domingo, 21 de marzo de 2010

El dolor de Käthe Kollwitz

Hace 4 años, en un recorrido en la parte de Bélgica que fue testigo de las batallas de la I Guerra Mundial, me sorprendieron estas esculturas:


Fue en uno de los muchos cementerios de soldados que hay en la zona de Ypres, en la región de Flandes Occidental. Si bien en Alemania y en muchos países europeos es la II Guerra Mundial la que sigue estando más presente, en Bélgica es la I Guerra Mundial. En Ypres, una ciudad muy impresionante y desconocida para mí, hay un verdadero peregrinaje de ingleses que van a ver donde cayeron sus abuelos. En esos campos de Flandes, al igual que en el norte de Francia, lucharon muchos jóvenes de apenas 18 años, muchos incluso menores de edad, que fueron carne de cañón. Me quedé muda al conducir por las carreteras de Flandes Occidental y ver a los lados tumbas y tumbas de soldados, repartidas por su nacionalidad. Y así pasamos por un cementerio de los caídos alemanes, éste mucho más discreto, por ser los causantes de la guerra. Pero mucha gente va a este cementerio por las esculturas de Käthe Kollwitz, que muestra la foto que hice. Lo desgarrante es que la artista se esculpió a sí misma y a su marido en la obra "Padres en duelo". Su hijo de apenas 18 años cayó allí, y lo que yo no sabía es que su nieto cayó en la II Guerra Mundial.

Ayer, cuatro años después me volví a encontrar con Käthe Kollwitz, esta vez en Berlín, pues el museo dedicado a esta escultora y pintora, estaba al lado del hotel donde me alojé. Así que tuve que entrar en este museo, que me atrajo como un imán. Volví a sentir el dolor de aquellas estatuas que vi en Bélgica y en toda la obra artística expuesta se aprecia el horror de alguien que presenció dos guerras mundiales; trágico sino. Desconocía su obra gráfica tan impactante. Su arte fue declarado por los nazis como "no-arte" y sacado de los museos. Sus carteles y esculturas muestran a mujeres protegiendo a sus hijos, a gente sufriendo hambre y al dolor. Suscribió el pacifismo, imposible palabra en esos años de las dos guerras, para al final morir un par de días antes de que acabara la II Guerra Mundial. Se fue creyendo que el sinsentido no acabaría nunca, fin trágico para una artista admirable.

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