Empieza a haber algo más de pánico aquí por la gripe A, que aquí se sigue llamando gripe porcina. Ayer empezó la campaña de vacunación en Hamburgo, y recomiendan a los grupos de riesgo ponerse la vacuna. No la ponen los médicos de cabecera sino que hay que ir a los sitios determinados por la consejería de sanidad. Con lo reacios que suelen ser los alemanes a las vacunas (aquí hay bastantes niños no vacunados de nada), hay mucha necesidad de explicar por qué es conveniente ponérsela. Hasta ahora han muerto 6 personas en Alemania por la gripe A, pero 3 de ellas el viernes, y una de ellas una mujer completamente sana, que no presentaba ninguna otra patología. Y han saltado las alarmas. En cuestión de días se han multiplicado los casos. Y de repente hay más gente que quiere vacunarse. La semana pasada ya vacunaron en Schleswig-Holstein y Bremen, con poco éxito. Pero en Hamburgo estos dos días hay bastante resonancia.
Mientras no me echen la culpa a mí de la pandemia me conformo. El viernes me tuve que someter a un interrogatorio de una madre (amiga encima) sobre la enfermedad que había tenido mi hija días antes. Yo, como a veces encima parezco boba, no me di cuenta hasta después de haberme ido de su casa de que me sometió a un interrogatorio en toda regla. Empezó preguntándome que qué tal las vacaciones en España para continuar con un Sag mal... ('Dime...') en el tonillo típico que debería haberme hecho pensar. Y el diálogo fue el siguiente:
- ¿Y se puso mala Sofía ya en Madrid?
- "Sí, tuvo una laringitis", respondí yo.
- "¿Con fiebre?"
- "Unas décimas, pero nada serio."
- "¿Y luego aquí se puso mala otra vez?" [aquí debí haber sospechado].
- "Sí, volvimos el miércoles y el sábado tenía fiebre" expliqué," y el domingo le subió a 39,5°C."
- "¿Y no la llevaste al hospital inmediatamente?", me inquirió.
- "No, le di ibuprofeno, se metió en la cama y a la mañana siguiente la llevé al médico."
- "¿Y qué era?"
- "Un virus gripal."
- "¿No sería la gripe A?", aquí ya toda indignada
- "No dijo nada de eso la doctora.", dije yo.
- "Ya, pero ¿cómo lo saben, bitte schön, sin hacer un análisis de sangre...?", enfadadísima...
Yo le dije que me fiaba, y que todos los inviernos los niños tienen virus, y fiebre, y que muchas veces se aclaran todo con autodiagnósticos de tipo "fiebre de los tres días" (yo siempre me he preguntado si existe la de cuatro). Cambié de conversación como pude y pensé en que mi hija iba a jugar en un rato con la suya, y que a lo mejor tenía miedo. Pero al irme con la suya a recoger a la mía me di cuenta de que en realidad su miedo era que yo venía de España, donde conocidamente ha habido más casos de gripe A. Y me dio rabia no haberle parado los pies desde el comienzo. Pero cuando se me pasó el cabreo, pensé que es mi sino el tenerme que justificar siempre, por ser distinta, por irme de vacaciones a mi tierra, y no a congelarme de frío en Amrum (una isla alemana del Mar del Norte), como hicieron ellos. Menos mal que antes le conté del calorcito que pasamos en España, con temperaturas veraniegas y sol, sol y sol. Envidia cochina.
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