martes, 22 de septiembre de 2009

La Oktoberfest y los goles

El norte de Alemania es plano, planísimo. Las únicas montañas que tiene Hamburgo son unas artificiales, de basura. Y a Schleswig-Holstein, el Estado Federal al norte de Hamburgo, lo llaman Land der Horizonte, 'el Estado de los horizontes' una buena manera de decir que los Alpes caen demasiado lejos. Una vez aceptado que aquí no tenemos ni montañas, ni tiroleses, ni salchichas blancas, cito a mis conciudadanos hamburgueses que dicen que Baviera comienza al sur del río Elba, o sea que ahí mismo. Entonces, el día en el que comprendí que toda Alemania no es Baviera, como España no es sólo Andalucia, tuve que buscar en otras partes las referencias de Alemania que todo el mundo conoce fuera de estas fronteras. Para eso nada mejor que el Oktoberfest, la fiesta de la cerveza que se celebra en Múnich todos los años por estas fechas. Yo no he ido nunca, así que no puedo hablar desde mi experiencia personal, pero sí que está presente en todo el país, sea en forma de banderitas en el supermercado con rombos blancos y azul cielo, alternando, como la bandera de Baviera, o de alguna que otra Oktoberfest perdida en algún bar de la ciudad.

Mi primera pregunta siempre ha sido por qué la llaman 'la fiesta de octubre' cuando comienza y transcurre en su mayor parte en septiembre. Hasta hoy no he buscado respuestas a esa pregunta, lo que demuestra que tampoco me era tan crucial saberlo: desde 1870 empieza siempre el primer sábado después del 15 de septiembre, por ser las temperaturas más suaves que en octubre, y termina el primer domingo de octubre. La fiesta se declara abierta con la famosa frase "O'zapft is", con el que echan la primera cerveza en la jarra de litro famosa, la Maß, y la primera se la bebe el Presidente de Baviera. El resto los seis millones de visitantes que pasan por allí las semanas que dura la fiesta. El precio de la jarra de cerveza se anuncia siempre en la prensa, y este año es de 8,60 €. Es normal que los hombres acudan en Lederhose (el pantalón corto de cuero, estilo tirolés) y las mujeres en Dirndl, un vestido muy tradicional con puntillas, o un delantal blanco delante, pero que ha ido adquiriendo aspecto más sexy cada vez, al calor de las famosas que se pasean por allí. Mi cultura de la Oktoberfest son las fotos que veo en las revistas de cotilleos en los médicos o en la peluquería estas semanas, con los famosos y famosas del país tomandose sus cervecitas en el Wiesn, la esplanada gigante donde están montadas todas las tiendas y la verbena.

Y ayer saltó la noticia, por la mala jugada que le ha causado la Oktoberfest a Lehmann, el portero del VfB Stuttgart, al que le han suspendido para el torneo de mañana frente al Lübeck tras haberse ido el sábado a la fiesta después de haber perdido 0-2 contra el Colonia. Él se ha justificado diciendo que la visita era por motivos de un "acto de una asociación de caridad". Pobre. Si no se puede tomar uno ya una cerveza de un litro después de que te hayan metido dos goles, me pregunto que podrá hacer el pobre portero del Atleti al que le metió el otro día el Barça cinco goles. Prost!

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