martes, 2 de febrero de 2010

Dudosa moral

¿Debe el estado comprar datos que han sido robados para pillar a evasores fiscales? Deben estar muy seguros de que la cuantía a incautar es jugosa si están dipuestos a pagar 2,5 millones de euros por el CD con los datos de cuentas en bancos suizos. Se ha desatado la polémica: se debe o no se debe. ¿Es criminal comprarle datos a un criminal que además intenta enriquecerse? No sé. Yo dudo de que la persona que lo ofrezca sea trigo limpio, y la policía justifica la compra diciendo que para combatir el crimen se trabaja con criminales. Y el Ministro de Finanzas dijo ayer en la tele que la compra del CD es más que justificable y hoy ha dado luz verde. Ya en 2008 el estado alemán se gastó 5 millones de euros en la misma noble labor.

Por supuesto que me parece bien que el estado persiga la evasión fiscal. Pero no por esos medios. Me asalta la pregunta de si se podrían hacer los mismos tratos para resolver otros actos criminales. Por supuesto que el tema de las recompensas funciona así, y sería loable que el que tiene los datos, si se tratara de justicia, los regalara al estado. ¿Pero pagar esa enorme cantidad por ellos? Tan inmorales me parece los que evaden los impuestos, como el que roba los datos, como el estado que paga 2,5 millones para que se enriquezca este último.

Pienso en otros casos en los que la "justicia" tiene sus límites, como uno muy sonado en Alemania hace años. Un estudiante de derecho secuestró a Jakob von Meztler, un niño de 11 años, hijo de una familia de banqueros de Frankfurt, y lo mató ese mismo día. Aún así cobró el dinero del rescate, pero como no aparecía el niño la policía le detuvo. En el interrogatorio, el subdirector de la policía de Frankfurt, al creer al niño con vida, amenazó al secuestrador con maltratos si no confesaba su paradero. Al final les llevó al lugar donde escondió el cadáver. El policía fue juzgado y destituido por esas amenazas. El debate que siguió fue sonado. Si el niño hubiese aparecido vivo, a lo mejor esas amenazas le habrían salvado. Pero evidentemente no es función de la justicia amenazar con torturas.

Por otra parte, cada vez que oigo sobre el caso de Marta del Castillo siento estupor de que unos jóvenes se estén riendo de la justicia, o peor aún de unos padres en su desesperación no sólo de haber perdido a su hija para siempre, sino por la vejación de no saber lo que han hecho con ella. Me pregunto qué pasaría si el estado ofreciera 2,5 millones de euros a los asesinos para que indicasen qué hicieron con el cuerpo. Seguro que hablaban. Cuando se trata de comprar dinero con dinero, todo parece justificado. Pero ni el dinero compra justicia, ni mucho menos el honor de nadie, ni del estado. Pero de eso no se trata, evidentemente.

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