lunes, 22 de febrero de 2010

Wintergate y más asuntos

El Wintergate, como ha sido denominado aquí, ha acabado con la dimisión del Presidente del Parlamento de Hamburgo, por abuso de poder al haber hecho que quitaran el hielo de su calle, por ser quién es. Este fin de semana ha dimitido. Aquí se dimite, hasta por una cosa así, que parecerá leve pero que no lo es, y en España por cosas más graves no dimite nadie. Y digo que parecerá leve, pues el resto seguimos patinando. Lo mejor que he vivido estos días fue al cruzarme con una camioneta cargadita de cristales en el lateral con el que casi se empotra contra mi coche aquí a la vuelta de la esquina; yo paré, al verle venir en mi dirección, porque he aprendido estos dos meses que dos coches se atraen como dos imanes cuando conducen sobre hielo. Pues estando yo sin moverme, a él se le escurrió el vehículo, como yo esperaba, y faltó un dedo para que se estrellara contra mí. Ésa sí que hubiera sido buena. Así que celebro que las calles, a pesar de la nevada de hoy, empiezan a parecer zonas pantanosas al derretirse la nieve, y celebro la lluvia. Nunca pensé que me iba a alegrar de ver llover en Hamburgo. Qué emoción.

Y entre el clima y las noticias está todo revuelto aquí. Entre la huelga de los pilotos de Lufthansa que ha empezado hoy, los escándalos de abusos a niños en los colegios católicos de jesuitas en los años 70 e incluso 80, que llevan llenando los periódicos las últimas semanas, la reforma de la enseñanza en la que no se ponen de acuerdo, y que si no se carga la coalición de Los Verdes y de la CDU nos traerá un referéndum en verano probablemente. Y ahora encima he visto que Van Nistelrooy tampoco está en forma, y que no jugará probablemente el partido de vuelta contra el Eindhoven. Vaya, ahora que tenemos un héroe, tras haber metido dos goles en un minuto hace una semana. Pero no está en forma.

La que sí que lo está es mi hija mayor, y con ganas de dar caña, pues ha decidido ir a partir de hora a la clase de educación física vestida con el equipo de la selección española, o con "la roja", como se llama ahora. No he sido yo, que conste, soy inocente. Ella lo decidió el jueves, y el viernes se plantó con el equipo en la clase de gimnasia. Hoy le he preguntado que qué le dijeron, sobre todo los chicos, y bueno, parece que causó sensación. Le he dicho que como ganadores que fuimos de la Eurocopa que se lo puede permitir, y que continúe así hasta el Mundial. Ahora ha sido la pequeña la que ha dicho que ella también quiere ponérselo. No sé cómo me las apaño pero al final siempre tenemos que llamar la atención. Me espera una primavera caliente.

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