El trasiego navideño típico de estos días antes de que comience el Adviento, que en Alemania es parte de la Navidad, me hace pensar en los que no pueden participar de tanta opulencia (que aquí también los hay, aunque parecen estar muy escondidos). En Alemania se vive muchísimo la Navidad, y no me refiero al hecho de juntarse con familiares y amigos, algo que se hace como en cualquier país, sino a toda la parafernalia que se organiza en cuanto a decoración, actividades, y dulces y más dulces. No hay más que darse una vuelta por el supermercado: Papás Noeles de chocolate de todos los tamaños, las galletas típicas (Spekulatius), mazapanes de todas las formas y sabores, Lebkuchen (los panes con especias tan típicos de Alemania), Baumkuchen (el bizcocho cubierto de chocolate cuyo interior es como los anillos de un árbol), todas las chocolatinas que colgar de los árboles de Navidad (sí, aquí cuelgan dulces de los árboles: me imagino a los niños comiéndolos al vuelo), y todas las galletitas típicas tipo Zimtsterne, Vanillekipferl, y más y más y más; montañas y montañas de calorías por todas partes. Debe ser una tortura para los golosos. A juzgar por las toneladas que se consumen me pregunto si la gente no hace otra cosa que comer comer y comer.
Los mercados de Navidad están ya montados y abrirán en dos días. La decoración navideña lleva tiempo puesta. Las tiendas se vienen abajo con la oferta navideña recondándote que tienes que hacer felices a los tuyos. Mi hija pequeña me recuerda cada día que no puede esperar hasta recibir sus regalos, y que por qué no es ya Nochebuena (es el día que se dan aquí los regalos).
Las floristerías tienen ya expuestas sus "obras" particulares. Aquí es muy normal comprar todo tipo de decoración hecha con ramas de abeto, acebo, velas, bolas de Navidad, y sobre todo las coronas de Adviento, con sus cuatro velitas (más sobre este tema el primer domingo de Adviento). Hoy pasé por una floristería donde no se podía ni entrar de lo llena que estaba. Al pasar, vi de refilón que, como en todo, la moda está presente: este año se lleva el lila o morado. Y cada año se discuten aquí las modas para la decoración del árbol, las nuevas tendencias... aunque al rojo no lo desbanca nadie. Reconozco que al acabar la Navidad no puedo ver nada de este color.
Por todas partes te venden las coronas de Adviento, o mejor aún: todo lo necesario para hacerte una. Porque aunque la puedas comprar hecha, lo mejor es hacerla uno mismo, como las tartas, las galletas, o la decoración navideña. Porque todo lo que hagas tú te hace sentirte mejor contigo mismo, o es lo que te hacen creer, y así lo vives más, o menos, según se mire.
Hoy en el mercado me he agobiado de ver a la gente cargar con las coronas de Adviento, con las ramas para hacerlas. Se respira estrés en el aire. Es el llamado Vorweihnachtszeit: Weihnachten es la Navidad, y el prefijo vor- es 'lo de antes'. Esas son las cuatro semanas antes de Nochebuena, que aquí se viven con un trajín sin igual, y esta semana que queda, es como yo la llamo la Vorvorweihnachtszeit: la "ante-ante-Navidad". Tardé años en comprender lo del stressige Vorweihnachtszeit, 'la ante-Navidad estresante', como llaman aquí a estas semanas. Hoy, en el mercado y en las tiendas, he vuelto a entender lo que es. Y yo, como todos los años, ¡con estos pelos!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario