martes, 10 de agosto de 2010

Un mes

En un mes pueden pasar muchas cosas. Puedes llegar a tu barrio de toda la vida y verlo engalanado de banderas españolas, lo que no habías observado jamás. Puede que España gane el Mundial de Fútbol como si tal cosa, y dé una alegría inmensa a todo el país desatando una fiebre de color rojo. Puede que sin planearlo te veas dentro de las celebraciones en plena Gran Vía y veas a los jugadores subidos al autobús de la celebración y veas la copa y una Gran Vía que, tras haber celebrado sus 100 años, festeje como muchas otras calles de Madrid el paso de la selección española. Puedes irte al fresquito de Cantabria, y descubrir que eso es tan verde como tu segunda tierra, y encima con montañas, y ver montañas cubiertas de helechos, y tan verdecitas que parecen Suiza. Puedes ir a playas fantásticas en el norte, como la de Laredo o Noja, y tener o clima veraniego o clima cántabro, es como la lotería. Puedes estar en Madrid, ver amigos, ver familia, y hacer y deshacer maletas varias veces. Puedes irte al pueblo, donde sólo se relajan los que aman los pueblos, pues los que no, se encuentran fuera de lugar, y esta sensación es proporcional a la duración de la estancia. Puede que tu madre se rompa la mano y se le fastidien las vacaciones, a ella, claro, a los demás les afecta, pero la perjudicada es ante todo ella, no lo olvidemos. Puede que te des cuenta de lo que ya sabías: que hay personas que cuando fallan, su papel no lo llena nadie, pues tienen una fuerza arrolladora capaz de dirigir a una familia grande en vacaciones y sin quejarse, y con la misma estoicidad llevan la situación, dolores, escayola y calor, sin quejarse ni un sólo instante. Pueden que sean las vacaciones más raras de tu vida, porque además tú no tienes ni norte ni sur, y aunque te das cuenta de que eres afortunado por tener un mes de vacaciones, te las pasas anestesiado, y a pesar de todo sufres. Puede que lo que tú pensabas que te haría bien, no te lo hace, porque al fnal da igual, nada cambia. Puede que el calor que tanto te gusta, empiece a agobiarte algo, pero no te atreves a decirlo pues sabes la que se te viene encima el resto del año. Puede que descubras a gente nueva que te aporta mucho, y que disfrutes de la compañía de amigos que ya tenías y cuyo mensaje es el de siempre y el que tanto bien te hace: "'Estamos ahí". Puede que un mes de vacaciones sea como un mes de la vida diaria, donde pasan muchas cosas y tu no-rutina se vuelve rutina, pues no hay nada más rutinario que tú mismo. Es como hacer maletas. Las de la ida son más complicadas, pues tienes que elegir y pensar y tienes miedo de olvidarte de algo importante. Sin embargo las de la vuelta son muy fáciles de hacer, pues sabes lo que te tienes que llevar. Pero en ambos viajes tu principal bagaje eres tú. Puede que te olvides de algo, pero a la vuelta, da igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario