lunes, 15 de marzo de 2010

Improvisando

Si estuviera en Alemania me denunciaban. He sacado a mis hijas a las diez de la noche, para irme a casa de una prima a utilizar el ordenador (lo que tira el yahoo, el blog, y ... vale, facebook, pues quería cotillear). Otro imposible en Alemania: improvisar una visita a casa de alguien a las diez de la noche: ¡y con niños! En Alemania, no pueden estar menores de 18 años solos a partir de las diez de la noche por la calle. La policía está obligada a pedirles el permiso de los padres. Bueno, mis hijas no han salido solas, pero felices: "¿Pero todavía no nos tenemos que ir a la cama?" Ay, se les avecinan tiempos difíciles, cuando empiece la tiranía de acostarse a las ocho y media a lo más tardar ...

Pero es que en España nos cambia el chip. Y mi vida superorganizada y con horarios, se me despendola. Hoy he improvisado correr por la tarde, y he vuelto a maldecir la nieve... no la que no hay aquí, claro, sino la que ha habido en Hamburgo demasiado tiempo y que ha hecho que me desentrene del todo. Es como volver a correr desde cero. Me pesa el cuerpo un horror. Me tendré que poner las pilas para llegar al nivel que alcancé el año pasado.

Y lo tengo que decir, para acordarme cuando vuelva y me encuentre con que el invierno no se ha acabado: menudo día de primavera hoy. Y menudo paseo que he improvisado, mirando ese cielo azul y disfrutando del calorcito que hacía por fin. Esto ha sido después de quedar en el oso y el madroño con otra prima (me encanta tener tantas primas; en Alemania las echo de menos). Por cierto: ¿a quién se le ha ocurrido cambiar al oso y el madroño de sitio? ¿A la Espe? He tardado un rato en encontrarlo. Eso no se nos puede hacer a los turistas. Pero mientras esperaba a su lado cual paleto o turista he oído unos cuantos idiomas conocidos para mí. Estuve a punto de ofrecerles a unos alemanes hacerles una foto, pues hablaban de quién la hacía para que salieran todos. Pero decidí que alemán vuelvo a hablar a partir del miércoles. Hoy no toca todavía.

Pero hoy me salió el ramalazo alemán: tengo la costumbre (alemana) de economizar en bolsas, es decir, que cuando compro cosas, no me importa guardármelas en otra bolsa de otra tienda. Pues un vendedor se quedó todo desconcertado cuando le dije que no me hacía falta bolsa, que lo metía en la bien grandota que llevaba... A todos los vendedores españoles se les pone cara de decir "ande, tome la bolsa que va incluida en el precio". Pues no, que no, que no hace falta. Y en Alemania tienes que rogar a veces que te den una, pues no te caben las cosas, y te miran como si por dártela acabaras de talar un árbol. En fin, diversas perspectivas. Por cierto, es casi medianoche y mis hijas siguen sin dormir. Y felices. Voy a romper ese momento de felicidad ahora mismo.

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