jueves, 5 de agosto de 2010

De pueblos y dialectos

Aprovecho el viaje de regreso a Madrid en tren para demostrar que el extremeño tiene su lugar de ser en el espacio lingüístico de nuestro idioma y recapitulo lo aprendido durante 10 días en tierras extremeñas y tras haber crecido oyendo palabras y expresiones que a mí me parecían normales incluso en Madrid, pero que no lo eran de puertas afuera del hogar de donde crecí y de la familia extremeña tan extensa que tengo.

Aparte de todos los fenómenos fonéticos como pronunciar las jotas más flojitas, como aspiradas de aire ("hijo"), comerse muchas terminaciones (ejemplo "deos" para "dedos"), o terminar muchas palabras en vocal en una especie de u, hablar extremeño es así de sencillo:
  • Llame a todo el mundo "prenda" o "prendita": "Ay, prenda", "ven aquí, prendita".
  • Haga todos los diminutivos en -ino o -ina: "¿Vais a dar una vueltina?", "Tiene una nietecina".
  • No diga buhardilla o planta superior de la casa sino "troje". Estos pisos eran la parte de almacenamiento de la casa, y todo el mundo habla de la troje como si fuera lo más normal del mundo que se llame así o tener una.
  • No se dice "así" sino "asina".
  • Los extremeños no tienen talones sino "carcañales".
  • No comen pescado sino "pesca".
  • No se atragantan sino que se "añurgan".
  • No tienen contenedores sino "calambucos". Por cierto, esta palabra es estupenda para designar a alguien fornido y hermoso: "Es un calambuco".
  • Añada un artículo al posesivo: "la mi niña", "la mi casa".
  • La gente se sienta "a la fresca", es decir, fuera de casa, con sillas plegables que montan una tertulia delante de cualquier puerta, y que te hace tener que socializar con cualquiera que pase, algo muy duro para la gente vinagre como yo. Eso sí, las tertulias de alrededor te permiten hacer estos estudios lingüísticos y reírte cuando un abuelo del circulito de sillas más cercano, le dice a su "nietecino": "Niño, para ya, que me tienes jarto con la pelota".
  • Cuando llegas, te dicen "¡Habéis venido!", a lo que yo siempre casi respondo "Sí, obviamente".
  • La gente va o está "pahí" o "pallí" y no "por ahí" o "por allá"

Por supuesto que hay más, pero para mi asimilación lingüística debería quedarme más tiempo y con 10 días me da... No es que en Madrid se hable mejor, con nuestro "ejque" y "ajco", pero al menos desde Navalmoral de la Mata ya tengo Internet en plenas facultades, y el traqueteo del tren me lleva a una de mis tierras. Como en todo, cada uno tiene su centro de referencia alrededor del cual da vueltas como un satélite y el mío no es ningún pueblo. Los que me conocen se ríen de la cara que pongo cuando me dicen que como el pueblo no hay nada. Es que a mí no me gustan los pueblos, lo siento, pero que conste que entiendo que le guste a la gente. Mi pueblo o mis pueblos son otros y todos somos igual de cerrados respecto a muchas otras cosas. Que sí, que yo no digo que Madrid sea el mejor sitio del mundo para vivir, y cierto que yo no me peleo en el metro en la hora punta con el gentío, ni me meto en atascos, ni sufro de la suciedad y de muchas cosas, pero es mi tierra, y me gusta, y aseguro que el placer de estar en Madrid, y más de vacaciones, es inmenso, y de poder disfrutar de la ciudad como un turista y encima conociéndola de cabo a rabo. En los últimos días me he tenido que justificar (a lo que llega una) por querer volverme ya a Madrid, y eso que todavía no regreso a Hamburgo. Pero que nos dejen a cada uno nuestro pueblo y nuestro dialecto, que por mucho que nos digan no nos convencen de que hay otros pueblos mejores, pues el nuestro es el "más mejor".

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