jueves, 13 de mayo de 2010

Crónica de un triunfo

El que espere una crónica deportiva o un análisis del juego, que se dirija a los diarios deportivos o a los que entiendan de fútbol. Ésa no soy yo. Yo viví el partido de anoche con otras sensaciones: la de mi primer partido de fútbol en un estadio en Hamburgo (y el segundo de mi vida), encima una final de la Liga Europa, con el Atleti, y miles de madrileños y gente de toda España, siendo madrileña, y viviendo en Hamburgo. Todo muy raro. Además en zona VIP, que admito que no es lo mío, con canapés y comida que no pude digerir por los nervios, pues aunque me pude poner hasta arriba, y gratis, no lo hice. La primera cerveza me la bebí de un trago, la segunda de dos. Eso sí, el dolor de cabeza que se me puso antes del partido, se me quitó nada más empezar y beberme esa primera cerveza. Y la salchicha al curry me la zampé en un minuto, en el descanso. El trozo de pastel de chocolate en la primera parte de la prórroga, y justo cuando cogí un helado que pasaban en una bandeja al final de la segunda parte de la prórroga en plan "cómanselos que si no van a sobrar", al coger yo ese Mini Magnum de chocolate blanco, fue cuando Forlán metió el gol que dio la victoria al Atleti. La pareja de alemanes que estaban detrás de mí, y que habían estado diciendo todo el rato "come on Fulham", repitiendo lo que decían los ingleses, me dijeron que fue el helado, que lo tenía que haber cogido antes ("sí, haceros los simpáticos ahora", pensé). Y con el helado en la mano y sin abrirlo, grite "goooooooooool" como los miles de atléticos que había en el estadio. Qué sufrimiento, pero mereció la pena. Y el helado me lo comí en dos segundos.

Fotos tengo como para hacer un reportaje fotográfico para el Marca lo menos, si no fuera porque muchas están borrosas (por lo que se mueven los jugadores, vale, excusas), o lejanas, pero las hay muy buenas, y pondré aquí algunas. Me queda como recuerdo una noche estupenda, en la que lamenté haber ido en coche al estadio y no en metro, donde había más ambientillo que en el atasco que me chupé tras dar mi clase, y llegar con malos nervios, y perderme los primeros minutos del partido y cogerme un cabreo soberano. Pero el "roce" con los atléticos, a los que sólo hablé en los aledaños del estadio y a la salida, en el autobús hasta el sitio lejano donde estaba aparcado mi coche, me reí un montón. "Ah, tú eres la de madrileños en Hamburgo, te vi el otro día y trabajas en Airbus", y yo "Sí, esa misma". Curioso lo que está haciendo ese programa para darnos a conocer a los emigrantes, qué famosos somos sin darnos cuenta. Y el cachondo del autobús me preguntó: "Y ahora la pregunta final: ¿Y a Madrid cuando te vuelves?", y me despidió con un "Nos vemos en Madrid". Y yo: "venga". De tele.

La verdad es que todo esto mejoró mucho la imagen de lo primero que vi de los fans, que fueron filas y filas de atléticos orinando en dirección pared del túnel por el que se pasa antes de llegar al estadio, o regando los setos de alrededor del estadio, todo visibles. Eso no lo hacen los hombres alemanes, lo siento, que son más pudorosos. Y yo pensando: "Dios, qué imagen damos".

Y como la zona donde yo estaba situada, estaba más cerca de los fans del Fulham, casi me aprendí sus cancioncillas, como el famoso "come on Fulham, come on Fulham, come on Fulham", que repiten como si estuvieran rezando un rosario, con soniquete y todo. Y una canción que a mí me sonaba a "Qué será y será, y será" y que prefiero no buscar por ningún lado en internet porque seguro que la encuentro para constatar que no tengo ni idea de inglés. Pero tengo que decir que qué majos son estos ingleses del Fulham. Se veía a gente sencilla, como los fans del Atleti. A la salida del campo, y al ir hablando yo con otro madrileño que me volvió a decir: "Anda, tú eres una como las del programa de 'Madrileños por el mundo'" (y dale), vino un inglés hacia nosotros y nos dio la mano diciendo: "Congratulations". Y como yo en el fondo tengo buen corazón, me dio pena que no pudieran ganar también, pero claro, puestos a elegir, tenía que ganar el Atleti. Durante todo el partido no se me iba de la mente la posibilidad de que todos acabáramos llorando. Y la amenaza de los penaltis me hizo coger ese helado que le trajo la gloria al Atleti.

Así que me ofrezco como mascota para ir a todas las finales del Atleti a donde sea, pues de ceniza (y no digo la volcánica) nada. Y como la vida es un blog, al acabar el partido fui al baño (no por eso, claro...). Por cierto, qué guay ser mujer en un estadio de fútbol; por fin un baño sin colas en el baño de señoras). Pues salgo del baño ¿y a quién me encuentro lavándose las manos cuando yo iba a hacer lo mismo??? Pues a la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Eso me pasa por estar en zona VIP. En mi aturullamiento mental sólo acerté a decirle "Hallo", en alemán, para luego disculparme diciendo que su presencia me hizo olvidarme de que sé español. Y me puse a hablar con ella, y hasta tengo ahora en mi cámara recuerdos para la posteridad, que no colgaré aquí, primero para no dar falsas esperanzas de voto, y segundo, porque a mí estas cosas del famoseo se me dan muy mal. Porque cuando mejor me sentí fue cuando iba caminando por el túnel ese otra vez, y esta vez sin hombres "mirando a la pared", y con los Atléticos cantando todos sus himnos y con la gente del Fulham, tan digna y sonriente a pesar de todo. Qué noche, y qué día hoy, qué cansancio y resaca. En realidad hoy no tengo tiempo para blog, pues la visita que viene luego a una barbacoa, ejem, a 10°C (eso pasa por planificar a la alemana, tres semanas antes, pero es que es Christihimmelfahrt, 'el viaje de Cristo al cielo', es decir, la Ascensión, eso para que no digan que no es transparente el alemán, y eso lo celebran los padres, pues hoy es su día, no ascendiendo a los cielos, ya les gustaría, ya, sino tirando de un carrito por el campo con cervezas y salchichas, y esta barbacoa la organicé yo con mi amiga corredora, para que los maridos se emborrachen y nosotras podamos hablar, pues de eso se trata), así que mis obligaciones como madre en un día de fiesta y entre cacerolas no me permiten escaquearme como me gustaría, con lo cual publico mi crónica tal cual me ha salido, de carrerilla. Que para eso mañana cumple un año este blog, y creo que ya no soy bloguera novel. Que celebren bien todos los atléticos. No me puedo creer que hayan esperado tantos años para venir a Hamburgo...

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