martes, 31 de agosto de 2010
El abono de transportes, el móvil y el paraguas
Provista de estas tres cosas, más su violín ciertos días de la semana, ha salido mi hija al mundo, camino del instituto, a sus tiernos diez años, y no se le da mal. Lleva más de una semana, y los cambios que da la independencia se hacen visibles. El abono le libera del sistema complicado de tarifas que hay aquí, una zona, dos, todas, pero no de lo complicado y dificultoso que es, y que para un trayecto que en coche se tarda 15 minutos, tarde tres cuartos de hora en llegar: primero tiene que montar en autobús, luego en una línea de metro, y luego hacer un transbordo para tan sólo una estación. Y en el transbordo, a la vuelta, ha de tener cuidado de ponerse en los vagones de atrás, pues en esa estación dividen el metro en dos, y los vagones de delante van al aeropuerto. Los primeros días respiré aliviada de que si se iba al aeropuerto, allí al menos sabría manejarse, pues tiene más experiencia volando que en el transporte público. Y de perderse por las líneas de metro, al menos con su violín podría ganarse la vida... Hay que hacerles independientes. Cuanto antes.
Con su móvil hemos comenzado una nueva era de la comunicación como madre e hija. El primer día, me mandó a las 12 del mediodía el siguiente sms: "Alles gut! Nicht zurück schreiben!" ('¡Todo bien! ¡No escribas!'). Pero me hizo tanta gracia que le contesté. Al día siguiente, a la salida de clase me llamó para informarme, no preguntarme, de que se tomaría un helado con su compañera de clase con la que va en el trayecto de metro. Me pareció bien que llamase, para no preocuparme, pero me imaginé cómo podrían ser las próximas llamadas: "Mamá, ¿qué hay de comer hoy?", "Lentejas", "Ah, entonces me voy al centro comercial, no me esperes para comer". Y hoy, a uno mío me ha respondido "Bale", con "b", al menos en español, aunque veo que debemos hacer algo con las faltas de ortografía en un idioma que no escribe. Hoy le he obligado a "firmarme" un contrato imaginario de que los sms que me escriba serán en español.
Y al final de la semana, con la que estaba cayendo, me salió la vena de madre preocupada y pensé en recogerla a la salida del metro, para que no se mojase ni ella ni el violín. La hermana, que días antes me dijo que estaba un poco asustada de que su hermana fuese sola por ahí y que me hizo sentirme mal por ello (yo me justifiqué diciendo que aquí se hace así..., -cuando quiero me adapto a la primera), al decirle yo que iríamos a recoger a la hermana, porque llovía mucho, esperando plena compresión oigo como respuesta: "Pero tiene un paraguas, ¿no?"
lunes, 30 de agosto de 2010
Los referendos de los referendos
Ahora el jaleo está en Stuttgart, donde hay manifestaciones y activistas que se han atado a una escavadora para evitar que se construya otro "proyecto": Stuttgart 21, que pretende meter la estación central de Stuttgart bajo tierra, o algo así, que al final me pierdo. Pero hay que talar 300 árboles para el proyecto, y eso no le gusta a mucha gente, aparte de otras cosas. Madrid tuvo su Tita Cervera, que se encadenó a un árbol, y tampoco se talaron los árboles, pero en la Puerta del Sol de Madrid hicieron una buena estación subterránea, aunque los accesos al metro que pusieron, esos "huevos" de cristal que le quitan la estética a la plaza, deberían haber sido motivo de más de un encadenamiento a algo (¿a Gallardón?). Pero ahí están.
Otro tema en Hamburgo desde hace meses es Google View. Desde que se supo que los coches estaban circulando grabando imágenes para poner en Internet, como tienen otras ciudades del mundo, la oposición y las críticas no han callado; desde famosos que han firmado protestas a gente normal que se altera por perder su intimidad así. En otros países nadie se rasgó las vestiduras y muchas ciudades están en Google View, mismo Madrid. Y tan felices viven.
Entiendo que se pueda uno alterar por todo, y moverse por todo, y en muchos casos deberíamos. Yo misma debería fundar un par de iniciativas que no voy a describir pues están condenadas al fracaso desde el comienzo; bueno sí, menciono una: talar no 300 árboles, sino 300.000 para que por fin deje de llover en verano, que estamos en agosto, un respeto, y, como dice mi amiga, (ella firmaría seguro) estos arbolitos tienen mucha culpa, porque tanto verde tiene su precio. Pero lo peor lo oí el otro día: en Suiza, un grupito anda recogiendo firmas para hacer un referéndum para implantar de nuevo la pena de muerte. Yo pegué un respingo, porque desde que sé que los referendos se cuecen, se realizan, y se para lo que se tenga que parar, o se aprueba lo que tenga que aprobarse, al menos aquí en Alemania, me temo que podrían salir adelante, y más porque se dice que los suizos son los alemanes elevados al cuadrado. Yo desde luego que tiemblo cuando oigo ahora algo de recogidas de firmas. O propongo recoger firmas para hacer referendos por todo pero cuyo resultado no sea vinculante para nada, tras un arreglito al artículo de la Constitución que haga falta, como se hizo en el 86 en España: lo convocamos, para calmar a la gente, pero al final hacemos lo que nos da la gana sí o sí, como con el reférendum sobre la permanencia de España en la Otan. Bueno, salió "sí" sí o sí, ¿no? Ay con los síes elevados al cuadrado.
domingo, 29 de agosto de 2010
La Hulpe
Y todavía me río
Ya he mencionado en alguna ocasión en este blog que me encanta el cine francés, el mejor que hay en mi opinión. Las comedias suelen ser muy buenas, con un humor refinado, y los dramas son la joya de la cinematografía para todo aquel al que no le gusten ni las películas de acción, ni las pasteleras, ni de humor absurdo, ni demasiado burdas (como pienso de muchas españolas de los últimos años). Hace dos semanas vi otra que no comenté porque me produjo el efecto contrario: una tristeza absoluta, por lo de que cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Curiosamente la misma actriz que hacía de profesora en esa película era la maestra también en la de hoy: una me hizo llorar, y hoy me reído a carcajadas. Recomiendo a todo el que quiera reírse de lo lindo ir a ver "El pequeño Nicolás". En España ya la estrenaron en mayo, veo ahora, y seguramente ya no esté en cartelera. No voy a aconsejar a nadie bajársela de internet, para que no me acusen de incitar al crimen, pero véanla, como sea. Y ríanse, pues la película es un homenaje a la risa. Bonito final, simple, pero enternecedor.
viernes, 27 de agosto de 2010
Momentos surrealistas
jueves, 26 de agosto de 2010
Qué fácil es
Pero ese alguien está a punto de publicar un libro titulado Deutschland schafft sich ab, 'Alemania se aniquila', en el que explica las tesis que están detrás de ese titular. El que Alemania se atonte y empobrezca se debe a los inmigrantes, sobre todo los de origen turco y musulmán, que con su bajo rendimiento en los colegios se están cargando el sistema, pues además lo único que producen son "portadoras de pañuelos a la cabeza" que a la vez se multiplican, invadiendo este país cada vez más. Qué peligroso todo, ya lo estoy viendo. El libro encabezará las listas de venta de inmediato, mejor publicidad imposible, pues los que no leen nada, leen el Bild-Zeitung, y si leen algo, entonces libros así de informativos y donde por fin pone lo que "ya sabíamos". Teniendo en cuenta que este país creció tan rápido tras la guerra gracias a los inmigrantes que vinieron a trabajar a destajo, la pregunta es si el fracaso de la integración no se debe a otras causas y no a su negativa a integrarse, pues en el caso de los turcos hablamos ya de terceras y cuartas generaciones, y yo creo que en muchos casos ha funcionado. Pero en lo que nos gusta, claro: los Özils que juegan al fútbol (y si miramos la selección de fútbol la mayoría son alemanes de origen polaco, turco, ganés; alemanes alemanes hay pocos), esos sí están integrados, ¿no?, esos no empobrecen el país ni la cultura. Hablamos de otros, los que no consiguen destacar en nada, y a los que se les culpa del bajo nivel de las escuelas. Qué fácil. Si mi hijo no rinde, la culpa la tiene el turco de la clase, que mete guerra y no se concentra, y que encima no habla bien alemán; lo he oído mil veces. ¡Pero si hay niños alemanes en primaria que no saben expresarse bien, pero cuyas madres están más preocupadas de que aprendan inglés! Y encima Sarrazin dice que los alemanes acabarán siendo minoría, pues los inmigrantes musulmanes se multiplican... Quizá ellos, o mejor dicho "ellas", no teman perder lo alcanzado tras estudiar pues no han tenido esas posibilidades, porque el sistema está enredado en sí mismo, y acaben, a falta de alicientes, por seguir el curso y las pautas tradicionales de sus casas, y las alemanas, ante la imposibilidad de coinciliar trabajo y familia, renuncien a alguna de las dos cosas, y no porque sean más listas (yo diría que al revés, pues lo han tenido todo). Sí, es evidente que la integración ha fracasado, si sigue habiendo tantas diferencias en el punto de partida, y si mismo esta semana varias empresas importantes alemanas han anunciado un proyecto de aceptar solicitudes de trabajo sin datos personales, donde sólo aparezcan las cualificaciones y la experiencia laboral, para evitar la discriminación, por algo será. Está comprobado que una solicitud con el nombre "Mohamed" tiene menos posibilidades de pasar la primera criba que enviada con un nombre alemán.
Además, según Sarrazin como el 80 % de la inteligencia se transmite de padres a hijos y los que vienen son menos inteligentes..., Alemania perecerá intelectualmente. A poca gente, salvo a los lectores del Bild-Zeitung, todos muy cultivados ellos, y muy numerosos (la tirada es de más de tres millones de periódicos diarios), les ha hecho gracia las declaraciones de Sarrazin. Desde los que le recomiendan afiliarse al partido nazi, a incluso el Banco Central Alemán, que ha declarado distanciarse de las opiniones personales de su "empleado", a su propio partido, el SPD (!) cuyos miembros se han quedado estupefactos, o a la canciller Merkel, que ha tenido que pronunciarse y a través de su portavoz ha dicho que las declaraciones son "polémicas".
Y muy peligrosas, añado yo. En cualquier caso, la polémica está servida, y la campaña de publicidad para el libro hecha. Las cifras de ventas lo dirán el lunes, y Alemania seguirá su curso, más o menos tonta, más o menos pobre, pero culpables del hipotético apocalipsis que nos auguran somos todos, y no unos cuantos. Alemania tras su historia, debería recordar lo que sirve buscar chivos expiatorios.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Los colores del verano
Pero un lugar imprescindible para encontrar color en los veranos engañosos de aquí son los mercados, en los puestos de fruta. Tras inviernos en los que la manzana (en varias tonalidades, eso sí), es la fruta estelar, en verano da gusto ver todas las frutas del bosque. Empezamos en mayo, con las fresas, cuya temporada está acabando ya. En julio comienzan las cerezas, y en agosto siguen las frambuesas, los arándanos, las moras, las grosellas, y vuelves del mercado en un día otoñal de agosto cargadito de color, como yo hoy:
Aquí tampoco hay playa, aunque cercana, a una hora, pero el colorido gris y verde nos impide verla, pero sí que tenemos fresas, arándanos, frambuesas, etc. Al menos por unos días todavía. Mi hija pequeña lloró mucho por estas fechas hace un año porque quería fresas y ya se había acabado la temporada. Le expliqué que había que esperar un año otra vez, que para eso llevaba comiendo montones desde mayo, pero no tenía consuelo. Este año creo que el trauma está superado, pues con sus siete años ha madurado un año más. Como la fruta. Y si no, siempre nos quedarán las Zwetschgen, cuya temporada empieza ahora. Bonita palabra, ¿verdad? Incluso con 20 años hablando alemán me sigue costando pronunciarla. Son unas ciruelas moradas alargadas bastante agrias en mi opinión, pero a las que hay que dar salida de alguna manera. ¿Qué hace el alemán? (no el idioma, sino la persona), las mete en un pastel, y listo, que para eso tienen cultura pastelera (y esto no es sorna) y ahora canto yo Zwetschgenkuchen, que lo hay.
martes, 24 de agosto de 2010
Sin llamamientos
Si comparo con España, uno de los primeros países del mundo en cuanto al número de donaciones, Alemania es todo lo contrario. Es un tema tabú, como mucho de lo que rodea a la muerte, y siempre me sorprende que oigo más de miedos y restricciones que una actitud positiva y ni mucho menos concienciación. Por otra parte en Alemania se llevan practicando desde mucho antes que en España cremaciones, por lo que me extraña que les preocupe tanto que falte algo a la hora de recoger las cenizas. Pero sí, he encontrado un artículo en el que ponen de ejemplo a España, con 34,2 donaciones por millón de habitantes, y comparan con el 14,9 de Alemania. Por otra parte, 80 % de los alemanes está a favor de las donaciones, pero sólo un 17 % tiene el carné de donante. Yo misma estuve a punto de rellenar uno hace años, y me frenaron, esgrimiendo los argumentos habituales como que si llevas un carné así podrían no darte todas las atenciones debidas por necesitar los órganos, y más que no voy a detallar pues parecen más bien tramas de películas de terror. Y al final no lo rellené, como le pasará a tantísima gente por oír explicaciones tan raras pero que te acaban por amedrentar.
Quizá por ser un tema tan sensible en Alemania, los medios de comunicación se han quedado con la noticia en sí: Walter Steinmeier le dona a su esposa uno de sus riñones, punto, sin pasar a hacer llamamientos de ningún tipo a la población. Si no fuera una persona conocida, ni siquiera transcendería la noticia. Pero en cualquier caso conmueve. No voy a empezar con metáforas de ningún tipo, pues está bien clarito todo: por amor se puede dar todo, un riñón o lo que sea, y no sólo el corazón, metafóricamente o no.
lunes, 23 de agosto de 2010
El espíritu de un nombre
En las escuelas primarias, donde no hay mucho espíritu que transmitir, sino que en Alemania preparan la criba que se realiza en cuarto, y donde "recomiendan" a un niño de diez años ir o no al instituto, a la hora de elegir éste, aparte de la base, ya que los planes de estudios son iguales para todos, todos se ponen un titulillo o una especialización, pues además de la zona en la que esté situado, que influye, como la mayoría es en realidad bueno, cada instituto pretende dar un espíritu a los alumnos que les haga distintos a los de otros institutos. Si por ejemplo el instituto se llama Carl von Ossietzky, le das un carácter político-social y le cuentas a los padres que se hacen muchos proyectos de esos temas y que tiene muy buen ambiente, muy social, nada competitivo. Al fin y al cabo Carl von Ossietzky fue torturado en campos de concentración por sus escritos pacifistas en una época imposible para propagar la paz, y murió de tuberculosis en condiciones infrahumanas. Se le concedió el premio Nobel de la Paz en 1935, pero no pudo recogerlo, pues se lo impidieron, y Hitler prohibió que los alemanes aceptaran a partir de ese momento tales premios salvo los del propio Reich. Otros institutos de Hamburgo tienen nombres en latín, y son instituciones educativas de renombre, y si mandas a tu hijo allí te crees que le da clases Aristóteles en persona. Hoy día más bien en estos institutos dictan otros "nombres" la cultura de las aulas, y no me refiero a grandes personas sino a marcas de ropa carísima u objetos de prestigio, pues son ciertos barrios los que mandan a sus hijos a estos institutos. La cultura se compra, como ya sabemos, o se lleva puesta. O hay institutos con nombre geográfico, el de la "Parte Superior del Alster", como se llama el más cercano de mi casa, indica que está limitado a esta zona de Hamburgo, y eso es el espíritu, "esta zona", y una forma de decir que somos los mejores, y que no queremos que nuestros hijos se mezclen con gentes de otros barrios pues para eso vivimos en un barrio en el que todo es perfecto y los que van allí te dicen que ahí los muchachos aprenden disciplina y consiguen ser algo en la vida. Qué bien creérselo todo. U otro cercano, se llama como una calle, o sea, que no tiene carácter, y por eso han optado por contarte que en sus aulas no hay conflictos, que hablan y hablan de todo hasta que lo arreglan, y en mi opinión tenían demasiadas horas que yo denomino Kuschelstunden (Kuscheln = acurrucarse, darse arrumacos, Stunden = horas), y como la vida no funciona así, sino a palos, no creo que sirva tanto.
O hay otro llamado Albert Schweitzer, en honor a otro premio Nobel de la Paz alemán, concretamente en 1952. Yo no había oído hablar nunca de este hombre hasta vivir en Alemania, y eso con el paso de los años, por oír el nombre de este instituto, y eso que en Alemania hay nada menos que 118 colegios o institutos con este nombre. Será por algo, porque el personaje da para mucho. Albert Schweitzer era aparte de teólogo protestante, médico, músico y filósofo. Como médico ejerció en África, donde creó un hospital; como músico, sus interpretaciones de Bach son famosas, y como filósofo escribió libros y ensayos relacionados con la ética y con la vida y el respeto hacia la misma. En los últimos años ha sido criticada su labor en África, enmarcada en el contexto de una Europa colonialista que no trabajaba sin espíritu de superioridad en África, y lo mismo sobre sus escritos filosóficos. Pero de lo que nadie duda es de su labor como músico, y por eso, el instituto en Hamburgo que lleva su nombre es EL instituto especializado en música y en las artes escénicas. Acuden alumnos de todo Hamburgo a la llamada de la música clásica, y una alumna mía que vive al lado me ha contado que los alumnos salen a veces silbando el "Papageno" de "La Flauta Mágica" o cualquier otra pieza musical (clásica). Y ni cortos ni perezosos montan tres clases con orquestas sinfónicas, y dos cuya especialización es en ciencias naturales, porque para eso se trata de Albert Schweitzer. Y lo del respeto a la vida lo veo yo a mi manera: si por el denominador común de las artes se mezclan alumnos de todas partes de la ciudad, bienvenida sea la mezcla, en vez de guetos de dinero, o de burguesía que no ve más allá de sus narices. A todo esto no quiero olvidarme de mencionar que todos los institutos de Hamburgo, salvo el internacional, son estatales. No pagamos nada.
Y todo este rollo para contar que mi hija ha empezado hoy en dicho instituto, porque como había que elegir "algo" me quedo con esa mezcla de todo, que es más ella, pues yo no tengo ningún espíritu musical, pero en cualquier caso un horizonte amplio. Y por mucho que me enrolle, y analice y analice, al final, en el fondo de la cuestión tampoco hay tanta diferencia pues el denominador común de todos los institutos es el siguiente: niños que pasan con diez años al instituto (en mi opinión una edad muy temprana); madres que en tal día como hoy han pasado la tarde en búsqueda de todos los cuadernos con las líneas o cuadritos que ponían en la lista (aseguro que es toda una ciencia) más los forros de los colores correspondientes (para mi sorpresa aquí no se forran los libros sino los cuadernos); y niños que a su diez años (repito, demasiado pequeños) empiezan a ir sólos por el mundo en metro y autobús. Pero las apreciaciones que he metido entre paréntesis son otro cantar, o mejor dicho, otros temas de blog, porque si no me enrollo más, y al final lo que quería decir es que mi niña se hace mayor. Era sólo eso.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Ferien - Urlaub, gran diferencia
¿Complicado? No, la cosa es tan simple como que hoy es el último día de Ferien, pues mañana es la vuelta al cole, bendita sea. Y como el tiempo está otoñal, si no fuese por las temperaturas suaves, nos parecería que dentro de nada es Navidad. Sin embargo, salvo por el madrugón, aquí inhumano, pues sigo sin entender la prisa de que el cole empiece a las ocho de la mañana, con lo largo que es el día, sobre todo en invierno, no soy de las que se lamenta de que vuelvan al cole, que les viene muy bien (y a mí más), y eso que llevo oyendo estos días que qué pena, que los niños deberían tener más vacaciones, pero son las mismas de siempre las que lo dicen: las que necesitan justificar que no pueden trabajar, que el sistema las necesita, y que estamos aquí para lo que dicte el mismo, es decir jornadas tan reducidas de colegio (de ocho a una), vacaciones escalonadas a lo largo del año (para las que se lamentan, les recuerdo que las próximas Ferien están ya a la vista, las dos primeras semanas de octubre, tras seis semanitas de clase solo). Y pocas, como yo, pensamos que nuestro papel lo podemos cumplir igual, con Ferien o sin ellas, pues para descansar es mejor el Urlaub, así que como siempre pienso que el lenguaje se nos adelanta en muchas de las estructuras de la vida diaria, aunque tardemos tiempo en comprenderlo y nos demos cuenta demasiado tarde.
Habrá que preparar las carteras, y ahora caigo en que la profesora de mi hija pequeña se ha casado estas vacaciones. Ahora tiene otro apellido, y los niños se tendrán que acostumbrar al nuevo. Frau M. ya no es Frau M., sino Frau H. Y empezamos el curso con planificación: hace dos meses llegó ya un e-mail diciendo que los críos han de estar mañana a las 8 en punto en la entrada, porque les darán a cada uno una rosa para que se la entreguen a la profesora, la flamante Frau H. Digamos que mañana comienza una nueva era, en todos los sentidos.
martes, 17 de agosto de 2010
Hasta el año que viene
Por suerte hay algunos (hombres, todo hay que decirlo), que al venir a recoger a sus hijos tras una fiesta así te felicitan por haberla sobrevivido y te dicen que te habrás quedado muy a gusto. Y yo asiento, y digo que no lo saben bien. Pero lo sorprendente es que a las madres, que además somos las que pringamos (más), les parezcan días encantadores de los que ellas disfrutan muchísimo. Pues yo no. Si no fuera porque todos los demás niños celebran, no haría nada, salvo en familia. Pero es lo mismo que con las vacaciones escolares (ese será el tema de mi blog mañana, esta vez anunciado por anticipado): cuando empiezan, las madres te dicen "ay, qué bien que no haya cole, así podemos disfrutar más de los niños", y ahora las mismas te dicen que qué pena que empiece el cole esta semana otra vez. Vuelvo a disentir: salvo madrugar, no es ninguna pena, pues a tus hijos los disfrutas igual, y si el cole te quita unas horitas (atención, aquí bien pocas, ¿eh?), bienvenidas sean. Pero claro, no puedo hacer manualidades con mis hijos a las 10 de la mañana, qué desgracia. Ni dejarles la cocina para que hagan pizza con amigos... como contaba una hoy. Yo eso sólo lo haría con contrato firmado ante notario de que la cocina queda igual que como estaba antes de que la pisasen los críos.
Y lo mismo ocurre con los cumpleaños: "mi hijo se pide este año una yincana en el bosque", "o una búsqueda del tesoro tipo Indiana Jones". Oigo comentarios así todo el año. Yo a mis hijas les doy pocas opciones, pues muchas madres intrépidas se van con 10 críos a la piscina (mi amiga salió de una así con los nervios destrozados, entre el niño que no encontraba los zapatos en el momento de irse, y más aventuritas por el estilo). Yo prevengo desde el comienzo, y el mayor susto que me he dado hoy fue que una, con la manía de descalzarse que hay aquí, empezó a sangrar de un pie y fue dejando huellas por toda la casa. Por poco me da algo, pues llevaban cinco minutos, pero no fue nada, y la aventura del día fue ir andando a una tienda de manualidades que hay cerca, donde organicé que una profesional (yo no lo soy) hiciese pulseras con ellas, y esas dos horas yo me volví a casa para hacer algo, es decir, sentarme un rato a leer, pero me quedé dormida al instante, de lo agotada que estaba. Ahora pienso en la posibilidad de que no hubiese despertado, del sueño que tenía, pero el instinto de la responsabilidad (menudo bochorno si no) hizo que me despertara a tiempo. Y el día se ha pasado, muy lentamente, la verdad, y no sé si será porque está todo cronometrado, como pensaba yo cuando iba caminado con 8 niñas por la calle: dije que la fiesta comenzaba a la una, con una comida, y yo (españolita!!) calculaba con media hora hasta que estuvieran todas aquí. Pues no: a la una y tres minutos estaban todas aquí ya, y tres me llegaron un cuarto de hora antes.
En fin, mi hija se lo ha pasado bien, que es lo que cuenta, pero yo digo... hasta el año que viene.
lunes, 16 de agosto de 2010
El glamour de Gelsenkirchen
En lo que todos coincidíamos es que seguiremos los pasos de Raúl en esta temporada, no habiéndonos importado mucho hasta ahora ese equipo que por el fichaje gana mucho ahora en glamour. Uno dijo que Raúl pegaría mejor en el HSV, y en una ciudad como Hamburgo. Ese salto lo dio otro antiguo madridista, van Nistelrooy, también reciclado en Alemania, como ocurre con entrenadores como van Gaal, que parece ahora bávaro y que se deshace en elogios a su nuevo hogar y equipo. A ver si con Raúl ocurre lo mismo, y elogia el cielo gris y la lluvia. La cervecita seguro que le gusta, y la comida, pues hasta van Gaal dice que le gusta mucho la comida alemana y que los alemanes saben preparar muy bien la carne. Cierto. En comparación con la gastronomía holandesa, la comida alemana tiene carácter propio. Que me lo digan a mí, que junto con los otros entendidos de fútbol, y demás invitados a la fiesta, dimos cuenta no de un cochinillo, pero de un "cochinazo" acompañado de chucrut (que no me gusta nada, pero en gustos, ya se sabe).
Los equipos están calentando motores en diversos torneos, y Hamburgo se prepara para el primer derby en septiembre entre el HSV y el St. Pauli, cuyas entradas se vendieron el otro día rápidamente y hubo gente que estuvo haciendo noche a la puerta del estadio (la locura es mundial). Como la liga me interesa poco, pues dura demasiado (para las mujeres es ideal una Eurocopa o un Mundial: un mes y listo), con St. Pauli en primera, y Raúl por Gelsenkirchen y encima en la Champions, gana algo de interés la temporada futbolística. Lo siento, chicos, pero es así. ¿Le gustará a Raúl Gelsenkirchen? ¿Aprenderá alemán? Seguro que él y su familia echan de menos el veranito, la piscina, la playita. Que me lo digan a mí, que llevo cinco días aquí, y tengo ya la sensación de que el verano queda muy lejano y vuelvo a estar saturada de lluvia, verde y gris y echo de menos los colores del verano. El negocio es el negocio y no compadezco a nadie que firma un contrato de millones, por mucha lluvia que tenga, ya quisieran muchos. Pero no puedo evitar pensar que no ha sido lo apropiado para una figura así. El tiempo lo dirá. Los héroes, como se hacen se deshacen. De eso se encargan las masas, la prensa, y la vida.
domingo, 15 de agosto de 2010
Lista de lectura veraniega
Daniel Kehlmann: Die Vermessung der Welt.
Charlotte Roche: Feuchtgebiete.
Miguel Delibes: El hereje.
Gabriel García Márquez: Memoria de mis putas tristes.
Mario Vargas Llosa: Travesuras de la niña mala.
Juan José Millás: Dos mujeres en Praga.
Antonio Muñoz Molina: Beltenebros.
Marguerite Duras: L' Amant.
Sempé-Goscinny: Le petit Nicolas.
Sí, esta es mi lista de lectura de este verano, aunque mejor debería decir de libros que he paseado este verano de un lado para otro, pues no me he leído al final ninguno, tan sólo de los Buddenbrooks 79 páginas (... es un tocho de 682). Aseguro que cuando los metí en la maleta antes de mis vacaciones estaba convencida de que me los iba a leer TODOS, convencídisima, ya que incluso pensé llevarme más. Al sacarlos de la maleta de regreso, me da vergüenza no haberme leído ni uno, y no entiendo por qué no pudo ser. Llevo años, concretamente desde que nacieron mis hijas, leyendo mucho menos de lo que me gustaría, y creo que es una cruz de todos los que tenemos hijos pequeños. Cuando algunos me cuentan (incluso algunos que tienen hijos), que se han leído 10 libros en vacaciones, me dan envidia y me pregunto que cómo lo hacen. Me resulta muy difícil concentrarme en la lectura con niños alrededor, y salvo a ratos perdidos, que yo utilizo para leer prensa, me cuesta encontrar la paz para leer, mismo en vacaciones. Y no es que no lo intente: en la piscina, en la playa, por la noche tras la cena. Siempre hay una vocecita que dice "mamá", y si no, por suerte, algún plan mucho más apetecible que quedarse leyendo en casa, es decir, tratar de leer y que la vocecita vuelva a decir "mamá".
No obstante en los últimos dos años he mejorado, pues he pasado de leer cero libros a leer unos 4 ó 5. Este verano quería volver a mis hábitos lectores de antaño, pero va lenta la cosa. Antes de las vacaciones me leí de una sentada The Humbling, el último de Philip Roth, autor del que no había leído nada todavía, como me ocurre con otros autores americanos contemporáneos. Me fascinó la sencillez del lenguaje, que me hizo pensar que podría estar escrito por cualquiera, pero no, ahí reside el talento de pocos escritores. No necesitan un lenguaje rimbombante ni un estilo complicado para narrar con un ritmo propio. Y al leer algo así, y sin que importe demasiado la trama, te quedas embobado, pensando que debes leer más, en mi caso al menos todos los que tengo ya comprados sin leer, que no son pocos.
Porque ése es otro hábito mío: a pesar de leer tan poco en los últimos años, adquiero de vez en cuando algunos de los libros que deseo leer, como si por el hecho de tenerlos hubiese dado un paso, y me viese obligada a leerlos y esto en sentido positivo, pues mejor obligación que la lectura imposible. Por eso, a los diez que he transportado a España y de vuelta se han sumado otros tres más para el regreso:
Madame Bovary, de Flaubert, en francés, El viaje del elefante, de Saramago, y De qué hablo cuando hablo de correr, de Haruki Murakami.
Mi lista sigue creciendo... no de lecturas, pero de las no-lecturas. No sé si decir que la intención es lo que cuenta, pero no me consuela.
viernes, 13 de agosto de 2010
La desinformación del tiempo
Llevo mucho tiempo preguntándome por qué en España las noticias del tiempo duran tanto y en Alemania liquidan el asunto en un pispás. En España primero te relatan cómo ha sido el tiempo en el día que termina (pero eso ya lo sabemos, ¿no?), y luego hablan del pronóstico región a región, con todo detalle, para en muchos casos decir "sol, sol, sol y sol" y encima para los próximos tres días. Aquí en Alemania acaban rapidito, quizá porque en general suele haber "mal tiempo, mal tiempo, mal tiempo" y no se quieren recrear en ello, pero en las cadenas estatales, el tiempo lo liquidan en cuestión de dos o tres minutos: un mapita, y a la vez los soles, nubes o lluvia y la temperatura, y ya está; uno echa un vistazo rápido y listo. Y en España me suele pasar que si verdaderamente me interesa, por ejemplo, qué tiempo hace en Soria, para entonces, o me he aburrido ya y no le presto atención, o me he levantado y he seguido haciendo alguna cosa. Por tanto me parece sorprendente que tenga tanta audiencia, aunque me pregunto lo siguiente: para la medición de la cuota de pantalla, ¿cuentan las personas despiertas, o las que se han dormido viendo tal retahíla de información?
Pero también me irrita que no baste la información del tiempo después del Telediario, sino que muchos informativos pasen a ser verdaderos partes metereológicos: cuando hace calor porque hace calor (desde cuándo es noticia que en España haga calor en verano), y sacan a gente diciendo que qué calor, que si se duchan veinte veces, que si no duermen nada, y cuando hace mal tiempo porque no es normal que lo haga en tal fecha, etc. etc., o que llueve mucho aquí o allá. Será parte del aborregamiento colectivo que ésas sean las noticias que nos afectan, como la "operación salida o llegada", otro "notición" que copa demasiado espacio informativo. Puede ser que los atascos también sean importantes en nuestras vidas, pero no creo que sea tan trascendente si en la A1 o en la A3 se circula con normalidad. En Alemania, país de autopistas y de atascos no a las salidas o entradas de las ciudades, sino sobre todo en plena carretera, a veces de 10 ó 20 kms o más, eso no es noticia, salvo en la información de tráfico que quieres escuchar cuando vas en coche, porque o ya es tarde y estás en el atasco y quieres salir, o quieres evitarlo.
Por supuesto que soy la primera en corroborar que el clima es importante en nuestras vidas, pues sufro con él, como ayer viendo caer el diluvio aquí en un día que parecía otoño en agosto. Pero por suerte hoy luce el sol, y lo propago en este blog, porque es noticia, y porque como leí ayer, y cito a una columnista y escritora alemana, Ildiko von Kürthy: "El verano alemán es una estación problemática. O hace mal tiempo. O hay que hacer algo. Ambas cosas significan para mí una clara pérdida de mi sensación de bienestar", refiriéndose a que como haga buen tiempo, te sientes obligado a aprovecharlo, pues podría ser cuestión de un día o de horas y te acabas estresando en cualquier caso. Por eso opino que es mejor hacerlo en vista a los resultados, ya que los ves tú mismo, y no por lo que te comentan o analizan en televisión, que más que informar aburre.
jueves, 12 de agosto de 2010
Las imágenes y lo que éstas no cuentan
Cabárceno. En el parquecito hay de todo, desde elefantes, como se ve en esta foto, a cebras, y muchos más bichos. Pero me vuelvo a quedar con el paisaje.
Playa de Laredo. Cuando baja la marea, como se ve aquí, queda una playa anchísima. Ideal para correr. Yo ese día, por suerte, me llevé la ropa de correr, pues amaneció nublado, y luego pude hacerlo todo: correr y tomar el sol.
Playa de Noja. Tras haber visitado cuevas ese mismo día, me parecía que tenía estalagmitas. Cuando baja la marea, quedan lagunitas entre las rocas. Muy pintoresca y bonita.
En Santoña nos topamos con esta máquina de leche con el eslogan "De la vaca a la boca". Disfruté mucho al ver a mi hija tan contenta (le encanta la leche).
Otros habitantes de la zona. Uno ve los buenos jamones de bellota al pasar por aquí todos los días de camino a la piscina.
Martes Mayor en Plasencia. Es el primer martes de agosto y las calles se engalanan de puestos que presentan los productos de la tierra y todo tipo de artesanía. Merece la pena ir ese día a Plasencia, de por sí una ciudad de gran señorío.
Mi hija se atrevió con los bolillos, y no les tuvo miedo, como animaba el cartel.
Y una anécdota sin foto, pues no es plan: el lunes, estando de compras con mi hermana, una tradición "milenaria" de las vacaciones, ella sugirió comer en el Bernabeu, pues estábamos por allí y ella conocía un restaurante con vistas al estadio, dentro del mismo. Comimos, y me tomé un tinto de verano, quizá con tanta ansia por la sed y el calor que tras irnos, nada más salir, me empecé a sentir muy mal. En un centro comercial cercano me tuve que sentar pues no podía ni andar. Aún así me compré dos pares de zapatos. Espero comprensión... las rebajas... Pero estuve el resto del día muy fastidiada del estómago. Sé lo que van a decir todos los antimadridistas, y de hecho un atlético me lo dijo: "Normal".
miércoles, 11 de agosto de 2010
El viaje a Frankfurt
En marzo me ofrecieron lo mismo: ésa vez el canje era el vuelo directo por uno por Múnich y llegando mucho más tarde. Tardé cinco minutos en pensármelo, y para entonces alguien más rápido había dicho que sí. Empiezo a pensar que si planeo mis vuelos en días clave, con aeropuertos de conexión lanzadera a todo el mundo, podríamos volar gratis a partir de ahora. Somos tres, y me doy cuenta de que somos el prototipo de pasajero que sobra en el overbooking. ¿Quién echa de menos a una madre con dos hijas en edad en la que caminan solas y no dan guerra (bueno, esto es un decir, pues hay ratos en los que me crispan los nervios)? Y viendo el grupo de japoneses cargados de Lladró y Loewe cuyo vuelo a Tokio seguro que no espera en Frankfurt, y la cantidad de gente que iba con guías de viaje de China o India, nosotras lo tenemos muy cómodo. Y ya sólo queda una hora y cuarto para salir...
martes, 10 de agosto de 2010
Un mes
lunes, 9 de agosto de 2010
Cultura de piscinas
Si en una comunidad de vecinos sin piscina éstos hablan en la escalera o en el portal, lo de la piscina te permite pasarte la tarde hablando con tu vecino, y que los críos se hagan amigos en la "calle de casa", como tan acertadamente llama mi sobrino a ese espacio cerrado entre los bloques por los que campan a sus anchas. Y bajar a la piscina te permite ver el michelín del vecino del quinto o que la vecina del sexto tiene una tripa que parece que se va a poner de parto allí mismo. Y yo hoy "casé" a dos que no son pareja. Al decirle a un tipo que si su mujer ya se iba, que le quería decir yo "hola", me salta: "no es mi mujer". Por suerte me dijo que más vecinos le confunden a la parienta. Curioso que te confundan a tu mujer en la piscina. Es que hay muchas mujeres con niños pequeños y casi da igual cuál te subes a casa, a ser posible con menos niños.
Y no sé, pero yo pensaba que no es lo mismo si te encuentras a tu vecino en el ascensor, que en bañador, y que has de perder la vergüenza por tu celulitis o tus michelines de cara al vecindario, que te los conocen todos. Y nos digamos en los pueblos. Supongo que para muchas personas mayores habrá supuesto una revolución el día que les plantaron una piscina y empezaron a mostrar carnes. En el pueblo de mi madre muchas señoras mayores no van, pero olé por las que se atreven, allí plantan su butaca, y se ponen a nadar con los "churros" que hay por allí para los que no saben nadar bien, y dan muestra de haberse adaptado a los tiempos modernos.
Como he tenido días para observar los cuerpos en bañador, en la playa, piscina de pueblo, y piscinas de vecindarios modernos, trataba de imaginarme cuántos cuerpos habría en remojo en ese mismo momento en toda España, o tumbados en la toalla, o comiendo gusanitos, que se deben consumir a toneladas en las piscinas, al igual que helados. Mis hijas se conocen todas las variedades de bolsitas de snacks y la pequeña estudiaba el "menú" de helados cada día a conciencia, y mientras se comía el del día, se pensaba ya cuál se iba a comer al día siguiente, aunque estaba claro cuál es su favorito.
Todo esto te lo permite un verano en toda regla, con garantía de que lo tienes, y a pesar de que salvo en Cantabria llevo semanas pasando calor, empiezo a ver el "verano" de Hamburgo otra vez, ese de "hoy tenemos 23°C pero en los próximos cuatro días llueve", pues el regreso es inminente a esos veranos sin cultura de piscinas, sin ver a tu vecino en bañador, aunque te lo podrías encontrar en la sauna del barrio "en bolas", y sin gusanitos con sabor a ketchup, la esquisitez de los últimos veranos. En mi época solo había los normales. Lo que se sofistican los tiempos.
sábado, 7 de agosto de 2010
El perejil
Y volví a ver esos supercuchillos de carnicero que en la infancia me llamaban tanto la atención, con esa cuchilla tan gigante. En Alemania esos no existen, y te cortan la carne con cuchillos finitos. Eso sí, por fin me cortaron todo como a mí me gusta: bien finito y sin tener que decirlo. Serán los cuchillos. Y en la pescadería me hizo gracia el clic-clac de la tijera gigante con la que te lo limpian, salmonete tras salmonete, pescadilla tras pescadilla. En Alemania son silenciosos, o quizá no vendan pescado pequeño para no meter tanto escándalo. Me fijaré la próxima vez cómo es la tijera que usan, pues me pareció curioso.
No es que me guste ir a la compra, pero es gracioso hacerlo en distintos países. En el mercado de la plaza cercana a la casa en Bruselas donde yo vivía, los mejores eran los de la pollería: dos belgas flamencos que hablaban todos los idiomas con tal de vender y esto no es broma. Mi barrio era zona de mucho japonés, y yo alucinaba con que despachaban a las japonesas en japonés. O el pescadero marroquí de una pescadería que hay casi enfrente del Parlamento Europeo, que hablaba aparte de francés, español, italiano o portugués, según el cliente que viniese, pues los mediterráneos éramos los asiduos a esa pescadería. Pero en cada país el negocio es lo principal y el venderte algo como sea, si con perejil, o hablándote en tu idioma, o diciéndote, como hoy el carnicero a la otra "chica", que su pueblo (qué manía con los pueblos) es lo mejor que existe en toda la Sierra de Gredos, y que le prepara un fin de semana allí para que lo conozca, o en un buen hotelito que conoce o incluso le dejaría su casa. Madre mía, cuántas chuletas habrá comprado esa "chica" ya.
viernes, 6 de agosto de 2010
Culebrones y realities
Lo que digo, se sigue fácilmente, pues de lo que trata es de pasiones, de celos, de desengaños, y todo envuelto en los años de la posguerra española. Lo que me sorprende en España es que los niños vean esas series, pues el contenido parece inocente sin serlo. Pero yo recuerdo haber visto en horas nocturnas series de ningún contenido infantil y que engancharon a todo el país, como por ejemplo, "Los gozos y las sombras", o "La barraca". Todavía recuerdo escenas de ambas, tórridas, claro, y eso que hablo de alrededor del año 80, si no recuerdo mal. En un país de tanta "cultura" televisiva, al fin y al cabo, ver series de calidad basadas en novelas clave de nuestra literatura, me parece una forma insuperable de mostrar grandes obras literarias a la juventud, por no decir niños. No es el caso de "Amar en tiempos revueltos", pero la serie tiene algo: las ropas, el ambientillo, arropado por las imágenes reales de la época... mismo la canción del comienzo, que la oyes una vez y se te queda días seguidos en la cabeza.
Así que no seré yo quien se ponga moralista y diga que los críos no deben ver esos programas y menos en horarios en los que es imposible no verlos, teniendo en cuenta que los críos en Alemania ven Deutschland sucht den Superstar, la Operación Triunfo que se mantiene en pantalla desde hace 8 años, gracias al incombustible Dieter Bohlen, o Germany's Next Topmodel, el programa presentado por Heidi Klum y que con un título tan "alemán" busca a la próxima super modelo, y enseña a las chavalas cosas tan importantes como que no se dice "zapatos de tacón" sino high heels y mi hija me dio ayer una lección sobre la diferencia entre zapatos de tacón alto, mit hohem Absatz, o high heels, de hasta 14 cm, refiriéndose al programa. Que yo sepa, ella no lo ha visto nunca, pero ya veo cuáles son las conversaciones con las amigas. Así que en el fondo da igual: las informaciones importantes se transmiten igual, se vean o no se vean los programas, así que en comparación, ver algo como "Amar en tiempos revueltos", con lo decente que es a pesar de su morbillo, me parece por su contexto histórico una mejor forma de "culturizar" a los niños. Y lo bueno es que en la próxima visita podrán reengancharse a la serie sin problemas, aunque se pierdan cien episodios. Y es que la vida es así, o si no que se lo pregunten a mi hija pequeña, que viendo el otro día a dos cerdos extremeños modelo "pata negra" subido uno encima de la otra... me dijo en alemán: "Sie haben Sex sozusagen" que no voy a traducir en ninguna expresión mal sonante, pero que vino a decir 'Están, por así decirlo, en plena faena de sexo", de lo que destaco el "por así decirlo" que dijo y que le quedó tan fino. Así que los culebrones o los reality shows se ven en la vida misma, sin tele.
jueves, 5 de agosto de 2010
De pueblos y dialectos
Aparte de todos los fenómenos fonéticos como pronunciar las jotas más flojitas, como aspiradas de aire ("hijo"), comerse muchas terminaciones (ejemplo "deos" para "dedos"), o terminar muchas palabras en vocal en una especie de u, hablar extremeño es así de sencillo:
- Llame a todo el mundo "prenda" o "prendita": "Ay, prenda", "ven aquí, prendita".
- Haga todos los diminutivos en -ino o -ina: "¿Vais a dar una vueltina?", "Tiene una nietecina".
- No diga buhardilla o planta superior de la casa sino "troje". Estos pisos eran la parte de almacenamiento de la casa, y todo el mundo habla de la troje como si fuera lo más normal del mundo que se llame así o tener una.
- No se dice "así" sino "asina".
- Los extremeños no tienen talones sino "carcañales".
- No comen pescado sino "pesca".
- No se atragantan sino que se "añurgan".
- No tienen contenedores sino "calambucos". Por cierto, esta palabra es estupenda para designar a alguien fornido y hermoso: "Es un calambuco".
- Añada un artículo al posesivo: "la mi niña", "la mi casa".
- La gente se sienta "a la fresca", es decir, fuera de casa, con sillas plegables que montan una tertulia delante de cualquier puerta, y que te hace tener que socializar con cualquiera que pase, algo muy duro para la gente vinagre como yo. Eso sí, las tertulias de alrededor te permiten hacer estos estudios lingüísticos y reírte cuando un abuelo del circulito de sillas más cercano, le dice a su "nietecino": "Niño, para ya, que me tienes jarto con la pelota".
- Cuando llegas, te dicen "¡Habéis venido!", a lo que yo siempre casi respondo "Sí, obviamente".
- La gente va o está "pahí" o "pallí" y no "por ahí" o "por allá"
Por supuesto que hay más, pero para mi asimilación lingüística debería quedarme más tiempo y con 10 días me da... No es que en Madrid se hable mejor, con nuestro "ejque" y "ajco", pero al menos desde Navalmoral de la Mata ya tengo Internet en plenas facultades, y el traqueteo del tren me lleva a una de mis tierras. Como en todo, cada uno tiene su centro de referencia alrededor del cual da vueltas como un satélite y el mío no es ningún pueblo. Los que me conocen se ríen de la cara que pongo cuando me dicen que como el pueblo no hay nada. Es que a mí no me gustan los pueblos, lo siento, pero que conste que entiendo que le guste a la gente. Mi pueblo o mis pueblos son otros y todos somos igual de cerrados respecto a muchas otras cosas. Que sí, que yo no digo que Madrid sea el mejor sitio del mundo para vivir, y cierto que yo no me peleo en el metro en la hora punta con el gentío, ni me meto en atascos, ni sufro de la suciedad y de muchas cosas, pero es mi tierra, y me gusta, y aseguro que el placer de estar en Madrid, y más de vacaciones, es inmenso, y de poder disfrutar de la ciudad como un turista y encima conociéndola de cabo a rabo. En los últimos días me he tenido que justificar (a lo que llega una) por querer volverme ya a Madrid, y eso que todavía no regreso a Hamburgo. Pero que nos dejen a cada uno nuestro pueblo y nuestro dialecto, que por mucho que nos digan no nos convencen de que hay otros pueblos mejores, pues el nuestro es el "más mejor".