jueves, 25 de febrero de 2010

"El peor invierno de mi vida"

Podría ser el título de una película, o de una novela, pero como yo soy de las que opinan que la realidad supera a la ficción, se trata del comentario de mi hija pequeña ayer por la mañana. "Éste es el peor invierno de mi vida", declaró a las siete de la mañana, al ver que había vuelto a caer otra nevada. Teniendo en cuenta que tiene seis años y que tampoco recuerda tantos inviernos, suena chistoso, y al verme reír a carcajadas me dijo que a ella no le parecía tan gracioso. Y a mí tampoco, pues yo tengo 40 años y desde luego que éste es el peor invierno de mi vida también, y así se lo hice saber.

No quiero parecer dramática pues es el peor de mucha otra gente también, como los ejemplos que mostraron ayer en "Comando Actualidad" en TVE Internacional. Sacaron a españoles que viven en Berlín, este año entre el hielo. El reportero iba de panolis, en plan "ay, mira, cómo se patina, qué gracia". Pues no, maldita la gracia si llevas patinando dos meses. Pero claro, así visto por la tele tiene su gracia y todo, o más si tienes que grabar un reportaje. Y mostraron a pececillos congelados bajo el hielo. Pero en Helsinki están peor; lo vi con mis propios ojos, así que no me quejo y eso que ayer me volví a quedar encallada en la nieve, por enésima vez, pero hasta yo me sorprendo de mi paciencia y de cómo consigo sacar el coche otra vez. Eso sí, algún improperio se me escapa: "Mamá, eso no se dice", dijeron ayer mis hijas en el coche. Pero seguiremos maldiciendo, pues ahora que el pavimento de las calles empieza a estar más visible, están apareciendo unos agujeros tremendos, pues el hielo y las heladas se lo cargan todo, y el Ayuntamiento ha anunciado que las arcas están vacías, así que ahora nos cargaremos los coches. ¿Quiénes se frotan las manos? Los talleres de coches, que no dan abasto a arreglar coches tras los accidentes en el hielo. Y luego arreglarán ejes.

Pero lo más divertido para mí es la gente que ahora se va de vacaciones de esquí y la risa que me da cuando me lo cuentan. Las dos semanas de vacaciones escolares en marzo son para muchos el momento de esquiar. Y es graciosísimo oír que los fanáticos de la nieve empiezan a decir que en realidad este año ya no les apetece, que si lo hubieran sabido se hubieran ido a otro sitio, al sol, por ejemplo. Ah, se siente, haberlo pensado antes, como hago yo cada año. Mi teoría es que yo no pago ni un céntimo para ver nieve, y hasta ahora no me ha salido mal. Lo que me ahorro entre la gasolina para atravesarme toda Alemania hasta el Tirol o Austria, equipo de esquí, y lo que vale todo allí: curso de esquí, el ascensor de subida, la comida y las cervezas para entrar en calor. Lo sé porque me lo cuentan. Y yo les animo a todos y les digo que seguro que disfrutan muchísimo.

Y con esta entrada hago firme propósito de no volver a escribir JAMÁS de hielo, de nieve y de temperaturas gélidas (al menos este invierno...). Como decían ayer en la radio: "Aguanten, que sólo quedan 24 días para el comienzo de la primavera". Y hoy son ya 23... Si no supiera que eso aquí no significa nada y que hasta abril puede hacer mucho frío...

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