sábado, 26 de septiembre de 2009

Si pudiéramos elegir la nacionalidad...

... lo tendríamos difícil. Al menos ésa es una decisión sobre la que por suerte no tenemos que reflexionar, pues por nacimiento nos toca una. Y lo bueno es que sin proponértelo te arraigas a la cultura a la que te une tu pasaporte, o te identificas con una cultura aunque no tengas el documento. Más difícil lo tienen los que tienen varios, o los que tienen alguno de un país en el que ni siquiera viven. Mis hijas tienen la doble nacionalidad: la española, porque yo lo soy, y la alemana, porque así lo hemos elegido, ya que en realidad ellas podrían ser holandesas, al ser su padre holandés, pero por motivos prácticos, al haber nacido aquí, decidimos hacerlas alemanas (para malestar de mi superpatriótico suegro holandés). Pero ellas van a tener de holandesas lo mismo que yo... y al vivir aquí, van a ser alemanas en cuanto a su mentalidad, así que que lo sean con todas las consecuencias, obligaciones y deberes.

Pero mi hija de seis años elegiría otra nacionalidad, como me hizo saber ayer de camino al consulado, a renovarle el pasaporte español, que le caduca. Ella ni entendía lo que es un pasaporte, y menos por qué caducaba. Así que íbamos por la calle caminando y yo se lo iba explicando: "Ah, bueno", dijo ella, "yo lo que quiero entonces es un pasaporte de Suiza". Empecé a reírme a carcajadas porque como motivos me imaginé que querría abrir una cuenta en algún banco, o que a lo mejor sería porque es un país neutral. Pero no: "es para poder ir allí cuando quiera". Y es que le gustó mucho hace un año cuando fuimos a ver a los familiares que tenemos en un pueblecito cerca de Basilea, pues lo único que se oía eran los cencerros de las vacas y el trenecito que lleva el correo por los pueblos aquellos, en medio del campo estilo Heidi. Así de prácticos son los niños, aparte de que para ella la explicación es que un pasaporte ha de servir para entrar en el país que te lo expide, ¿para qué habría de ser si no? Me imagino además que ella no se siente identificada con ninguna cultura. Ella es ella, y lo único raro es que le ha tocado esta madre que para su desesperación se empeña en hablarle en otro idioma, algo que le ha costado aceptar.

Ayer vi una película alemana que iba de las diferencias entre los alemanes e italianos. Era bastante flojita en cuanto a exagerar los estereotipos hasta lo inimaginable en muchos casos, pero muchas facetas eran reales y el alemán protagonista decía que si algo les molesta a los alemanes es que digan que algo es typisch deutsch ('típico alemán'). Lo alemán no está connotado con notas positivas en muchos casos. El typical Spanish del inglés se refiere a cosas concretas: la comida, los toros, el flamenco, el vinito, la juerga, la siesta. Pero si decimos en aleman typisch deutsch, las connotaciones son a conceptos abstractos y en muchos casos negativos: yo pienso en la impaciencia de la gente, en la intolerancia, en lo ilógica que es su lógica en muchos casos. El otro día una amiga mía alemana (!) me contaba una situación typisch deutsch: en su clase de Pilates, se colocó en una de las colchonetas que estaban esparcidas por el suelo y no ocupadas todavía. Vino una señora y le dijo que ése era su sitio. Ella se quedó chafada, y no protestó, pero me dijo que la próxima vez se pondrá aposta en el mismo sitio buscando pelea y explicaciones de por qué ése es su sitio, porque eso es typisch deutsch y no lo soporta. Y esta amiga mía alemana es lo más atípico alemán que conozco y más por ser capaz de reírse y ver estas cosas. Como la que me pasó ayer a mí junto con mi amiga española según íbamos entrando en la sala del cine. Al subir las escaleras una señora que iba delante nos dijo que habláramos más bajo. En esos momentos adoro este país y a sus gentes entrañables, como cuando estaba yo con mi amiga madrileña que vino para mi cumpleaños y al traducirle yo lo la carta de zumos que había en un bar la señora de delante de nosotras en la cola se tapó los oídos de forma despectiva hacia nosotras. Entonces parece que "típico español" es hablar alto, al igual que típico español sería haberle lanzado unos cuantos improperios a la típica alemana que nos manda hablar más bajo. Pero porque muchas veces no sé lo que es típico de nada ni de nadie, al final me indigno en silencio y escribo luego en este blog. Porque yo lo que en realidad quiero ser es belga, que es como no ser nada.

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