miércoles, 4 de noviembre de 2009

Noviembre

Todos los años me sorprende el mismo fenómeno. Nada más empezar el mes de noviembre, se llena el calendario. Empiezan a organizarse todo tipo de encuentros pre-navideños. Aquí la Navidad empieza antes, al celebrarse el Adviento, con lo cual el último fin de semana de noviembre nos metemos de lleno en la temporada navideña. Y estas semanas de noviembre son el momento para tratar de relajar esas cuatro semanas de Adviento en las que la gente está estresada celebrando y preparando la Navidad. Entonces, muchas cenas con compañeros de trabajo, o en el club de deporte, o actividades en los colegios, se realizan ya este mes. A la gente le gusta tener la agenda controlada y no que ésta les controle a ellos.

Quizá también es porque noviembre es el mes más triste en Alemania. Es gris donde lo haya. Entre todas las hojas en el suelo, la lluvia, en muchos casos el viento, y la falta de luz y sol, hace que todos deseemos esa explosión de luz que supone la decoración navideña en el mes más oscuro del año, y mientras tanto tratemos de pasar el rato. A las cuatro de la tarde ya tenemos la sensación de que son lo menos las siete. Y como se madruga tanto y todo empieza tan pronto, mi pregunta es siempre que por qué tanta prisa en la vida diaria, y más en estos meses tan oscuros, con lo bien que podríamos dormir una horita más.

Es pasar la hoja del calendario y ver noviembre y pensar ya en la Navidad, en las compras navideñas, en lo que vas a hacer en Nochebuena y Nochevieja. Ayer vi como ya están poniendo las luces en el centro comercial, cada año antes, pienso, pero claro, los dulces navideños los venden desde el 1 de septiembre. Y eso que todavía nos queda San Martín, con el Laternelaufen (más sobre este tema el 11 de noviembre) y tenemos que concluir el otoño, tan alabado y celebrado aquí. Yo miro mi calendario, y ya tengo mi encuentro anual (navideño en noviembre) con mi antiguo departamento de trabajo. A finales de mes tenemos el famoso encuentro con los farolillos (Laterne) en el colegio, con la "fiesta de la manzana" organizada por las maestras de primero. La manzana es la fruta estrella en Alemania (en este clima tampoco nos da para mucho más que para peras y manzanas; vale, y la fruta del bosque en verano), y en el otoño las manzanas dan mucho juego. Van a hacer tartas de manzanas con los niños y las degustaremos un viernes por la tarde (papelito del otro día a los padres: "por favor, necesitamos ayuda de madres para la mañana del jueves anterior para hacer tartas y compotas de manzana", - ¿no iban a hacerlas las maestras con los niños?). Y empieza la época de las manualidades, que en realidad es todo el año, pero en estos meses la gente agudiza el ingenio para decorarse la casa y entretener a los niños (menos yo). Nuestro 'hacer manualidades' se dice aquí con una sola palabra: basteln (el lenguaje economiza donde hay necesidades vitales). Y tras hacer los farolillos, se "manualiza" todo tipo de decoración navideña, pero es que, si miro por la ventana, algo habrá que hacer...

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