martes, 16 de febrero de 2010

Los límites de la ciencia

Bajo el título "Muy tarde, con o sin 'vitro'" publica El País de hoy un artículo sobre el frecuente fracaso de las técnicas de reproducción asistida en edades avanzadas para concebir un hijo, es decir a partir de los 40 años. El precio a pagar porque las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres para estudiar y trabajar (otra cosa es luego), es que se retrasa la edad biológica, y en los mejores años para ello, que eran cuando nuestras madres nos tuvieron a nosotros, son los que nosotras ni pensamos en tener hijos. Y está bien así. Yo siempre he dicho que es un precio que hay que pagar por poder estudiar y trabajar.

Yo sé de qué hablo, pues aunque a los 27 no era demasiado mayor ni mucho menos, sí que tenía problemas para quedarme embarazada por lo que tuve que recurrir a estas técnicas, y mi hija nació cuando yo tenía 31. Yo le tengo mucho que agradecer a la reproducción asistida, pues sin ella no tendría a mis hijas, y cuando tras cinco inseminaciones artificiales nació mi hija, para mí fue como un milagro. Con la segunda fue otro asunto, pues me quedé embarazada tras una inseminación, y ya sin los nervios y las frustraciones de las cinco primeras veces. Sé lo que es el peregrinaje a esas clínicas y en muchos casos, como en el mío, se trata de problemas que se tienen también con 20 años, y que no son cuestión de la edad. Pero incluso a mí me dijeron que los problemas que yo tengo, con 10 años más, hubieran hecho casi imposible quedarme embarazada.

Por eso, cada vez que leo algo sobre fertilización asisitida, siento el tema cercano, pues lo he vivido. Sé lo que supone querer tener un hijo y no poder. Y sí que, por experiencia, recomiendo a las que los quieran tener, que no esperen demasiado. Fácil decirlo. Todo no se puede: los hijos y la maravillosa carrera profesional. Ésta última no existe en la mayoría de los casos, y se trata de amoldar las posibilidades a cuando mejor cuadren. Suerte las que lo consiguen sí o sí de manera natural, con 27 o a partir de los 40, pero desde luego que esperar a los 40 y esperar que la ciencia te lo solucione es algo ingenuo.

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