jueves, 10 de septiembre de 2009

Soy de Carabanchel ...

... y eso significa que he salido al mundo con un bagaje especial. Porque ser de Carabanchel te impone una forma especial de ver el mundo. Y encima no tienes por qué aleardear de ser de allí, y sin embargo puedes sorprender. No se me olvidará en la vida que en un aeropuerto de EE.UU. teniendo 19 añitos, al volver de un año en California me encontré con un grupo de muchachos españoles algo más jovenes que yo. Tras un año lejos de la madre patria, busqué la conversación pero su formas me echaron para atrás: "Yo soy de la Moraleja y he pasado un mes en Boston", me dijo una toda chulita, "Pues yo soy de Carabanchel y he pasado un año en Los Ángeles". Para chula yo, aunque por supuesto que no le conté que yo soy la del tío en América, como en la canción. Pero qué más da, pues lo de Carabanchel te da ese toque macarra que en mi caso se volvió en "macarra chic" dada la situación en el aeropuerto, y eso que todavía no estaba acuñado el término.

Carabanchel tiene sus personajes ilustres y no sólo Hamburgo, me recordaba un amigo mío ayer. Es cierto. Tenemos a Manolito Gafotas, con cuyas aventuras disfruto cuando las leo junto con mi hija mayor para transmitirle cultura carabanchelera. Él es de Carabanchel (Alto), y yo de Carabanchel (Bajo), pero las vivencias son parecidas a las de mi infancia, y la relación con las vecinas, el bar de las esquina, etc., me hacen reír, además de la forma de hablar, que parece la de mi madre. Pasmado se quedó un compañero de trabajo hace bastantes años cuando me encargó que le trajera de Madrid un par de libros de Manolito. Cuando se los di y le dije que yo era de Carabanchel se quedó alucinadito: me dijo que pensaba que Carabanchel era un lugar ficticio. "De eso nada, le dije. Es real y bien real. Mírame a mí". Y se empezó a reír ... Vamos, que se creía que Carabanchel era como Macondo.

Nada más lejos de la realidad pues hasta aparecemos en la versión alemana de Wikipedia, algo que me ha llenado de emoción, al ver nombres de calles como General Ricardos o Antonio Leyva, metiditas en un artículo en alemán, así tan bien puestas. O lo ha escrito un turista alemán que haya salido espantado de las playas de Mallorca buscando el sosiego de Carabanchel, o lo ha redactado un carabanchelero en el exilio alemán, y que conste que yo no he sido. Mucho más larga es la entrada en la versión española de Wikipedia, donde explican que Carabanchel está distribuido en siete barrios: Comillas, Opañel, San Isidro, Vista Alegre, Puerta Bonita y Abrantes. Ya puestos a especificar, yo soy de Opañel y no puedo contener las carcajadas al leer la frase: "El barrio de Opañel no destaca por sus parques, pero está bien comunicado." Eso lo podría haber escrito yo, pues es lo que siempre digo ... disculpando los excrementos de perro, cristales, y basura en la arena de los dos parques minúsculos que tenemos. Pero todo no se puede tener, y mi hermano justo me hablaba esta semana de la psicología carabanchelera, e incluso de la de Opañel. Y entiendo perfectamente a lo que se refiere.

Es que ser de Carabanchel te permite ir por la vida con ese tono de que parece que te deben y no te pagan ... por no decir algo más fuerte que se me viene a la mente, y que no quiero propagar en el ciberespacio para que no piensen mal de nosotros. A mí me han pulido bastante, como dice una amiga mía, pero si eres de Carabanchel eso te marca para toda la vida y se lleva dentro. Y cada vez me identifico más con las enseñanzas allí adquiridas, y creo que vamos mejor equipados que muchos otros que hay por el mundo. Porque las psicologías carabancheleras nos han hecho, a pesar de todo, gente con la cabeza bastante bien amueblada. Y no hablo por hablar, pues conozco a muchos carabancheleros ilustres, luchadores, geniales y maravillosos.

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