miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lo bávaro en mí

Lo bávaro que hay en mí me dice que otro año más me pierdo la fiesta alemana por excelencia, la de la cerveza de Múnich, el Oktoberfest. Como cada año, empieza en septiembre, porque en teoría hace mejor tiempo... Pero como no se bebe la cerveza a la interperie, sino dentro de un Bierzelt (Bier = cerveza, Zelt = tienda de campaña, carpa), podrían celebrarla en octubre y hacer honor al nombre, pues las carpas ofrecen en total sitio para cien mil personas sentadas (!). En algunas caben hasta diez mil. A mí me da rabia otro año más no haber ido nunca. Comenzó el sábado pasado, y este año se celebra su 200 aniversario nada menos, siendo además el Oktoberfest la verbena o fiesta popular más grande del mundo. En ella se beben nada menos que unos seis millones de cervezas en 17 días (siempre son 16, pero este año, por el aniversario, 17).

Lo único bávaro que hay en mi casa es esto:

Se trata de sendos saleros edición "Oktoberfest" que la marca más conocida de sal alemana saca cada año con ocasión de la fiesta. Hace dos años me compré el modelito de los rombos típicos bávaros porque me encantó la frase "O' salzt is" en referencia al "O' zapft is" con el que se abre el primer barril que inaugura la fiesta (zapfen = tirar una cerveza; salzen = echar sal). Y este año han sacado el modelito Edelweiss, la flor mítica que crece en los peñascos de los Alpes, y que está protegida. Me he hecho con él hoy mismo en el supermercardo, y si nada lo detiene, más Oktoberfeste me llenarán la despensa de sal, aunque no de salero bávaro, pues tampoco lo tengo andaluz.

Y lo bávaro en mí se está revolviendo este año. Cuando regresé a Hamburgo hace tres años, una amiga alemana me dijo: "Eso se merece por lo menos un paraguas de Chanel...". Pero un paraguas me parece demasiado profano, y este año se me ha ocurrido una cosa mejor, y el otro día estuve a su búsqueda, a través de internet, donde se puede comprar hoy de todo sin salir de tu comedor no-bávaro. Y al contárselo el otro día a mis hijas, la mayor exclamó: "...huy, y cuando a mamá se le mete algo en la cabeza...", y la pequeña dijo: "pero si parecen trajes de sirvientas..." Quiero un Dirndl, uno de esos vestiditos tan germanos con delantal, que marcan y realzan tanto la figura femenina, como proclaman muchos (bávaros). Y tienen su gracia. Bueno, si quitamos los modelitos para mujeres de sesenta para arriba, o los largos hasta los pies, o los que por los colores parecen más bien de Heidi o de "Sonrisas y lágrimas", o los demasiado cortos modelo "liebre Hefner", hoy día los hay muy sexis, muy desenfadados, y como los veo en las revistas de cotilleos cada septiembre en las consultas de médicos o peluquerías, en forma de famosas embutidas en modelos chulísimos, este año me ha dado la vena. Hasta Paris Hilton se dejó ver en uno hace un par de años. Pero como no soy Paris Hilton, mi búsqueda se vio relativizada por el precio. A lo tonto se me fueron dos horas buscando modelitos que fueron descartados todos o por ser demasiado horteras o por ser demasiado caros. Y sinceramente, para lo que me lo voy a poner... pues ponerse un Dirndl en Hamburgo es como pasear por la playa del Sardinero en vestido de faralaes. Así que el lunes hice un mini pedido bávaro: una blusa muy digna para llevar debajo del Dirndl que estaba segura que encontraría tarde o temprano, porque como dice mi hija, cuando tengo algo entre ceja y ceja... Y anoche encontré uno de mi gusto por un precio razonable, y tras un par de clics lo pedí, y me llegará por correo cualquier día de estos. Primero la blusa, luego el vestido, todo a plazos. No sé, pero le encuentro un puntito fetichista que me gusta. Y entre tanta búsqueda le he cogido también el gusto a los pantalones de cuero bávaros o tiroleses y a los corsés, y estuve a punto de hacerme un pedido super bávaro. Pero ya digo que no soy Paris Hilton.

Pero volviendo al Dirndl, he estado informándome: las solteras se hacen el lazo del delantal, que se pone delante y no detrás, en el lado izquierdo, y las casadas en el derecho. Ése es el código tradicional, que se ha ampliado en más variantes: lazo en el centro, ...la portadora es virgen, y detrás, viuda. Me imagino que una virgen en el Oktoberfest durará menos que los seis millones de jarras de cerveza, si me permiten el comentario. Pero está bien conocer el leguaje de los Dirndls... para cuando vaya con él puesto.

Hasta el 4 de octubre, cuando acabe el Oktoberfest, puedo estrenar mi Dirndl. Y si no, para cualquier fiesta de carnavales está bien (nunca voy a ninguna), ya que soy muy apañadita y amortizo bien lo que me compro. Pero ya era hora de poner algo de Baviera en esta casa, lo más folclórico que tiene este país.

1 comentario:

  1. Hola María Elena!

    Yo también debo tener algo de bávara... amo la cerveza e ir al oktoberfest...

    Desde que estoy viviendo en España, no he dejado de ir cada año... y este año no será la excepción... :)

    Si te animas en 2011, por allí nos veremos...

    (encontré tu blog porque estoy buscando quién hace Dirndl en Madrid... jiji... el año pasado me compré uno, pero quería este año comprarme otro de mejor calidad)

    Un beso ;)

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