lunes, 28 de septiembre de 2009

Más de lo mismo

Alemania ha votado continuidad con cambio, es decir a Angela Merkel como canciller con el FDP como compañero de coalición, el que la CDU deseaba. Eso significa un giro hacia políticas económicas más conservadoras, con la prometida rebaja de impuestos de los liberales. A Merkel se le ha acusado durante los años de gobierno con el SPD de haber sido demasiado floja o "socialdemócrata" en las políticas económicas. Ahora está por ver si ése era su curso o si la frenaban.

En momentos de aparente indecisión política, Alemania vuelve a la coalición que ha sido puesta en escena más veces, la fórmula Schwarz-Gelb (CDU-FDP), con lo que los electores han demostrado que los temas ecónomicos son los que más les interesan. El gran perdedor es el SPD, con el batacazo mayor de su historia desde la fundación de la República Federal de Alemania. Los votos que ha perdido el SPD se los han llevado Die Linke (La Izquierda), que han subido a un 11,9 %, por delante incluso de Los Verdes, que si bien han subido en más de dos puntos, a un 10,7 %, parecen haber perdido color. Como último dato, la participación electoral ha sido de un 70 %, lo que significa que ha bajado en un 7 % respecto a las elecciones de 2005.

Yo siempre me quedo con los detalles alemanes de las elecciones, que me vuelven a llamar la atención cada vez. A las seis de la tarde cierran los colegios electorales, y a esa hora ya están los resultados, que son prácticamente los definitivos. Los votos se van contando mientras la gente vota, con lo cual no existe la espera al resultado que hay en otros países. Por la noche dan por televisón la llamada Elefantenrunde ('ronda de elefantes') donde dialogan los candidatos sobre los resultados, todos juntitos sentados a la mesa de la televisión pública. Está mañana se han publicado ya los resultados definitivos, que no han variado nada. Y ya está. Hemos concluido una campaña de lo más sosa y silenciosa. Y volvemos a las fórmulas ensayadas anteriormente por los gobiernos de Kohl. Lo que está por comprobar es si en momentos de crisis serán las adecuadas y si a la gente verdaderamente le dan igual otros problemas sociales, pues creo que el país ha cambiado bastante en los últimos 12 años, tras las muchas reformas emprendidas. Que sigan metiendo entonces dinero en bancos estatales que por su mala gestión hicieron pérdidas que ahora estamos pagando todos, o salvando a la industria automovilista del batacazo que se van a llevar sí o sí, una vez acabadas las ayudas de la Abwrackprämie, pues tan sólo se ha pospuesto la crisis. Que bajen los impuestos, como reclama el Bild-Zeitung apoyando al nuevo gobierno: "Los impuestos han de bajar - para los que tiran del carro: la clase media, los trabajadores especializados, los que verdaderamente quieren rendir". Ni que este estado del bienestar se pudiera mantener sin que la clase media, la gran mayoría de este país, pague los impuestos correspondientes. Sigan recortando en educación, en sanidad, que es donde al parecer se puede recortar. En este país, mientras no se toquen las vacas sagradas, los privilegios que hemos ganado "porque trabajamos todos tan duro", la economía seguirá siendo el único criterio.

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