miércoles, 26 de mayo de 2010

Cosima Violet

Jolines, que no lo quería saber. Ayer estuve todo el día evitando la noticia del día: el nombre que le ha puesto Claudia Schiffer a su tercer hijo, una niña concretamente. Aparecía en las noticias breves en plan "desvelado el nombre del bebé de Claudia Schiffer" y ni abrí la noticia en varias ocasiones; pero ahora no vale, al abrir el periódico alemán, veo el nombre claramente: Cosima Violet. Y ante tal ocurrencia tan ocurrente me acuerdo de los Apple, Romeo, Brooklyn, Casper, Amadeus, y demás hijos de famosos. Si ya no tienes bastante con ser "hijo de", con un nombre así quedas marcado para toda tu vida. Te mencionan a Cosima Violet, y dices "anda, la hija de Claudia Schiffer".

Elegir nombre para tu vástago no es nada fácil. Más si encima vives entre varios países, y el nombre ha de ser pronunciable en los diferentes idiomas. Y nada más subjetivo además que un nombre. A mí en Alemania me han chocado siempre la cantidad de Sebastianes que hay, pronunciado Sebastian (con acento en la primera a), y yo siempre he dicho que eso es nombre de mayordomo en España; pero eso es James aquí, me aclararon rápido, por lo anglófonos que son. Y aquí están muy de moda nombres que a mí me suenan anticuados. En los últimos años ponerle a una niña Antonia, es lo más, pero es italiano, no español, me dicen, ah, vale, suena mejor si es italiano... A mí Antonia me suena a señora de 60 para arriba, con todos mis respetos. Pero a las Antonias se les suman las Chiaras, Carlas, Carlottas, o para chico Luca, de los veraneantes en la Toscana. Los que van de vacaciones a Francia, mon Dieu, les ponen a sus hijas Charlotte, Jacqueline o Henriette. Y los nombres de moda en los últimos años aquí son Felix, Leon (con acento en la e), Marie, Lena, y luego los que a mí me suenan rimbombantes y de la época de César lo menos: Maximilian, Benedikt, y luego los bíblicos, como Jonas (el de la ballena) o Noah (el del arca). Luego están los nombres de Pippi Calzaslargas, con Annika como nombre que a mí me pega sólo para una niña, pero no me imagino a una anciana diciendo que se llama Annika... pero llegará, algo así como si un anciano te dice que se llama Pocoyo. Luego hay las muchas Lilys, que me suena muy alemán, y echo de menos un nombre alemán que me encanta, Marlene, quizá demasiado poseído por aquella gran señora, y por eso poco común, como los nombres que caen en desgracia, como Adolf, que nadie se atrevió a poner tras la guerra, algo comprensible. Y unos cuantos todavía se atreven con nombres germanos de ópera de Wagner: Yolande, Solveig. Con un par... como se dice en España, pero le dan un carácter a la niña impresionante.

Pero no lo digamos muy alto los españoles, ya que es muy difícil explicarle a un alemán que tenemos nombres como Dolores, Inmaculada, Concepción, Purificación, Santos, ... mismo Ángel. Se parten al saber el significado. O que Paco viene de Francisco, Pepe de José, y Chema de José María. Ahí se les acaba la fantasía.

Para mí el criterio a la hora de elegir fue la pronunciación, que todos lo pudiesen decir: me pasé el embarazo diciendo que si fuese un niño le pondría Sven, Björn, Jörg, o cualquier nombre impronunciable en España, y aquí Jorge, Raúl (dirían "Gaúl") serían muy apropiados. O Julián, con nuestra jota y no como en inglés, como se pronuncia aquí.

Pero Cosima Violet lo puede decir todo el mundo. La verdad.

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