lunes, 22 de marzo de 2010

¿Existe o no existe el Osterhase?

Por fin ha llegado la primavera. Hamburgo, cielo azul, sol y 12°C, que aquí se sienten como 20°C lo menos, a juzgar por como se ha vestido la gente hoy. Hasta he visto a algunos en manga corta. Exagerados. Ha hecho buenísimo, sí, y lo mejor es que se nos instala el anticiclón esta semana, según parece. Y eso me hace pensar hoy en Semana Santa, y que todavía no he preparado nada. Bueno, esto es un decir, pues no es que haya que hacerlo, pero eso explícaselo a tus hijos. Los alemanes decoran las casas para Semana Santa, o lo que es mejor en muchos casos cuatro semanas antes. Ponen conejitos, huevos de colores, todo en los colores típicos pastel: amarillo, naranja, azul claro, verde claro. Me parece una decoración bastante hortera y fuera de lugar, pero si creces con ella me imagino que es como todo, que te gusta. Y lo que se hace es que se cuelgan huevos de colores de ramas que venden para la ocasión: de cerezo, de sauce y de otros árboles. Se colocan las ramas en un jarrón como si fuera un árbol y se cuelgan todo tipo de cositas típicas: huevos, conejitos, o más motivos primaverales. O se hacen manualidades para la ocasión, lo que es mejor aún. Pero para eso no hay que tener una madre española a la que no le gusta hacer manualidades. El año pasado maldecí a la profesora de mi hija, que pidió que les diéramos a los niños dos o tres huevos de verdad, pero vacios, para pintarlos luego en el cole. Y yo ni idea de cómo se vaciaba eso. Mi hija mayor me explicó: se hacen dos agujeritos en cada extremo del huevo, y se sopla, y salen la yema y la clara y se queda vacio, y luego se puede pintar. Y claro, los niños pequeños "con sus manitas" no entienden que el huevo no aguante luego lo que le echen a la hora de pintarlo...

En mi casa todavía no hay indicio de nada que recuerde a la Semana Santa: ni torrijas españolas, ni decoración teutona. Y hoy es lunes y ya vislumbro la semana que viene, y lo peor es que mis hijas también. Hoy han estado todo el día preguntando que cuándo podrán darle el "toque" especial a la casa, y les he dicho que mañana. "Mañana, mañana" es lo que dicen los alemanes que es la filosofía de los españoles, para que vean la fama que tenemos, pero en este caso aplica, porque si puede ser pasado mañana estará bien también.

Y luego encima la desilusión: hoy en el coche mi hija pequeña ha conocido la verdad. El Osterhase, la liebre de Pascua no existe. Es la versión del Papá Noel para la ocasión, y aquí el comercio se inventó que el animalito trae algún regalito, y que además esconde huevos de chocolate el domingo o lunes de Pascua en el jardín. Mi hija me venía contando que hoy, día de regreso al cole tras las vacaciones y ante la inminente llegada del siguiente sarao, los niños han discutido sobre el tema: ¿existe o no la liebre de Pascua?, un tema muy trascendental cuando tienes 6 ó 7 años. "¿Tú qué piensas mamá?, quiero saber la verdad." Como mi norma es responder siempre a lo que me preguntan, le he dicho: "¿De verdad quieres saber?", y a su sí contundente le he dicho que sí, que nosotros hemos escondido siempre los huevos de chocolate. "Ah, vale", dijo. A mi pregunta de si estaba desilusionada, me ha saltado: "No, está bien así", con desgana. Y en ese momento me acordé de que en el mismo trayecto hace meses me declaró que ya sabía lo que es el sexo, con lo que pensé que entonces está bien que no crea en la liebre de Pascua. Mi hija mayor fue más avispada, y en la misma situación hace años me dijo: "Bueno, aunque seáis los padres los que ponéis los huevos de chocolate y alguna cosita... ¿lo podéis seguir haciendo?"

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