 25 de junio de 2010

Los votos que importarían

Estoy cabreada. No puedo votar en el referéndum del 18 julio, y eso que tengo dos hijas en edad escolar, y estoy empadronada aquí desde hace 20 años. Pero no soy alemana. Entiendo que no pueda votar en las elecciones legislativas, ¿pero en un referéndum del estado de Hamburgo en el que se decide o la continuación del sistema escolar actual, o el cambio a 6 años en vez de los 4 de ahora en primaria?

Me parecía raro no haber recibido los papeles para votar, pero como faltaba un mes, no me había alarmado. Pero en el periódico lo pone bien clarito: se necesita la "deutsche Staatsburgerschaft", la 'nacionalidad alemana', así que no voto. Eso significa que una abuela de 80 años puede votar, que los que no tienen hijos pueden votar, que cantidad de gente a la que no le incumbe el cambio pueden votar, pero todos los extranjeros que tenemos hijos en el colegio aquí no podemos votar, y somos muchos (el periódico habla de más de 200.000 votos). Esto me da otra perspectiva en cuanto al resultado, que yo ya no tomaré en serio, pues no es real, ya que muchos de los que no pueden votar, inmigrantes, estarían a favor de la prolongación de la escuela primaria, para darles a sus hijos un tiempo que a lo mejor hace que puedan ir al instituto, porque si no la criba es a los 10 años. Y sí, es el derecho electoral hamburgués el que dicta sentencia, pero me parece injusto que yo, que probablemente he sido la única en toda mi zona en no firmar para que este referéndum tenga lugar pues los cambios me parecen necesarios, no pueda dar mi voto a favor de la reforma. Y ahora caigo en otro aspecto interesante: a la hora de recoger firmas, no le hicieron ascos a nadie, ni a los extranjeros, y podía firmar todo el mundo. "Firme aquí para el referéndum pero luego no vote" (lo último no lo dijeron, claro). Qué sentido tiene esto. Seguiré cabreada, y más si encima no cambia nada, como me temo que será el caso. Pero por otra parte, no sé ni por qué me cabreo, pues nada de lo que a mí me incumbe personalmente va a cambiar, salga el resultado que sea: seguiremos con un sistema lento lento en primaria, que aburre a cualquier crío, y los niños seguirán saliendo a la una. Y las (pocas) que pedimos otra cosa, somos unas malas madres, que les queremos robar a los niños su infancia. Pero lo que está sobre la mesa es la "calidad" de la enseñaza, y el "dejemos todo como está porque no conocemos otra cosa".

Por suerte no soy la única cabreada con que nos excluyan a más de 200.000 en una ciudad de 1.800.000 habitantes (quiten de esta cifra a los menores de 18 años, y es evidente que los 200.000 votos importarían), y ahora leo que un grupo de enfadados como yo ha organizado un voto simbólico el 3 de julio en la plaza del Ayuntamiento, y yo iré, vaya si iré, aunque no sirva para nada mi voto. Pero esto es una democracia, ¿no?

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