jueves, 18 de febrero de 2010

El deshollinador que no deshollina

Hoy ha venido el deshollinador a mi casa, los 'barredores de chimeneas' como se denominan en alemán, Schornsteinfeger. Es una profesión sagrada aquí, y van vestidos con los trajes típicos negros del gremio, para que se les vea a la legua la profesión. Nunca he visto un baile de deshollinadores en los tejados, como en Mary Poppins, pero podría pasar, siempre lo he pensado.
Pues el señor deshollinador te anuncia tres días antes mediante un papelito en el buzón que vendrá este jueves de 8 a 9 h y que cambios de citas podrían suponer trayectos más largos para él y una mayor factura para ti. Como no me gusta que me amenacen, me lo tomo en serio, y estoy aquí a esa hora. Viene a las 8.15 h, no lleva escoba, mira la caldera, no deshollina nada y se va. La última vez se lo curró algo más y al menos se subio al tejado y miró la chimenea, pero esta vez con ver la caldera y apuntar unos numeritos ha tenido bastante.

En Alemania existe el llamado Kehrmonopol, el 'monopolio de barrer' (chimeneas), es decir, que no puedes elegir el deshollinador que tú quieras sino que el ayuntamiento los distribuye por distritos, y tienes el que te corresponde. Eso te permite ver al señor deshollinador paseándose por tus calles en bicicleta a lo largo del año, o que al irse de tu casa te diga, como hoy a mí: "bueno, siguen construyendo más casas por aquí, así que no falta el trabajo". Por lo visto ha habido gente que ha ido a juicio por poder elegir ellos al deshollinador, pero no, no es posible. Ahora leo que la ley de los deshollinadores viene de época prusiana, y que hay que dejarle entrar al buen hombre, que no te puedes negar, pues si no entrarían por la fuerza mediante orden judicial.

Pero ay, amigo deshollinador, lo que no sabía es que la Comisión Europea (los mismos de siempre) tomó cartas en el asunto en 2008 y a partir del 2012 entrará en vigor una nueva ley que liberará el mercado de los deshollinadores, pudiendo realizar los trabajos cualquier empresa privada. Malos tiempos para los deshollinadores. Espero que al menos no les quiten sus trajes típicos, pues encima se dice en Alemania que los deshollinadores traen buena suerte y son uno de los símbolos en Nochevieja. Al haberme honrado hoy con su visita será mi día de suerte. De momento y desde que se fue ha empezado a nevar con ganas otra vez, y yo que pensaba que un día de estos se iba a derretir la nieve. Y ahora, que me toca conducir otro poquito encima del hielo, sólo puedo decir: ¡deshollinador, acompáñame en el camino!

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