martes, 8 de septiembre de 2009

La cosecha

Hamburgo nos ha regalado hoy un día veraniego para las fechas que estamos. Tras haber tenido unos cuantos días bastante otoñales, hoy hemos llegado a 26°C, lo que aquí llaman en estas fechas Spätsommer, 'verano tardío'. El alemán es una lengua tan organizadora, que a las estaciones del año se las prolonga o adelanta; basta con ponerle un "antes" o un "después" delante, y clasificamos todo. Pero aunque el día sea tan veraniego, hay indicios de que el otoño está ya más cerca que lo que queda del verano, a pesar de estos coletazos inesperados de hoy y mañana. Y no tengo más que mirar delante de mi casa y ver la cosecha que se me avecina.

Hace dos años presencié el espectáculo como si no fuera conmigo: empezaron a caer bellotas del roble que tenemos delante de casa, y a pesar de los sustos que me llevaba al oír los "clong, clong", unos golpes tan secos, sobre las ventanas, coches, por todas partes, o incluso encima de mi cabeza, no pensé que la cosa era tan seria. Pero luego, durante semanas estuve recogiendo bellotas, y luego hojas secas de ese mismo roble, y las de los árboles del lateral y las del de detrás, y maldije a la naturaleza y a las obligaciones como ciudadana ejemplar. En Alemania, cada casa es responsable de "limpiar" el camino lindante con la fachada de su casa, y eso quiere decir que hay que quitar las hojas, bellotas, o lo que sea, pues si cualquiera se cayera a tu puerta, o en lo que te corresponde por la fachada, te podría denunciar, aunque sea en territorio de la ciudad. Y lo mismo ocurre con la nieve: el camino ha de estar libre de nieve antes de las ocho de la mañana, por lo mismo, y en invierno, yo rezo para que no nieve...

El año pasado, la cosecha de bellotas fue menos cuantiosa, pero a juzgar por las muchas bellotas que han caído ya, me temo que la de este año será como la de hace dos años. Alguien me explicó el año pasado que los árboles descansan algo un año u otro y que producen menos cantidades de su fruto. Así que empiezo a elucubrar y pensar si no podría ponerme un par de cerdos aquí en la puerta. No son iguales que las bellotas de las encinas de Extremadura, pero a lo mejor consigo elaborar un jamón con denominación de origen: "jamón de bellota de roble de Hamburgo". No estaría mal. Todo con tal de no tener que estar recogiendo tal cantidad otra vez, porque la que se nos viene encima va a ser buena... porque el otoño está a punto de regresar y porque ya hay demasiadas bellotas en el suelo.

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