lunes, 9 de noviembre de 2009

Y cayó hace 20 años

Ni siquiera cuatro meses antes de su caída parecía que el muro de Berlín fuese a ser derribado y podría haber seguido ahí 20 años más. Eso me pareció en julio de 1989, al entrar en el Berlín dividido, y pasar la frontera de la Friedrichstrasse, y ver la Puerta de Brandemburgo, que estaba en la parte este, justo detrás del muro. Subida en las escaleritas colocadas en los puntos emblemáticos para ver desde "fuera" del muro todo lo de dentro, la sensación era de estar ante tierra de nadie, y vislumbrar un mundo desconocido, de gentes encerradas por un muro. Pero se podía pasar al otro lado como turista, y me impresionaron los edificios antiguos tan espectaculares pero tan grises y deteriorados, con marcas de balas por todas partes. Recuerdo la zona de las cruces de los que murieron al cruzar el muro, que todavía sigue en la parte oeste, y en especial la cruz por Chris Gueffroy, que murió abatido por los tiros con tan sólo 21 años en febrero de ese año, al tratar de cruzar al otro lado. Por eso, cuando me enteré de la caída del muro, me acordé de ese chico, que murió prácticamente a mi edad de entonces: "Si se hubiera esperado un poco", pensé. Pero quién lo iba a saber.

Lo sorprendente fue la forma tan pacífica de cómo sucedió todo. Ahora se habla de que todo fue "error", que el permiso para poder salir de la República Democrática Alemana se basó en la frase titubeante "a mi parecer, entra en vigor ... inmediatamente, en el acto", pronunciada por Schabowski. E inmediatamente la gente empezó a salir, tan fácil como eso, y ni muro, ni alambradas de espino, ni los tiros habituales de la guardia froteriza impidieron nada. De ser todo el resultado de "un error", esto demuestra la forma tan chapucera de tomar decisiones políticas y que al final no se trata de ideologías, si no en muchos casos de interpretación y fantasía...

Un grave error fue lo que ocurrió la misma noche pero en 1938, en la llamada noche de los cristales rotos. Rara coindicencia que dos 9 de noviembre tengan tanta carga histórica para el país, uno muy negativa y otro muy positiva. La historia se sucede en ciclos. Lo que parece increíble se hace realidad en cuestión de segundos, ya sea por quemar sinagogas o por pronunciar una frase que parece banal. Y el mundo sigue su curso, y pasan 20 años, y se conmemora lo que llegó de manera inesperada. El muro cayó, y los 20 años transcurridos desde entonces han sido muy positivos para Alemania. Pero no hay que olvidarse de lo mucho que queda por hacer, sobre todo en las mentes de la gente, que es lo más difícil de unir. Y conviene tener muy presente el pasado, para mirar hacia delante y no repetir errores. Por eso recordemos que hubo un muro y celebremos que ya no está.

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