miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cómo regalar a niños y mayores

Prevengo de una moda que podría llegar a España. Las listas de boda es algo que se practica en España desde hace mucho. Pues aquí existen también las "listas de cumpleaños" para los cumpleaños de los niños. A alguien se le debió de ocurrir y se ha propagado como la pólvora. Los niños que celebran su cumpleaños van a una juguetería y eligen los regalos que quieren tener. Les dan una cestita, y ellos la van llenando bajo el asesoramiento de sus madres, que vigilan que no metan regalos demasiado caros (10 ó 12 € máximo, una ley no escrita que todo el mundo conoce). Cuando invitan a sus amigos, en la invitación ponen: "Mi lista de cumpleaños está en la juguetería XY". La primera vez me pareció rarísimo, pero reconozco lo práctico que es ir y decir: "Quiero un regalo para fulanita", y que te saquen la cestita y elegir algo sin tener que romperte la cabeza. Y así lo hice ayer, pero lo simpático fue cuando la vendedora me dijo: "Coja usted este libro. Para la niña era muy importante tenerlo, y nadie lo ha comprado hasta ahora". A mí estas cosas me tocan la fibra sensible, y claro que lo compré, teniendo en cuenta que debí ser la última que se pasó por la tienda (tres horas antes del cumpleaños...), además de que salvo dos cosas más no quedaba nada en la cesta. Así que aparte de no tener que pensar qué comprar, tuve que pensar menos aún gracias a una vendedora despierta y con un corazón de oro.

Los mayores lo hacen de otra manera para sus fiestas; o te dicen lo que quieren o te ponen en la invitación: "Como quiero arreglarme el jardín, me pido dinero. Por favor meterlo en la hucha que habrá a la entrada"; o "como tenemos de todo, nos pedimos dinero para cambiar los muebles del comedor". Todo esto es verídico. Lo del dinero tiene aquí su puntito decoroso, y por eso hay que justificar para qué se quiere, no sea que alguien se piense que es para pagar las copas o la comida. Así que hay que mantener la distancia y que no se vea abiertamente, y es por lo que se mete en las huchitas o cajas preparadas, para que lo toquen las menos manos posible. Como ocurre en las pocas bodas aquí en las que explicitamente desean que se les regale dinero (si no expresan ese deseo aquí no se da dinero en las bodas), se "envuelve", y lo adornan, para que no parezca dinero. Para la boda en la que pedían dinero para los muebles, yo lo metí en un sobre con una tarjeta y listo. Pero, como siempre, entre lo que yo hago y el estándar hubo diferencia, ya que la gente apareció con unos paquetes tan emperifollados que parecía que iban de carnaval, con una fantasía sin límites: desde el dinero camuflado colgando de una botella de champán, a ramos de flores hechos con los billetes doblados en forma de abanico y envueltos luego con papel celofán, o una "tarta" hecha con toallas enrolladas con los billetes metidos como si fueran las velitas.

No sé cómo será hoy día en España, pero recuerdo que el día de mi boda mi madre era la encargada de recoger los sobre con el dinero. Parecía una mamma de la mafia, con su bolso, y el novio no hacía más que sufrir: "¿Y si le roban el bolso?". "Estos alemanes (holandeses)", pensé, "qué desconfiados". Lo mejor fue al día siguiente al hacer cuentas: "mira, que rata fulanito, habiendo dado tantas pesetas y viniendo tres!!!". Situciones impensables en Alemania, pues aquí hay ciertos temas que nunca trascienden: ni lo que ganas, ni a quién votas, ni qué te ha regalado nadie.

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