lunes, 6 de septiembre de 2010

Propongo...

Arranca el curso en España, "tarde" ..., porque aquí llevamos un par de semanas y empezamos a pensar en las siguientes vacaciones, que serán en un mes (ay, qué raro me parece el curso aquí). Desde España me comentan los afectados que el gasto en libros de texto es escandaloso y que hoy día la mayoría son libros en los que hay que escribir, para no podérselos pasar ni al hermano. Ya cuando veo en verano en España la parafernalia que se organiza en torno a la reserva y compra de los libros de texto, y que luego, como me pasó a mí una vez que quería un libro de lengua de tercero, me dijeron que no los vendían sueltos, que había que pedir todos los del curso y diciendo de qué colegio eres, me quedé anonadada, y respuestas así me dieron en las muchas librerías de Madrid que recorrí, incluso en las grandes, pidiendo que me lo encargasen. Y suena a mafia entre las editoriales, las tiendas y los colegios. Cuando los de mi generación íbamos al cole, los gastos en libros eran cuantiosos para familias obreras como la mía, y aprovechábamos los libros, de hermanos a hermanos. Todavía conservo uno de literatura al que mi hermano le pintó bigotes y barbas y más adornos a escritores clásicos, que luego usé yo, y luego mi hermana. Cuando descubrí ese libro en casa de mis padres hace años, forrado en papel naraja fosforito, y con las hojas sueltas, y que nadie se había agenciado, lo hice yo.

Por eso, como solucionan en Alemania la compra y uso de los libros me parece genial. El colegio se encarga de comprarlos, y a comienzo de curso se reparten entre los alumnos. Los libros son propiedad del colegio, y así va indicado, y según se abre hay unas casillitas donde van el nombre y apellido de los alumnos que lo han usado hasta entonces, y cada libro tiene unos cuatro usos, a juzgar por las líneas de la tabla. Y luego le toca a tu hijo, por lo que si el libro está desvencijado, sabes quién tiene la culpa... uno de los tres o cuatro anteriores. Les prohíben además escribir en los libros, y los ejercicios de rellenar algo los tienen que pasar a un cuaderno. Algo que me parece justo también es que como siempre tienen que comprar algún libro nuevo, o actualizar alguna edición, reparten entre cada alumno una mezcla de libros usados y nuevos, para que no tenga un alumno más libros nuevos que otro, y mi hija trajo los primeros días de clase los nuevos, para que los forrásemos, y así se reparte hasta esa tarea. Sinceramente me parece un buenísimo sistema: se ahorra papel, las familias ahorran dinero y estrés de ir a encargarlos, comprarlos, y al menos en esto no nos sablan, pues además los libros son gratis. Pusieron una cuota de 50 € a las familias que lo pudiesen pagar (la mayoría en Alemania), pero lo han quitado otra vez, pues era otra de las vacas sagradas de este país. Yo pienso que es algo que podrían dejar, para los que lo pueden pagar, repito, y preferiría que ese dinero lo invirtiesen en otras cosas, como en las instalaciones o en quitar las absurdas contribuciones de los críos en la escuela, como el llamado Fegedienst, 'el servicio de barrer', que tiene que realizar un niño cada día al terminar las clases durante toda la semana que le toca. A mi hija le tocó la semana pasada y no le digo nada, pues acato las normas, pero me parece mal. Como no quiero pensar que ésa es la única limpieza de la clase, preferiría que le pagasen una hora más a la señora de la limpieza por hacerlo algo mejor. Yo no recuerdo haber barrido nunca la clase, ni nada por el estilo. Pero el día que mi hija pequeña me dijo "ahí hemos estado limpiando con la guardería hoy", por poco me da algo: era una cuneta, debajo de un puente de acceso a la estación de metro más cercana, y en ese terraplén de bajada a las vías y hasta la verja, les pusieron a quitar basura, vidrios rotos y no sé qué más cosas a críos de 5 años, en acciones que aquí llaman "Hamburg räumt auf", 'Hamburgo recoge', y que a mí me alteran. Me parece bien enseñar civismo, pero me parece irresponsable poner a niños tan pequeños a quitar inmundicias en una cuneta donde la gente tira de todo. Por otra parte, si veo como están las calles de Carabanchel en las que crecí, no sé si sería un buen método para evitar tanta suciedad, partiendo de mi lema como ama de casa: "El que limpia no ensucia tanto, porque sabe que le toca limpiarlo a él..." o "Es muy fácil manchar cuando uno no limpia".

Pero limpiezas aparte, mejor me parece que aprendan civismo así, con los libros, enseñándoles a tratarlos bien, pues no son suyos, y desde luego que el negocio de los libros de texto en España es muy de los nuestros, con ese afán de que todo ha de ser nuevo, y despilfarrar.

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