Me lo paso muy bien en las reuniones en las que voy de española. Es un papel que no me cuesta nada jugar. Ayer tuve una tarde muy amena, con dos familias más, gente que sabe que yo soy muy distinta, y por eso funciona la cosa y nos reímos un montón. Se trata de defender los clichés: ellos los suyos y yo los míos.
Y en la conversación se suceden los ejemplos. Comienza con la planificación de las vacaciones. Una de las parejas comentaba que YA tiene reservadas las vacaciones del verano que viene, y todo para ir tres semanas a una isla alemana donde probablemente se congelen y llueva todo el tiempo. Mi pregunta: "¿Y hay tantas cosas que hacer en Amrum durante tres semanas?". Miradas misericordiosas hacia mí: "Tú no sabes lo bien que se está ahí cuando hace buen tiempo". Y yo dije que justo eso: "cuando hace buen tiempo..." En el sur de Francia pasaron tanto calor este verano, que "necesitan" un verano fresquito la próxima vez (valiente deseo, teniendo todo el invierno por delante como tenemos). Les he dicho que se compren un traje de neopreno. Y por supuesto que tienen reservadas las vacaciones de esquí ya desde el mes de agosto. Genial no tener que pensar ya. "¿Y tú esquías?", me han preguntado. Y yo: "Yo no voy a ningún sitio de vacaciones donde tenga que empaquetar sólo ropa de invierno". Aparte de que todavía no sé lo que voy a hacer en las próximas vacaciones, y menos en las de después.
Las españolas tenemos la imagen de "ordeno y mando". Somos una especie de Carmen con un cuchillo en la boca. A mis comentarios tajantes, hay a menudo un "Huy, si lo dice una española". Estereotipos... Lo difícil que sería el mundo sin ellos. Nos dirigen y ayudan en nuestra vida diaria, y más a los que vivimos fuera de nuestro contexto. Y nos sentimos diferentes en base a otros clichés que tenemos de los demás. Es como los chistes: iba un italiano, un alemán, un inglés y un español, ... y cada uno actúa de acuerdo a lo esperado. Los españoles somos los bordes, los que nos reímos de todos, los que echamos mucho por la boca. Es curioso ser el español, y no hay mejor manera de sentirlo que cuando eres el único entre varios de otra nacionalidad, pues en tu país no te percibes como ente nacional. Ahí entran en juego otros estereotipos: los madrileños, los catalanes, los castellanos... o los hamburgueses, los bávaros, los berlineses... En el fondo da igual. Es lo mismo en todos los lugares. La pregunta es si primero está el estereotipo o la actitud, o al revés: si nosotros somos bordes y chulitos porque está escrito que así sea. O si los alemanes se lo toman todo tan en serio, porque si no este país se iría al garete. Porque hay cosas que no funcionan aquí, aunque pocas, admito. Esas concesiones no se hacen.
lunes, 16 de noviembre de 2009
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